miércoles, 27 de abril de 2022

Los grandes proyectos dan de comer al gran Leviatán y machacan su materia gris

La lógica del mundo tal como lo conocemos se compone de un enorme y estúpido Leviatán, una criatura descerebrada que consume todo lo que tiene a su paso y posee una estirpe parasitaria que controla sus instintos más insanos. Su sistema inmune actúa en base a una ética noble, dividiéndose entre los guerreros que intentan sostener su salud y los revisores que publican cada alteración para que todo el cuerpo tenga conocimiento. Justo la musculatura del Leviatán, que compone su verdadera masa de fuerza, es sometida por los designios de unas criaturas que lo zombifican al margen de los deseos de la enorme criatura.

Tanto ayer como hoy me postulé para ofertas de empleo, y fui rechazado al momento. No creo que llegara a pasar ni una hora tan siquiera. Mi perfil es diáfano y se rechaza casi al instante. Y, al mismo tiempo, tengo un nivel bastante envidiable. Pero tengo que hacer autocrítica: las empresas ven algo que no les gusta de mi perfil, y esto debe ser que no he entrado ya sea en la profundidad de los CSS o en angular cuando me postulo en javascript.

Dicho de otra manera: mis aplicaciones que se van acercando al procesamiento del lenguaje natural no interesan. Mi gamificación no supone ningún relleno a mi currículo. Me han servido para aprender yo, y podría servir para avanzar en muchas cosas..., pero no me van a dar de comer. El sistema no quiere que yo sea investigador, y este blog va sobre eso mismo...

Puedo abandonar mis grandes proyectos y ver cómo ese gran leviatán perece por inhanición: ¿acaso veo entre mis colegas informáticos alguna clase de avance que pueda competir contra mi tecnología? Sé que lo que ofrezco es terriblemente barato e innovador a la vez. Yo eso lo sé. Pero nada de eso me va a dar de comer a mí. Así que terminaré la aplicación que tengo entre manos en algún punto y me decidiré por uno de los tres posibles caminos: css, angular y pygame. Probaré a caminar en las tres direcciones hasta encontrar uno en el que me sienta más seguro, y vea un proyecto de futuro.

Va siendo hora de que use las herramientas convencionales para compartir aplicaciones, y me una a la comunidad de programadores. No para compartir tecnología (nadie hace eso), sino para compartir técnicas (lo que acabará algún día por terminar de matar al Leviatán ante la llegada de las singularidades económicas que el sistema financiero no sea capaz de abordar).

No me parece justo que a los que nos gusta desarrollar proyectos de largo plazo se nos castigue, con el rentintín que supone ser testigos de que son realmente innovadores. Pero la verdad es que ese largo plazo me da de pensar: me siento identificado con la diosa del ataque de los titanes, tan pronto como es convertida en esclava y perseguida para matarla, luego se somete a su rey para convertirse en su arma de destrucción. Cualquiera escucha eso y piensa, ¿qué sentido tiene? Pero la verdad es que ese comportamiento es lo más habitual, y de lo más normal. Razón por la cual la liberación del mal que reside en el mundo pasa por la liberación de la diosa. Una diosa de la destrucción.

¿Qué derecho tiene este mundo para que yo pretenda protegerlo con mi tecnología? ¿No sería mejor que yo mismo sucumba al Olvido con él?


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