miércoles, 16 de junio de 2021

Emprender el viaje. Guía del buen consumidor

A los niños se les pregunta qué quieren ser de mayor; algunos dicen que ricos, pero una mejor respuesta sería "consumidores". El consumo es la clave de la cultura y la civilización. Una sociedad hiperconsumista es una sociedad que destruye planetas, por lo que no sólo hay que consumir, sino que además debemos saber consumir. Es decir, el capitalismo ha generado apariencia de bondad porque ha favorecido el consumo, pero si tenemos como objetivo a cumplir el consumo (y no la apropiación del estado o falacias por el estilo) entonces sería posible comprender cómo organizarse mejor.

Establecer un valor a cada cosa para proceder a intercambiarla es un caos. El capitalismo es aburrido: es como tener una novia contable ¿Sirve de algo una señora que te lo cuenta todo? ¿Alguien que te cuenta cada placer aislado como si fuera diferente, en vez de empaquetarlos todos a modo conclusión? ¡Vamos! Sería un bodrio de acompañante en la vida.

El capitalismo ha encontrado una fiel amante: el liberalismo. El liberalismo fue una excusa de los angloparlantes y austríacos para insinuar que la ley del más fuerte tenía una justificación ética, como orientada a los derechos humanos. La ética no puede ser algo tan trivial como coger una palabra que insinúa libertad y atribuirlo a hacer que cada uno viva su propia vida. Es decir, igual que hablamos de una novia contable que es un peñazo, el novio liberal no sería más que un psicópata que va a su rollo; mientras te monta poesías absurdas y sinsentidos de los Pazos de Ulloa.

Hay que seguir caminando hasta encontrar algo con un poco de sentido. Algunos cuando hablan del comunismo se descentran del enfoque socialista original para obcecarse en las fórmulas hegemónicas socialistas: hacer que el poder recaiga en el trabajador. Intentar encontrar el todo en las partes puede ser peligroso, podría perderse el enfoque. El comunismo no es necesariamente la dictadura del proletariado. De hecho, el comunismo es el programa del socialismo - así me lo enseñaron en el colegio, y sorprendentemente es la definición más perfecta. El mismo profesor de primaria que nos enseñó una definición de comunismo en condiciones nos dijo que el socialismo era la filosofía que se extraía de la lectura del pacto social de Rousseau. Otra definición perfecta. Y el pacto social es el capítulo cuarto del Contrato Social. 

Si alguien quiere criticar el comunismo no podrá, porque no se puede criticar todos los programas políticos por cómo se lee uno; eso es ir contra la libertad de cátedra, e ideológica. Se puede criticar las condiciones sine qua non del comunismo a través del socialismo, y eso supone criticar el contrato social de Rousseau exclusivamente. Si algún comunista se declara marxista, pues bien: critique Vd a Marx y no tendrá que leerse su programa, pero criticar a Marx no es suficiente como para criticar al comunismo. Hay que usar la lógica.

Cuando veo conferenciantes que se ponen a hablar de la caída de la URSS y nos hablan de la caída de la productividad, y que eso fue lo que provocó la crisis económica, pienso que hay demasiados tontos que se hacen llamar comunistas; y con razón la gente cree que el comunismo fracasó. El problema es que se les pone el altavoz a los que se preocupan de lo coyuntural, y así el debate es más abierto - supongo.

Cuando se habla de la caída de la productividad se habla no de lo que provocará una crisis, se habla de la crisis en sí ¿Qué provocó la caída de la productividad? Yo lo habré comentado más de una vez en este blog, así que no reincidiré - me fío de los propios rusos que me lo decían, muchos con una enorme seguridad, otros tras preguntarles al respecto... El problema está en cómo se enfoca el consumo.

Un desierto helado es una zona donde se ponga como se ponga la gente vivir allí es complicado. Y si además le añadimos osos, no veas. No es como Canadá, donde al menos hay bosque y lagos donde pescar.

...

En cualquier caso, estaba preparándome para el viaje. Añoche me quité una de mis cargas, que son los fardos que obligan a quedarte: le presté a un conocido un DVD que regalaba una revista donde había la demo de un juego, al parecer nunca me lo devolvió y se me olvidó el nombre del juego. Como también escondió el hecho de que él se lo quedara estuve durante años intentando dar con el nombre de ese juego, y era una espina para mi cabeza. Durante años y años, dándole vueltas, buscando... Así hasta que ayer descubrí en un recopilatorio de melodías de videojuegos el JRPG que tenía toda la pinta de ser..., me apunté el nombre y encontré en el gameplay ese tramo que jugué hace años. Ya sólo tenía que comprobar que no tenía ese juego en mi colección; y aclarado, ya sé qué juego era.

Al quebrarse esa espina del pasado y combinado conque había visto ese mismo día la comedia "Con amor, Simón" tuve esa misma noche una pesadilla ¿Qué tiene Skies of Arcadia y una película sobre un chaval que se sale del armario elementos suficientes como para que tenga una pesadilla? Ciertamente fue una pesadilla, porque al despertarme me pitaban los oídos de tanto apretarme los dientes. 

Sin embargo, no era para tanto: estaba en mi barrio y tenía pensado cambiar de hogar porque donde vivía la Santa Inquisición se había implantado, y era un suplicio mortal. Peligro de muerte, tortura..., y sin embargo, yo sólo tenía que eliminar todas las pruebas de mi heregía de mi casa, y lo hacía estoico. Mi intención era marcharme y abandonar mi hogar, pero no sentía ni pena, ni verdadero miedo... Era como la sensación de pérdida de algo y, al mismo tiempo, la promesa de una vida infinitamente mejor lejos de allí. Pero antes tendría que encontrar la manera de quitarme cierto fardo de encima, tenía que llevarlo a cuestas... Ni recuerdo qué era. Tenía como forma de documento, o como de cuaderno, o a saber... Y si las autoridades me pillaban con él..., en el fondo no me importaba pero, al mismo tiempo, era intrigante porque supondría mi muerte.

Creo que el sueño significa que tengo que prepararme para ser un consumidor, cosa que no he sido nunca. Siempre he sido consumidor-dependiente, y no sé emprender el viaje por mí mismo. Tengo problemas de memoria temporal que me impiden llevar a cabo viajes no planificados, y la prosoagnosia - que no me hace las cosas más fáciles tampoco. Además, si entendiendo el idioma no me entiendo con la gente, debido a mi excepcional manera de ver las cosas, es difícil creer que sepa valerme por mí mismo. Sin mencionar lo difícil que es pensar que mi cuerpo pueda aguantar unas circunstancias extremas, o el hecho de que mi orgullo me impide saber pedir las cosas por muy extremas que sean. En definitiva, si no sé llevar este fardo acabaré muerto por la santa inquisición de la naturaleza social.

La ley del más fuerte del liberalismo no me permitirá viajar. Mientras tanto, su novia, el capitalismo me robará todo lo que tenga, porque es obsesiva y criminal. Impuestos, tasas, multas, permisos... Si algo no lo tengo previsto supondrá un paso en falso que podría destrozarme, o sólo provocar sobrecostes asumibles. En cualquier caso yo no creo en "intentarlo", si yo fuera así no sería bueno en matemáticas. Necesito ver el plan de viaje y las probabilidades de éxito.

En España nunca seré una unidad de consumo, como rezaba mi currículo que eran mis pretensiones. Y eso es porque no se implantará la renta básica, ni nada que se le parezca. Debo buscarme un lugar donde pueda ofrecer todo lo que esté a mi alcance a cambio de lo que pueda necesitar. En España no puedo ofrecer todo lo que soy capaz, me exigen trabajar más horas de las que aguanta el sol en un día y no garantizan ni mi futuro real, ni un presente social. 

Tengo que marcharme.

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