domingo, 16 de enero de 2022

8 Pronombres: Test 1. Comienzo de Casablanca

Anoche sufrí un miedo atroz, un dolor penetrante e insistente me despertó de mi sueño y, junto a él, la sensación de que era imposible deshacerse de él con los medios de los que disponía. Un dolor que atravesaba mi pie, una ampolla que se había formado por los malos roces de mi calzado acabó por ennegrecerse ¿Cuándo esa forma deforme quiso volverse oscura y tétrica? ¿Pudo ser la comida inusual y picante que tomé? ¿Pudo ser la crema hidratante que me apliqué al fin a las manos para deshacerme de un continuo sangrar innecesario? ¿Pudo ser esta extraña gripe que a todos nos asola y estamos obligados a asimilar?

Y recordaba mientras caminaba a casa porqué no quise ni quiero vacunarme: sin responsabilidad legal en quien suministra un servicio no hay servicio, hay impunidad. Si van a ganar millones de euros por la vacuna, ¿qué les cuesta asumir responsabilidades económicas? Nada, demasiado turbio.

Así que hice lo que más odio, como aquella vez que volviendo a casa me perseguía un dolor incesante en uno de mis pies sin que consiguiera quitármelo. En aquella ocasión se me cruzó un fumetas, un tío que le daba al porro y, de una calada, en plan pasivo, me arrebató todo el dolor. Dolor que acumulaba durante la última media hora andando y que con sólo oler la marihuana se esfumó durante días. O semanas.

Al final hice lo que menos me gusta: cogí un sobre de ibuprofeno y me lo tomé. Tengo 44 años, debo ir asumiendo los medicamentos. Eso de una vez al año no es suficiente, me los tomo como las vacaciones. Como los días de descanso: uno y ya. Que no moleste mi día a día, que bastante exasperantemente inoperante es que no consigo ver avanzar el tiempo ni puedo esperar futuro alguno en este país.

Al tomármelo en un minuto dio efecto y el dolor se esfumó. Y entonces vino otro miedo, si bien no quería llamar a una ambulancia ahora surgía la dependencia a que esa droga funcionara, y con el cáncer las cosas algún día dejarán de funcionar. Es inevitable. Ya comprendí lo que significaba eso de depender de las drogas: me veía tomando otra y otra para mantenerme lejos del dolor, un dolor que me impedía dormir - y necesitaba dormir para estar lúcido. 

Pero a la media hora, intentando la meditación de ponerse como una antena, el dolor volvió. Por supuesto me negué a tomarme otra dosis, con una es más que suficiente. Probé entonces a meditar por el método de la respiración y, efectivamente, observé que el dolor era como cruzar una viga: que podías traerlo o llevártelo. Y a la hora el dolor cesó. Así, queriendo dormir pasó el tiempo con los miedos de tener que aceptar la lucha a muerte que me esperaba, pero al voltearme en cúbito supino, para protegerme sólo conseguí protegerme de los efectos del ibuprofeno. Efectivamente el dolor persistirá durante toda la noche, y tener predisposición de protegerme sólo podría anular los efectos de la anestesia que me administré.

Es ahí donde los miedos se abalanzan hasta el momento en el que me despierto para ir a trabajar. Compruebo para mi espanto que ese mal sueño de hace cinco horas sigue volviendo de vez en cuando. Esa ampolla, aún oscura, sigue desafiante. Por ello opto por la técnica que me funcionó con los lunares dolorosos que siempre emergían: si no era suficiente andando, en este caso, ponerme a correr. Los estiramientos de la noche anterior no fue suficiente, pero el ejercicio físico sí funcionó: si obligas a drenar y llenar de agua un vaso al final éste se enjuaga. La teoría era esa, y funcionó. Funcionó hasta el punto de que tras venir andando esos tres o cuatro kilómetros no volvió a aparecer el dolor. Sólo tengo esos peculiares síntomas gripales peculiares, menos que un catarro, más que una alergia.

Mi limpieza y cuidado puede evitar desgracias mayores, pero ahora escribo esto sin saber si esta noche volverá a pasar; si fue producto de una comida picante, de un exceso alimenticio, o de otra cosa. Tal vez estén remitiendo los síntomas y, como pasa con la llama a punto de apagarse, me estaba brindando una última aparición estelar que procurara llamarme la atención.

En cualquier caso, lo que más me ha costado ponerme a hacer es seguir innovando - y en eso estoy. Tenía este trabajo medio terminado, y hoy le he querido dar forma:

 

8 Pronombres: Test 1. Comienzo de Casablanca.

Según mi teoría, toda historia bien hecha debe regirse por una secuencia de los 8 pronombres personales secuenciados en un orden obligado, sea del género literario que sea. Si bien se salta una fase es porque debe quedar implícita, o sobreexplicada - en cualquier caso, sin probarlo con un corpus en condiciones esto no es más que... Una teoría. La cosa va tal que así: cada escena tiene un contexto + un sujeto. El sujeto sólo puede estar activo o pasivo, el yo activo es el héroe, y el yo pasivo la víctima, cuando el inicio es una de las maneras de empezar una historia..., que es contándola desde el principio.

1. Inicio + Yo pasivo (Víctima): victimario. Menciona que los protagonistas quieren ir a Lisboa para escapar de los nazis.

2. Victimario  + Tú pasivo (Ausencia): Postguerra. La fechoría es una ausencia, tal como lo describe Propp, por lo que el contexto recuerda a las situaciones de postguerra.

3. Postguerra + Vd. activo (Compañero): Pícaros. En un entorno hostil, ser activo implica estar rodeado de pícaros/aprovechados. Como el que estafa a unos indefensos turistas.

4. Pícaros + Vosotros activo (Secuaz): Policíaco. Aparecen villanos que pretenden mantener la ausencia, para ello intentarán pillar a los pícaros. Por lo que el contexto es policíaco.

5. Policíaco + Nosotros activo (Éxitos): Picaresca. Aparece el bar donde se reúnen los pícaros como un éxito empresarial donde se trapichea de manera habitual y cotidiana.

6. Picaresca + Ellos activo (Trampas):  Contraespionaje. Se lleva a cabo una detención, o captura, de uno de los pícaros tras tenderle una trampa.

7. Contraespionaje + Vds. pasivo (Compensación): Ventana. En este oscuro túnel se ve una ventana con una tenue luz porque al atrapar al pillo éste dejó un objeto de un gran valor.

8. Ventana + Él pasivo (Incertidumbre): Búsqueda. La enorme incertidumbre en la que se sitúan los acontecimientos siguientes obliga a que la historia acabe con una propuesta de Búsqueda, buscar la manera de usar el objeto para huir.

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En definitiva, Casablanca estaría clasificado según este esquema con un 3C escrito en hexadecimal y, según empero, si hubiera otra película que hubiera empezado también bajo el esquema 3C sería fácil encontrar analogías con Casablanca.

Ciertamente, todo esto sin mencionar la manera de expresar cada momento al usar una mayor cohesión referencial o menor según se quiera invocar las distintas etapas por las que se pasaría según la teoría del género único. Es decir, todas estas operaciones obligan a pensar que al margen de las 256 combinaciones haya que multiplicar por cuatro, o por cuatro elevado a la octava, los posibles géneros que se podrían crear... En cualquier caso, siguen siendo apreciaciones interesantes porque con la teoría del género único podía suponer la clase de emociones que se emitían, pero con esta teoría lo que consigo es suponer qué escena falta y cómo montarla para que las distintas partes estén bien cohesionadas y sean convincentes.

Es decir, la teoría de los 8 pronombres podría ayudar a crear sujetos (héroes) convincentes.



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