jueves, 18 de mayo de 2023

Ni perfil bajo ni perfil alto

Es vivir en una especie de engaño: aquellos que tengan suficiente autonomía para crear su propia corporación serán contratados para formar parte de alguna empresa. Pero claro, ¿a santo de qué van a querer trabajar para nadie si ya tienen un perfil alto?

Hay a quien le gusta vivir bajo la espada de Damocles, y los hay a los que nos gusta cumplir con nuestros objetivos marcados por presupuestos autoasignados - pero sin tener que asumir la posibilidad de quedarse a la intemperie. La cosa es cuanto más nos restrinjan nuestra capacidad para controlar nuestro trabajo más nos tendrán que compensar con un buen paraguas.

En estos momentos me pregunto qué oferta empresarial será capaz de plantearme un puesto de trabajo que sea un reto y, al mismo tiempo, que me dé sensación de estabilidad. Si a la hora de aceptar entrar dentro de alguna casa veo que hay miradas llenas de desprecio hacia mi pasado, lo que son mis méritos, toda estabilidad que finjan que me ofrecen perderá todo su sentido. Cualquier día algún indeseable empezará a jugar al juego de los sabotages, y en esa clase de cosas tengo demasiada experiencia como víctima: el entorno académico tiene más actos de sabotage que trabajos a entregar por alumno.

Y no, no quiero volver a esa clase de entornos - sobretodo porque si no hay seguridad jurídica para los alumnos por parte del sistema judicial español entonces ¿cómo será el mundo de las grandes corporaciones y las puñaladas traperas por parte de los trepas?

Ya he tenido la oportunidad de llegar a hablar con sujetos que no me parecía que debieron haber conseguido nunca un puesto importante, y ahí estaban. Fallan los de recursos humanos a la hora de saber filtrar: porque los verdaderos intrusos no son los que tienen pinta de intrusos..., sino los que no tienen un lenguaje técnico, y ya ¿Quieres una empresa de gente honesta? ¿Elimina a los que mienten o exageran innecesariamente? 

¿Qué puede ser exagerado en mi currículo a mi favor? ¿Que digo que conozco 5 idiomas que a estas alturas los tendré oxidados? Lo que no aparece en mi currículo son exageraciones que compensan mis oxidaciones. Y es que la honestidad es otra cosa, y el currículo puede llegar a ser una pérdida de tiempo absurda.

Son cosas que no me creo ya: eso de que voy a ser contratado, eso de que voy a conseguir nada más allá de donde estoy... Sé que haré una nueva gama de teorías y de descubrimientos, no sé cuántos de ellos serán más o menos innovadores, pero quizá haya errado en la creencia de que podría sacar provecho a mis innovaciones - yo o mi medio ambiente.

Allá donde miro solo hay inestabilidad. No me gusta. Tan pronto como se comprometen a X resulta que se desdicen. En un estado de derecho sería digno de demanda, pero jamás se me ocurriría recomendar a mis amigos que denuncien en España, igual que yo tampoco lo estoy haciendo. Las denuncias hay que reservarlas para cuando se hayan reunido las suficientes pruebas como para que la prevaricación judicial sea demasiado obvia, sabiendo que por muy evidentes que sean siempre necesitará el juez algún que otro año para procesarlas en su cabeza. El examen que tuvo que hacer lo hizo el mismo día, pero el examen que le pone el pueblo..., eso ya... Ni los estudiantes que presentan su tesis de fin de carrera necesitan tanto tiempo como un juez; parecería que esperan ganarse el premio Nobel por cada juicio.

Me pregunto qué es más arcaico: si el sistema judicial o el sistema de participación ciudadana. En cualquier caso, no necesitamos tantos funcionarios; aparece un sistema de automatización casi perfecto y eso no le sirve a las administraciones públicas para nada - no, solo al cine para abaratar en guionistas. De locos.

El mundo está en crisis, hay inflacción, mucha deuda... ¡Y una mierda! Lo que pasa es que la gente es completamente IMBÉCIL. Tienen la solución delante: en otros mundos ya se habrían tomado medidas, pero el homo sapiens es especialmente retrasado con respecto a lo que pudiéramos llamar zoom politikom. Aparece una tecnología que hace milagros y solo se le ocurre a la gente usarlo para el entretenimiento. Que nadie cuestione el puesto de los funcionarios... Son cargos muy meritorios, sí..., claro.

Esto me recuerda mi teoría de que una universidad podría funcionar mejor con solo unos conserges y el acceso a los recursos por parte de los estudiantes. Si estos quieren contratar a un profesor debería de ser por consenso, o como algo excepcional. El valor de un título debería depender de los mismos estudiantes, mayores de edad, que pensarán en su futuro. De esa manera las listas blancas, negras, grises y superblancas desaparecerían: nos cargamos la figura del profesor y las titulaciones ganan en calidad.

De la misma manera, en los institutos los estudiantes deberían de ir cumplimentando unos objetivos dentro de una agenda - esto es, serían ellos los que se preocuparían de asistir a las clases y apuntarse a las que les interese para suplir créditos. Esa obsesión de dárselo todo hecho no favorece ni ayuda en absolutamente nada: tener un horario no obliga al alumno a seguir tal horario ¿Qué valor le puede dar un adolescente a lo que se dice en un centro si está la mayor parte del tiempo con ganas a que toque el timbre?

Pero lo que más me llama la atención es la enorme inseguridad jurídica o lo terriblemente ineficiente que es el sistema para preguntar a los ciudadanos. El concepto demanda, denuncia, voto, veto..., todo eso, si está atorado entonces la democracia ni está ni se le espera. Sobretodo cuando se tienen medios triviales para desatorar el problema. Y es que en ocasiones para que las cosas avancen no hace falta nuevas leyes, ni nuevas perspectivas; solo hay que eliminar cargos y aumentar la responsabilidad de otros ya existentes..., planificar la orgánica.

Porque es cuestión de sentido común: si el poder ejecutivo está para paliar las urgencias administrativas, y no actúa de facto de esa manera; y si el poder judicial está para arbitrar en aras a lo que diga la ley, y no actúa de facto de esa manera..., entonces algo falla. Y es que la ley del enjuiciamiento judicial debería de ser un estándar, no una ley, y debería de haber una ley sobre el jurado popular con poder vinculante.



domingo, 14 de mayo de 2023

Estoicidad: virtusismo cobarde

El mundo puede acabar en crisis continua, que los cataclismos se sucedan, que haya gente cercana sufriendo donde resuene en tus oídos..., que nada moverá al estoico en su peculiar felicidad, pues en ocasiones actuar como un estoico te libra de la sinrazón de una lucha infructuosa.

La meritocracia es la clave: ¿cómo puede alegar ningún estoico que su visión no es en absoluto cobarde? De una manera o de otra sentarse y mirar al tendido puede ser más ventajoso. No hay que olvidar que tan pronto como se pone al alcance de todos las tecnologías más modernas también se reservarán el uso exclusivo de esas mismas tecnologías de manera que sí actúen con un cierto nivel de calidad. Es decir, lo regalado en un sistema capitalista siempre está ligado conque te hagan un trabajo gratis. 

Nada más maravilloso como que te mejoren las técnicas que dispones para diseñar, adivinar perfiles, etc..., y que te lo hagan gratis. Y que conste que a mí no me importaría, pero tampoco me importa el no hacerlo. La cosa es: ¿qué es lo único que podría permitirme escapar de este agujero? ¿Acaso no sería mejor directamente pensar que el exterior es un agujero mucho más profundo puesto del revés?

En un estado sin meritocracia hay que pararse a pensar un poco: ¿por qué iba a valer la pena? El que valga la pena lo que haces o dejes de hacer está ligado con obtener lo que te mereces. Es por ello que lo primero que hay que hacer es determinar hasta qué punto las masas han aceptado un esquema que no tiene ni pies ni cabeza - y si no hay ni el más mínimo atisbo de que van a querer cambiarlo.

Por ejemplo, una de las mentiras que se dice de España es que la gente tiene dinero. Mentira. El dinero está en los bancos, y el estado puede disponer de él sin pedirle permiso a la gente. Sin ir más lejos, solo tiene que inventarse una multa a través de Hacienda y el banco automáticamente le seguirá el juego a la delegación de turno - sin pedir permiso, ni consultar, ni comunicar, ni nada de nada... Si ha habido una irregularidad es el banco el que puede asumir el riesgo. Pero claro, ¿acaso esto mismo se atreverán a hacerlo con eminencias como Ortega Lara? Impensable - por parte del banco, claro.

La situación de España ya la denuncié hace años, con documentos oficiales: se trata de una tiranía, aunque los términos que usé fue el de dictadura institucionalista - tal como la dejó Franco. En este modelo las instituciones, ya sea la policía mediante la coherción, o los funcionarios mediante una burocracia prevaricadora, o los propios políticos mediante la estafa y la sedición acaban por revertir el estado de derecho para que los menos pudientes vivan en un caos continuo.

Entonces es cuando sabes qué es lo que se supone que deberías hacer, pero no si la compensación es aplicable en la vida real. La inversión ya no es relativo a hacer lo que debes, sino a considerar hasta qué punto les estás siguiendo el juego a tus captores. Y es entonces cuando todas esas crisis, todos esos problemas que se crean, todo ese caos..., lo ves como una consecuencia trivial de comprender, lo que provocaría que la gente comprenda que algo debe cambiar. En tal caso hay que pasar a ser estoico, o todos juntos cada cual por su lado, o se es agradecido o que no se cuente conmigo.

Si dejo pasar el tiempo nada cambiará, si me esfuerzo en hacer grandes proyectos nada cambiará..., lo mejor es aprender la indefensión y así tener la fuerza necesaria para aguantar lo que se viene encima.

Hay veces en el que comportarse como un cobarde es un acto valiente, pues se invierten las inversiones. El que puede arriesgar y no lo hace se mantiene quieto, observante, mientras los acontecimientos le fustigan con odio y mucho desprecio.

Y el asunto es que no compensa ponerse a programar, a resolver asuntos, si no puedes sacarle provecho a ese trabajo. Que quieres practicar, lo puedes hacer en tus cuadernos. Y así evitamos compartir con quienes no terminan de democratizar los recursos.

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Para hoy tenía pensado terminar un proyecto que pretendía cambiar los protocolos que usa una máquina para hacer diagnósticos sobre enfermos para así estudiar hasta qué punto la medicación actúa bajo efectos secundarios. El lenguaje ya lo he culminado sobre mis cuadernos hoy, con todas sus álgebras basadas en la componente principal. Ya solo queda aplicarlo sobre una base de datos real y comprobar el descubrimiento directamente a través de la innovación. Sin embargo, siempre existe un enorme riesgo a que la innovación sea ínfima, y que el método no pase sin pena ni gloria.

En esos márgenes en ocasiones hay que moverse. Y en esos márgenes muchos podrán percibir la diferencia entre la vida y la muerte, la tortura y el alivio, la resolución y el bucle continuo... En esos márgenes es en donde los journals no reconocerán mi trabajo DE NUEVO. Sin importar la de vidas que eso suponga. Con los años he aprendido a mirar a otro lado, para lidiar con lo que sé.

Y la cosa es, ¿sirve de algo regalarle estos procedimientos a los médicos privados de los ricachones que consigan espiar estos resultados? Me entran ganas de vomitar de ser esto posible.

El asunto es que quien quiera reconocimiento deberá antes tener que invertir de su dinero, para luego cruzar los dedos y, con un poco de suerte, la comunidad científica te reconoce ¿Dónde está ahí la meritocracia? ¿No conviene más subastar el conocimiento?

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Hoy día hay una gran cantidad de herramientas de IA. Estas herramientas, si funcionaran, podrían construir proyectos increibles. Yo, por lo pronto, no paro de entrar en bucles infinitos en cuanto le pongo cuatro o cinco palabras en algunas de ellas. Hay muy poca fiabilidad. Pero, eso sí, supongo que si pago alguna clase de membresía podré trabajar con alguna clase de paquete..., paquete que será un poco más fiable, pero no demasiado - me imagino, por no comprar el paquete oro. El capitalismo es maravilloso..., para quien nació con un montón de billetes en su bolsillo, o en una casa encima de una bolsa de petróleo. 

¡Menudo absurdo!


martes, 9 de mayo de 2023

Felicidad: el mártir cobarde

No es un tema que me preocupe, pero también es cierto que he criticado mucho las definiciones de otros individuos. La idea de felicidad es una pequeña farsa: cuando una persona se encuentra bien anímicamente, de salud, se dice que está sana - de ahí la necesidad de definir lo que materialmente importa, que es si está enferma. De la misma manera, la felicidad no es un estado en sí, pues debe definirse por su negativo: la enfermedad de la ausencia de felicidad, un estado anímico poco deseable.

Y como me es costumbre, se me ocurrirá poner las claves que sean necesarias y suficientes para la defensa del concepto, para así obtener una fórmula de interés a la hora de llevarla al cómputo.

Y es que quién no habrá olvidado la fórmula del fallecido Punset: la felicidad como ausencia de miedo. Una definición sospechosa, muy débil. La duda que recae sobre el que la porta es como la de aquel que sospecha que es una persona que vive con mucho miedo, y que necesita sobrellevarlo. Sin embargo, la infelicidad es la causa de ese miedo, tal como lo veo. Y eso es porque el miedo, puesto bajo control, genera emoción - suspense.

Así que avanzamos en la definición: la felicidad de Schopenhauer como toma de control. Y que conste que estoy siendo generoso al rescatar a un sujeto tan impropio y buscarle una definición reciclable a su obra funesta. La idea es que si eres capaz de tomar control de todo lo que te sucede entonces serás feliz; poco importa la realidad del mundo en el que vives, lo importante es adquirir esa apariencia de poder. Bueno..., me hace gracia tener que refutar algo tan infantil como "María me quiere gobernar y yo le sigo la corriente".

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Quisiera centrar un poco la mirada en la dirección más adecuada: solo he visto un auténtico acto de infelicidad en la sensación de arrepentimiento. Por ello, en el cristianismo se buscaba la manera de perdonar cualquier acto que estuviera por encima de las propias personas - no se trataba de obligar a perdonar, esa farsa fue introducida después por gente realmente infeliz y tóxica, sino de conseguir que aquello que no pudiera ser reparado tuviera algún reparo. Esto es, y cito los evangelios, si está en tu mano reparar y no lo haces para acudir a Dios, entonces no tiene valor alguno tu donativo: antes debes saldar las cuentas con el resto de los hombres.

Pues bien, desde una posición agnóstica puedo recoger esa enseñanza, que no es la que me enseñaron de pequeño dentro de mi cultura cristiana, para decir que ese camino sí lleva a la felicidad de mejor manera. Es decir, la fórmula de Jesús de Nazaret, dioses a parte, era válida para conformar colectivos no tóxicos - lo cual es mucho decir conocida la historia de la civilización occidental.

Solo hay que rescatar los elementos cruciales e importantes del mensaje. El hecho de que se crea en la vida eterna, o en la llegada de Israel, la tierra prometida, obviamente para mí se me hace trivial y un sinsentido. El mensaje laico por rescatar bien podría tener algo más que ver con la idea de felicidad, o la idea de purgar la toxicidad de la sociedad en la que la gente vive.

Y poco a poco podemos ya entrar en calor: ¿es posible que todos los actos que quiebran la felicidad del individuo pudieran tener un factor común para así tener una definición explícita y clara? Y la respuesta es que sí. Aunque claro, esa es mi tesis - que se basa en todas las personas que he conocido en vida y que tenían comportamientos impropios, que hacían la vida imposible a los que convivían con ellas, que escupían sobre la convivencia mientras señalaban a los demás..., y todo eso con mucha temeridad de Dios y el perdón del cura de turno.

Lo que intoxica el estado anímico de la felicidad es convertirse en un mártir cobarde. Y dicho esto desarrollaré el concepto.

El perfecto egoísta suele verse a sí mismo no como un tipo de egoísta sino como un lógico modal que centra sus consejos hacia los demás dentro del lenguaje de lo que es necesario. Si en todos los mundos posibles sales ganando por hacer cierta cosa entonces te comunico ese consejo y, acto seguido, para ser convincente te explico porqué la afirmación es necesaria. Lo llaman el perfecto egoísmo porque un egoísta se sentiría forzado a darte la razón. También puede plantearse de que el perfecto egoísta demuestra que cierta estrategia apunta a una táctica ideal dentro de un equilibrio de Nash y, por tanto, el que decide debe adoptar esa posición por necesidad.

Visto así podemos entender que en ocasiones estamos obligados a actuar según unos preceptos, y al ser conscientes de ello eso puede llevarnos a una situación de miedo debido a que tales decisiones podrían suponer una cierta inversión que no es fácil de asumir. Pues bien, esa inversión no asumida convierte al agente en un cobarde en el mismo instante en el que lo correcto para éste habría sido adoptar esa decisión. Y es que bien podría decir cualquiera que estar obligado a hacer lo correcto supone vivir como un mártir, porque una vez comprendido qué es lo que debe hacer no le queda libre albredío, pues debe actuar en consecuencia.

Y, efectivamente, el que no es consecuente se convierte en un cobarde, pero no pierde su condición de mártir - porque lo que más le convenía era actuar y, si no lo hizo, al final acabó perdiendo aún más por definición.

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Así que ya tenemos una taxonomía perfecta del que odia la ética: se trata de las personas que aun pudiendo convertirse en los héroes de su propia historia deciden convertirse en los villanos. Y de esos hay muchos, solo hay que encontrar el punto de inflexión en el que se volvieron cobardes para no dar el salto, el paso adelante.

Hay que comprender cómo funciona eso de ser un villano: se trata de una figura que ocupa un lugar dentro de la historia para vivirla de manera inconclusa. Es decir, los héroes viven la historia de manera conclusiva, con un final que casa con el principio. Los villanos, sin embargo, vivieron su sueño truncado debido a que el héroe les impidió terminar su proyecto personal.

Y ése es, en definitiva, el verdadero comportamiento de los que se arruinan la vida e intoxican a los que viven con ellos: en vez de adoptar la posición de los Principios, decidieron traicionar al logos de su propia moral y buscaron el camino fácil. En ese acto de cobardía negaron el mal cálculo, no atendieron a los avisos, y acabaron ocupando la posición de quienes esperan a que un héroe les quite de enmedio para que su vida tenga algún significado.

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De vez en cuando lo veo y me llevo una enorme decepción: ¿realmente tenía que explicarles hasta lo más básico o era su orgullo lo que les obligaba a tener que contradecirme? Si se veían capaces de contradecirme el verdadero acto de valentía habría sido el decírmelo a la cara para que tenga contrarréplica pero, ¡cuántos cobardes he conocido que sabían que habría sido replicada su decisión ante mí y que es por ello que rehusaban de ser honestos en su conversación. Ahora bien, eran ellos quienes querían conversar conmigo, no al revés - y eso es lo que les convierte en unos mártires cobardes: en el fondo se les clava la espina y en su recuerdo no podrán vivir esa experiencia con naturalidad. 

Así que si no quieren aceptar el sentirse culpables entonces proyectarán su ira sobre los demás, para intoxicarles. Pero si se perdonan de una manera muy cómoda entonces volverán a hacerlo, aprovechando las rebajas de las simonías del clero.

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En definitiva, es cuestión de comprender que muy probablemente los cambios que necesito para asegurarme el vivir en condiciones necesite pasar por entornos terriblemente tóxicos. Visto lo visto, mi política de nunca aceptar una puerta que se abre sin saber quién me espera al otro lado puede que haya sido más un acto de prudencia que de cobardía. Los favoritismos siempre me han parecido demasiado impropios, y efímeros. 

Así que muy probablemente, por no saber coger el último tren, acabe en la indigencia...


lunes, 8 de mayo de 2023

¿Defiende Defensa a los suyos?

Hoy me ha llamado un amigo que me ha dicho lo mal que le ha ido siendo proveedor para Defensa. Tan pronto como tuvo que abandonar un puesto de trabajo fijo le ofrecieron un puesto que era, por un lado temporal, y además privado - sin llegar a comunicarle esa nueva realidad que acumulaba mucha letra pequeña.

Algunos siguen viviendo en la etapa franquista, y esperan poder contratar a más filofranquistas. De una manera o de otra algunos tienen futuro en el ejército..., pero los que no muestran ese mismo perfil cabe esperar que vivan sorpresas continuas.

Es por ello que yo me lo planteo y me lo replanteo: ¿acaso hay que aclarar y renegociar cuando se trabaja con según qué miembros de Defensa? Lo digo porque sorprende cómo algunos oficiales han conseguido enclaustrarse en su puesto de trabajo y, al mismo tiempo, les comunican a los nuevos que probablemente prescindan de ellos por cualquier eventualidad.

Visto así mucho tendrán que cambiar algunas instituciones como para que queramos algunos tomárnoslas en serio.

Como informático ya he lidiado con clientes militares, y nunca tuve problemas. Hice un buen trabajo resolviendo el sistema de información que usaba Izar para abaratar sus proyectos. También fui capaz de ajustarme al presupuesto del levantamiento de una casa para hospedar a varios propietarios en un espacio reducido. Ateniéndome a las especificaciones, la habitabilidad, funcionalidad, ergonomía..., conseguía ofrecer un producto en condiciones.

Ahora bien, ¿y si me ofrecen algo importante, dejo lo que tenga a mano y luego me dejan colgado? No me gustaría en absoluto.

Parece que lo más apropiado es presuponer que hasta que no tengas absolutamente nada en mano no puedas esperar absolutamente nada de una gente que, muy probablemente, te vean a ti como a una especie de enemigo benefactor. Porque por mucho que hayas ayudado, o por muy bien que hayas trabajado en esos ambientes, siempre es posible que haya resentimientos especiales con los comunistas.

Y por las alienaciones sospecho que muchos de ellos traicionan.

Por otro lado, si alguien como yo tuviera influencia..., muchas cosas revolucionarían para mantener la cadena de mando incorruptible.


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