Estos últimos días, debido a un golpe producido la última vez que llovió - que me resbalé para provocar un dolor permanente en la espalda, he estado un tanto anulado. Han sido unas semanas muy doloridas, y no tengo confianza en las cirujías - no porque me vayan a hacer daño, sino por la pérdida de tiempo antes de que descubran el origen. Considero que en menos tiempo se me cura solo. Eso me dice mi experiencia de más de una década en este hospital, escuchando a pacientes.
Bien podría haber estado publicando mis técnicas quiroprácticas (que no son invasivas, e incluso podría decirse que son hasta intuitivas) y que han hecho el milagro. Esto, independientemente de que siempre habría sido aconsejable documentarme mejor haciendo ejercicios gimnásticos adecuados (lo cual al ser más invasivo que mis técnicas sería más efectivo y correría el riesgo de ser hasta contraproducente). Pero, como siempre he pensado, cualquier actividad que se lleve a cabo se debe estudiar a partir de la propia capacidad del cuerpo para recuperarse: la técnica tiene que ser más eficiente, actuar según lo que le corresponde, ser de fácil ejecución y que no tenga efectos secundarios. Bien podría publicar mis técnicas asociadas a la medicina..., pero dudo que los que lean este blog estén interesados en esos aspectos.
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Me ha encantado el vídeo de Verisateum, ¿se escribe así? Sabía de la existencia de la teoría de nudos, pero ha sido gracias a su vídeo que realmente me ha interesado como para vincularlo con otra álgebra que tenía desarrollada. De hecho, su enorme calidad de documentación me ha llevado a descubrir que la notación que dispongo para el desarrollo molecular y, por ende, para la teoría de nudos es por dos vías diferente y, según sospecho, incluso innovador. A medida que iba avanzando el vídeo que explicaba la teoría de nudos yo con un papel iba desarrollando mi sistema de secuencias basado en la esfera de Riemann - simplificado para los nudos. Pude ver cómo mi emulador de máquina cuántica podía verse reflejado en los nudos, y me recordó a un ensayo de informática sobre topología de colores que luego no encajaba con cómo se desarrolla en la teoría de nudos y, en definitiva, veía otro campo más que se puede desarrollar para ver si es innovador o no.
Es decir, a medida que avanzaba el vídeo me quedaba maravillado por no haber conocido a Kelvin para, con estos pensamientos que vienen del futuro - pues o hacemos trampa o no funciona, poder explicarle la manera de enfocar la teoría atómica con nudos de manera que pudiera explicar lo que el modelo de Bohr se quedaba en las puertas.
Y todo eso sin usar mi álgebra sobre las partes.
Cuando me pasan estas cosas el corazón se me pone en colibrí. Es una sensación que no puedo describir. Es como su fuera un niño pequeño víctima de ese efecto del Dunning-Krugger, pero con un juguete que parece funcionar demasiado bien. Sentimiento de poder no es la palabra, es más bien fascinación con una risa floja que sale desde el estómago...
Me puse a desarrollar esas teorías sobre el papel, para ver si conformaba la simplificación algebraica sobre los nudos, rehusé a utilizar mis antiguas teorías de permutas y ciclos, y acabé con varias posibles conclusiones y un teorema importante a demostrar. Aún puede que no tenga nada..., pero es otra línea de investigación.
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Mientras estaba en la tienda, intentando reducir mi estrés para que mi espalda deshaga los nudos formados por las neuronas descolocadas por el golpe, al mismo tiempo deshacía enredamientos sociales dentro de mi modelo de competición "red social". Me pude plantear la posibilidad de que la propia estrategia que adopta un jugador dentro de la competición debe formar parte de los temas a tratar y, por tanto, convertirlo en moneda de cambio dentro del juego. Al ver que me funcionaba tuve que rehacer el modelo..., hasta que vi cómo delante de mis narices un hijodeputa aprovechó para robarme unas flores.
Tuve que levantarme, correr, descubrir que aún tenía un nudo en la espalda, cogerle el cetro y decirle "cuidado", "no, cuidado tú", me dijo el imbécil. Algo que yo sabía, y él no, era que gracias a mi determinación podría haberle dado un buen par de hostias - a él y a sus dos amigos si se meten. Que podría haber mantenido con orgullo mi posición para castigar cualquier intento de enturbiar mi negocio. Pero hay algo que en esta red social suele fallar el modelo: ¿cómo representas que en un momento dado quieran tirar tu kiosko abajo? Cuando no tienes nada que perder eres el más duro, pero cuando lo puedes perder todo...
Por eso me volví con una sensación de derrota por varios motivos: si bien mi modelo puede representar el valor de los significantes en combinación con el sentido de los mensajes luego hay limitaciones estructurales que podrían tirar el juego de la mesa.
Me pasó una vez jugando al ajedrez, un compañero de clase me lo propuso, en un momento dado hizo un gesto con la mano y cayeron todas las piezas. Como yo no era tan bueno como jugador no supe interpretar ese gesto, ¿era abandono o era torpeza? Así que recogí todas las fichas y las volví a colocar donde se encontraban originalmente - me volví a sentar y le dije: "te toca". Aún recuerdo la cara de asombro y frustración que tenía el tipo. Ciertamente, aunque seguimos jugando un poco, él tenía razón: me explicó que el gesto en sí era tanto torpeza como abandono. Que ya había ganado, y eso forma parte de las reglas del ajedrez. Simplemente.
¿Cómo introduce el informático las reglas estructurales del juego a la máquina?
Hace tiempo se me ocurrió considerar que la máquina cuando juega en realidad no juega la máquina, sino que se crea un subjuego dentro del juego para crearse así un personaje que realmente lleva a cabo el juego. Es decir, todos los jugadores son como máquinas no dedicadas, pues su sistema operativo no está pensado exclusivamente de cara al juego. Así, si se rompe la estructura entonces debe reconocerse como un gesto punible dentro del juego.
Coincide con la lectura de un documento sobre la consciencia: la llamada percepción de la consciencia es lo que usan los agentes para sentir dolor, por ejemplo. Se trata de una regla estructural aplicada sobre el agente.
Un agente recibe un fuerte golpe en la espalda, y entonces su estructura interna se ve dañada. Estructura que con solo el acto de poner la mano superficialmente sanará de manera más eficiente, correcta, funcional y confiable que si simplemente descansara. Como jugador no podrá jugar igual debido a que se le ha transformado su percepción de las recompensas y el dolor. Sin embargo puede seguir trabajando, porque la estructura de la simulación del juego no ha cambiado: las reglas del ajedrez son las mismas, aunque le duela la espalda. Solo hay que saber interpretar qué puede tener que ver y qué no.
Podemos llegar a comprender cómo todas las personas consiguen enmarañar sus sentimientos con su propia vida. Todo eso forma parte de la superestructura, de las historias que se conforman - donde las subtramas son los subjuegos elegidos para darle emoción a la trama.
Digamos que se puede complicar todo esto un poco, y se entenderá desde cierto punto de vista mejor. Pero entonces no habrá sitio para el álgebra y sus procesos lineales - pues todo estará demasiado enmarañado.
El dolor, en definitiva, es fundamental. La percepción del dolor, el color, esas simplificaciones físicas son enmarañamientos. Lo que nos obliga a trabajar con un modelo más amplio si se pretendiera representar algo así de grande.
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Por mi parte, prefiero tener los pies en la tierra: hay cosas que solo son útiles para entenderlas, pero que no tienen porqué aportar beneficios. Por eso, lo mejor es ir terminando los modelos por separado - cosa que es factible y, a partir de ahí, buscar en qué sentido pudieran ser innovadores.
Otra cosa es si pienso o no presentar mi modelo algebraico molecular tridimensional generalizado. Al fin y al cabo lo tengo muy en pañales y no hay garantías de que me tomen en serio una vez presentado. Lo que sí que me estoy tomando muy en serio es en encontrar alguna clase de congreso, o lugar de reunión, para ver si tengo suerte y conozco a alguien interesante. Porque debemos creer en un postulado mágico de los nudos sociales, que recuerda a mi teorema en ciernes: por cada retorcido que hayas conocido siempre habrá una persona recta a la espera de ser descubierta. Solo hay que saber buscar.
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