Creo que ya he tocado fondo: sólo veo imbéciles que se hacen pasar por expertos, y luego están los verdaderos expertos - que sólo les queda callar y aceptar lo establecido.
Pero es como si no se dieran cuenta de que lo establecido no es más que una barbaridad.
Hoy mismo he tenido que responder a un posible indeseable que me ha estado mandando correos con respecto a mi tecnología. El muy imbécil, en vez de ponerse en situación, estuvo dándole vueltas para APARENTAR SER UN PAR. Como ha estado haciendo bien su cometido de "estudiante novato en informática y uso de la lógica" yo aún he tenido que darle un puñetero margen después de que insinuara de que mi máquina tiene un fallo.
Lo curioso del tema, más allá de que apuntara de que mi máquina era lenta cuando él sospechaba que gastaba un tiempo cuadrático (lo cual sería una barbaridad en velocidad para un problema considerado oficialmente intratable y abierto) luego demuestra saber un poquito más y darse cuenta de que los problemas de carga polinomial son mucho más rápidos que los exponenciales... Todo un cúmulo de despropósitos, como insinuar que a través de un solver fue capaz de encontrar una entrada que no se satisfacía: ¿pero es que este completo necio no se da cuenta de que los solvers sólo funcionan en un 70% de los casos en virtud de la proporción entre número de variables y clásulas? ¿Pero cómo se atreve a cuestionar mi máquina sin decirme ni el solver que usó para aseverar que ha encontrado un agujero?
Lo curioso del tema es que esperaba que yo gastara NI UN MINUTO MÁS DE MI TIEMPO en comprobar sus estupidececes con una entrada gigantesca que en cualquier solver habría tardado UN TRILLÓN DE AÑOS billón más billón menos... Total nada. Cosa que hizo él en su casa sin ningún problema.
Pues bien, o es un imbécil o es un hater. Pero esa es la clase de pares con los que me tengo que enfrentar. Ya le he dicho (por segunda vez) que consulte con su profesor antes de seguir enviándome correos tan absurdos. Al fin y al cabo un necio podría creer que un genio es un impostor - y eso es lo que pasa con el 99% de los editores de journals según mi experiencia personal.
Visto así, el tema que tenía presente que era el que quería hablar ya se queda como secundario..., y es que en ocasiones me da por hablar de la propia civilización en la que estamos sumergidos: entendiendo que para mí una civilización es un conjunto de culturas que comparten idioteces. De manera que cuando alguien hace un absurdo descomunal retumbará como onda expansiva por toda la civilización afectando a todas sus culturas. Visto así se comprende que sí se distingan como cuatro grandes civilizaciones en la Tierra, con una como la hegemónica.
Desde España veo cómo en vez de avanzar en derechos humanos se ha estado retrocediendo en los dos sentidos: tanto en el nivel teórico como en nivel práctico. Desde el punto de vista práctico vemos que cada vez se mata menos, pero al mismo tiempo se está aprovechando la epidemia cada país para imponer normativas que atentan a la carta aprobada por las Naciones Unidas. Es decir, lo único mínimamente razonable que teníamos en este puto planeta como para decir que podíamos sentirnos orgullosos de los límites a nuestra propia estupidez (junto con la poyez mojada de Kioto que luego no se respetó tampoco) y ahora se está convirtiendo cada vez más en papel mojado.
Para redactar esas barreras tuvimos que pasar por exactamente La Segunda Guerra Mundial. Esa fue la única manera de que la gente comprendiera que debemos ponernos límites y que los estados no pueden rebasarlos. La Sociedad de Naciones fue un fracaso tras la "Gran Guerra" - léase en los dos sentidos. Se supone que la ONU no puede ser un edulcorante de nada.
A nivel teórico observo que el principal error de los nazis sigue perviviendo: creen que el pacto social, el socialismo, es partidista. Quizá la lectura de centrarlo todo hacia el pacto social sea tan pernicioso como centrarlo todo a la igualdad o centrarlo todo a los derechos de autor, pero hay que tener cuidado con aquello con lo que se compara: la ausencia de pacto social nos lleva o al feudalismo o a la ley del más fuerte.
Y eso nos lleva al comunismo: programa político para hacer posible un pacto social. No significa otra cosa. Pero se sigue manchando las intenciones. Ya lo decía Marx, él mismo intentó objetivizar el socialismo criticando al partido de Goethe - conceptos teóricos que usó para inmortalizar el partido más allá de los meros intereses de ganar votos o la demagogia. Las pretensiones de Marx no eran ideológicas, o de parte, independientemente de en qué se convirtiera el marxismo con conceptos como "la fuerza del trabajo" o quiénes podrían tener acceso a lo que yo llamaría existencialismo laboral.
Ya lo decía Simone de Beauvoir: Son las mujeres las que tienen que decidir qué significa ser mujer. Traducido para necios: Cada persona tiene que decidir qué significa la existencia de SU persona, tras aceptar en esencia cómo nacieron.
- ¿Qué va a ser de mayor Fulanito?
- Pues...
- Caya Fulanito, que me lo diga Menganito.
Creo que es demasiado evidente la diferencia entre el PARA-SÍ y el EN-SÍ. Pero los indocumentados son los que marcan el ritmo.
Los mismos indocumentados que ahora critican el comunismo: critican al todo por la parte. Si yo fuera a criticar al cristianismo no podría ser por cómo son los cristianos, sólo podría hacerlo por los conceptos que defiende. La gente es necia a más no poder.
Ya no digo lo que salta a la vista: el éxito del comunismo más allá de los ojos del capitalista. Se ha escondido en un manto de liberalismo capital mientras algunas fórmulas siguen manteniéndose completamente totalitarias, otras no tanto... Se trata de un fracaso sobre los derechos más fundamentales, un error sistémico dentro de la civilización occidental. Una vergüenza.
Y tenemos a esas dos grandes potencias que marcan el paso de la civilización occidental: China y EEUU. Cada una haciendo barbaridades totalitaristas inaceptables.
¿Para cuándo una lectura aceptable de las formas? ¿Para cuándo expertos que miren de frente al problema a la hora de abordarlo? Prevalece la propaganda y el ataque tóxico. Los pares..., ¿los habéis visto? No hay cultura de asertividad, ya no hay profesores, ni tampoco colegas de trabajo...La Tierra es puro corporativismo y destrucción sistémica.
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Nadie que no sea persona puede definir la existencia de lo que es una persona. Nos hemos quedado con ese quiste, y de ahí no avanzamos. Si no somos capaces de definir lo que es una persona entonces no hay otra: somos ganado. Se trata de una afirmación incontrovertible porque en el mismo instante en el que el individuo no reconoce su lugar dentro del colectivo eso le convierte en víctima de la moralidad y no en autor de su propia moralidad. Visto así el existencialismo no se convierte en un arma, sino en su yugo.
En manos de quienes sí quieran evitar que nos hagamos daño estamos destinados a ser su ganado: les vestiremos, les daremos nuestros recursos, nuestras energías e ideas. Pero, de las ideas, sólo nos mimetizarán porque nuestra autoría carece de valor o sentido.
Así lo vemos en los cuatro tipos de clases sociales observados por Marx y que hoy día es como si no existieran: ¿acaso puede un juez, cuando sea de una clase social diferente de aquellos a quienes juzga, interpretar la ley? El decoro que es necesario para ponerle límites a los jueces quedaría establecido por la propia moralidad y quienes redactan las normas ¿Acaso las leyes se han convertido en fiel reflejo de nuestra moralidad o los legisladores en representantes de la población en todas sus clases?
Sólo Cuba ha conseguido alcanzar ese grado democrático, entre los países del mundo: los legisladores son representantes del pueblo. Lo más difícil conseguido a través de una versión triste del comunismo, el que te obliga a trabajar para el estado y el que te obliga a no poder salir del país. Pero eso es lo que significa estar en guerra: y hay que estar tanto a las duras como a las maduras. En ocasiones hace falta adoptar decisiones duras, justificadas o no, existe unos márgenes que nos obliga a ponernos de perfil.
Y por eso es mucho peor dar con los expertos. Éstos se comportan como niños pequeños. Algunos no se atreven a hablar cuando están más cerca de la verdad. Otros no se atreven a callar cuando son conscientes de que sólo dicen mentiras. Algunos han alcanzado tal nivel de mezquindad que no reconocen un trato diferente en el uso de las leyes dependiendo de la posición social.
Un ladrón aporrea a una mujer para tirarla al suelo, pudo haber muerto - no lo hizo, y eso a ojos de un juez la convierte en culpable de algo. El ladrón huye con el bolso tras observar cómo un hombre enorme le persigue. Dicen los testigos que la víctima se libró de una patada adicional gracias a la aparición de ese hombre. Entonces es capturado y recibe un par de golpes el ladrón. El ladrón sí muere y ante su novia. Eso es lo que le convirtió en inocente. El jurista, en su desfachatez, se dirige al hombre corpulento y le echa en cara que matara a un ladrón por un bolso. Esa es la interpretación ruín y mezquina del ganado que forma parte de la burguesía.
Hace años, un juez se dirigió a mí cuando era adolescente y me explicó que cuando un ladrón intenta robarte lo éticamente correcto es dejarse robar. El jurista cobrará todos los meses y la víctima que reacciona violentamente ante los ojos de los juristas es la que se hace responsable del daño que reciba el delincuente.
En el mundo idílico liberal y capitalista todo aquel que tiene dinero es porque se lo merece. Tener un padre rico, te lo mereces. Te roban, te lo mereces. Un accidente de tráfico, te lo mereces. En definitiva, el anarcocapitalismo que nunca existió, o el feudalismo que supuestamente se superó, se intentan colocar a la altura del comunismo - que es el único sistema que ha sido un éxito.
Mientras tanto, se siguen lanzando hogueras socialdemócratas. La socialdemocracia ya sucumbió al fascismo inapelablemente, e idiosincrásicamente está destinado a ser exactamente eso.
Algunos no aprenden de los errores.
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