He conocido a personas que veía cómo envejecían viviendo en casa de sus padres. Se les veía dependientes de que alguien les resolviera sus asuntos, como incapaces de llevar una vida por sí mismos. Eran como niños grandes, pero envejecían como mortales que eran - como lo somos todos. Da igual la carga genética que tengamos todos y cada uno, la familia cuando agarra a una persona la puede dejar completamente inútil.
Ya en su momento lo criticó Engels, sobre la conveniencia de dejar soltar a la gente un poco del arraigo familiar. Sólo le faltó la fórmula, porque el análisis basado en la antropología era impoluto. Y fórmulas haberlas las hay: podemos hablar desde una renta básica hasta un modelo basado en la planificación económica. Pero está claro que cuando negamos el problema al final será la familia la que se encargue: "los amigos vienen y los amigos van, pero la familia es la única que siempre estará ahí". El vivir en una sociedad así es justo lo que no puede funcionar, la frase no tóxica sería: "una familia puede salir mejor o peor, pero tu puedes conformar tu propia comunidad".
A medida que la sociedad fue perdiendo esa capacidad para transformarse acabó por envejecer. No hay que olvidar que detrás de las capturas de cada clan siempre hay unas muestras de falta de méritos: sociedades donde los mejores muy probablemente acaben escondidos.
Una sociedad donde la familia impera es una sociedad nepotista, lleno de amiguismos y corporativismo. Es una sociedad donde manda más la hermandad que el currículo, quizá porque es la hermandad la que redacta tu currículo. Y no es de extrañar que eso afecte a aspectos objetivos: en mis investigaciones sobre lo que leo he encontrado muchas referencias extrañas, no todos los currículos de los investigadores más referenciados tienen sustancia. Pero la titulitis, el corporativismo y la idiocracia generalizada les siguen el juego - quizá por el intrusismo, por esa sensación que tienen algunos de que en realidad no gobiernan bien su propio barco y lo único que les sujeta es el título de capitán.
Efectivamente, en cuanto las cadenas sean rotas aparecerán muchos sujetos que tenían miedo a darse a conocer. No podemos imaginarnos cuántos: gente que no encaja con el perfil del triunfador a partir de parámetros absurdos. El facherío, que haya un ejecutivo que mire por fuera y decida si el sujeto da la talla así sin más, eso es lo que sobra.
Mucha gente no lo entiende: pero cuando una persona es acosada dentro de sus círculos más internos algo la hace cambiar. Los estudios en psicología repiten los mismos resultados: las víctimas de violencia extrema repiten como víctimas pero con otros acosadores; y no lo hacen porque ellas lo quieran, sino porque algo cambia en su comportamiento que despierta el instinto depredador de tales psicópatas.
Cuando le das la espalda a un perro con intención de atacarte automáticamente te conviertes en su presa. Y el que ya ha sido atacado por un perro es muy probable que, sin saberlo, tienda a darle la espalda y a salir corriendo en cuanto vea otro con intención de atacarle. Las víctimas deben ser tratadas bajo una educación especial, deben ser reinsertadas en la sociedad pues de su inversión obtendremos resultados insospechados. Es decir, no sólo estaremos actuando de manera coherente como una sociedad humana al rescatar a los que no pueden vivir por sí mismos, sino que además estaremos abriendo una caja llena de sorpresas; los motivos por los cuales fueron encerradas esas personas.
En una sociedad patriarcal donde no tienen excusa para tener ese perfil ni los inteligentes, ni los blancos, ni los varones, ni los que tienen dos brazos y dos piernas, ni los que pueden oir perfectamente, ni los que ven sin necesidad de gafas... Para cuando acaben en la indigencia, ¿podrán soportarlo? El hecho consumado es que no se les reconocerá el problema, porque la socialdemocracia sólo reconoce el problema sobre los grupos oficialmente reconocibles - los que conformen un lobby y fuente contrastable de votos. Pero claro, ¿de qué contingente estoy hablando yo? ¿De cuántas personas hablamos?
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