Efectivamente, esta entrada va sobre esas cosas. No he visto politólogos que hablen en serio de estos asuntos; y esto es porque por regla general cada cual tiene su visión sesgada y acaba barriendo para casa.
La izquierda nace del grupo de personas que se colocaba en el lado contrario de la diestra del rey, en la Francia de la Revolución. Entonces a la derecha se colocaban los que reaccionaban a los intentos de progreso; que bien podrían ser realistas o cenizos, o simplemente tóxicos en los casos en los que no fueran constructivos. En cualquier caso, los dos bandos emergían porque a la izquierda debemos suponer que también se encontrarían a risueños y visionarios, o simplemente intrusistas con ganas de hacerse los macho alfa. Y podemos suponer tanto por lo que nos dice la historia: un Robespierre que le dio por considerar a todo el mundo tóxico y un Napoleón que simplificó todo con un totalitarismo.
Así que tenemos una manera natural de ver las cosas: los que quieren que haya una igualdad más efectiva se ubican a la izquierda, mientras que los que suelen darle más pábulo a los que ya tienen el poder suelen ubicarse a la derecha. Si vivimos en un mundo igualitario y meritocrático entonces la política bien podría dejar de lado esas consideraciones tan tóxicas para este contexto, sin embargo existen carencias en igualdad y excesos en corporativismos.
Las carencias en igualdad no son exclusivas de los señores que están a la derecha, recordemos: los que defienden la derecha son los que no consideran que haya carencias en igualdad. Un mundo más complejo podría provocar que sean los propios señores que sacan beneficio de un discurso de izquierdas los que provoquen carencias en igualdad. Toxicidad en la izquierda.
Los excesos de corporativismos no son exclusivas de los señores que están a la izquierda, recordemos: los que defienden la izquierda son los que no consideran que haya carencias en individualismo. Un mundo más complejo podría provocar que sean los propios señores que sacan beneficio de un discurso de derechas los que provoquen el nepotismo. Toxicidad en la derecha.
Es posible encontrar más facilidad a la toxicidad de lo que muchos podrían pensar: Sartre decía que no se debía ayudar a la derecha a crear su discurso. Es decir, Sartre o no era amigo de la autocrítica o consideraba a la derecha tóxica. Asímismo, Ayn Rand criticaba la deriva al corporativismo en las empresas de EEUU. Al final, si realmente crees en el capitalismo, y tu país lo es, lo propio sería no dejar a tus hijos nada en herencia. Además, si realmente crees en la igualdad, lo propio sería no discriminar a una chica por encima de un chico cuando ésta se quede por detrás. Estamos asistiendo no a la muerte de la izquierda: sino al triunfo de la toxicidad política en general: el fascismo.
El fascismo tiene tres rasgos fundamentales, con nombre y apellidos:
- Goebels. Una máquina propagandística que confunda la verdad con la mentira.
- Hitler. Un pensamiento dogmático que defienda una clase social con supremacismo.
- Himler. Una enorme tolerancia para ignorar genocidios.
Si se tiene los tres factores entonces esa política es fascista. Por ejemplo: el feminazismo posee una máquina propagandística que emite datos espúreos, defiende en su doble mascarada el supremacismo de la mujer y no le importa el genocidio que está provocando con una oleada de suicidios en masa generados sobre la población varonil (y otras mujeres también afectadas).
Sin embargo, la OTAN también es fascista: nos cuentan milongas de libertad y nos hablan de líderes árabes que supuestamente matan a periodistas, cuando todo es un montaje y lo que realmente se defiende es el supremacismo de la vida americana, y si hay que arrasar con población civil con productos químicos - no problem.
Quien tiene el control de la propaganda es el que marca el paso; cada uno a su ritmo y en su ámbito. Por ejemplo, allá donde el liberalismo o la monarquía fracasaba al provocar hambrunas y muertes en masa el comunismo triunfó. Si no fuera que en los peores territorios, allá donde se pretende planificar en situaciones difíciles, lo normal es que las cosas vayan mal: ¿estamos en situación de comparar y decir que la culpa de las muertes sistémicas en países comunistas es debido al comunismo antes que por culpa de sus gobernantes? Parece una extensión de la propaganda de siempre.
En cualquier caso, parece que el comunismo se identifica con una fórmula común en todos sus países: la idea de que los individuos tienen la obligación de trabajar para el estado. Eso de que en el comunismo desaparece la propiedad privada ni es imprescindible, ni tan común y, ni mucho menos, intrínseco o necesario (es un bulo más). Por tanto, cuando nos encontremos con un comunista es muy probable que tengamos ya un cúmulo de ideas tóxicas que nos hayan metido relativo a cómo piensa.
Esto es lo que provoca no sólo que haya partidos que orígenes comunistas que renieguen a ese nombre, sino incluso que los propios comunistas estén siendo invadidos por ideas tóxicas. No hay que olvidar que es más que probable que haya muchas personas que sí defiendan que no debería haber un capital privado. Sin embargo, el único nexo real entre todas las formas de socialismo ya nos lo apuntaba Marx: la enorme inconveniencia que supone permitir el lucro, la acumulación de riquezas por un motivo de acumular sin mayor razón. Eso podía ser tóxico, según Marx, a la propia meritocracia; y el propio Marx consideraría aceptable esa forma de vida si, realmente, se vinculara con la meritocracia - cuando no.
Es por ello que en los tiempos que corren se suele usar mucho el término: radical, extremo..., cuando en realidad se debería usar el término izquierda tóxica y derecha tóxica. Podemos es de una izquierda tóxica porque está siendo llevada por unos burgueses que han negado la solución que evitaría la lacra de tanto suicidio en este país; lo que pasa es que dejaría a la política a un segundo término - que es donde debe estar. La renta básica universal es el nexo común de la izquierda y la derecha, y hemos visto políticos de la derecha tóxica que la han tildado de malas maneras y con sinsentidos. Bien haríamos todos si nos centráramos en los estudios psicológicos, y menos en nuestros miedos personales que no le importa a nadie.
También sabemos que PPSOE es un partido de la derecha tóxica, porque es un partido, como Podemos, personalista. Al igual que Ciudadanos. Son partidos que no tienen entidad propia si no es a través de su presidente.
Por ejemplo. Localmente, Ciudadanos en Cartagena, defendía una cosa pero, como a Rivera no le gustó, dio un giro de 180 grados..., es un ejemplo de tantos de hasta dónde llega el absurdo más supino ¿De qué hablo? De Cartagena Provincia ¿Por qué a Rivera le puede interesar que una región tenga una o dos provincias? No le importa: esos centralismos en realidad son ejemplos sumarios de cómo piensa gobernar. Se trata de partidos personalistas, donde el presidente está por encima del programa del partido. Son formas de totalitarismos: derechas tóxicas.
La radicalidad de un concepto bien podría considerarse positivo, pues es la idea con la que uno va a hacer posible su programa. Sin embargo existe otra idea de radicalidad, el extremismo relativo a no escuchar una postura que te contradiga. Las normas que nos impulsan a escuchar distintas posiciones han sido descritas en la carta de las naciones unidas en defensa de los derechos humanos. Han pasado muchos años y aún no parece que hayan envejecido hasta el punto de ponerlas en contradicción.
Es por ello que si aparece alguien totalitario en un grupo, alguien muy personalista, no interesa que pueda compartir espacio. Pero claro, esto es como cuando fui a un círculo de Podemos y solo mi presencia fue suficiente como para censurar mi participación (y la de todos los que conformaban la asamblea, pues las decisiones se tomaban a puerta cerrada y había lugar para la participación efectiva), es fácil identificar a esos trepas y paracaidistas. Sujetos que esperan encontrar un cargo para llamar la atención o imponer su criterio ¿Qué hacer con ellos? Un partido político que no encuentra y no purga esa gente no es un partido político: es una farsa.
Donde los trepas están mejor respaldados sólo pueden crecer los tóxicos y los totalitaristas. Esa la idea de política hoy día. Y el discurso que emiten lo nota la gente. Si tuviéramos un modelo asambleario, más como el 15M, pero sin la chusma que se intenta atribuir esa actitud, entonces sería más difícil encontrar mesias que quieran salvarnos de nosotros mismos. Si los cargos no fueran económicamente interesantes, bien podrían salir corriendo los que realmente creen que es necesario poner a alguien ávido por el dinero en esa posición. Nunca fue necesaria esa enseñanza. Como se aprende es trabajando.
Bueno, sucedáneos
nos leemos
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