Creía que lo dejaba atrás: soñé que despertaba en mitad de la noche y, acto seguido, desperté en mitad de la noche.
Quizá esto me haya pasado después de que recuperara el norte. Mi nueva musa: la imagen de Eva Green en mi fondo de escritorio haciéndome el gesto de la higa. Acto seguido, en esa misma noche, quise volver a retomar mi tecnología informática allá donde lo dejé - no me puedo engañar, eso es lo que me da la vida.
Aún he podido avanzar en mi notación para estudiar qué ocurre con la clase de problemas que se pueden resolver logarítmicamente con un número polinomial de máquinas, o con esos problemas que probablemente se resuelvan en tiempo polinomial... Se me han ocurrido mejoras en la notación, formas de resolver. Pero el equipo que tengo conectado a Internet es demasiado dependiente al deep Microsoft: en cuanto mencione los servicios secretos españoles me volverán a sabotear la máquina para asumir costes económicos innecesarios.
Aunque la verdad es que, con lo poco que se consume ahora, son pocos los costes que tengo que asumir por hacerme perder el tiempo con los sabotages a mi ordenador.
Quizá el haberme dado cuenta de esa nueva realidad es lo que me ha hecho despertar del sueño para entrar en otro estado más inestable, pero que también crea resonancia entre el neocórtex y el cerebelo. Siempre he sido un especialista en creación de mundos paralelos, aunque dudo que la ciencia haya sido capaz de capturar esa doble resonancia REM.
Despertar de la inopia puede vincularse con una mayor capacitación para generar una resonancia REM..., sería digno de mención internacional quien lo descubriera. Porque es una manera de asociar lo trascendental en el mundo diurno con lo calculable en el nocturno.
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