Creo que estoy viviendo mi época más baja, más bajo no se puede caer. Si ya de por sí la carga impositiva me parecía inasumible en un estado de derecho, ayer me informé de primera mano que la realidad las pintaba calvas - y era muchísimo peor.
Lo que siempre había temido llegar a convertirme, poco a poco, se ha hecho una realidad: proletariado. A este paso, la indigencia estará a la vuelta de la esquina. Soy plenamente consciente de que es imposible ascender socialmente, y no importa lo que haga o deje de hacer - he nacido de la manera y en el lugar equivocados.
Ayer tuve que tomarme dos bebidas energéticas sólo para revitalizarme. No podía con mi alma después de haber pasado por Hacienda. Es imposible crearse un proyecto de vida, sobretodo porque siendo hombre estoy obligado a tener que trabajar para la competencia femenina y las subvenciones que ellas sí reciben.
Ayer me lo planteé: unas vacaciones hasta Japón después de pagar todo lo que le deba a Hacienda. Ni negocio a la mierda. Y, para cuando llegue el Martes, me espera el hospital con su ultimatum: dicen que tengo abandonada la tienda y que pretenden rescindir el contrato. En la medida de que son unos mafiosos, es probable que tengan planes para con mi tienda, lo habrán apalabrado con otra persona y, de ahí, que haga lo que haga incumplirán el contrato y, claro, ¿es este país un estado de derecho acaso?
No hay nada que pueda hacer y, lo más gracioso, es que va a ser después del día de la hispanidad. Es ya el remate final.
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Había estado pensando formalizar un videojuego que tratara sobre el sentido de la vida, de lo que le pueden pasar a los vivos cuando rompen con una de las tres reglas, los tres fuegos... Esa iba a ser la segunda parte de mi novela, tocaría el tema del vampirismo, los tres fuegos, las impregnaciones... Pero el rotundo fracaso de mi novela, el que no consiguiera hacerla llegar a la gente... Y lo mismo me ha pasado con ese videojuego: ¿para qué? Una y otra vez vuelve de nuevo, veo la indigencia delante de mis narices, ya he conseguido lo que nadie - pero nada.
Con la tontería de ir ganando céntimos, el artículo donde explicaba cómo hacer satisfacer una fórmula booleana ha acabado generando algo más de 3 dólares por sí mismo. Más de mil visitas, que le han dedicado algo más de medio minuto en leerlo. No sé si sentirme orgulloso: es lo máximo a lo que podré aspirar. Las visitas se mantienen con los meses, y parece que han redescubierto otro de mis artículos mejor documentados.
Pero nada de eso me dará de comer.
Dragons in the sky, the fight has begun,
Shadow Vs Light, who will alive when all is done?
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