Cuando las personas se comportan todas de una misma manera es porque se atienen a lo más evidente. En la Alemania nazi se volvió al saludo romano, ante la pregunta de si había que levantar la mano cada vez que un soldado lo hiciera la respuesta debía ser: evidentemente. El no hacerlo representaría un acto heroico o malvado que precisaría explicación - un plan.
Lo evidente, si nos compatibilizamos con la lectura de Adorno, Bauman y otros, se mueve por el 80%. Es decir, quien actúa de manera evidente lo hace, según la ley Lithe, tanto el 80% de las veces, como el 80% del tiempo, etc... De vez en cuando las personas tienen un momento heroico o malvado que les impulsa a hacer algo que se escapa por el 20%. Levantar la mano ante un soldado es sencillo, lo malo es el mensaje que le damos a terceros que nos vean - pero no hacerlo representa un acto de ruptura que te desmarcaría.
Lo evidente es el punto de referencia que debe tener un juez para juzgar. Ni más ni menos. La exactitud es un lujo que el derecho no puede tener, porque no todo con lo que trabaja es estadística pura. Y es que hay que entender qué clase de credibilidad tiene el experto en matemática aplicada: el matemático aplicado se vale de la filosofía conexionista para aseverar sus posiciones, se mueve en base a la literatura de la estadística para no salirse del ámbito de la curvatura que le da la razón. En cierta manera, no podemos comparar el álgebra con la estadística y, por otro lado, ninguna ciencia puede aspirar a tener tanta precisión como la matemática aplicada.
Por eso en este blog considero que los formalismos matemáticos son exactos. De la misma manera, la física no incorpora mayor manipulación de los hechos que lo que esté sometido a los protocolos extrictos. Por eso ninguna ciencia social podría aspirar a ser más certera que una ciencia natural. Es decir, tan pronto como digo que la ciencia social se mueve por evidencias y que la ingeniería y matemáticas por la exactitud, la ciencia natural deberá regirse por hechos.
La exactitud formal, cuanto más se use, más cerca estará de no tener error. Mientras que la exactitud contructiva siempre está carente de error. Tan solo la imprecisión de cálculo, los errores humanos, es lo que motivará que sean necesarios protocolos de contraste. Al fin y al cabo cuanto más tiempo le dedique una persona a trabajar con una herramienta se hace más probable que acabe cometiendo algún error en algún momento.
Cuando una persona intenta romper con el comportamiento evidente dentro de su sociedad lo correcto sería decir que tiene un carácter sociopático. Este sociópata puede ser héroe o villano. Digamos que un 10% serán héroes y un 10% serán villanos, siguiendo el criterio aristotélico de repartir en partes iguales aquello de cuya proporción desconocemos.
El acto de llevar a cabo tu propia deóntica en contra de la moralidad reinante puede ser un proceso destructivo (en el sentido que le da Espinoza) debido a que se ha mezclado un análisis con un proceso sintético para generar una forma de ignorancia que vuelva imprudente al sujeto. Es decir, el mal destructivo lo considero un tipo de extremismo, que puede ser explicado en términos kantianos al mezclar lo que viene del mundo de las ideas de lo que viene del mundo de la experiencia.
Las formas exactas y los hechos no pueden mezclarse, salvo cuando se presenta dentro de su naturaleza evidente. Los hechos corresponden con los significantes, y las formas exactas pueden quedar atribuidas a éstos por cuatro motivos (como aprendemos cuando estudiamos chino): pueden estar vinculados por convención arbitrariamente (como la palabra España en chino, cuya conexión es sólo fonética, a diferencia con Hispania que podría tener significado para los romanos), pueden tener una vinculación de significado (como la palabra moral en chino, donde el significante explica que es un comportamiento que se tiene cuando te miran miles de ojos), pueden tener una vinculación pictográfica (como sol en chino) o puede tener una vinculación propagandística (como Cocacola en chino, que significa algo así como la chispa de la vida). Las cuatro naturalezas evidentes se reducen a estas posibilidades y cuando rompemos con lo moralmente establecido bien puede ser porque hemos descubierto una anomalía que ayuda a construir (como el que interpreta una palabra nueva en chino con un significado más adecuado) o puede intoxicar.
Cuando una persona no es consciente de que su forma de hacer las cosas es errónea entrará dentro de ese 10% que se sale de lo normal, ese tipo de necio se debe considerar un extremista, para distinguirlo del mezquino, que sí es más consciente de que se mueve en extremismos y se siente orgulloso de ello. Al mezquino se le suele acusar de tener un criterio ultra. Si bien el héroe es un tanto extremista el superhéroe no lo es por accidente, sabe que tiene que revolucionar y se atiene a las consecuencias como un buen soldado - un guerrillero. Sin embargo, ¿qué porcentaje entre los necios es la de los mezquinos?
Siguiendo los esquemas de Pareto tendríamos que seguir el esquema: Si del 100% lo evidente es actuar como el 80%, entonces de un 10% de los que se mueven como necios el 2% son mezquinos. Si en vez de usar el criterio de Pareto usamos el aristotélico entonces nos quedaremos conque el que es necio puede que se mueva por algún ideal, en cuyo caso lo ubicamos en el 5%, como dando a entender que los cínicos cuando son falsos no se distinguen demasiado del resto de los necios. En tercer lugar tenemos otra proporción: la dos-sigma excluye aproximadamente al 4% (entre el 5% y el 2% puede ser más adecuado hablar de un 3,5%). Esta otra cantidad se aplica para cuando el comportamiento extremista se mueve bajo una plena objetividad, entonces el inmoral podría ser considerado un manipulador (una mezcla entre cínico y mezquino).
Una vez reconocidas las proporciones dentro de su ámbito de aplicación aún podrían sumarse para conformar una suerte de distintas valoraciones que, aplicando la ley Lithe, pueden servir para tener la certeza de si un sospechoso es culpable a partir de sus comportamientos. Es decir, puede vincularse con el dolo. A medida que el investigador es capaz de atraer el resultado al 80% será porque ha conseguido normalizar el comportamiento del sospechoso hacia lo evidente.
Cuando se examina si se trata con mezquinos, necios y manipuladores se obtiene una ventaja especial que permite analizar mejor el tipo de persona que hace lo que hace. El objeto, supuestamente, es conectar al criminal con lo normal no solo para que pueda ser condenado, sino también reinsertado. La regresión del dolo mediante la redacción rigurosa de los actos llevados a cabo son también una traza a su reinserción, siempre y cuando las leyes sean humanas. O, al menos, esto es algo que me parece evidente.
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