sábado, 28 de diciembre de 2019

La inconveniencia de la Disonancia Cognitiva

Las revoluciones pueden ser a largo o a corto plazo. Para que se active la de largo plazo suele ser necesario una revolución cultural y, si tenemos prisa, valernos de las de corto plazo. Las revoluciones a corto plazo todas han partido del beneplácito de la burguesía: tal como los definía Marx.

Todas las revoluciones, o eso es lo que me dice mi manera de ver la Historia de la civilización occidental, han sucumbido a largo plazo en la medida de que no daban aportes económicos y sociales que el anterior sistema sí hacía. Esto quiere decir que, por ejemplo, en el caso de la independencia catalana, al ser sus normativas de peor calidad que la propia Constitución Española, entonces estaría abocada al desastre..., a la larga.

Todavía habría que agradecer que la agonía durara tan poco. Y es que haría gracia pensar que todo ese daño se le quisiera asociar a la sociedad catalana, ya sea en parte o en su conjunto. Aún resonarían los ecos de los medios que magnificaban la barbaridad que supone iniciar una revolución de ese calibre con la mitad de la población en contra..., cómo sería la recaudación de impuestos, la relación internacional y, por supuesto, el destrozo económico con el boicot a los productos catalanes por parte del resto de los españoles... Suena, aun siendo legítimo el proceso, a revolución de pacotilla. Algo sin recorrido. Y los principales artífices de la revolución no sería Rajoi o Soraya: porque ellos fueron coherentes; que te traten como a un adulto y te dieran cancha para independizarte, que te dieran unos palos y unas amenazas no impulsa absolutamente nada ¿Que queda muy bien echarle la culpa a "los malos"? Sí, eso queda fenomenal cuando sólo tratamos con niños pequeños.

El problema de iniciar una revolución sin recorrido está en los autores de la revolución. Nunca en quienes ponen palos en las ruedas, puertas al campo, advertencias y cosas por el estilo... Los autores de la revolución de los papanatas son los únicos responsables del problema.

Bien se puede decir que España es un estado opresor. Pero es que una Cataluña independiente sería más opresor todavía. La media de la corrupción de la clase política es mucho mayor en Cataluña que en el resto de la península..., quien no quiera verlo, allá cada cual.

Por eso, me imagino a todos los que estuvieron en medio de ese proceso de independencia, todo lo que estuvieron costeándose con el fin de hacer ese sueño realidad.

La independencia de Cataluña recuerda a la historia del Cantón de Cartagena. En la versión sureña unos propietarios quisieron revivir ensoñaciones de independencia que eran clásicas por esas tierras y su historia. Cuando en el norte nunca se habían ni imaginado la posibilidad de ser independientes del norte de España, salvo en los tiempos de don Pelayo o más atrás, en el sur la idea era una pequeña constante debido a las rupturas entre los dictámenes del norte y las tradiciones chovinistas que se tenían en el sur.

Por eso el Cantón de Cartagena pretendió ser una revolución a largo plazo: cuando en España se habían cerrado a morales conservadoras, en Cartagena no sólo se acuñó una moneda propia sino que se aprobó una ley del divorcio. Y las miras largoplacistas eran tales que, para asegurarse esos militares la victoria, además trampeaban en la guerra de una manera ruín y negociaban con otros países para su anexión.

No es de extrañar que, aunque la Región de Murcia adquirió una independencia tangible por un tiempo, a golpe de cañonazo y masacrando a población civil que muy probablemente no tenía nada que ver en absoluto con todas esas pantochadas, se consiguió restaurar el orden.

Luego los catalanes de ahora, al no tener historia de revolución, cargarán contra el héroe vasco ultrapatriota español Blas de Lezo al recuperar Cataluña para España de los ingleses. La ignorancia y la ferrazón por defender una historia que no tienen y que les convendría tener por motivos políticos, por motivos de corrupción, abochona hasta al más tonto de los pueblos del sur.

Pero eso es lo que hace la disonancia cognitiva: han estado defendiendo tanto tiempo su modelo de independencia, se han montado mediante un sistema de propaganda tan profundo una realidad disonante a tal nivel que los hechos, la historia, la ley..., todo molesta.

La culpa es primero de los políticos independentistas y luego de los medios en general. Primero de los medios independentistas y su estética nazi. Luego de los medios nacionales que no ayudaban a explicar lo que iba a pasar sí o sí. Por último, y en último término, también la culpa sería del ejecutivo nacional por no tratar como niños pequeños a ese cúmulo de ignorantes que niegan la realidad, por no lanzar una advertencia a Europa y a la ONU de lo que se estaba produciendo para obtener apoyo internacional a tiempo, por no iniciar un programa de sensibilización por recuperar la historia de la nación y dar con la interpretación más objetiva..., pero claro, esto último está claro que la derecha sí que no lo haría nunca. Pero eso es porque antes que los políticos los medios tienen un deber de cara a los ciudadanos, así como los juristas. Cargar al poder ejecutivo un asunto que les favorecería a la larga no es lógico: con el ridículo que está haciendo el independentismo catalán ahora las alianzas envenenadas se las va a tener que tragar la izquierda, y de eso sabe mucho el aznarismo.

Al final ya veremos cómo se cargan la ley D'Hont y los independentistas se convierten en un mal sueño en este país.

Otra cosa ya es el guiño que le hace el juez al político, de cómo le perdona todo y siempre hay una ley que le exonera de toda responsabilidad. Y bajo esos esquemas, además de los de dar a entender de que España ni es país ni es nada, se van a mover los intereses o bien de reconocer a Alemania como nuestra alfa o recuperamos nuestra senda soberana para reencauzar nuestros intereses sociales y económicos: pensar a largo plazo, pero no necesariamente con los del norte.

Pero lo que no podemos esperar es que los políticos hagan su trabajo, que se estudie desde las embajadas los intereses de todos los países dentro de un análisis no sólo macroeconómico sino más allá de los años para estudiar los efectos a muy largo plazo..., como a diez años vista, veinte... Ya digo que no tenemos políticos para eso, porque para eso tendrían que ser capaces de tener un discurso previsor de lo que significa toda la demencia que ha supuesto el asunto catalán, haber encontrado motivos, leyes..., en definitiva un marco jurídico que permita desarrollar una deontología en condiciones.

Pero eso no lo vamos a ver.

En una ocasión le dije a un amigo que podría probar yo a dedicarme a importar y exportar mercancías, valiéndome de mis conocimientos de idiomas y la idea de portes, así como dirección de la producción, entonces me dijo que él no me veía haciendo algo tan grande. Como si me fuera a dar un problema de ansiedad en cuanto disponga de, no sé, 10 toneladas de hierro ocupando un alquiler en el puerto. Luego él mismo me confesó los problemas que tenía con un perfecto imbécil que llevaba la dirección de la Cruz Roja debido a un enchufe. Tan pronto como me comentaba lo impropio de su gestión y de cómo acababa con los voluntarios, luego me decía que este hombre iba para presidente de Gobierno. Parece que la idea que tienen algunos de gestor es el de un estafador, un hijodeputa, un gañán que no sabe con qué trata, un perfecto inútil..., y ése es a quienes elegirán para ocupar el poder. Ésa clase de personas son las que inspiran confianzas.

Claro, luego ese tío se hizo militante activo de Podemos. Todo cuadra.

Mientras Cataluña se está convirtiendo en una olla que cocina españolistas a fuego lento por la manera que tienen de quemar independentistas vinculados con movimientos de izquierdas, poco a poco la disonancia cognitiva hacia la burguesía catalana se va diluyendo, como en su tiempo pasó con los burgueses del sur en los procesos independentistas que se promovieron en el pasado.

El alfa que aporte mejores resultados sociales y económicos se llevará el gato al agua. Y, desde siempre, la burguesía, si no tiene algo ideológico que aportar, lo que sí que no hará será tirar billetes de cincuenta por la calle. Y menos aún siendo catalanes.

Colau, de hecho, tuvo la oportunidad de liderar el movimiento independentista, en su incoherencia, mediante esa moneda rara que se inventó y que no afianzó con nada tangible. Pero claro, al demostrar no tener cultura alguna con la creación de monedas, y al revalidar el nepotismo por activa y por pasiva, al final sólo demostró ser una segunda versión de más de lo mismo.

Si te creas una moneda lo primero que tienes que hacer es valerte de la disonancia cognitiva: obligas a tener que trabajar con tu moneda para pagar tus multas, luego te vales de la misma moneda para crear una facturación estatal que favorezca al pequeño negocio y rematas el uso de esa moneda para darle valor a la participación de las empresas mediante su tributación ante servicios previamente tipificados a concurso público que podría proponerse desde el ayuntamiento..., hay muchas formas de revolucionar unos esquemas. Pero siempre le toca al más tonto ocupar la posición más influyente. El que peor nos cae por ser malo conocido es de más confianza porque lo bueno por conocer puede que nos recuerde más a nuestras frustraciones a la hora de llevar a cabo nuestros proyectos. Por eso, la democracia debería basarse en vetar candidatos, en vez de votar por ellos. Decir qué políticas no apruebas para que los que acumulen menos vetos de contenidos sean los elegidos para que nos representen.

A mí me ha tenido que pasar que he dado con unos imbéciles en HBO. Ayer le di un click a un botón que me ofrecía dos semanas de prueba gratuita, lo cual me parecía fundamental porque si no me iba bien la conexión no me daba la gana el pagar por un servicio en malas condiciones. Lo que pasa es que como ya me conecté con HBO, y no me convenció hace meses, lo dejé olvidado y, según parece, el mes gratuito, sin avisarme de nada, no me lo dieron. Es decir, que me han cobrado el mes sin avisar, sin que pudiera probar si realmente tengo buena o mala conexión - y eso es una estafa en toda regla. Así que fui a llamar a atención al cliente y, sin llegar a confirmarme nada, como dándome la razón se puso a no hacer nada que no pudiera hacer yo como si solucionara algo..., es decir, que encima me trataron como a un completo imbécil: me roban primero y luego me tratan como si fuera gilipoyas.

El cabreo por ese comportamiento tan rata y ladrón por parte de HBO es algo que no tiene nombre: para hoy ya me habré tranquilizado, pero dudo que mi relación con HBO pueda seguir como siempre.

Y es que a la gente hay que tratarla con respeto. Desde HBO parece que tienen la creencia de que si inviertes un mes, por disonancia cognitiva, te obligas a ti mismo a justificar la inversión para pensar que te ha gustado lo que has hecho. Así que si te tienen que robar te roban, que para algo es una televisión. Y las televisiones están para robar. Esa es la creencia: el gestor tiene que ser un hijodeputa que tiene que robar. La gente que piensa a largo plazo no son de confianza. Como entendiendo que la mayoría de los que tengan la tensión que he tenido yo con ellos no les castigarán. Que no hay pérdida asumible a largo plazo por no devolver una suscripción pulsada por error, o por publicidad engañosa.

Pues..., sólo puedo decir una cosa: la próxima vez que me venga un artista me preocuparé de decir que puede trabajar con cualquier productora, plataforma, etc..., pero a HBO ni agua, que mi licencia es clara. Ayer me arrepentí de las melodías que recibieron en HBO en su famosa serie, me parece un robo y una estafa lo que hacen. No me gusta.






viernes, 27 de diciembre de 2019

La conveniencia de la Disonancia Cognitiva

El ser humano que depende de otros no piensa ni se comporta igual que el que es independiente. Y, aun el que cree que vive con independencia, aún puede ser víctima de secuestros y crímenes mucho más importantes sólo por el mero hecho de tener una vida plena.

La Disonancia Cognitiva es lo que ha marcado a los mamíferos para ser catalogados como "más inteligentes". Si no tuviéramos ese sesgo tan fuertemente marcado la Humanidad no habría tenido la oportunidad de evolucionar y conformar sociedad alguna.

Ese criterio que usamos para negar a la mayor el hecho de que una profecía no se cumpliera, lo que hará que sigamos a un chamán estafador hasta la médula. No es que el chamán sea imprescindible para que una sociedad avance, pero sí es cierto que necesitamos ser domados para poder conformar grupos.

Cuando los grupos se forman en una sociedad donde impera la ley del más fuerte, sólo los grupos más numerosos son los que sobreviven y redefinen las reglas a su antojo. Es como funciona la socialdemocracia y cómo premia a los partidos que tienen una férrea disciplina de partido. Es así como funcionan las tribus donde sus miembros han decidido tragar por el bien de la tribu, han decidido agachar la cabeza dentro de una Disonancia Cognitiva, porque dará igual quién tenga razón: invertir en un proyecto implica tener que aceptarlo y luchar por él.

Es la diferencia entre los perros y los lobos. Hay lobos esteparios que, de hecho, desprecian incluso a la tribu: actúan completamente libres. Los lobos, sin disonancias cognitivas, correteaban por donde querían y, de vez en cuando, se marcaban alianzas con los alfas. Pero, al final, los alfas son el molde de la manada y la fidelidad a los mismos se reduce a tener que acatar la jerarquía.

Aún así, hay lobos que se han negado a ser domados por ninguno. Éstos otean las montañas, viajan por doquier y, muy de vez en cuando, dejan su impronta en alguna loba que necesite hacerse alfa. El ideal de lo que espera cada individuo va a estar subyugado a la realidad que le toque por su propia fisiología del que es esclavo.

Cuando un especialista en secuestros es llamado por el hombre adinerado preocupado por su hijo, éste sólo puede darle el mejor de los consejos: debe partir del supuesto de que el secuestro es por motivos monetarios, y en todo momento debe intentar entablar una negociación económica. Esto es debido a que si los motivos del secuestro no son económicos entonces la víctima tiene absolutamente todas las de perder. En ocasiones, cuando el secuestrador se da cuenta de que ha optado por una opción que no le ofrece alternativas, puede que él mismo se percate que tornarse a negociar es la mejor de sus alternativas. Es por ello que la mejor política en ocasiones es tener la cerrazón de la ética de los ganadores, de encontrar la manera de que ambas partes ganen. Y de que pase lo que pase, eso era exactamente la mejor de las opciones.

Pero el mundo real no siempre actúa en base a lo más lógico o a lo más probable.

Intentar apelar a la Disonancia Cognitiva del criminal es como hacerlo hacia el racista. Invita a un racista a viajar a un país que odia y, por la inversión que ha tenido que hacer, se sentirá obligado a justificar su viaje. No importará la realidad objetiva, ni lo que haya estado defendiendo, si realmente la nueva inversión es mucho más tangible que sus propios egos.

Se trata de una estrategia de manipulación que se utiliza mucho: generando fuertes castigos a los que no quieran someterse, con el fin de que el resto de la camada sepa a qué atenerse. Eso significa domesticar.

Cuenta una vieja historia del viejo Ejipto que una familia cuidaba a una familia de cobras. Y entonces un día una de las cobras pequeñas, viendo que el hijo de la familia iba a por el cuenco de leche de donde bebían las serpientes, dejó caer su veneno para así matar al lactante. Acto seguido, la familia humana, antes de que tuvieran que decidir nada con las cobras observaron cómo la cobra padre envenenaba el cuenco de sus propios vástagos, para matarlos a todos. La domesticación no funciona igual con los reptiles, que necesitan adoptar posturas de supervivencia mucho menos sutiles para mantener la relación social.

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En una sociedad las religiones han encontrado la manera de mantener los preceptos morales y dejarlos por escrito. Con lo que les ha costado defender las creencias religiosas, ya dará igual lo que se demuestre o no de lo dicho. Los sesgos cognitivos es ese conjunto de características que describieron a un comportamiento necesario para conformar tribus y que éstas pudieran configurar su moralidad en el medio ambiente. Se trata del nacimiento de la civilización tal como sólo sabemos hacer las cosas: un movimiento cardinal, una fijación de ideas y una capacidad para la mutabilidad. No son fusionables a un liderazgo único por la sencilla razón de que conforman un trilema en el carácter. Pero si las economías se rigieran por sólo uno de los tres enfoques entonces acabarían machacándose igualmente, porque entre los tres conforman el trípode necesario para evolucionar. Y, claro, si tres macrosociedades son capaces de encontrar su configuración económica, entonces como ente supranacional podría imponer una suerte de moralidad sobre el resto de las naciones.

¿Y qué pasa con los más ricos? ¿Acaso son ellos los que tienen el poder? No lo parece. Ya les gustaría poder fingirlo mejor. Joder, joden muy bien, pero actuar como alfas..., eso es otra cosa.

¿Entonces? ¿Existe ese ente supranacional que entiende al ser humano mejor que él mismo?


jueves, 26 de diciembre de 2019

Estrategias Vs Perogrulladas

Me ha dado por probar nuevas formulaciones para la inferencia de conocimientos y, al final, he destapado mecanismos que creo que son capaces de adivinar una estrategia perfecta rápidamente bajo una probabilidad.

Nada, que no abandono las matemáticas, pero hay que decir que eso es lo único que me despierta. Y es que existen distintas maneras de conseguir un tipo de función de inferencia de conocimiento: la que tiene que ver con la formación de un plan organizativo. Es decir, puedo imaginarme un juego como el ajedrez, donde cada pieza se mueve inequívocamente de una manera, para obtener un objetivo bien discreto. Entonces hay que idear estrategias, cálculos bien definidos.

Sin embargo existe otra manera de plantear la organización, y esto es exteriorizando las perogrulladas. Es como lo que pasa con el juego Shenmue, el protagonista en vez de mantener la boca cerrada y solo aprovechar para decir lo necesario lo que hace es soltar lo que piensa, y lo que piensa suelen ser cosas demasiado simples. Esta manera de exponer lo obvio permite comprender de manera análoga la otra forma de organizarse: es como si procedieran a hacer oficial lo que otros utilizarán de cara a futuras estrategias.

Una manera de entender las dos maneras de organizarse es observando el papel que desempeñan los que obran contra una agenda igualitaria: en ocasiones vemos malas estrategias feministas y en ocasiones observamos perogrulladas machistas. El Patriarcado tiene esas dos manos que utiliza para perdurar.

Cada vez que una persona alimenta el modelo patriarcal que atribuye a cada sexo un rol diferente su comportamiento puede provenir de una estrategia discreta propia de las neuronas, o puede ser una apreciación de Perogrullo analógica propia de la materia blanca. Cuando aparecen expresiones del tipo "esto es así, y punto", "porque Dios manda", etc..., se está apelando a lo que no necesita ser explicado - como si ya se hubiera alcanzado el sentido común. Y en ocasiones lo que se ha alcanzado es la reiteración de la moral, del comportamiento repetido - el meme.

Lo que es de Perogrullo es la obra clásica de lo que llamo el arconte, porque cuando decimos que hacemos las cosas "como Dios manda" lo que en realidad estamos haciendo es repetir un ídolo (como los llamaba Nietzsche) que nos obliga a repetir un rasgo tradicional de nuestra patria, lo que Marx llamaba chovinismo.

Y este sometimiento a los ídolos no nos hace mejores. Nos hace más ordenados socialmente. Nos hace más civilizados. Pero no mejores. Nos hace más preparados ante situaciones difíciles. Pero, al mismo tiempo, si no somos conscientes del origen de cada uno de esos arcontes, de que hemos sido nosotros quienes los hemos creado, entonces sólo nos queda hacernos sus esclavos. Allá donde veamos una relación vertical y no nos queramos sentir victoriosos sólo nos queda aceptar el sometimiento absoluto.

Existen otras valoraciones para la ciencia de lo negativo: la ciencia de lo no reconocido. Ya digo que el ajedrez plantea estrategias a partir de una solución que no se tiene: de ahí que se requieran mecanismos de búsqueda, una ciencia en negativo. Las ciencias en negativo no tienen porqué ser verticales, pero la antropología de la ufología tampoco parece que haya evolucionado lo suficiente como para darse a entender en todo su campo - con toda su extensión.

Yo reconozco cuatro grandes filosofías científicas a partir de los conceptos negativos. Cuando la relación es vertical bien podemos someternos o someter. Pero cuando la relación es horizontal se puede negociar o ignorarlos.

Se trata de los cuatro lados del cerebro clasificables por su posición (derecho e izquierdo, fuera y dentro). Al final desempeñan cuatro filosofías de pensamiento para abordar lo desconocido.

Oímos unos sonidos extraños detrás de una puerta: bien podemos pensar que se trata de un fallo de nuestra mente o de un bromista. Pero si fuera un ente diferente, éste podría estar incompleto ante nosotros, o nosotros ser víctimas de un montaje llevado a cabo por él. Proyección, ilusión, espíritu y deidad. Para cada fenómeno un posible origen diferente.

Es por ello que podemos diseñar nuestras estrategias, para montar una especie como de golems capaces de resolver problemas en parte, o en apariencia, y así afrontar conflictos. Sometemos señales eléctricas, máquinas, mecanismos, flujos que nos son independientes..., en ocasiones jugamos con la suerte y el artificio de una inteligencia que no nos compete. Los informáticos, con el fin de hacer funcionar una máquina, nos convertimos en una especie como de nigromantes - donde ninguneamos la vida creada a medias de lo que hacemos, pues la magia nos es indiferente. Esos organismos evolucionarán hasta el punto de resolver asuntos para nosotros mundanos, y nos alimentaremos de su trabajo. Y eso es lo que estaba haciendo en mi cuaderno ahora mismo..., visto de esa manera tan pictórica.

Por otro lado, ¿cuál sería el trabajo de reconocer la moralidad y la costumbre de los buenos jugadores de ajedrez? De cómo se apreciará algo que vaya más allá de la apertura y el valor de cada ficha en cada momento: se trataría de repetir el lenguaje que se haya descurbiero en los mejores jugadores. Este otro enfoque (el conexionista) es con el que estamos más acostumbrados (de hecho es lo único que a estas alturas parece que se sabe hacer), aunque aún no se ha querido reconocer los tiempos (mi teoría del género único podría ser una revolución en el lenguaje técnico, porque sospecho que el ser humano debe haber tenido alguna clase de ventaja en el desarrollo de su literatura gracias al álgebra que se oculta en los géneros literarios, aunque es una teoría, claro).

Cuando miro hacia el horizonte y pienso en toooooodo lo que no se ha investigado aún lo que pienso es que no tenemos nada; nisiquiera creo que se entienda lo que escribo ahora. Pero claro: cuando tienes una mirada de querer formar parte de ese futuro de cambio te preocupas de ser pedagógico, de no parecer oscuro, de ir mostrando cada paso...

Cuando ya no tienes nada que ganar, porque sabes que el techo te aprisiona, ya da igual lo que digas o tengas que decir. No hay nada más peligroso que un ratón arrinconado. Pero un ratón es un ratón. En mi rincón tengo más libertad de movimientos que los gatos que se pelean entre ellos con el fin de tener la exclusividad de devorarme..., que se atrevan a acercarse y ya verán cómo le doy la vuelta al darwinismo.



miércoles, 25 de diciembre de 2019

1984

Cada vez que habla el Gran Hermano sube el pan.

Ya lo hemos visto antes, y sé muy bien de lo que hablo. Recuerdo, de tantas veces que me ha pasado, cuando era objeto de discriminación (como lo eran otros tantos por cada cual sus propios motivos), me ponía en una posición para recibir el balón, no me lo pasaban, iba a otro y era lo mismo..., dejo de moverme porque veo que pasan de mí y, entonces, me dicen que no me pasan porque no me había movido. Un clásico entre el cinismo y la mezquindad.

Hay que estar ahí y descubrir si realmente las cosas son como son o si, por el contrario, fue una impresión equivocada debido a un cúmulo de casualidades o sugestiones varias. Ahora bien, cada vez que habla el Gran Hermano sube el pan. Y lo hace porque en el fondo no les pone freno a los que se adueñan del problema - no es asunto del Gran Hermano, él ya hace su cometido no entrometiéndose; pero no es de eso de lo que nos quejamos algunos. No es de que cobre por no hacer nada, o porque cobre para que no haga nada. No deberíamos de centrarnos en algo tan inocuo.

Está bien dirigir unas palabras hacia los que más sufren, como ha hecho el rey anoche. Diriges las palabras y les das consuelo. Recuerda a lo que hacía mi hermana: me ponía en régimen de esclavitud en un negocio donde no hay nada a mi nombre, porque en este país las mujeres tienen las subvenciones, el derecho a ser evaluadas y el reconocimiento, y los varones debemos de valernos por nosotros mismos. En mi caso, al ser un apestado, no tenía ni derecho a cobrar nada por las horas de trabajo que hacía y, al estar oficialmente trabajando, también tuve que ver cómo renunciaba a las bolsas de empleo, que ya no me consideraban. Y entonces ella me llamaba por teléfono, me acosaba con halagos, pero no me pagaba... Y, de vez en cuando, hasta metía la mano en la caja aun no haciendo nada por el negocio - porque era su negocio, su nombre.

Me acabó cediendo el negocio con varias deudas que tenía que pagar. Deudas a su nombre por las que sería perseguida a través de Hacienda (cosas de trabajar para el estado), así que tuve que pagar también sus multas creadas unilateralmente por nuestro proveedor, la Seguridad Social.

Pero si había algo que no soportaba era sus llamadas de teléfono. Diciéndome que era muy bella persona, muy bueno, muy..., y yo gritándole que me dejara en paz, que no me tomara por idiota..., que teníamos un fuerte conflicto mercantil, pero ella..., ¡y dale a hablarme de esa forma tan..., asquerosa! Y me volvía a llamar, y me volvía a llamar..., y yo gritándole que me dejara en paz.

En fin. De vez en cuando vemos a quien manda "motivándote". Vemos lo que entiende por motivación: hay problemas reales y se pasa su vida haciéndose fotos con gente que no resuelve nada. Y sabemos que no se resuelve nada porque todo sigue igual.

Alguien podría pensar que esto es un "¿y qué pasa con lo mío?". Pero claro, hay que insistir que para poder criticar antes hay que saber de lo que se habla. Hay que estar muy dentro del sistema y conocer el mundo tal como es, sopesando cuándo hablamos de una anécdota y cuándo de una categoría.

Para aquellos que saben cómo funciona el mundo tecnológico, se sabe y se dice que la universidad Politécnica de Cartagena es de las más prestigiosas de toda España. Se consta de ello además por la existencia de innovaciones y porque es requerida por empresas, así como por el superávit que tengo entendido que genera. Ahora bien..., ¿cuál es la realidad interna de ese entorno?

Lo que no cuentan es que los verdaderos inventores NO son los que salen en los titulares. O así tengo yo entendido, bien puede ser que el que me lo dijera exagerara barriendo para casa..., pero luego se confirma con lo que a mí me sucede: ofrezco mi invención para que se investigue y, a pesar de que es evidente su funcionamiento y manera de corroborarlo - hasta el punto de que se le puede ofrecer a cualquier primerizo que lo confirme de lo B Á S I C O que es entender el producto a la hora de darle confirmación, no se consigue que nadie quiera dar la cara. Y, no solo eso, ni aun regalando la autoría del producto nadie quiere dar la cara. Ni como par, ni como evaluador, ni como autor, ni como coautor, ni como testigo, ni como nada de nada de nada... Ni aun con la promesa de que se usaría de manera indirecta y en privado para resolver problemas tangibles, para luego decir que la técnica que se usó era ÉSA para sorpresa de todos..., nada. Ni aun comprometiéndose, ni aun dando su palabra de hacerlo de esa manera tan sutil e indirecta.

Luego alguien puede preguntar, ¿y por qué las empresas colaboran con la universidad? Pues muy simple, y eso también me consta: todas las subvenciones de I+D+i, que son muy cuantiosas, son de fácil aplicación a cualquier poyez que se te ocurra dentro de tu empresa y, al mismo tiempo, sólo exige la firma oficial de la universidad y, por tanto, la "autoría" de algún catedrático para que la empresa pueda llevarse tal subvención.

Es decir: todo está podrido. Ahora bien, ese es el buque insignia de la investigación en España. Nada de lo que he escrito aquí es cuestionable (en cuanto a que es corroborable, por supuesto). Así que, ¿realmente lo que insinúo es anecdótico o es categórico?

Cuando uno sabe de qué tecnología hablo esto podemos desplazarlo a los tiempos de la edad media, para cuando apareció, por ejemplo, Miguel Servet y nos habló del aparato circulatorio. Algo demasiado tabú para todo lo que se había escrito hasta entonces y, al mismo tiempo, sacrílego por el tipo de experimentación que exigía: ¿acaso pretenden decir que yo, un señor no titulado, puede decirle a los más eminentes catedráticos que todos se equivocan? Curiosamente, puedo justificar incluso mis bajas calificaciones - siempre y cuando me den el margen de la explicación de una teoría de la conspiración, una vez más, incuestionable (en cuanto a que es corroborable, por supuesto) y, en parte, creíble (porque no todo, a estas alturas se va a poder corroborar, por supuesto). Todo para mí de Perogrullo: tener que explicar lo obvio.

Y es que esta mañana me he levantado y ha vuelto a cruzarme la vez que en secretaría me encontré unas notas de selectividad que no eran en absoluto convincentes, que no eran las mías; pero ahí estaba el sello. Y hasta que no ponga por escrito la explicación no me quedaré satisfecho y, probablemente, me seguirá atormentando hasta el día de mi muerte. Ahora bien, si lo escribo ahora..., es posible que mi buen nombre deje de mancharse ¿Quién dice que yo era mal estudiante, si hasta incluso tengo una especial vocación de estudios y soy amante de los exámenes? Y es que es por eso, en unos casos, por los que gustan de negarme mi derecho a ser evaluado, ¿pero qué sucedió en selectividad?

Digamos que hay cuatro tipos de sociedades: la más perfecta de las utopías en un modelo meritocrático es la que te impide cometer errores en los momentos cruciales de tu vida, cuando tengas que tomar una decisión importante, decidas lo que decidas harás bien, y eso es porque vives en un país meritocrático.

Pero de ese país nunca he oído hablar, así que tenemos que pensar cómo ocurre en países idealizados para el individualismo: en los momentos cruciales de tu vida, si decides correctamente te irá bien, si no mal. Eso es el ideal capitalista, a lo máximo a lo que puede llegar. Comparado con el mundo meritocrático es una completa mierda, más que nada porque todos los modelos que conozco sucumben sobre los pobres al cuarto modelo.

El cuarto modelo es el mundo real al que sucumbe el capitalismo sobre las mayorías: decidas lo que decidas harás mal. Da igual si decides denunciar, va a provocar pérdidas irremediables. Da igual si decides no denunciar, las pérdidas vendrán por otro lado. No hay forma de evitar ese tipo de "negociación", se trata de la mediación de los perdedores. Quien negocia así es porque es ese la clase de mundo que quiere: un mundo donde ocurra lo que ocurra hay que asumir las pérdidas, nadie se hace responsable. Todo es basura. Eso es España.

Y para conseguirlo, partimos de la España de 1984, con el anterior Gran Hermano, donde las cosas fueron marcadas inercialmente con un poco de ilusión e inocencia..., así que los que entienden de cómo manipular a los inocentes sólo tienen que ocuparse de localizar a las personas más importantes del país - a los que repercutan sobre los demás. Y aplicarles sobre ellos el tercer modelo: ante situaciones importantes, si haces bien te irá mal, si haces mal te irá bien. La distopía por excelencia. Es un modelo caro, muy difícil de mantener. Pero que se puede aplicar sobre figuras concretas.

Y no hay que olvidar que en 1984 yo no era un tipo normal. Por aquel entonces tenía 7 años. Fue entonces cuando me consolidé tras salir en unos periódicos algunas poesías, mi vínculo con el mundo del arte..., el hecho de que en secreto era mucho más que públicamente. Para cuando me matriculé en selectividad la secretaria, una perfecta desconocida, se dirigió a mí en voz baja: "dime cosas sobre tus amigos especiales, esos que tienen tanto poder". Yo me hice el sueco, sólo quería poner mi nombre y ser discreto con los míos... Se abrió la caja de los truenos.

De las dos veces que me presenté, las dos veces habría preferido que la guardia civil estuviera presente; sin el más ligero ápice de exageración con respecto a lo que sucedía. Porque delante de un oficial esas secretarias no te dirían lo que te dicen. Es el poder de los poderes fácticos.

Y es que entonces tenía que tomar una decisión en 1995: me dijeron que abandonara España, que este país era demasiado pequeño para mí y muy corrupto, que me fuera a EEUU. Que España no me valía la pena. Que toda carrera que quisiera encontrar daría con ella en EEUU.

¿Y qué hacer? ¿Apostar por un país cuyos poderes fácticos son tan fácilmente manipulables o irme exactamente adonde querían que me fuera después de haber manipulado a tales poderes?

Decidiera lo que decidiera haría mal. Y sí. Hice mal. Pero..., ¿y lo bien que me siento?

Ahora el Gran Hermano se volverá de nuevo para el año que viene con otro discurso. Discurso en el que cientos de compatriotas suyos que han sido y son demasiado importantes para el país van a ser excluidos. La fachada seguirá con sus montajes y esto provocará que todo individuo en este país siga viviendo la mentira, donde se haga lo que se haga siempre se hará mal.

A ver si ahora, por haberlo dejado por escrito, puedo pasar página porque a pesar de que me tatuaron esas notas de selectividad tan bajas, en realidad a día de hoy no me sirve de nada seguir pensando así. Describir el mundo tal como es le valen sólo a los que pueden cambiarlo. Y está claro que a mí esta información ya no me sirve: soy esclavo de una realidad que acabará por exterminar a mis propios amos. Como ocurre con los que no saben motivar a los afligidos.
 
En una meritocracia todos nos hacemos responsables de todo lo que nos competa. Y machacamos a quienes intenten ocultar los errores. De esa forma, decida como se decida, siempre se actuará como es debido, y entre todos se compensarán las injusticias. Porque ante un buen pacto social no hay Hermandad posible que le haga rival, ni otros chivos expiatorios que sí suenan a teoría conspiratoria.






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