Te lanzas, te estampas, tienes problemas y, tan pronto como pareces encerrado en un ciclo sin final, vuelves a solucionarlos enterrándote en más y más facturas. Tienes ganancias y empiezas de nuevo.
El ciclo de crisis por los que tiene que pasar un financiero es siempre con el dinero de otro, mientras que los riesgos por los que tiene que pasar un hombre de a pie es si va a llegar o no a fin de mes. Hablamos, por tanto, de una manera de robar bastante aceptada. Se considera incluso moralmente muy positiva.
Algo así pasa ahora con el comunismo.
Hace años tanto capitalistas como comunistas tenían la curiosa costumbre de matar a los políticos que opinaban diferente. El hacerlo o conseguirlo era digno de orgullo. Se veía bien. Por supuesto, siempre era posible encontrar gente avanzada en su tiempo que se diera cuenta de que eso era una barbaridad.
Con los años la historia la hacen los vencedores. Igual que en aquellos tiempos todo el mundo aplicaba técnicas conductistas muy duras con los homosexuales, al final son los comunistas a los que se les otorga esa autoría de manera exclusiva. Que si los comunistas mataban, que si los comunistas perseguían al diferente..., parece que algunos no saben leer la historia por cómo se pensaba en su tiempo.
El socialismo se debe criticar exclusivamente por los elementos que le sean inherentes, no por cómo se comportaron algunos dirigentes en el pasado. Las fórmulas marxistas en parte han envejecido, razón por la cual existen nuevas perspectivas a la hora de planificar. Por supuesto, la planificación económica que da mejores resultados es la que pasa desapercibida para los liberales - la que se vende como si fuera capitalista también; para así evitar injerencias intencionadas.
Se hace evidente que cada vez que se critica al comunismo no se le critica por lo que defiende, sino por la pertenencia al grupo. El debate, por tanto, se vuelve insulso y una proclama continua al insulto ausente de argumentario.
En los ciclos en los que se mueve el sistema liberal la gente sucumbe a crisis continuas. Cuando un comunista muere es contabilizado. Cuando un capitalista muere... ¿Alguien se ha parado a pensar cuántas personas no son contabilizadas en California? Y no me refiero a los inmigrantes.
Lo mismo podríamos decir en el noroeste de China, en la zona de Manchuria. Los chinos en este aspecto se parecen mucho a los españoles: que exista una ley de matar al segundo hijo no quiere decir que realmente lo hayan aplicado siempre. Es como en España el sistema de subsidios: se supone que esos subsidios, según la ley, no se dan continuamente a las mismas personas sino que se dan una sola vez. Pues bien, la propaganda ha hecho que creamos que los chinos sí aplicaban la ley del segundo hijo y que al mismo tiempo se aplicaba en España un subsidio a las personas paradas de larga duración.
Se trata de dos mentiras. Ambas intencionadas. Pero ése es el papel de las dictaduras institucionalistas, de la tecnocracia. Cuando el funcionario se antepone a la ley. El resto es pura propaganda.
En el caso de la socialdemocracia, hace falta una propaganda que supla el hecho de que la gente muere o acaba destrozada psiquiátricamente debido a su abandono en las calles. La propaganda es que existen medidas. Cuando eso es literalmente mentira.
En el caso del comunismo, hace falta una propaganda que genere la impresión de que habrán consecuencias para los que no apliquen la ley ya que nadie es abandonado. Ese es el otro tipo de propaganda, y es más fácil que trascienda en otra clase de mentalidades. Pero es otra manipulación. Es otra mentira.
Independientemente de que tengamos un modelo comunista válido siempre será muy fácil hacer aparecer una propaganda que se encargue de tapar los resultados objetivos. Sólo habrá que acudir a la historia; como si el pasado tuviera que marcar nuestro presente. O como si los errores del pasado provinieran por necesidad de una palabra mágica: comunismo.
La cosa es que para aprender de la historia antes hay que analizarla con seriedad ¿Qué falló en un régimen y qué fue un éxito en este otro? Para empezar, es increible cómo el régimen cubano ha sido catalogado de tantas maneras. Da la impresión de que es imposible que dos personas vean lo mismo teniéndolo delante. En cualquier caso, si realmente es tan complicado que dos personas vean lo mismo en las estadísticas de un país, pues no se va a negar el hecho de que ese país es demasiado complicado como para que podamos lanzarle injerencias desde el extranjero. Es decir, cualquiera que intente doblegar su soberanía siempre podremos aseverar que lo hace para manipular resultados.
Y cualquiera que se desvive por la manipulación todo apunta a que no tiene razón.
Se ha gastado miles de millones de dólares en intentar subvertir el orden cubano. Tanto interés es una forma de victoria absoluta. Quien tiene razón gasta su tiempo en los análisis, en las propuestas... No en intentar matar a una persona querida en ese país.
Pero el modelo capitalista no goza de tanto prestigio como mucha gente se cree. Aquellos que se abstienen de votar es una inmensa mayoría por la sencilla razón de que quienes supuestamente tienen que representarlos también se mueven bajo intereses espúreos, absurdos, burgueses..., fachas. Es el falso socialismo, que no goza de autoridad moral para ilusionar al indigente, al paria..., y a nosotros los proletariados: los que nos lanzamos, nos estampamos, tenemos problemas..., y nunca conseguimos albergar nada. Ni siquiera un futuro. Y que sea propio.
En la extrema pobreza, rodeado de riquezas, Internet, conexiones..., al mismo tiempo acosado de vez en cuando por asuntos que no me competen, encasillándome una y otra vez en circunstancias que no permiten que vea una razón por la cual avanzar... Lo único que tiene sentido es dejar hacer, desmotivarse.
Y para ello puede que lo mejor sea abandonar la mentira de la televisión. Me lo digo constantemente. Vivir ilusionado, cuando tienes este tipo de vida, es otorgarme un sufrimiento innecesario. La esperanza es que cuando llegue el momento no me agobie la falta de libertad.
Como si fueran unos sádicos, aquellos que tienen el poder no lo sueltan. Se divierten jugando con las cifras macroeconómicas, mientras condenan a la población civil que no puede defenderse. Eso genera un desgaste cultural del que jamás nos levantaremos.
Seres ruínes y malintencionados, nos resulta muy fácil elegir el discurso que nos hace creer que el mundo está bien. De esa manera nunca tendremos que plantearnos lo difícil, lo que hace que ese discurso suene infantil. Planificar un país no es fácil: si se hiciera bien siempre eso quiere decir que algo se está haciendo mal.
Pero la propaganda continuará haciendo ver cosas que los del otro extremo no ven. Es como si no pudiéramos existir sin el iPhone 6. Un aparato que no significa nada: no ofrece nada a la sociedad más allá de lo que ya estaba inventado. En realidad son unos barrotes para seguir consumiendo. Para tener esa ausencia de esperanza, ese exceso de motivación hacia cosas que no nos corresponde. Cualquier día descubrirá los barrotes de la realidad y no sabrá manejarla.
Se convierten los hiperconsumistas en carnaza para gente como yo. Coge a los indigentes como expertos de mercadotecnia, previo proceso de cursos intensivos para ello, y se observará una manera de ver el mercado que renovará la producción. Crecer de manera orientada a la austeridad no es fácil: significa ponerse a trabajar para descubrir el verdadero mercado, el que no tiene nada que ver con lo espúreo.
Las cestas de la compra son diferentes dependiendo del tipo de persona. Y, básicamente, plantearse todo esto está en la antesala de lo primero que hace todo país que pretenda planificarse: dibujar rutas de méritos y consumo en los individuos. En vez de dejar que la mano invisible se encargue.
Nadie dijo que sería un trabajo fácil. Pero hasta ahora la mercadotecnia sigue demandando más y más coltán, más y más exclavitud, más y más planetas Tierra... Es obvio que son ellos los que nos empujan a consumir. Es obvio que son ellos el problema, no los consumidores. Ellos son los que dibujan nuestros barrotes pero, ¿por qué lo hacen? Porque son unos mezquinos, unos inútiles, unos ciegos, unos incapaces, unos inadaptados..., porque también están encerrados en su propia jaula.
Los únicos que están al margen de toda esa sugestión corre el riesgo de que sucumba a la demencia por su falta de alimento, de agua, de calor, de mundo social, de sensación de futuro, de cultura...
Es un crimen perfecto: una sugestión muy bien diseñada.
Es un absurdo al completo.
Éste es un blog pensado como último reducto para la fusión entre lo más humano y lo más tecnológico sin perder ni humanidad ni eficiencia.
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