Hoy toca los simplismos para entender cómo se enfrían los ánimos en Cataluña: los que no hacen nada tienen miedo de los únicos que actúan, porque lo hacen con muchos ánimos y diversión. Para frenar todo esto hace falta pasar por un poquito de malroyo.
Se están divirtiendo en Cataluña, están gritando consignas mientras olvidan que, parte de ellas, han sido inventadas por ellos mismos. En su conjura han evocado a la existencia de señores oscuros que provocan la violencia.
Los judíos escribieron los protocolos de Sión para gobernar el mundo de los arios
Teorías de conspiración diseñadas por un alemán que no se sentía ario
Da igual las mentiras que se vayan desmontando, una detrás de otra: la historia se repite. Además lo están haciendo ahora detrás de una máscara incumpliendo las licencias de uso de software libre de sus autores (anonymous, prohibido ser un extremista). No sé ni yo la enorme implosión que podría provocar todo esto; qué pasará, si se inclina la balanza en una dirección o en la contraria.
Evocan a nombres como Assange, considerando que el pobre ignorante llegó a mojarse en un conflicto del que él mismo es coautor. Los necios al poder. Y han encontrado periodistas internacionalmente que podría hasta parecer que alimentan su ideario. Poco a poco se alimenta a la bestia: el Dogma, la rumorología, la versión alternativa, la conspiración.
Poco a poco se busca la manera de evitar OBJETIVIZAR el problema. Cuanto más relativo sea más políticos se meterán en el asunto ¿Quieren un mediador? No querrán jueces. La mediación sólo es posible cuando éste se pone del lado del más fuerte: así que NO QUIEREN MEDIADORES, tampoco quieren jueces, tampoco quieren diálogo (porque mienten).
Es fácil comprender que han traicionado a Anonymous, han traicionado al diálogo, a los DDHH..., pero no se conformarán con tan poco. Si Assange estuviera al alcance de los medios él sí podría resolver el conflicto catalán: él podría ser un buen intermediario en cuanto los historiadores hablen con él, en cuanto los informáticos hablemos con él, en cuanto los hacktivistas hablen con él, en cuanto las víctimas del conflicto hablen con él..., y poco a poco observar cómo se desvincula de toda esa morralla asquerosa que es el sentimiento de superioridad, la idea de que son de una raza diferente, que han nacido para delimitar sus propias fronteras en un país idílico como Israel... ¡Que ya hemos vivido esto! ¡Que ya sabemos cuáles fueron los errores del pasado! ¡Que crear fronteras a partir de dogmas o sentimientos es una ABERRACIÓN!
Y luego está el tema de la legitimidad: ellos mismos lo admiten, están contra la ley. Así que está claro: jarro de agua fría aplicando la ley. Así se resuelven las cosas. Pongámonos en plan Ferreras: Más sedición.
Gente que acabe décadas en la carcel. Torra, que comparta celda. Guardiola, ya se le ha pillado lanzando propagandas que favorecen a dictaduras sólo porque pagan bien. Pues, si no hay leyes existentes, póngase la ley y veremos cómo no se repite el acto. Es así como funciona un estado de derecho, sólo hay que poner los límites.
Luego, cuando la extorsión esté fuera de la mesa de diálogo, llegará la presión de una manifestación legal, de propuestas políticas - si procedieran, y de cambios en las administraciones: como que desaparezcan las autonomías de una vez y sólo quede una única provincia, por ejemplo.
Quítales el caramelito y veréis cómo esos burgueses se van para su casita.
Pasa como con el fútbol: cuando hay unos sujetos divirtiéndose con violencia o se les corta el royo o volverán a hacerlo y a crecerse. Hay que cortarles el royo. Hay que anular el partido. No el político, el cargo: que no haya encuentros. Y entonces desaparece el problema.
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