miércoles, 27 de mayo de 2020

El código deóntico de todo ingeniero o inventor

Aquí me veo probando la nueva interfaz de Blogger, como siempre incómodo. Y es que las empresas suelen modificar las interfaces considerando que son suyas, considerando que la imagen que dan de sus usuarios trabajando con ellas les afecta.

Por eso no les molesta incomodar a sus usuarios ya que, al fin y al cabo, no somos sus clientes en nuestra mayoría. No somos más que parte del producto especulable con el que poder trabajar para intervenir sobre el Mercado. Es decir, atrás quedan los estudios de mercado donde el servidor se preocupa de acoplarse a las necesidades del cliente; ahora se plantea trasgredir los gustos del cliente para que confluya con los diseños del servidor.

Sería mucho más caro que los clientes tuviéramos un menú de interfaces, que se nos dejara en paz con un modelo o con otro. Sería mucho más caro que pudiéramos elegir la manera en el que se nos presenta el producto, pues no sería igual de atractivo. Pero más caro aún no poder obligar a los verdaderos clientes a tener que rediseñar los cursos, volver a escribir manuales y hacer nuevos vídeos explicativos en virtud de que los antiguos se han quedado obsoletos. El modelo liberal siempre recompensa a los creadores de contenidos cuando éstos son los que pueden programar la obsolescencia de sus productos: lo que en un modelo democrático sería digno de sospecha de estafa.

Pero heme aquí, incómodo, probando una interfaz en la que me obligan a tener que adaptarme. Pero claro, ¿y si no quiero adaptarme? ¿Y si cambio mi manera de hacer las cosas y decido descargarme de otra manera? ¿Y si descubro otra red social mucho más amigable?

Este blog tenía una media diaria de unas tres o cuatro VISTAS. Lo cual reduce el número de personas que lo ven a..., ¿una o dos? Todavía tengo más vistas en el blog abandonado de mi novela Luces y Espectros, donde la gente está interesada en mis opiniones sobre los arcontes aun después de tanto y tanto tiempo. Y es que el tarot es el secreto del éxito en los blogs. Si realmente quisiera visitas me centraría en ese tema, y empezaría a desarrollarlo de manera que la gente vea en la lectura de cartas una manera de crear historias..., como si esos arcanos fueran el origen de un conocimiento de filología que supera las espectativas.

Y es que no hay que olvidar que para Propp el número de arquetipos de un cuento tradicional son 7: que si el héroe, el villano, etc... Pero los arcanos mayores del tarot son una veintena, y además cumplen principios algebraicos propios de un grupo. Es como si se albergara un conocimiento mucho más desarrollado en lo antiguo. Ya no digo lo que se oculta en el tarot de Marsella, en sus imágenes, donde los iconos representan los eones: piezas y herramientas que se usan para representar aspectos que trascienden a todas las culturas, como la idea de equilibrio frente a la moralidad de la justicia.

Todo eso ya se ve reflejado en el tarot de Marsella..., pero ojo: sólo en el de Marsella (y buenas imitaciones). No aparece en el tarot de ese director medioloco que se volvió satánico y que estudió los arcanos..., a mi juicio mal - tal vez algún día lo redescubra, pero por lo pronto no me parece muy científico. Y es que cuando nos vemos inmersos en los dogmas y en lo oculto podemos perder la visión periférica..., la visión de conjunto que nos ofrece una perspectiva escéptica: lo que nos permite ver por dónde debe seguir el camino cuando éste se pierde.

Y es que las tradiciones, la moral, no nos da siempre una respuesta. Los arcanos están limitados a lo que nos dijera el maestre, o a lo que leyéramos sobre las tradiciones, pero la ciencia siempre va más allá. La ciencia es más objetiva, cuando los arcanos se involucran y se entremezclan con los resultados.

Ayer mismo estuve leyendo un documento que teorizaba sobre cómo debía diseñarse un procesador que reconozca el lenguaje natural. Tenemos como dos grandes filosofías, como menciono en las páginas de este blog, una simbolista que parte de las reglas gramaticales y una conexionista que se involucra en el comportamiento de los textos. La primera, al ser conectivista, es como funciona la ingeniería y la ciencia: es limpia, directa..., exacta y escalable dentro de sus límites. Puede combinarse con estudios probabilísticos, tal como los recomienda Knut... La segunda, sin embargo, se rige por un principio de continuidad, es oscura, se involucra con los resultados y, en el momento en el que empiece a funcionar, en principio mantendrá su funcionamiento respetando la moralidad de los textos y, en parte, su hermenéutica.

Sin embargo el estudio de la hermenéutica no consiste en decir lo que parece, sino en encontrar de un texto el verdadero significado que quiso transmitir el autor de la frase. Para un abogado, por ejemplo, la hermenéutica es de las cosas más importantes - porque trabaja con textos escritos por terceros. Para un informático la cosa es diferente: si un texto tiene pretensiones de poder leerse de dos maneras automáticamente se considera que el requisito es ambiguo y hay que deshacerlo de manera expresa y clara... En Derecho los juristas no pueden permitirse el lujo de encararse contra la redacción del documento de requisitos, porque su documento técnico alberga deseos sociales que son resultado de duras negociaciones entre varias partes.

Esperar que un ordenador sea capaz de entender la hermenéutica de un informático ya de por sí es complicado, ahora bien, que entienda las pretensiones legales como si fuera un juez..., eso ya suena aberrante a día de hoy. Y digo aberrante y no ciencia ficción porque, de hecho, tristemente se podría vender ese producto y podría dar "el pego". Es decir, es uno de esos casos en los que la máquina sí podría aparentar ser un buen juez..., si no fuera porque un informático podría hackearlo (en el más estricto sentido de la palabra) mediante lógica espúrea. Y ya me imagino ver cómo los abogados abandonan el ejercicio de la intepretación hermenéutica para pasar a la mera interpretación artística y así obtener ventajas... Y por desgracia ya se da.

El código deóntico de todo ingeniero o inventor al final radica en ofrecerle a su usuario lo que espera del invento en cuestión. Se trata de cumplir con las espectativas del producto: o de ofrecerle al usuario lo que en realidad es el producto. Es como un buen producto periodístico, por ejemplo: el título o el avance del mismo debe ser un anticipo de la realidad del producto en cuestión. Eso es calidad. Algunos pretenden ver amarillismo en el hecho de que el producto se rodee de sentimientos, o intenciones..., no hay que confundirlo con la interpretación artística que necesita hacer un abogado ante un mal juez. Los buenos jueces aprecian un buen espectáculo interpretativo por parte de letrados y demás participantes, pero no se dejan engatusar - son conceptos independientes.

Ocurre con el caso de ese criminal en serie que tenía algunos estudios de abogado. Por supuesto, esto pasó en EEUU. Con mucho arte se valió de tu capacidad para marear la perdiz y pugnar por su inocencia, cuando abogados que sí estaban colegiados le contradecían para que salvara la vida al menos. Tal vez ese abogado tenía razón para pugnar por su inocencia, porque lo que hizo y se fue descubriendo no tenía perdón "de Dios". Pero la mejor defensa habría buscado paliar las evidencias con una confesión técnica que evitara enmarranar todo el proceso..., cosa que al final fue lo que acabó sucediendo. Los psicópatas tienen falta de esa empatía que les hace conectar más allá de la moralidad a la que cualquier máquina es fácil que acceda e interprete. Por eso racionalizan de manera manipulativa, lo que les funciona con los malos jueces. Y no es de extrañar ver a muchos abogados encandilados por las palabras del psicópata..., así como a malos psicólogos - realmente mediocres, me aventuro a añadir.

Los psicópatas son capaces de engañar muy fácilmente, nos dice la estadística. Pero dependiendo de lo que entendamos por el tipo de engaño se expondrá nuestra mediocridad. Por ejemplo, si a un juez un profesor de universidad se le pone a llorar porque día tras día, detención tras detención, vuelve a agredir al mismo alumno atentando contra su integridad física constantemente y, por ello, se compadece..., entonces es que hay que ser realmente mediocres: tanto él como los compañeros que se lo permitan. Esa clase de jueces son los que deberían dejar de ser jueces, en vez de ser yo el que deba dejar la universidad.

Yo me imagino cómo sería el mundo si los artesanos que fabrican sillas decidieran tener un pensamiento paternalista para hacer que la silla reaccione a quien se siente en ella reclinándose de forma automática o haciendo el caballito..., pero no por haber tocado ningún botón, sino porque la silla lo ha decidido usando un sistema conexionista de feedback..., que es sólo consultivo. Porque la silla seguirá haciendo lo que le dé la gana, cuando el usuario no sabía que se iba a comportar así... Vamos, que cuando algunos nos sentamos en una silla sólo queremos sentarnos.

Lo mismo sucede con la deriva de Microsoft hacia la comisión organizada del delito: sus productos se mueven bajo actualizaciones que ponen en riesgo las máquinas y productos de software que no son de Microsoft. Sin embargo lo hacen. Y lo hacen porque los jueces de este país no inician las investigaciones oportunas que podrían llevar a sus ingenieros a guardar cárcel por, cuanto menos, cuatro años. Además de tener que limpiar sus productos de esas "actualizaciones".

Cuando se incorporan mecanismos no previstos, ni pedidos, los usuarios observan una basura de producto. Y en ocasiones poner en el tejido de tu sistema algo que parecía adecuado y que luego no aguanta es lo que provoca la caída de todo el sistema. Es lo que se define como toxicidad. Y el que mete el tejido tóxico es tóxico. Cada vez hay más ingenieros tóxicos, empresas tóxicas de las que dependen muchos gobiernos... El código deóntico es como una herramienta atemporal que se evade de cualquier moralidad o cultura: es un principio de equilibrio del que no se puede escapar ningún ingeniero que no quiera ser considerado tóxico o mediocre.

Por eso, ayer me puse a leer ese artículo que comparaba una técnica conectivista con dos conexionistas a la hora de evaluar su capacidad para entender el danés. Y en el artículo decía que a esa fecha no había literatura alguna sobre lo que tenían pretensión de evaluar: la capacidad de tales técnicas para acoplarse a un cambio en el tamaño del vocabulario, su capacidad para adaptarse a aprender más términos.

Es bien sabido que ambas filosofías no gozan de ninguna técnica que les permita ser eficientes. De hecho, a día de hoy, me he especializado especialmente en la eficiencia y sé como abordar ese problema - y no tiene nada que ver ni con las tablas de predicción LALR ni con los transformers de los sistemas neuronales. Se trata de una técnica completamente diferente, que es acoplable a ambas filosofías - aunque siempre será más sencillo de aplicar en un enfoque conectivista, porque es así como lo estoy desarrollando.

Y leyendo ese artículo no pude evitar recordar algo que creo que ahí mencionaba..., o se me cruzó otro artículo, no recuerdo... Resulta que hoy día es fácil ver cómo el conexionismo es capaz de adivinar cuándo un texto es emotivo, las emociones positivas y negativas que genera... Tras leer algo así como una millonada de textos: inasumible de repetir para la descomunal inmensa mayoría. Aunque son resultados replicables en la universidad y, una vez configurada la máquina, en cualquier PC convencional se puede comprobar los resultados.

Sin embargo, a pesar de lo bien que funciona a la hora de encontrar términos "sensibles", sean cuales sean, no es capaz de analizar el lenguaje como lo haría, por ejemplo, el álgebra de Lambeck.

Y, claro, ¿por qué es importante lo que acabo de decir? El álgebra de Lambeck para los lenguajes puede servir, por ejemplo, para estudiar la polaridad de una frase: si habla en positivo, en negativo o independiente. Entonces, si metes una palabra emotiva y no puedes estudiar cómo se transforma (hasta cierto punto), eso quiere decir que la técnica emotiva que se tiene siempre, siempre, siempre será superficial. Tan pronto como tenemos las técnicas necesarias como para que una máquina sepa si realmente una persona fue irónica ese tipo de cálculo no lo lleva a cabo porque son demasiado ineficiente las técnicas que se conocen hasta el momento para llegar a esa conclusión - así que se llega a una conclusión..., aproximada. Como lo haría un psicópata que fuera lerdo.

Pero, eso sí, esas máquinas que cuestan millones y millones, que cargan con millones de entradas y que para mí son completamente inalcanzables por muchos años que los dedicara para trabajar en exclusividad para pretender acercarme a una..., es lo máximo a lo que pueden aspirar (a ser psicópatas lerdos) y, al mismo tiempo, pueden dar el pego perfectamente. Pueden obtener ventajas financieras: pueden adivinar cuándo un producto va a dar problemas, para recomendar censurarlo - aunque haya falsos positivos.

Y es que, una vez más, se trata de una corporación, de las reglas neoliberales y de que las leyes se someten, en definitiva, a los lerdos psicópatas que tienen más dinero.




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