Dentro de unos pocos días me tocará rememorar el día en el que nací. Su significado si no fuera amargo y simbólico no me parecería relevante.
No somos especiales por haber nacido antes o después. En una fecha u otra. No somos especiales por cumplir otro año, por contabilizar cuántas veces la Tierra repitió un punto en su traslación, o en su rotación... Suena infantil. Pero todas las culturas reconocen un cumpleaños. Nuestro instinto civilizador lo considera importante.
En la civilización oriental la muerte es tabú. Es así que chinos y japoneses evitan esa palabra: la que tiene que ver con morir o muerte. El número que se pronuncia con el mismo comienzo que la palabra prohibida se intenta evitar (el cuatro), puesto que da mala suerte. No es de extrañar que la civilización que nació más allá del extremo oriente, donde los polinesios, evolucionara la idea del tabú más allá del uso de una única palabra. La magia blanca demuestra que la palabra Muerte es más la raíz de algo más interno que un mero constructo. Nada que ver con la civilización y lenguaje de la África negra.
Es decir, los cumpleaños son importantes porque necesitamos desviar nuestra atención de lo que se nos viene encima: la consciencia tiene un precio. Si los miedos no llegaran hasta lo más profundo entonces sus decisiones no serían consecuentes o sus planteamientos serían de poca monta.
Una vez entendido que el día en el que se nos recuerda que envejecemos es importante, ahora diré que no me parece relevante en absoluto por ello. Porque esa es la primera función de la civilización: ofrecernos un lenguaje que nos llene, que nos permita expresar lo que nos define, que nos vuelva poetas de lo auténtico.
Cuando era pequeño vi cómo mi padre le regaló a mi hermana una bicicleta por su cumpleaños. El regalo fue tan grande y tan increible que pensé que algún día podía tocarme a mí algo igual de impactante. Cualquier cosa. Pero sus bromas podían durar días, meses, años... Sus falsas promesas y el decir que al siguiente año me tocaba a mí. Dejarme esperando y con ilusiones los dos días antes, el día anterior, luego observar cómo te decía que tendría que esperar otro año entero - y entonces sí ¿Qué se creía que me enseñaba? Está claro que aprendí algo y, con los años, lo terminé de asimilar.
Pero como no existe la maldad absoluta, en un año me regalaron un juego de mesa. Era el Heroquest. Fue la respuesta natural al hecho de que era imposible que me relacionara con unos amigos que esperan ese tipo de relación: no tenía consola, mi ordenador solía ser saboteado..., y mis juegos de mesa o ajedrez también. Al final, con los años, pude apercibir algo de estabilidad. Claro que no era oro todo lo que relucía: cuando me regalaron el juego ahí estaban mis familiares con las tijeras mutilando las piezas. Al verlo comprendí que el objeto de ese regalo no era sino disfrutar haciéndome sufrir - así que les dije que podían quedarse con el regalo, que ya comprendía porqué me lo habían comprado. Y, como la maldad absoluta no existe, al final dejaron el Heroquest solo mutilado en parte. Tocó usar el pegamento en una pieza importante y, con el tiempo, ver cómo se ensañaban contra esa pieza, hacer partir el ala de la gárgola... Seguían con la obsesión. Y, con el tiempo, lo que aprendía: a despreciar sus regalos, sus obsequios, sus ofertas, sus cosas...
Tuvieron que pasar decenas y decenas de cumpleaños antes de que me escucharan decir que no quería volver a celebrar mi cumpleaños. Pero todos sabíamos que los cumpleaños se celebrarían quisiera o no. Aunque, al final, acabaron por respetar mis deseos. Y me libré de la dichosa tarta y las velas.
Lo que me gustaba de los libros de reglas de juegos de rol, así como de las aventuras gráficas, era aproximadamente lo que me ofrecía Heroquest. Había en ese juego de mesa un halo misterioso que hacía al juego diferente. Bien podría ser la temática - como llegué a pensar en su tiempo, pero no creo que sea así. Ese tipo de juegos poseen un invariante a medida que uno juega, y un variante a lo largo del desarrollo de una partida que sacia al que juega. Y esa manera de saciar lo que provoca es que, en principio, le aburra volver a jugar: es como si hubiera tenido una experiencia total de vida a la hora de hacer una "misión".
He creído reconocer la sensación de relajación en ese tipo de enigmas, o pasatiempos. Activa ciertas partes del cerebro, para conformar una sensación natural de saciedad. Juega con la idea de la muerte para darle emoción a la partida, mientras tira los dados... No es fácil encontrar esos rasgos en los pasatiempos - el que más se parece es el laberinto, y es demasiado simplista.
En la obra "Quién ha robado mi queso" recuerdo cómo habían cuatro personajes: dos animales y dos humanos. Mi interpretación de la obra establece que los dos animales forman parte del laberinto, cuyo origen es del mundo de las ideas: por lo que los ratones han sido creados para vivir y evolucionar a partir del laberinto. Sin embargo las personas somos un reflejo de los ratones en el mundo físico. Así, si hay un ratón que se abalanza, también hay un humano impulsivo. Pero el día en el que falte el queso el menos impulsivo buscará actuar como lo harían los propios ratones. Sería una interpretación platónica, usando el símil del sol.
Es decir, un ratón es simple a una persona lo que un laberinto a lo que realmente estoy intentando reflejar. Y creo que ya he dado con las reglas.
El equipo técnico de Microsoft acaba de ayudarme a resolver ese lío que me han hecho en el equipo y que me ha puesto de los nervios estos últimos días. Me han prometido que no volverán a acosarme las actualizaciones, y que no se volverá a quedar inutilizado mi portátil debido al carácter compulsivo del teclado. En esta ocasión, a diferencia de la primera vez, simplemente no le he creído. Pero he tenido que actuar como si no fuera conmigo: se lo he agradecido y cruzaré los dedos para que mañana no pase nada.
Cuando a un informático que no tiene relación con nadie y que trabaja 12 horas al día y 7 días a la semana le quitas el ordenador, ¿entonces? De hecho, tenía para esta mañana el programarme una máquina virtual que diseñé en el 2003 y quería jugar a ver cómo podía automatizarla..., hasta que vi que el equipo se volvió loco. Aunque claro, lo que realmente me dejó en una situación exaesperante fue comprobar que hiciera lo que yo hiciera no podía hacer absolutamente nada.
Eso, unido al hecho de que en estas fechas de frío estoy teniendo valles de beneficios en las ventas, y la sensación de que esto ni es negocio ni es nada, pues la verdad es que me veo...
Pero dentro de poco volverá el día de los relajados. Entonces, como un rito, puede que busque educar mi visión mediante una llamada a la nostalgia. Aún no es tarde para que la conexión entre el neocórtex y el hipocampo recondicione la idea de lo que para mí son esas fechas. El viaje a través del laberinto supone ubicar para cada una de las áreas de tu mundo consciente una realidad visceral que te sea natural: lo que hubiera sido el papel de la civilización en el neocórtex, verlo reflejado en la propia evolución del ser humano en el hipocampo.
A ver si hay suerte y Microsoft no me regala una falsa consultoría en vísperas de mi cumpleaños.
Éste es un blog pensado como último reducto para la fusión entre lo más humano y lo más tecnológico sin perder ni humanidad ni eficiencia.
martes, 26 de noviembre de 2019
Microsoft no tiene reparos
Como si no tuviera bastante con los posibles softwares maliciosos, ahora resulta que los verdaderos problemas me vienen de aquellos que "aseguran" que se preocupan por mi seguridad.
Constantemente lo dicen: es por tu seguridad. Ahí está la clave: si no lo haces, IREMOS A POR TI. Esa es la lectura correcta.
Me dice el técnico, "el problema es el espacio". Esta mañana he amanecido con casi el doble de espacio y el problema ha persistido.
Me dice el técnico, "no volverá a pasar". Pues ha vuelto a pasar. Y además resulta que este tipo de problemas afecta al BIOS, pero porque las actualizaciones afectan al BIOS ¡Por qué COÑO se creen en Microsoft que tienen derecho a tocar el BIOS de mi equipo! Mi BIOS es MI BIOS.
Son unos hijos de puta. Y, por supuesto, me OBLIGAN A ACTUALIZAR EL SISTEMA OPERATIVO. Si no, todas las mañanas, a saber por cuánto tiempo, empezarán a acosarme una y otra vez contra el teclado. Una y otra vez volverán a pulsar la tecla izquierda para que NO PUEDA ESCRIBIR. Lo harán constantemente hasta que haga las cosas debidas PARA MI SEGURIDAD. Todo sera POR MI SEGURIDAD. Pero la cosa es que me dan un enlace para que deje de acosarme el Windows Update y ese enlace es FALSO. No funciona. Y la descripción es FALSA. No encaja con su propio sistema operativo. NO PUEDO DESACTIVAR LO QUE DICEN QUE PUEDO DESACTIVAR.
Y, por supuesto, el técnico TAMPOCO LO DESACTIVA. Las notificaciones volverán a aparecer. Y los ataques a mi BIOS volverán a aparecer. Microsoft ha metido un software MALICIOSO. Está cometiendo delitos informáticos con fines extorsionadores. Se trata de crimen organizado. Porque claro, ¿por qué no me dejan seguir el consejo de su TÉCNICO? ¿Por qué siguen acosándome sin darme margen para actualizar el BIOS?
Se supone que actualizando el BIOS dejará de darme problemas. Pero claro, ellos sí pueden cambiar el BIOS, TODOS LOS FABRICANTES SON CULPABLES PORQUE NO HACEN LAS COSAS QUE DESEA EL SISTEMA OPERATIVO ¡Tócate!
Pero eso sí. Tengo que actualizar el sistema operativo SÍ O SÍ. No cabe en mi equipo. Pues tendrás que actualizar tu equipo. Problema del fabricante. Pero el sistema operativo lo tengo que cambiar SÍ o SÍ.
Que esta mañana no lo hago: pues me acosan con el teclado.
Ahora me han dejado escribir ¿Volverán a acosarme? ¡Seguro! Pero es que resulta que ayer cuando intenté descargarme la puñetera actualización del BIOS del fabricante que, supuestamente, era el único responsable de las incompetencias de los programadores de Microsoft, resulta que como la descarga era de 4GB se me acabó por cancelar justo en los últimos doscientos megas. Así que no pude descargarlo, ni tampoco actualizarlo. Por eso ahora tengo que asumir el castigo.
¡MENUDOS HIJOS DE LA GRAN PUTA MICROSOFT Y SU PUTO SOFTWARE MALICIOSO!
Si ahora vuelvo a dejar entrar al técnico para hacerme DOS CHUMINADAS DE NADA seguiré teniendo el mismo problema tras dejarme mucho tiempo el ordenador sin actividad sólo para chatear a su ritmo y no dar respuesta TÉCNICA al problema que ELLOS HAN OCASIONADO.
Estoy harto de tantas mafias y tantas sectas. NO LO AGUANTO. No acepto que tenga que actualizar además a base de collejas. Son unos DESGRACIADOS. No me creo que el técnico no supiera lo que estaba haciendo. No me creo que los ataques que recibo sean productos DEL AZAR. Como imprevistos. No es en absoluto convincente porque él mismo me aseguró que me había limpiado el equipo. Pues bien: fue mentira.
Porque si me lo limpió: ¿quién me lo volvió a ensuciar? Lógicamente o no me lo limpió o me lo ensució Microsoft y su sistema automático de mantenimiento y actualización sobre un equipo en el que NO SE PUEDE ACTUALIZAR.
El acoso de Microsoft a la pequeña empresa es INAGUANTABLE. Está claro que si escribo la denuncia no podrá ser en este ordenador.
Por lo pronto intentaré aferrarme al clavo ardiendo de actualizar mi BIOS, pero me huelo que estoy a muy poco de perder todo mi equipo; que me van a provocar enormes pérdidas que a ellos sólo le producirán risas.
Yo no trabajo 12 horas al día porque me lo pase bomba. Trabajo todo ese tiempo porque no llego a fin de mes. Si tengo que asumir los sobrecostes de una empresa extorsionadora entonces esta empresa se irá a pique. No puedo funcionar bajo esas premisas.
Así que esta mañana esperaré a que termine de descargarse la actualización de mi portátil para que esos supuestos INCOMPETENTES, porque es lo más suave que pueda ser, puedan seguir trabajando de manera irresponsable. Pero no estoy andando sobre seguro, estoy sobre un terreno que pise por donde pise siempre siempre siempre siempre veo ataques y problemas.
Si no vuelvo a escribir os podéis imaginar los motivos.
Constantemente lo dicen: es por tu seguridad. Ahí está la clave: si no lo haces, IREMOS A POR TI. Esa es la lectura correcta.
Me dice el técnico, "el problema es el espacio". Esta mañana he amanecido con casi el doble de espacio y el problema ha persistido.
Me dice el técnico, "no volverá a pasar". Pues ha vuelto a pasar. Y además resulta que este tipo de problemas afecta al BIOS, pero porque las actualizaciones afectan al BIOS ¡Por qué COÑO se creen en Microsoft que tienen derecho a tocar el BIOS de mi equipo! Mi BIOS es MI BIOS.
Son unos hijos de puta. Y, por supuesto, me OBLIGAN A ACTUALIZAR EL SISTEMA OPERATIVO. Si no, todas las mañanas, a saber por cuánto tiempo, empezarán a acosarme una y otra vez contra el teclado. Una y otra vez volverán a pulsar la tecla izquierda para que NO PUEDA ESCRIBIR. Lo harán constantemente hasta que haga las cosas debidas PARA MI SEGURIDAD. Todo sera POR MI SEGURIDAD. Pero la cosa es que me dan un enlace para que deje de acosarme el Windows Update y ese enlace es FALSO. No funciona. Y la descripción es FALSA. No encaja con su propio sistema operativo. NO PUEDO DESACTIVAR LO QUE DICEN QUE PUEDO DESACTIVAR.
Y, por supuesto, el técnico TAMPOCO LO DESACTIVA. Las notificaciones volverán a aparecer. Y los ataques a mi BIOS volverán a aparecer. Microsoft ha metido un software MALICIOSO. Está cometiendo delitos informáticos con fines extorsionadores. Se trata de crimen organizado. Porque claro, ¿por qué no me dejan seguir el consejo de su TÉCNICO? ¿Por qué siguen acosándome sin darme margen para actualizar el BIOS?
Se supone que actualizando el BIOS dejará de darme problemas. Pero claro, ellos sí pueden cambiar el BIOS, TODOS LOS FABRICANTES SON CULPABLES PORQUE NO HACEN LAS COSAS QUE DESEA EL SISTEMA OPERATIVO ¡Tócate!
Pero eso sí. Tengo que actualizar el sistema operativo SÍ O SÍ. No cabe en mi equipo. Pues tendrás que actualizar tu equipo. Problema del fabricante. Pero el sistema operativo lo tengo que cambiar SÍ o SÍ.
Que esta mañana no lo hago: pues me acosan con el teclado.
Ahora me han dejado escribir ¿Volverán a acosarme? ¡Seguro! Pero es que resulta que ayer cuando intenté descargarme la puñetera actualización del BIOS del fabricante que, supuestamente, era el único responsable de las incompetencias de los programadores de Microsoft, resulta que como la descarga era de 4GB se me acabó por cancelar justo en los últimos doscientos megas. Así que no pude descargarlo, ni tampoco actualizarlo. Por eso ahora tengo que asumir el castigo.
¡MENUDOS HIJOS DE LA GRAN PUTA MICROSOFT Y SU PUTO SOFTWARE MALICIOSO!
Si ahora vuelvo a dejar entrar al técnico para hacerme DOS CHUMINADAS DE NADA seguiré teniendo el mismo problema tras dejarme mucho tiempo el ordenador sin actividad sólo para chatear a su ritmo y no dar respuesta TÉCNICA al problema que ELLOS HAN OCASIONADO.
Estoy harto de tantas mafias y tantas sectas. NO LO AGUANTO. No acepto que tenga que actualizar además a base de collejas. Son unos DESGRACIADOS. No me creo que el técnico no supiera lo que estaba haciendo. No me creo que los ataques que recibo sean productos DEL AZAR. Como imprevistos. No es en absoluto convincente porque él mismo me aseguró que me había limpiado el equipo. Pues bien: fue mentira.
Porque si me lo limpió: ¿quién me lo volvió a ensuciar? Lógicamente o no me lo limpió o me lo ensució Microsoft y su sistema automático de mantenimiento y actualización sobre un equipo en el que NO SE PUEDE ACTUALIZAR.
El acoso de Microsoft a la pequeña empresa es INAGUANTABLE. Está claro que si escribo la denuncia no podrá ser en este ordenador.
Por lo pronto intentaré aferrarme al clavo ardiendo de actualizar mi BIOS, pero me huelo que estoy a muy poco de perder todo mi equipo; que me van a provocar enormes pérdidas que a ellos sólo le producirán risas.
Yo no trabajo 12 horas al día porque me lo pase bomba. Trabajo todo ese tiempo porque no llego a fin de mes. Si tengo que asumir los sobrecostes de una empresa extorsionadora entonces esta empresa se irá a pique. No puedo funcionar bajo esas premisas.
Así que esta mañana esperaré a que termine de descargarse la actualización de mi portátil para que esos supuestos INCOMPETENTES, porque es lo más suave que pueda ser, puedan seguir trabajando de manera irresponsable. Pero no estoy andando sobre seguro, estoy sobre un terreno que pise por donde pise siempre siempre siempre siempre veo ataques y problemas.
Si no vuelvo a escribir os podéis imaginar los motivos.
lunes, 25 de noviembre de 2019
El virus se llama Microsoft
Anoche me desperté con un sueño en el que se generaba un contexto por el cual yo me volvía una mala persona. Pude comprenderlo fácilmente: cerca de una casa donde vivía una familia que se había aprovechado de mí vi un billete de 50 euros y, muy dentro de mí, algo me decía en mi sueño que ese billete era de esa familia de vida no muy burguesa.
Pero en el sueño lo cogí convencido que me merecía ese dinero. Era casi un hurto, pues estaba en mitad de la calle y nadie va a la policía a reclamar un billete suelto. O eso tengo entendido.
En cualquier caso el sueño continuaba. Quería dejarme en una situación peor. El mal llegaba a un punto en el que queriendo ir a un supermercado opté por una especie de callejón sin salida que me obligaba a hacer un parkour y, como mi instinto me lo impide, quise hacer el parkour. El problema es que caí sobre una plataforma que se desestabilizó y destrozó toda una obra a las puertas del supermercado.
Por supuesto ese accidente vandálico no fue intencionado, pero asumí un riesgo porque, en el fondo, en ese supermercado tampoco me trataron bien.
Esta pesadilla es tal porque sacaba una parte de mí que no es real: la parte más perversa que tengo. Ese era el motivo del sueño. Y, acto seguido, apareció una señal interna, para cuando apareció la vigilia, que se consolidó como la razón por la cual no actúo mal. Tuve la suerte de que mi lenguaje era capaz de hacer inteligible ese pensamiento. De ahí de la importancia de la cultura para evitar el crimen.
Comprendí, en mi caso, que era porque no quería desilusionar a la gente. No quería torturar psicológicamente a las personas con lo que hacía. No me gustaba ser una carga para nadie.
Al despertar del todo recordé que el mal era un elemento cultural, algo propio de la civilización. Un meme que usamos para identificar todas esas cosas que son una carga para la sociedad. Era un concepto inventado, racional..., de lenguaje. Y esa fue la impresión que me dejó el sueño en el fondo. De no haber tenido la cultura que tengo me habría dado la impresión de que el mal estaba en mi interior y que en el fondo debía someterme a él, o vete tú a saber. O puede que me hubiera vuelto un relativista moral.
Algo así me sucedió cuando soñé la idea de Dios en una ocasión. Habiendo sido creyente practicante de pequeño, desde mi primera comunión con todas las catequesis que podía meterme en el cuerpo, me dio por soñar en un ente que me envolvía, que me perfeccionaba..., el ente debía ser en parte inteligible en cuanto a que soy persona pero, al mismo tiempo, no le di forma específica. Al despertar, la vigilia me ofreció una visión de contraste: esa duda me había generado una situación incómoda desde el escepticismo de alguien que dedujo que la creencia en Dios no tenía sentido. Efectivamente, me encontraba ante otro elemento cultural que se había envuelto en mi mente para conformar mi razón espiritual para convertirme en un ejemplo para los demás. Pero entonces no sabía exactamente el porqué de esa ensoñación. Así que, hasta que no se me resolvieran las dudas, la dejé en cuarentena - como esas alucinaciones que pueden darte por falta de sueño. Es decir, cualquier hecho aislado debe considerarse dentro de la norma de las flaquezas.
Ahora lo entiendo de otra manera. Era una llamada a un meme que se repite mucho. En nuestra cultura es la idea de Dios, pero ese instinto tiene que aparecer de alguna manera. Se trata más bien de la idea de Dios de Gödel, que no es el dios cristiano. Es como si dijéramos que si existen valores en nuestra conducta que trasciende a lo que hacemos entonces también puede existir una idea de personaje que configuramos como la representación de la perfección de tales valores. A ese personaje algunos lo llamarán Dios, yo, por motivos mucho más profundos, lo llamaré Hierofante y, además, aseveraré que, como el Mal, no existe. Está en la sociedad imbuido con nuestra civilización. Pero no existe.
Se trata de un personaje. Como lo puede ser Supermán o Spiderman. Un arquetipo que, según el caso, puede ser muy útil. Sobretodo porque, a diferencia de los personajes de cómic, estos otros personajes han sido ubicados con una educación basada en la fe. Y claro, de la fe no te puedes despegar. De ese sentimiento que te inculcaron de pequeño no puedes deshacerte. Es así como lo estuviste fabricando durante años y años: sacrificaste mucho esfuerzo por creer en ciertos personajes, esas teorías se consolidaron y acabaron por formar parte de tu propio instinto para evaluar la certeza.
Algo parecido ocurre con las nuevas doctrinas de ideología de género. Podríamos conformarlo como un todo dentro de la progresía de la extrema izquierda. En ella se considera al varón hetero como si fuera perverso y malvado, y se incorpora una suerte de mitología llena de figuras extrañas para alimentar el credo mezclando orientación sexual e identidad. Todo para establecer la obligatoriedad de ser de una de esas ramas, porque se supone que nacemos condicionados a esa doctrina.
Nada de lo dicho en el párrafo anterior está demostrado. Pero muchos gobiernos están invirtiendo mucho dinero en fomentar esa demencia en mujeres y hombres. Se nos encauza de manera que la población tenga miedo de reproducirse. Por un lado tienen al Mal: todo es violación. Por otro lado tienen los Valores: te identificas con tu orientación. Palo y zanahoria, el ABC de la manipulación.
Sin embargo no pueden alterar los movimientos más arcanos. Sólo pueden provocar un auge en los pensamientos más reaccionarios para volver atrás. Esto es debido a que esos memes necesitan herramientas trascendentes, que trasciendan a nuestros actos: principios éticos absolutos. No se puede defender aberraciones, salvo que quieras convertirte en algo que no sea persona. Las personas tenemos nuestra ley natural para las personas humanas.
Y estoy escribiendo esto después de adivinar que Microsoft era el responsable de que mi equipo se volviera inestable. Estoy casi plenamente seguro. Entre las dos empresas que se han encargado de tocarme las interfaces internas ha habido un cruce de incompatibilidades que ha provocado que, de vez en cuando, el servicio del teclado se dispare y no pueda trabajar. Es algo tremendamente molesto: Microsoft te obliga a actualizar, pone el problema y luego ofrece un 902 para solucionarlo. Ya digo: quien es responsable de que se genere el problema es quien tiene que costeárselo. Yo no soy ni un 10% responsable, porque me he asegurado de que el registro estuviera bien limpito - y el teclado está visiblemente en condiciones... Se trata de la clásica extorsión mafiosa, como ya dije la última vez.
Veremos cómo se resuelven. Porque cuando se acostumbran durante años a extorsionar a sus fieles, cuando éstos han depositado toda su confianza, al final provoca la necesidad de una revolución dramática. Revolución como la que tuvo que vivir Madoff o los Lehman Brothers. Puede que nos quedemos cortos con lo que hay que hacer, y por eso los afectados deberían de saber que esto como realmente se resuelve es cortando de raíz.
Pero en el sueño lo cogí convencido que me merecía ese dinero. Era casi un hurto, pues estaba en mitad de la calle y nadie va a la policía a reclamar un billete suelto. O eso tengo entendido.
En cualquier caso el sueño continuaba. Quería dejarme en una situación peor. El mal llegaba a un punto en el que queriendo ir a un supermercado opté por una especie de callejón sin salida que me obligaba a hacer un parkour y, como mi instinto me lo impide, quise hacer el parkour. El problema es que caí sobre una plataforma que se desestabilizó y destrozó toda una obra a las puertas del supermercado.
Por supuesto ese accidente vandálico no fue intencionado, pero asumí un riesgo porque, en el fondo, en ese supermercado tampoco me trataron bien.
Esta pesadilla es tal porque sacaba una parte de mí que no es real: la parte más perversa que tengo. Ese era el motivo del sueño. Y, acto seguido, apareció una señal interna, para cuando apareció la vigilia, que se consolidó como la razón por la cual no actúo mal. Tuve la suerte de que mi lenguaje era capaz de hacer inteligible ese pensamiento. De ahí de la importancia de la cultura para evitar el crimen.
Comprendí, en mi caso, que era porque no quería desilusionar a la gente. No quería torturar psicológicamente a las personas con lo que hacía. No me gustaba ser una carga para nadie.
Al despertar del todo recordé que el mal era un elemento cultural, algo propio de la civilización. Un meme que usamos para identificar todas esas cosas que son una carga para la sociedad. Era un concepto inventado, racional..., de lenguaje. Y esa fue la impresión que me dejó el sueño en el fondo. De no haber tenido la cultura que tengo me habría dado la impresión de que el mal estaba en mi interior y que en el fondo debía someterme a él, o vete tú a saber. O puede que me hubiera vuelto un relativista moral.
Algo así me sucedió cuando soñé la idea de Dios en una ocasión. Habiendo sido creyente practicante de pequeño, desde mi primera comunión con todas las catequesis que podía meterme en el cuerpo, me dio por soñar en un ente que me envolvía, que me perfeccionaba..., el ente debía ser en parte inteligible en cuanto a que soy persona pero, al mismo tiempo, no le di forma específica. Al despertar, la vigilia me ofreció una visión de contraste: esa duda me había generado una situación incómoda desde el escepticismo de alguien que dedujo que la creencia en Dios no tenía sentido. Efectivamente, me encontraba ante otro elemento cultural que se había envuelto en mi mente para conformar mi razón espiritual para convertirme en un ejemplo para los demás. Pero entonces no sabía exactamente el porqué de esa ensoñación. Así que, hasta que no se me resolvieran las dudas, la dejé en cuarentena - como esas alucinaciones que pueden darte por falta de sueño. Es decir, cualquier hecho aislado debe considerarse dentro de la norma de las flaquezas.
Ahora lo entiendo de otra manera. Era una llamada a un meme que se repite mucho. En nuestra cultura es la idea de Dios, pero ese instinto tiene que aparecer de alguna manera. Se trata más bien de la idea de Dios de Gödel, que no es el dios cristiano. Es como si dijéramos que si existen valores en nuestra conducta que trasciende a lo que hacemos entonces también puede existir una idea de personaje que configuramos como la representación de la perfección de tales valores. A ese personaje algunos lo llamarán Dios, yo, por motivos mucho más profundos, lo llamaré Hierofante y, además, aseveraré que, como el Mal, no existe. Está en la sociedad imbuido con nuestra civilización. Pero no existe.
Se trata de un personaje. Como lo puede ser Supermán o Spiderman. Un arquetipo que, según el caso, puede ser muy útil. Sobretodo porque, a diferencia de los personajes de cómic, estos otros personajes han sido ubicados con una educación basada en la fe. Y claro, de la fe no te puedes despegar. De ese sentimiento que te inculcaron de pequeño no puedes deshacerte. Es así como lo estuviste fabricando durante años y años: sacrificaste mucho esfuerzo por creer en ciertos personajes, esas teorías se consolidaron y acabaron por formar parte de tu propio instinto para evaluar la certeza.
Algo parecido ocurre con las nuevas doctrinas de ideología de género. Podríamos conformarlo como un todo dentro de la progresía de la extrema izquierda. En ella se considera al varón hetero como si fuera perverso y malvado, y se incorpora una suerte de mitología llena de figuras extrañas para alimentar el credo mezclando orientación sexual e identidad. Todo para establecer la obligatoriedad de ser de una de esas ramas, porque se supone que nacemos condicionados a esa doctrina.
Nada de lo dicho en el párrafo anterior está demostrado. Pero muchos gobiernos están invirtiendo mucho dinero en fomentar esa demencia en mujeres y hombres. Se nos encauza de manera que la población tenga miedo de reproducirse. Por un lado tienen al Mal: todo es violación. Por otro lado tienen los Valores: te identificas con tu orientación. Palo y zanahoria, el ABC de la manipulación.
Sin embargo no pueden alterar los movimientos más arcanos. Sólo pueden provocar un auge en los pensamientos más reaccionarios para volver atrás. Esto es debido a que esos memes necesitan herramientas trascendentes, que trasciendan a nuestros actos: principios éticos absolutos. No se puede defender aberraciones, salvo que quieras convertirte en algo que no sea persona. Las personas tenemos nuestra ley natural para las personas humanas.
Y estoy escribiendo esto después de adivinar que Microsoft era el responsable de que mi equipo se volviera inestable. Estoy casi plenamente seguro. Entre las dos empresas que se han encargado de tocarme las interfaces internas ha habido un cruce de incompatibilidades que ha provocado que, de vez en cuando, el servicio del teclado se dispare y no pueda trabajar. Es algo tremendamente molesto: Microsoft te obliga a actualizar, pone el problema y luego ofrece un 902 para solucionarlo. Ya digo: quien es responsable de que se genere el problema es quien tiene que costeárselo. Yo no soy ni un 10% responsable, porque me he asegurado de que el registro estuviera bien limpito - y el teclado está visiblemente en condiciones... Se trata de la clásica extorsión mafiosa, como ya dije la última vez.
Veremos cómo se resuelven. Porque cuando se acostumbran durante años a extorsionar a sus fieles, cuando éstos han depositado toda su confianza, al final provoca la necesidad de una revolución dramática. Revolución como la que tuvo que vivir Madoff o los Lehman Brothers. Puede que nos quedemos cortos con lo que hay que hacer, y por eso los afectados deberían de saber que esto como realmente se resuelve es cortando de raíz.
domingo, 24 de noviembre de 2019
Los más grandes proyectos
Hace tiempo se lo pregunté a alguien de la radio, solía hacerlo a gente que se dedicaba al mundo de la comunicación, el arte..., los medios: ¿no querrías hacer algo que tuviera un carácter aún más imperecedero?
Era una pregunta para mí recurrente, en cuanto a sincera. Había otras preguntas que me hacía: Si tuviera la opción de rectificar algo en el pasado, ¿debía hacerlo? Se trataba de planteamientos que tenían bastante que ver.
Esas dudas tienen que ver más con el existencialismo que con cualquier otra cosa. Son los planteamientos de para qué hacemos lo que hacemos; y si las decisiones son o no tan importantes. Por supuesto, cuando aún no era mayor de edad, esas cuestiones eran para mí una tarjeta de presentación. Una pregunta, no una respuesta.
El tiempo me daba a plantearme muchas cosas. Y eso es porque aún no podía saber qué debía esperar de la sociedad que me tocaba. Pero tampoco me veía con derecho de tocarles las narices a los grandes, a aquellos con los que hablaba. Porque puedes meterte con la gente, pero la falta de sinceridad es inaceptable. Y, sinceramente, esas eran mis dos grandes preguntas.
Mi gran pregunta no era sobre la felicidad, sobre la voluntad, sobre llegar a ser... Es cierto que siempre me había parecido deseable alcanzar la independencia económica; pero siempre que había tenido la opción de viajar, siempre sospechaba que ese proyecto no ayudaría a lo que realmente fuera fundamental: lo que soy es un informático merecedor de los más grandes honores debido a mi tecnología. Sería cuestión de tiempo antes de que me estableciera como tal: ese proyecto tenía que hacerlo realidad y me costeé el no acercarme a amistades que me hubieran colmado de riquezas y simplicidades. Mi proyecto de vida era la llamada que tenía desde niño, desde los ocho años: ser el informático que resuelva un problema lógico desmesurable que esté a la altura de alguien como yo. Adquirir un respeto que sabía que tenía que ganarme, porque sabía cómo pensaba mi medio ambiente, la historia de los anteriores..., sabía cuál era mi lugar.
Así hasta que lo conseguí. Ahora no tengo el reconocimiento. Hace gracia. Por eso no tiene mayor valor cualquier otro proyecto que inicie. No tiene ningún especial sentido seguir invirtiendo en alguien como yo: me he encasillado ya. Ya he alcanzado un zénit que ningún ser humano nacido es capaz ni de imaginar tal como es realmente; porque es ese tipo de cosas, sobretodo en los inventos que están constituidos sobre una realidad virtual, como el propio software. Y me veo aislado. Extraño también. También siento condescendencia con quienes no sean informáticos. Y otro tipo de condescendencia, mucho más cruel, con los que sí lo son.
Ése ha sido el resultado de defender los más grandes proyectos. Y el mundo es realmente inmenso. Estoy seguro de ello: ¿cuántos habrán como yo? Esa es mi siguiente pregunta. Ya no me interesa saber el valor de una decisión. Y la inversión de nuestro tiempo se ha convertido en un billete tan falso como una moneda de Monopoly. Con el tiempo estas cosas no sólo se olvidan, sino que perecen a gran velocidad. Todos los aspectos que hicieron que no se pudieran entender las cosas se irán perdiendo, y poco a poco el barro será barrido con la era de Acuario: cuando Hércules dejó caer las aguas sobre las pocilgas. Al final nuestro legado se limpiará porque esos que mandan tienen mandatos efímeros. Mandatos fáciles de ignorar que no aguantan con el tiempo, ni por las formas, ni por nada.
¿A cuántos antes que yo le habrán negado mis mismos resultados? ¿A cuántos después de mí se los negarán? ¿Cuántos casos equivalentes al mío habrán en este u otros tiempos cercanos? ¿Son evitables?
En ocasiones la sociedad se embarrana y se engrandece a sí misma hablando de grandes proyectos. Pero, de tanto mirar hacia las estrellas, muchos no se dan cuenta de que sus botas se encharcan y se ensucian. En esas condiciones no se puede llenar un museo, donde las vitrinas, al estar ausentes de limpieza, no pueden ser usadas para hacer evaluaciones objetivas. El vaho del morboso, las manos sucias de quien embarrana a los demás, la torpeza del trasportista..., ¿pueden distinguir ese legado que dejan de la propia basura? ¿Cómo pueden asegurarlo con ese suelo tan lleno de barro?
Que pongan en educación otro figurín como Duque o Echenique..., gente futil que se perderá con el tiempo y será como si nunca hubieran existido. Gente que se vale de dónde están, de los exámenes que sí les quisieron corregir..., tan futil ante la realidad que vivimos, los pocos deseos que tienen de cuestionar sus propios orígenes, las botas llenas de barro.
Limpiar esas botas, ese sería uno de los más grandes proyectos de hoy. Pero me consta de que no será así. De mis artículos, el que hablaba sobre lo que me llevó a mi increible invención (la parte contada) ya ha dejado de ser buscada; el que hablaba sobre el invento en sí poco a poco está conociendo su máximo apogeo; un ejemplo de aplicación que va más allá del enunciado original aplicado sobre un problema conocido está empezando a ser conocido y leído..., todo esto tras meses de haber abandonado el journal. Esto me indica que será cuestión de tiempo antes de que los pocos que han leído mis indagaciones acaben olvidando o, simplemente, plagiando en secreto mis ideas. Se va a embarranar aún más la tecnología y el lenguaje, va a ser mucho más y más pesado afirmar cualquier cosa.
Y es que lo que más me llama la atención es que no recibiera ninguna notificación, correo, comentario..., nada. A nadie le interesa y, al mismo tiempo, oficialmente es lo más interesante. Aseguran que no se puede resolver y, al mismo tiempo, está resuelto y trivialmente corroborable. Se trata de lo más asqueroso que le podría pasar a la "comunidad" científica: que algo barato de comprobar no se compruebe. Algo asequible y necesario se deje de lado.
Porque eso quiere decir que ABSOLUTAMENTE nada de lo que se asegura y que SÍ es caro o exige comprobaciones complejas podremos tener certeza de ello. Es realmente asqueroso si nos damos cuenta.
Es como cuando tuve que irme de la universidad. Si al final se comprueba, como aseguro, que no fue por motivos académicos, sino porque no me corregían los profesores, entonces eso quiere decir que el alumno que aprueba es porque tiene un perfil específico: el perfil que yo no tenía - porque no hay que olvidar que eran perfectos desconocidos los que optaron por ir contra mi persona. Y el proceso gradual es largo de explicar y complejo..., pero fue real y tangible.
Hay quien dice que los profesores no deberían de entrar en contacto con los alumnos. Y es un hecho de que al entrar en la universidad "las estrellas" me empujaron a graduarme mediante la UNED y otros múltiples etcéteras que evitaban que fuera a esa facultad de mediocres. Pero claro, ¿cómo pretendes evitar lo inevitable? ¿Tan importantes son las decisiones? Mi idea era convertirme en el Hércules que barrería con la porquería de la universidad...
Pero me equivoqué. Ese Hércules no existe. Hay más porquería que persona.
Es como mi vieja pesadilla recurrente: yo ante una enorme verja y el barro me llega hasta los tobillos. Ante mí un equivalente al caballero de la blanca Luna. Tengo la opción de luchar contra él..., pero en los sueños recurrentes siempre se acaba de múltiples maneras, y siempre acaba mal. Aunque le venzas, o acabe hundiéndose, o intentes..., ¿qué? ¿Ayudarle?
Siempre estaban las puertas cerradas. Y el barro estaba ahí.
Quizá me faltó conocer el trabajo de Hércules y las pocilgas. Quizá me faltó saber un poco de mitología griega. Al menos para poder sorprender el sentimiento de desahogo del sueño y despertar así con una sensación de victoria.
Bien pensado, con lo que sé ahora del género único y el sistema límbico ya podría dar unos muy buenos consejos con los sueños recurrentes. La manera de darles la vuelta y dinamizar así la salud mental de la gente. De hecho, he podido estudiar mis sistemas de dinamización con un enfermo mental, al menos lo he probado con dos sujetos con esquizofrenia - y he podido llegar a conclusiones que apuntan a que voy por buen camino... Proyectos que se perderán.
De todas las cosas efímeras que habré hecho lo último todavía podría servir: podría demostrar cuáles son los procesos mentales necesarios para aprender un nuevo idioma. Ya he generado un sistema de falsación - y me parece convincente. Tengo un colega filólogo al que podría proponerle, si me diera la gana, este proyecto por si le parece bien.
Pero, ¡ah, el barro! Ya tengo mis zapatos sucios y mis ganas doloridas me claman hacia atrás ¿Pienso ganar unos momentos de gloria como pasó con Medium? Luego la hipocresía resurgirá y se perderá todo. Es como en la Historia Interminable. El fango siempre ha significado lo mismo en nuestra civilización: es lo que impide que te despegues, lo que te inmobiliza. Lo normal es esperar que también signifique lo mismo en los sueños.
Pero claro, los sueños sueños son.
Era una pregunta para mí recurrente, en cuanto a sincera. Había otras preguntas que me hacía: Si tuviera la opción de rectificar algo en el pasado, ¿debía hacerlo? Se trataba de planteamientos que tenían bastante que ver.
Esas dudas tienen que ver más con el existencialismo que con cualquier otra cosa. Son los planteamientos de para qué hacemos lo que hacemos; y si las decisiones son o no tan importantes. Por supuesto, cuando aún no era mayor de edad, esas cuestiones eran para mí una tarjeta de presentación. Una pregunta, no una respuesta.
El tiempo me daba a plantearme muchas cosas. Y eso es porque aún no podía saber qué debía esperar de la sociedad que me tocaba. Pero tampoco me veía con derecho de tocarles las narices a los grandes, a aquellos con los que hablaba. Porque puedes meterte con la gente, pero la falta de sinceridad es inaceptable. Y, sinceramente, esas eran mis dos grandes preguntas.
Mi gran pregunta no era sobre la felicidad, sobre la voluntad, sobre llegar a ser... Es cierto que siempre me había parecido deseable alcanzar la independencia económica; pero siempre que había tenido la opción de viajar, siempre sospechaba que ese proyecto no ayudaría a lo que realmente fuera fundamental: lo que soy es un informático merecedor de los más grandes honores debido a mi tecnología. Sería cuestión de tiempo antes de que me estableciera como tal: ese proyecto tenía que hacerlo realidad y me costeé el no acercarme a amistades que me hubieran colmado de riquezas y simplicidades. Mi proyecto de vida era la llamada que tenía desde niño, desde los ocho años: ser el informático que resuelva un problema lógico desmesurable que esté a la altura de alguien como yo. Adquirir un respeto que sabía que tenía que ganarme, porque sabía cómo pensaba mi medio ambiente, la historia de los anteriores..., sabía cuál era mi lugar.
Así hasta que lo conseguí. Ahora no tengo el reconocimiento. Hace gracia. Por eso no tiene mayor valor cualquier otro proyecto que inicie. No tiene ningún especial sentido seguir invirtiendo en alguien como yo: me he encasillado ya. Ya he alcanzado un zénit que ningún ser humano nacido es capaz ni de imaginar tal como es realmente; porque es ese tipo de cosas, sobretodo en los inventos que están constituidos sobre una realidad virtual, como el propio software. Y me veo aislado. Extraño también. También siento condescendencia con quienes no sean informáticos. Y otro tipo de condescendencia, mucho más cruel, con los que sí lo son.
Ése ha sido el resultado de defender los más grandes proyectos. Y el mundo es realmente inmenso. Estoy seguro de ello: ¿cuántos habrán como yo? Esa es mi siguiente pregunta. Ya no me interesa saber el valor de una decisión. Y la inversión de nuestro tiempo se ha convertido en un billete tan falso como una moneda de Monopoly. Con el tiempo estas cosas no sólo se olvidan, sino que perecen a gran velocidad. Todos los aspectos que hicieron que no se pudieran entender las cosas se irán perdiendo, y poco a poco el barro será barrido con la era de Acuario: cuando Hércules dejó caer las aguas sobre las pocilgas. Al final nuestro legado se limpiará porque esos que mandan tienen mandatos efímeros. Mandatos fáciles de ignorar que no aguantan con el tiempo, ni por las formas, ni por nada.
¿A cuántos antes que yo le habrán negado mis mismos resultados? ¿A cuántos después de mí se los negarán? ¿Cuántos casos equivalentes al mío habrán en este u otros tiempos cercanos? ¿Son evitables?
En ocasiones la sociedad se embarrana y se engrandece a sí misma hablando de grandes proyectos. Pero, de tanto mirar hacia las estrellas, muchos no se dan cuenta de que sus botas se encharcan y se ensucian. En esas condiciones no se puede llenar un museo, donde las vitrinas, al estar ausentes de limpieza, no pueden ser usadas para hacer evaluaciones objetivas. El vaho del morboso, las manos sucias de quien embarrana a los demás, la torpeza del trasportista..., ¿pueden distinguir ese legado que dejan de la propia basura? ¿Cómo pueden asegurarlo con ese suelo tan lleno de barro?
Que pongan en educación otro figurín como Duque o Echenique..., gente futil que se perderá con el tiempo y será como si nunca hubieran existido. Gente que se vale de dónde están, de los exámenes que sí les quisieron corregir..., tan futil ante la realidad que vivimos, los pocos deseos que tienen de cuestionar sus propios orígenes, las botas llenas de barro.
Limpiar esas botas, ese sería uno de los más grandes proyectos de hoy. Pero me consta de que no será así. De mis artículos, el que hablaba sobre lo que me llevó a mi increible invención (la parte contada) ya ha dejado de ser buscada; el que hablaba sobre el invento en sí poco a poco está conociendo su máximo apogeo; un ejemplo de aplicación que va más allá del enunciado original aplicado sobre un problema conocido está empezando a ser conocido y leído..., todo esto tras meses de haber abandonado el journal. Esto me indica que será cuestión de tiempo antes de que los pocos que han leído mis indagaciones acaben olvidando o, simplemente, plagiando en secreto mis ideas. Se va a embarranar aún más la tecnología y el lenguaje, va a ser mucho más y más pesado afirmar cualquier cosa.
Y es que lo que más me llama la atención es que no recibiera ninguna notificación, correo, comentario..., nada. A nadie le interesa y, al mismo tiempo, oficialmente es lo más interesante. Aseguran que no se puede resolver y, al mismo tiempo, está resuelto y trivialmente corroborable. Se trata de lo más asqueroso que le podría pasar a la "comunidad" científica: que algo barato de comprobar no se compruebe. Algo asequible y necesario se deje de lado.
Porque eso quiere decir que ABSOLUTAMENTE nada de lo que se asegura y que SÍ es caro o exige comprobaciones complejas podremos tener certeza de ello. Es realmente asqueroso si nos damos cuenta.
Es como cuando tuve que irme de la universidad. Si al final se comprueba, como aseguro, que no fue por motivos académicos, sino porque no me corregían los profesores, entonces eso quiere decir que el alumno que aprueba es porque tiene un perfil específico: el perfil que yo no tenía - porque no hay que olvidar que eran perfectos desconocidos los que optaron por ir contra mi persona. Y el proceso gradual es largo de explicar y complejo..., pero fue real y tangible.
Hay quien dice que los profesores no deberían de entrar en contacto con los alumnos. Y es un hecho de que al entrar en la universidad "las estrellas" me empujaron a graduarme mediante la UNED y otros múltiples etcéteras que evitaban que fuera a esa facultad de mediocres. Pero claro, ¿cómo pretendes evitar lo inevitable? ¿Tan importantes son las decisiones? Mi idea era convertirme en el Hércules que barrería con la porquería de la universidad...
Pero me equivoqué. Ese Hércules no existe. Hay más porquería que persona.
Es como mi vieja pesadilla recurrente: yo ante una enorme verja y el barro me llega hasta los tobillos. Ante mí un equivalente al caballero de la blanca Luna. Tengo la opción de luchar contra él..., pero en los sueños recurrentes siempre se acaba de múltiples maneras, y siempre acaba mal. Aunque le venzas, o acabe hundiéndose, o intentes..., ¿qué? ¿Ayudarle?
Siempre estaban las puertas cerradas. Y el barro estaba ahí.
Quizá me faltó conocer el trabajo de Hércules y las pocilgas. Quizá me faltó saber un poco de mitología griega. Al menos para poder sorprender el sentimiento de desahogo del sueño y despertar así con una sensación de victoria.
Bien pensado, con lo que sé ahora del género único y el sistema límbico ya podría dar unos muy buenos consejos con los sueños recurrentes. La manera de darles la vuelta y dinamizar así la salud mental de la gente. De hecho, he podido estudiar mis sistemas de dinamización con un enfermo mental, al menos lo he probado con dos sujetos con esquizofrenia - y he podido llegar a conclusiones que apuntan a que voy por buen camino... Proyectos que se perderán.
De todas las cosas efímeras que habré hecho lo último todavía podría servir: podría demostrar cuáles son los procesos mentales necesarios para aprender un nuevo idioma. Ya he generado un sistema de falsación - y me parece convincente. Tengo un colega filólogo al que podría proponerle, si me diera la gana, este proyecto por si le parece bien.
Pero, ¡ah, el barro! Ya tengo mis zapatos sucios y mis ganas doloridas me claman hacia atrás ¿Pienso ganar unos momentos de gloria como pasó con Medium? Luego la hipocresía resurgirá y se perderá todo. Es como en la Historia Interminable. El fango siempre ha significado lo mismo en nuestra civilización: es lo que impide que te despegues, lo que te inmobiliza. Lo normal es esperar que también signifique lo mismo en los sueños.
Pero claro, los sueños sueños son.
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