Me parece triste que se siga repitiendo los mismos errores históricos. Bertolucci lo mostró en su película, donde los trabajadores se quejaban porque el patrono había comprado tractores. Un tractor podía hacer el trabajo de varios agricultores... Sin lugar a dudas la tecnología avanza para dignificar el trabajo de la gente. Es un invariante que nunca ha cambiado. Para cuando cambie eso me abriré al debate, mientras tanto seguiré sin comprender la irracionalidad de la gente.
En la película los trabajadores se pusieron en huelga y dejaron que los propios amos se encargaran de llevar a cabo esos trabajos que el tractor simplificaba tanto. Una buena lectura habría sido descubrir que realmente los amos podían convertirse en trabajadores y, con el tiempo, los trabajadores abandonarían esa manera de ver las cosas. Pero así no se construyen los dramas góticos. Bertolucci suele aderezar con inmoralidad sus películas para transmitir un mensaje más complejo y completo.
Pero la gente confunde lo moral con lo inmoral. Y tampoco coincidía yo del todo con ese director, que parecía tener prejuicios con el comunismo.
Sea como fuere, el guionista que no usa procesadores de texto para trabajar, como el que no usa correctores, no es mejor que el que sí lo hace. Igual pasa si se vale de más o menos mecanismos para automatizar los textos. Existe un gran conjunto de obras a la espera de ser descubiertas, en cuanto los censores hijosdeputa dejen paso a la creatividad. Pero antes hay que valorar lo que hacen los transformers como lo que es: otra herramienta más que debe ser conducida por los autores. Los tractores tampoco se conducen solos ni siembran con la misma calidad que el dedo del buen sembrador.
Los comunistas falsetes se identifican porque creen que el trabajo es lo que se hace para ganarse un sueldo, como diciendo que tienes que sufrir y autoflagelarte para merecer ser una pieza en la sociedad. Lo he visto reflejado en varias discusiones: cómo el funcionario debe aparentar que está trabajando. Esto es, si descubren que un funcionario no aparenta trabajar cuando todos trabajan lo mismo acaban echando al que no lo aparenta.
El comunista auténtico es el que niega esa ideología y centra la atención en el valor añadido: trabajador es quien aporta valor con su trabajo - nada más. Se trata de una ética material. No se puede salir nunca de ahí. Por eso, los que defienden la idea de que tiene que ser un Trabajador (como concepto formal) el que debe ser protegido ante una Máquina (como concepto formal) lo que en realidad están haciendo es destruir la idea de trabajador material, para substituirlo por lo que tiene forma de trabajador.
Lo material y lo cultural son dos conceptos diferentes, y formalmente el trabajador solo puede aportar fiscalidad cultural, pero no material. No se pueden mezclar los conceptos: el trabajador no debe hacer como que trabaja, porque entonces no trabaja.
Lo mismo pasa con las divisas: el valor del dinero como algo especulativo, por definición, se vuelve cultural. Eso quiere decir que no tiene porqué encajar con lo material. Y cuando se especula con lo material el resultado es un modelo insostenible. Nótese cómo el capitalismo interpretado actualmente es insostenible: si hablamos de una moneda que trabaja con el cálculo del punto fijo entre el precio unitario de producción (que va creciendo linealmente con el tamaño de facturación) y el precio unitario de la compra (que va decreciendo asintóticamente con el tamaño) observamos que las naranjas, por ejemplo, por muy bajo que sea su precio o por muy alto que sea nunca terminarán de germinar antes.
La producción material no es objeto de especulación, y la necesidad que supone un alimento para una persona siempre es el mismo valor - no depende de la cantidad de productos consumidos. Es una falacia muy habitual que se comete en el primer año de estudio en económicas: una falacia que no están dispuestos a corregir.
El primer vaso de agua vale más que el segundo, dicen. Pero al terminar un mes el mismo usuario final necesitará la misma agua, y el resto la usará para especular. El precio de lo que se necesita se calcula materialmente, mientras que el precio de lo que se especula trabaja bajo una divisa independiente.
El cálculo de la divisa material se hace sobre los comodities, en base a la cantidad producida en el país y a la cantidad requerida por familias a lo largo de un año. Haciendo medias se puede precisar cuánto necesita cada perfil de persona al mes para así configurar una renta básica con esa moneda: para garantizar comida, seguridad, sanidad y alojamiento a cada individuo. A punta de pistola la gente no da lo mejor de sí misma.
En definitiva, la mezcla insidiosa de lo material y lo cultural genera situaciones de crisis y de insostenibilidad, donde algunas personas defenderán posiciones ideológicas que son un sinsentido y que reaccionan contra el progreso. Una mente científica y atenta debe ser capaz de darse cuenta cuándo se está dogmatizando lo que debería estar definido de una única manera: la economía es una tecnología que debe librarse del sometimiento social o material.
No hay comentarios:
Publicar un comentario