miércoles, 22 de diciembre de 2021

El poder de la victimización. Asignatura pendiente

Todas las civilizaciones pasan por cuatro fases en su proceso de evolución de cara a su literatura. La literatura española, según rezan la teoría del péndulo, ya alcanzó su culmen y en estos momentos "el péndulo" está loco. Es decir, la civilización va contando historias y, en ellas, las distintas esferas (aquí escojo la palabra atribuida para Propp, en vez de arcontes) escogidas tienen una imagen común.

Podemos partir de los arquetipos que se aplican para los héroes, la esfera del héroe es fácil de comprender: hay una etapa de plata donde los héroes tienen una vida convencional aun teniendo superpoderes, una de bronce donde los antihéroes experimentan el máximo protagonismo y un periodo de reversión donde las historias y quienes las cuentan son los protagonistas. Tras ese periodo donde todo está al revés llegamos a una etapa de oro, ahí los arquetipos son puros y los observamos sin impurezas. Es como el Supermán original, un ser simplemente perfecto dentro de las funciones de lenguaje que se esperan de él.

Las esferas dentro de la etapa de oro tienen una peculiaridad: poseen una autoridad omega, una imagen impoluta. Conseguir ese efecto no es difícil, ya se han hecho películas con sujetos paternales, con adolescentes muy audaces, con niños muy vivos que experimentan, con ancianos que son muy sabios, magos muy poderosos..., y así. El problema no es generar la historia, sino hacerla llegar en su momento. Es decir, ¿cuándo suena convincente?

La literatura española estuvo experimentando una fase clásica, luego se volvió barroca, luego volvió al realismo, luego al romanticismo..., así, dando vueltas. Así hasta que en un momento dado cualquier autor ya podía escribir de lo que quisiera sin que perdiera razón de ser - por esa razón los hispanohablantes no suelen leer mucho, porque leer ya no es una moda. 

Las modas provocan dos cosas: por un lado censuran cultura, y por otro fomentan cultura. Si no hubiera censura no habría moda. Esto es debido a que el péndulo sólo se mueve, en principio, en dos dimensiones, está censurado por un movimiento específico. Si todas las personas se mueven al unísono eso es porque se censuran su propia voluntad. Pero, al mismo tiempo, la moda propone un meme que aporta cultura: es la fase por la que tiene que pasar la sociedad.

Según expongo en esta teoría reconozco las cuatro fases que nos explica el hinduísmo, y alguien podría pensar que soy hinduísta..., no, lo que pasa es que aprovecho la teoría filosófica del hinduísmo, no su religión. No hay que confundir churras con meninas. Efectivamente, mi manera de clasificar cosas me resulta más sencilla de cuatro en cuatro, razón por la cual encuentro cuatro fases. Pero es posible hacer otra clasificación, en la teoría del péndulo sólo son dos fases - cuando a mí distinguir entre lo clásico y lo barroco se me hace simplista.

Podemos imaginarnos a los señores de las tribus, explicando fenómenos naturales. Entonces los conceptos son todos de oro. Las esferas son perfectas, y se censura cualquier mancha sobre dichas esferas. La primera fase, por tanto, consiste en crear arquetipos que expliquen fenómenos difíciles de explicar con los conocimientos científicos de los que se dispone. Se habla de la oscuridad, pues bien, el concepto tiene que ser antropomorfo para aplicarle un verbo, un logos, un comportamiento. Y ese comportamiento, el más sencillo, el humano. Y así se crea el dios de la oscuridad, una manera de afrontar el desconocimiento que genera la existencia de esa realidad tan abstracta.

Cuando tenemos esas esferas empezamos una etapa barroca, rompiendo las reglas para convertirlos en plata. Ya son héroes como lo podría ser cualquiera. Su objetivo es volverse de oro, pero se pasa por una fase de explicar que esos héroes son como cualquiera - pero tienen que seguir un camino que sólo resolverán gracias al genuino poder de un auténtico dios, con un superpoder que los vuelve increibles.

Cuando llegamos a la etapa de bronce los superpoderes desaparecen, nos volvemos realistas. La ciencia y su filosofía prevalecen en los comportamientos de las esferas. Las funciones de lenguaje escogidas tienen una lectura de querer volver a los fenómenos naturales. Es como si todo tuviera que tener explicación. La magia misma, o las confrontaciones generales, todo tiene que tener una explicación. En esta moda la civilización se centra en lo pragmático, en el día a día de la gente. Y donde hay confrontación el máximo culmen será una guerra que unifique a todos en una confrontación final.

Por eso, tras alcanzar el máximo culmen de sumarlos a todos ya sólo queda la ruptura de las esferas: hay que hacerlas añicos para reciclarlas para la siguiente fase. Es entonces cuando los hindús lo llaman el kali yuga, es la fase en la que todo está al revés. Cualquier cosa es posible, como que te cuenten que todo ha sido una historia, todo ha sido invención de alguien, estás en el interior de una matriz gigante que te engaña, hay un basilisco que está soñando lo que vives... Estas historias las hemos visto cientos de veces, pero no consiguen llegar al público. No del todo. O no por el momento. O puede que ahora sí.

Cuando el público adquiere hartazgo de supertíos que hacen supercosas y que se han superconfrontado para hacer superconfrontaciones que resuelvan supercomplicaciones al final se vuelve a esa etapa barroca de antihéroes que viven el falseamiento de la realidad. Pero claro, cuando se supere el kali yuga volveremos a una etapa de oro.

Hoy día cuando una persona se inventa una historia consigue hacerse la víctima, y con ello se hace impune. Entiendo que en los tiempos de la Inquisición Española esto ocurriera, eran tiempos donde la presunción de inocencia tenía que demostrarse necesaria; pero hoy día..., es como si estuviéramos viviendo una regresión. En España el poder ejecutivo se ve con derecho de difamar a un hombre que la justicia considera inocente tratándolo de agresor al victimizar a quien fue su supuesta víctima. Esta incongruencia demuestra una pérdida cultural que supuestamente ya teníamos superada. Es como si dijéramos que la gente no lee.

Para ser político hay que evitar la lectura, porque ésta te lleva a lugares que son incompatibles con el mundo de la política. Si se quiere ganar puestos no puedes parecer un leído, y si quieres parecer cualquier cosa menos un leído el culto tendrá dificultades para aparentar lo que el lerdo ya es. Tenemos a los políticos actuales donde incluso el más académico es una de las máximas representaciones de lo más palurdo que ha aparecido en el mundo de la política - porque no es una cosa de libros, o de títulos, sino de decir cosas con sentido, de tener memoria de la historia de la literatura. Vamos, de ser una persona "bien". Alguien de bien.

El proceso de autodestrucción cultural encaja con una idea de olvidarse de todo lo ganado y destrozar nuestro legado cultural. Lo que yo me pregunto es cuántas veces podría haber pasado que al llegar a la última fase no se supiera continuar de la manera natural: cuando se observan las historias en la esfera de oro nos percatamos de que las víctimas solo son esferas dramáticas - sobretodo si ya hemos pasado por el kali yuga. Poco a poco se irán viendo los bucles y, con ellos, una apreciación de la autocensura que viven muchas personas.

En mi novela intenté mostrar esa idea: cómo la victimización puede provocar la activación de un siniestro poder mental.

Así, ¿cuáles deben ser los trajes de los superhéroes que sean perfectos? Un buen recurso podría ser el desnudo, para mostrar la perfección del cuerpo. Algo así lo vimos cuando se planteó la moda de enseñar la ropa interior, o la moda de ir sin camisa. Ahí el mensaje es el mismo: no tengo nada que esconder, soy perfecto por dentro y por fuera, defiendo la calidad total, la limpieza absoluta. 

Las funciones de lenguaje que formen historias para personajes así prometen ser muy complejas. No hay que olvidar que Zeus, antes de putero, fue un tipo realmente cool; la sociedad griega tuvo que vivir sus correspondientes evoluciones antes de que se inventaran según qué ideas. En cualquier caso, en el renacimiento se veían obligados a dibujar a los dioses desnudos, porque los arquetipos ya eran conocidos y con el desnudo se observaba otro conjunto de recursos literarios. Como el de tener poco pene implica mucha sabiduría. O la idea de ver cuerpos musculosos, anchos de caderas, gorditos, etc...

El renacimiento de la época dorada no implica tener que vestir a los héroes con desnudos. Ése fue el recurso que funcionó entonces, nada más. Pero el no encontrar la imagen con la que vestir las esferas puede provocar que el kali yuga se mantenga..., puede que hasta alcanzar el olvido. Es muy difícil interpretar todas esas modas.

En cualquier caso, seguro que las macrocompañías se piensan que las series siempre estarán ahí, que las películas siempre tirarán..., sí, sí... Hasta que se reinventen los videojuegos, y éstos sean películas interactivas que ayuden a dejar obsoleto el marco anterior.

Primero fueron los juglares, luegos los libros, luego el teatro, luego el cine, la tele y sus series, el stream..., ¿y los videojuegos? Cuidadito. No tienen que desaparecer los anteriores, pero deben saber jugar sus cartas.

O esa es mi opinión. Tal vez no esté muy fundada.


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