jueves, 23 de diciembre de 2021

El problema de necesitar a un amado líder

El socialdemócrata se sentirá muy orgulloso de necesitar a un señor que se encargue de "ejecutar", de dirigir, de..., hacer cosas; hacer cosas ejecutivas. Sin embargo me atrevería a preguntar cuál es el resultado de poner a un señor que supuestamente está para, ¿acatar las leyes? Se suele decir que lo que hacen es "respetarlas"..., hasta que les dan por indultar, perdonar, no acatar... ¿No acatar? Diremos..., olvidar acatar.

En definitiva, el modelo socialdemócrata es un completo caos, y es cuestión de tiempo antes de que nos pongamos a sumar todos esos sobrecostes de gestión relativos a los costes de gestión. Es increiblemente burocrático plantear una orgánica de la orgánica, una estructura donde tiene que haber un jefe, un secretario general, el subsecretario, etc..., ¿para que sirve cada uno? La cosa es que existen por una sencilla razón, están para ocupar un cargo.

Algunos ven en estas superestructuras orgánicas una forma de separar los poderes, o de crear filtros y vigilancias. Pero la cosa se simplifica con una pregunta: ¿es más o menos poderoso el que sentencia una medida y ve cómo se acata o el que sentencia que se acate una medida? Lo segundo podría permitir desplazar las responsabilidades al poder ejecutivo, pero la cosa es que esa responsabilidad no debería de existir.

Cuando le dices a un policía que ocupe un puesto de vigilancia idealmente debería de poder plantearse la orden de manera que estructuralmente no se puedan dar circunstancias que eviten su cumplimiento. Y para conseguir ese efecto lo mejor siempre es eludir la responsabilidad individual para emitir órdenes hacia colectivos, a grupos de responsabilidad. Es decir, cierto puesto debe ser vigilado así que se le encarga a unas cinco personas para que se encarguen - lo que no quiere decir que las cinco deben estar ahí, pero el puesto debe ser vigilado por el equivalente a un individuo, y debe existir un coordinador que se haga responsable de la coordinación del grupo.

Cuando nos mantenemos enrocados con la idea de un señor que se encarga de nosotros sólo nos queda catalogarlo como es debido: un presidente es un comandante, si no necesitamos recibir órdenes urgentes tampoco necesitamos presidentes.

Ahora está llegando la nueva variante del coronavirus, así que le preguntan al presidente. Y como el presidente tiene que ejercer de presidente para presidir su presidencia, entonces tiene que emitir una orden presidencial. Y la orden es..., pues mascarillas en exteriores. Y carita sonriente. 

Vamos, que tiene que dar una respuesta porque o si no se va a notar mucho. 

Pero no hace falta que finja: el socialdemócrata es un completo gilipollas. Y eso es debido al falso debate de preguntarle a un señor cuyos honores fue el haber sido elegido por una mayoría. El precio que pagamos por tener que movernos con un modelo tan impropio es un sobrecoste en la gestión, que podría derivarse en una renta básica, así como tener que preguntarle al presidente en vez de designar a un experto que se dedique exclusivamente a este ámbito. Pero claro, también han puesto a dedo a unos para que respondan..., ante lo cual, ¿para qué tenemos los ministros y todo lo demás? Bueno, el verdadero experto dudo que sea capaz de lucir palmito para el partido uno, o el partido dos.

Así que el precio a pagar es mucho más que un mero capital perdido, o que se fomente la corrupción, es también que en los puestos de máxima responsabilidad tengamos sujetos que dan órdenes de pandereta sin mirar las consecuencias, o el hartazgo de la gente. Pero como la gente es gilipollas puede que, una vez más, olviden de aquí hasta la próxima llamada a las urnas.

Todo ha sido diseñado para preservar lo antimeritocrático en las posiciones de máxima responsabilidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

Entradas populares