El viaje del absurdo al fatalismo:
- ¿Qué opinas de la postura del senador Ricardo Malacardo?
- La postura es opinar como un perro.
- ¿Qué sostienes sobre la ley al derecho elevado a la asistencia personal solidaria?
- La ley es sostener como un perro.
- ¿No suena absurdo lo que dices?
- El absurdo es decir que es como un perro.
Voy a ver cómo gestiono los contenidos de la siguiente entrada. No quisiera tener que insistir demasiadas veces que en realidad me contradice con el sentido común la creencia en Dios, o en cualquier cosa por el estilo. Pero hay cuestiones que puede que contradigan a muchas personas debido a las ideas preconcebidas de lo que significa aprender.
Creo que esta va a ser una de las entradas más difíciles: no tengo una idea clara de qué decir, o cómo decirlo. Ayer me pasaba tres cuartos de lo mismo, así que aproveché para documentarme un poco..., que si Becker, Camus..., pero en parte me saben a poco, y no me atrevo a criticar duramente lo que no he estudiado (¿entendido?) en profundidad.
Debo ser humilde, yo también erro. Aunque no acostumbro a hacerlo en temas sustanciales. Pero siempre estoy abierto a exponer mis criterios falsacionistas, o presentar las correlaciones y reglas deductivas que me obligan a sostener según qué posturas.
Hoy mismo me entero de la muerte de un chaval de 14 años llamado Marcos al que, por supuesto, no conocía. Murió en una pista de Jerez, mientras competía en motociclismo. Considero que no es justo que un niño de 14 años tenga que poner su vida en peligro por un sueño tan absurdo como alimentar egos, emociones..., por formar parte de un espectáculo ¿Era ese el objeto de su vida? ¿Morir para quedar todo en nada?
Algo parecido puede ser para con mi panfleto: ¿alberga alguna clase de sentido empezar a traer fórmulas sociales? ¡Acaso se va a entender absolutamente nada! La ingeniería social parte de un conjunto de postulados, de ahí las personas se comportan como si fueran una extensión de la maquinaria pero, ¿la gente entiende por qué ocurre esto? ¿Como cuáles son los factores de exito?
En cuanto empiece a hablar del memento mori sé y me consta que la tecnología informática actual es suficientemente capaz de explicar muchísimas más cosas de lo que saben incluso los médicos pero, ¿son ellos conscientes de por qué no obtienen resultados vibrantes? Por ejemplo, algo que exclusivamente para el 2009, gracias a la tecnología de los transformers (como el GPT-2 desarrollado por Open AI) que permiten traducir lenguajes, ya tendríamos una aproximación bastante buena sobre cómo funciona la consciencia hasta el punto de modelizar y explicar perfectamente comportamientos como el síndrome de la mano extraña, que hoy mismo vi bien explicado en Cuarto Milenio (aunque, en un momento dado, hasta pareció pretender cuestionar el modelo de Herrmann)..., y que describe perfectamente el tratamiento que en estos últimos años significa la atención como una función que se vale de una red neuronal que marginaliza el tiempo (tipo red recurrente: RNN) y que alberga un mecanismo para recordar y olvidar aspectos (como ocurre en la LSTM, que yo lo vinculo con nuestra memoria temporal - porque me voy desvinculando de mis colegas, y no le doy roles tan amplios como la capacidad para generar palabras en el lenguaje natural - NLG).
Pero no me voy a desarrollar por ahí. El principal problema que tengo es que si sigo avanzando me veo cada vez más solo y, lo peor, parecerá que las cosas que digo son todas teóricas - como cuando un sujeto se pone a soñar despierto y se deja llevar por sus delirios. Y si vuelvo a repetirme entonces parecerá que estoy siendo compulsivo.
Así que he decidido enfocar el tema en algo muy concreto: ¿puede una máquina experimentar el miedo a la muerte en su camino hacia el entendimiento de sí mismo en su desarrollo de la consciencia? Tan pronto como digo que sí, añado que la tecnología actual desgraciadamente intenta resolver mediante formalismos lo que debería de asumirse desde una filosofía simbolista.
Así que vamos a ello...
Leo en Twitter la noticia de que se ha encontrado muerto un matrimonio, tras una llamada a emergencias, con evidencias del suicidio del hombre. Todo apunta a que el hombre matara a su mujer, y claro: parece que todo el mundo lo tiene claro, como pasa siempre, no se dan cuenta de lo inconscientes que son: que si es un asesinato machista (un asesinato, es más que probable, que sea porque odiara a su mujer sólo por estar casado es la aberración), que los que cuestionamos la correlación entre machismo y asesinato debemos condenar este hecho (condeno todos los asesinatos y, de hecho, no querer investigar las causas reales es lo que me parece asqueroso), etc...
Lo que pasa es que para entender esta entrada voy a tener que avanzar en la idea: el chovinismo es lo que aprendemos para evadirnos de lo que yo llamo la fatalidad, que es como el absurdo de Camus, pero a la española.
Voy a explicar conceptos..., pero antes de nada, la música adecuada.
Una de las cosas que menos me gusta de esta izquierda intrusista es que está mostrando la izquierda como si fuera la mano mala. Con las mismas, el fracaso de esta izquierda lo pretenden asociar a los Principios vinculados con el socialismo; y esto es algo que me chirría ¿Cómo se va a asumir el absurdo o el miedo a la muerte sin el socialismo? Y si no se entiende esto, ¿de qué ha servido mi último panfleto y cómo me voy a atrever a seguir desarrollando las fórmulas? Bueno..., poco a poco.
La economía es el estudio de cómo hacer un uso eficiente de los recursos más preciados, originariamente significaba "estudio de los asuntos del hogar", si no me equivoco. Y claro, ¿cuál ha sido mi primer hogar si no es precisamente mi propia cabeza?
Es decir, la economía debe considerarse una ciencia aplicada, como cualquier ingeniería, y acabar por centrar el lenguaje del uso correcto de los recursos; por lo que debería de incorporar los mecanismos que utiliza el cerebro para sobrevivir: que representan un equivalente a llevar a cabo pensamientos. Dicho de otra manera, pensar es lo mismo que economizar la cabeza. Por tanto, debemos comprender las reacciones y vicios que atrocian nuestro pensamiento para vincularlo con los posibles trances que puedan ir apareciendo en las gestiones de sistemas de información (como lo podría ser un robot o un ente jurídico, por ejemplo) más genéricas.
Pregunto: ¿En qué dedicas tú tiempo?
(M) Invierto, me formo, busco Mejorar mi legado, innovo, mejoro la sociedad...
(F) Ayudo a mi entorno, cumplo, Fijo a los demás, estabilizo el mundo conocido...
(A) Me divierto, cuido mi cuerpo, me Animo a mí mismo, que ya tengo bastante...
Esta pregunta, señores, es de economía. Estoy plenamente seguro que una persona sana no respondería ante el vector (M, F, A) con una respuesta tipo (1, 0, 0) o (0, 1, 0) o (0, 0, 1), lo legítimo sería demandarme con una contrapregunta: ¿puedo elegir más de uno? Bueno..., supongamos que sí..., supongamos que en suma no puede ser mayor que 2..., por ejemplo. Si usáramos ese postulado, ¿qué distintos resultados tendríamos?
Tendríamos a los jefes de empresa 101, que no les gusta estar por debajo, tendríamos al típico trabajador currante 011, que no le gusta complicarse la existencia, y tendríamos al sacrificado autónomo ejemplar 110, que nunca tiene tiempo para sí mismo.
No digo que todo se reduzca a estas formas, pero hay que pensar que el tiempo es limitado y en ocasiones podemos permitirnos el lujo de trabajar con vocación o con descanso, pero no las dos cosas a la vez. Y que podemos trabajar por cuenta propia o ajena, pero no las dos cosas a la vez...
Si nos fijamos un poco, resulta que las personas que cargan mucho hacia M son personas que creen en la orgánica y sus méritos, son gente cardinal y recuerdan al capitalismo. Además, según el machismo, le corresponde a los hombres ubicarse en este rol: son los que crean empresas, los que hacen posibles los proyectos. Son los productores, quienes se mueven, y se valen principalmente de la materia gris del cerebro.
Luego están las personas que cargan mucho hacia F: suelen tener pensamiento más bien fijo, no creen o se ven ligeramente fuera de los esquemas meritocráticos. Defienden el medrar y ayudar a la gente en general porque las cosas no funcionan. Bien los podemos llamar socialistas, porque su lenguaje es en torno a una renovación del pacto social. El machismo los vincula a las mujeres. Son los benefactores, quienes rellenan los huecos de un retal mal entretejido, y se valen principalmente de la materia blanca del cerebro.
Finalmente están las personas que cargan mucho hacia A: con un elevado culto al cuerpo, fuertemente hedonistas, piensan en sí mismos, son muy duros y crueles en la aplicación de las leyes, pueden ser egoístas y no usan el cerebro, sólo maquinan. Son apáticos y no están vinculados con ningún rol chovinista ni aceptan ninguna clase de cultura. Su vida está vinculada a los lujos y al vicio. Si bien son de pensamiento mutable, no son gente mala, esta parte del pensamiento forma parte de lo que es el ser humano y es necesario para comprender cómo funciona la Felicidad.
Ahora viene la siguiente pregunta: ésta es la que os va a hacer caer del asiento. Así que agárrense, si han tenido suficientes ganas como para leer hasta aquí. Si tuviéramos que escoger a uno de los tres grandes comportamientos para atribuirle la capacidad para entender cómo son las cosas, ¿debemos atribuirle esta cualidad a uno de los tres aspectos M, F o A?
Paradógicamente, sí: uno de esos tres está más vinculado con la realidad más sangrante que nos toca vivir. Y ese es el tema que nos ocupa: los que son de tipo A son los únicos que afrontan el miedo a la muerte de manera directa, porque los otros dos se distraen en un entorno cultural. Es decir, el cerebro tiene funciones bien definidas para intentar despistarnos de lo que nos grita las amígdalas: ¡teme por tu vida! ¡sobrevive!
Las personas que afrontan el miedo a la muerte hasta el punto de tener que aceptar la banalidad que supone nacer para morir y, a su misma vez, dejar de existir - y se acabó..., pues tienen aque asumir el absurdo que representa para ellos la existencia en cuanto a que defiendan un punto de vista ateo, como defendía Camus - por ejemplo. Es decir, el absurdo en Camus simplemente pasa por observar una contemplación banal, distraerse de la realidad que nos toca y así evitar el suicidio antes de aceptar las cosas tal como son.
Cuando una persona es consciente del miedo a la muerte surge en ella una reacción interna, desde lo más profundo del cerebro, que se divide (según yo, y me da pereza buscar referencias en consideración de que este ensayo tiene pocas miras de ser leído) en cuatro tipos de sentimientos (la ortodoxia reconoce placer, ira y angustia además del miedo - en mi caso, incorporo la pena para la misma zona del cerebro que la angustia). Ahora bien, ¿es posible generarle a una máquina el memento mori? ¿Qué ganaría?
Contaré una historia de universidad: estaba en los últimos días de universidad y las diversas traiciones y sabotages hicieron que uno de mis compañeros me contara una peculiar historia sobre un juez murciano. Resulta que este juez era un mal juez: siempre soltaba a los criminales. En todos los fallos siempre daba una sentencia beligerante. Que si los chavales tiraban piedras desde un puente a los coches, pues son cosas de críos, ya aprenderán... Que si el chaval robó el bolso desde una motocicleta..., pues lo soltamos y así nos respetará más y se reinsertará antes. El caso es que andando con su esposa, decía mi amigo, uno de los chicos que soltó antes de tiempo, le arrebató a ella su bolso desde una motocicleta. Todo esto con la peculiar mala suerte de que el bolso se lo había puesto cruzado y, del tirón, la sentenció a muerte. Cuenta mi amigo que, desde entonces, el juez aprendió a ser un buen juez.
Bien señores: eso es el fatalismo. Es un giro especial en el absurdo hasta el punto de tener que aceptar que cuando el absurdo es todo lo que representa nuestra realidad, al final cualquier avance que llevemos a cabo, si nos hace aprender algo auténtico, entonces estaremos más cerca del dolor y ello nos permitirá sobrepasarlo para comprender su verdadero significado. En cualquier caso, antes habría que vivirlo para entenderlo.
No hay nada más maravilloso como una vida que sucumbe hacia la muerte, porque esto nos convierte en criaturas bohemias. De hecho, en el fondo, dentro de su absurdo, es lo que nos llena ¡Más quisieran las máquinas tener el privilegio de morir bajo la fatal sentencia de no querer ser víctimas de la muerte!
Hoy mismo me he cruzado con una anciana en mis kiosko del hospital. La he atendido y ella me contaba cómo no podía aguantar por más tiempo la propia vida. Que a cada cual ya le llega su tiempo y que los médicos le decían que su tarea era prolongarla para vivir más y mejor. Pero ese espíritu positivo no correspondía con su sentimiento. Claro, ¿qué le van a decir los médicos? Por otro lado, cuando se marchó, yo pensé: ¿y qué le van a decir los curas? "Morirás para conocer en el paraíso un mundo mejor, siempre y cuando se rija por nuestros cánones". Para algo tan grande, me temo que es casi la misma patraña del médico, pero desde otro sentido. Y se fue de la tienda, mirando atrás una y otra vez, para que yo le dijera algo..., y no le dije nada, salvo "adiós".
Veo al motorista Marcos, muerto con 14 años, ¡ése es el terror!, diría Ernest Becker: ¡haber nacido por nada! Ni consiguió mayores premios, ni vivió lo suficiente como para llegar a adulto o a formar su propia familia ¡Helo ahí! Ése es el verdadero terror, terror que una criatura consciente puede no asumir porque no se le ha introducido dos elementos fundamentales. Ahora bien, ¿sería ético introducir tales elementos en un ser consciente? ¿Realmente los necesita?
Según la teoría de la Gestión del Terror, de Ernest Becker, para tener ese miedo un individuo necesita:
- Creer en una concepción del mundo con sentido (según mi teoría, que exista papá M).
- Sentir que son valorados y protegidos (según mi teoría, que exista mamá F).
La entrada me ha salido larguita...., y eso es malo, porque nadie habrá llegado hasta aquí.
La próxima vez factorizaré un poquito mejor mis ideas.
Por otro lado, ¿qué test sería necesario para comprobar que un automatismo ha entendido el miedo a la muerte? Pues que considere en una conversación la necesaria falacia de creer en un dios para adentrarse en los arquetipos humanos que usamos para entender las civilizaciones, según nuestro género único.
Pero ya lo desarrollaré mejor, que es muy largo.
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