miércoles, 6 de mayo de 2020

Liberal Vs Comunista

Existen puntos de vista que yo comparto con muchos liberales, pero hay otros por los cuales muchos que se autoconsideran comunistas me ven como de extrema izquierda. Veré si hoy me da por desahogarme en esos temas.

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Me he puesto algo de música de fondo..., como ambiental. Sin embargo hace tiempo que la idea de compartir sentimientos se me antoja innecesario. Creo que este blog no va a servir de mucho, o de nada. Salvo para desahogarme, para intentar entender el absurdo del que soy testigo y tengo plena constancia. Y sí, lamentarme no sirve de nada..., es más propio hacerlo una sola vez para poder dejar constancia de dicho lamento e ir a otra cosa.

Quizá empiece por aprender el nuevo lenguaje de programación Julia, y le programe una consciencia para que pueda aprender a comprimir, para que aprenda un lenguaje natural por sí misma ¿Cómo sería el despertar de una plataforma como esa, tan eficiente? Aprovechar las librerías que tengo de Python para que se las coma con patatas Julia - todo eso es posible. Y, a raíz de ahí, empezar de cero.

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Todas esas cosas son muy poéticas. Pero lo más importante es si estamos a la altura en nuestro día a día, lo que nos da de comer. No hay nada que me llame más la atención que una persona que se cree que defiende principios fundamentales por defender la propiedad privada. Está claro que hay sociedades que se fundamentan en la capitalización de la propiedad, en atribuirle un propietario y que éste pueda hacer lo que quiera con ella. Pero hay que tener un severo cuidado con aquellos que cogen un concepto tan material y le otorga principios básicos, ya sea para eliminarlo como para protegerlo.

Una sociedad comunista puede trabajar con la propiedad (inmuebles) privada y seguir siendo comunista, de la misma manera el capitalismo puede funcionar con la eliminación de la propiedad privada - aunque no se haya dado esa combinación. Y la razón por la cual tenemos tantos países capitalistas donde jamás se han planteado hacer públicas todas las propiedades no es porque la propiedad privada es un principio idiosincrásico del capitalismo, sino porque la propiedad privada es un principio idiosincrásico del corrupto - y el egoísmo del corrupto es lo que mueve al capitalismo.

El corrupto se identifica como el idiota en su origen como término romano: es el sujeto que le da uso privado al recurso público. Como el que mea río arriba donde hay quien bebe, o como quien interrumpe constantemente en un pleno impidiendo que haga sus funciones públicas. El idiota, por supuesto, buscará sacar provecho de su cargo o posición para robarle al pueblo, para ser un estorbo implícito o explícito. Y, claro, si el capitalismo no se ha planteado hacer algunas cosas públicas no es porque llevara a cabo un acto de coherencia, una inferencia estructural del mismo o alguna clase de estudio ético, si ha evitado el hacer públicas algunas cosas es por pura idiotez.

Para ejemplo un botón: con la llegada de la Pandemia muchos se habrán dado cuenta de un conjunto de premisas básicas..., entre las que destaca que la globalización de la información médica, y no su continua competición o dispersión, ha conseguido ofrecer datos de mucha más calidad para luchar contra el virus en cuestión. Esto es algo que ya se sabía: la sanidad funciona mejor cuando trabaja de manera planificada, sin competiciones entre médicos o clínicas. La capitalización de la sanidad se ha intentado en varias ocasiones, y se ha descubierto que iba contra natura. Por tanto, al menos la sanidad, se observa que debe ser gratuita, accesible..., y pública. Y claro, las patentes y las corporaciones deberían de estar subyugadas a los intereses de los pueblos..., de lo contrario viviríamos en un mundo defendido por completos idiotas. Me sorprendería tener que desarrollar estos argumentos. Pero claro, año tras año da la impresión de que hay que explicarse aún más y mejor.

Como ocurre cada vez que hay un genocidio por parte de un perturbado con armas de fuego en EEUU, era común en Charlton Heston defender ideas como que lo que matan no son las armas sino las personas. Que no pasaba nada porque los adolescentes tuvieran armas a su alcance. Que si en los institutos había que pasar a los chavales por un escáner antiarmas eso debía ser el día a día... La cosa es que el problema público se costea para darle beneficio privado. Todo el colectivo tenemos que ver cómo le explicamos a este señor que sus libertinajes nos pueden hacer la vida más difícil considerando la de dementes, fanáticos y cosas varias que nos vamos a encontrar en nuestro día a día.
Asímismo ocurre cuando hay evidencias de que hay que hacer algunas cosas públicas.

Hay recursos que se deben hacer públicos debido a que su necesidad es muy alta y, al mismo tiempo, aparecen con enorme dificultad para establecer autorías: como el aire, o el agua. Hay recursos que es difícil hacer públicos porque son muy individuales o de elaboración muy artificial: como mis calzoncillos, o un muñeco vudú. El valor de algunas cosas son objeto de especulación, pero el valor de otras no es fácilmente tasable, y se puede convertir en una aberración especular una tasa de cambio.

Ocurre por ejemplo con las tierras en estado de abandono ¿Qué valor tienen? El propietario le pone un precio. Sin embargo el sector público las necesita para poner hospitales o escuelas..., ¿entonces? ¿Acaso ya no tienen otro valor? Aquí no hay oferta y demanda, hablamos de que ese hospital tendrá que pagarle un precio a unos señores que pretenden que miremos a otro lado como idiotas. Los intereses del pueblo deberían prevalecer por encima de la especulación, como dice, de hecho, nuestra Constitución. Aunque, por desgracia, no tenemos una ley que aclare la fórmula..., sólo muchos juicios, conflictos, a saber si jurisprudencia...

Una corporación tiene como objeto ganar todo lo que pueda para sí, de lo contrario el ente jurídico estará operando contra los intereses de su grupo. Lo que quiere decir que su legislación debería de haber sido aprobada por los representantes del Pueblo donde pretende resolver sus problemas. Los estatutos de una empresa, sus licencias, deberían de estar subyugados a las decisiones de los legisladores, sus códigos tipo..., nada de notarios o empresas privadas que estudien lo que les dé la gana considerar en beneficio de su cliente. Es el Pueblo el que debería de crear las empresas y el empresario el que aparezca por la ventanilla única, presente los códigos tipo, número de cuenta, identificaciones, los tres posibles nombres y, en una tarde (si no antes), que se apruebe la licencia. Ya le visitará un coordinador con esos estatutos tipificados, sabiendo lo que va a encontrar. Y si quiere nuevas normas, pues que las pida a esos legisladores, que éstos las tipifiquen y entonces se admitirá ese nuevo código.

Pero no, hay idiotas que quieren mantener en privado algunas de sus fórmulas. Como si eso les hiciera especiales. Sacar beneficio de los problemas en la sociedad ocultando las soluciones. Privatizando las soluciones.

Y hay quien en la pandemia buscan sacarle la propaganda a los países que defiendan la hiperprivatización frente a los clásicos socialistas, todo mediante una falta de argumentación. Y lo que me preocupa es que haya quien no los vea venir a la legua.

El marxismo veía con malos ojos el lucro en las empresas. De eso hace un par de siglos o así. Habrá países que quieran seguir pensando de esa manera, pero no me consta la demostración matemática que nos desvele que esa idea sea tan mala. Es posible que haya que mirar con recelo el lucro, es posible que se vuelva perjudicial: se comprueba que cuanto más desigual es un país mayor es el daño que se produce contra los que menos tienen. Por eso es necesario hablar de colchones, de una renta para todos: si todos ganan una cantidad en este Monopoly entonces la especulación se vuelve un juego de niños, no haría ningún daño.

Pero si no podemos tener una renta básica los derechos más básicos se deberán buscar por otros medios: las fórmulas que buscó el comunismo fue eliminar la propiedad privada en unos casos, obligar a que todos trabajen para el estado en otros casos, ambos... Buscar fórmulas para acabar con la severa pobreza es lo que hace que estos temas se vuelvan insulsos. Es la pobredumbre la que impulsó a Marx, a Rousseau...

Y es la extrema riqueza la que mueve al capitalista a expandir, idiotizar, la propiedad privada.

Sin embargo siempre me lo preguntaré: ¿por qué es siempre el capitalista el que no quiere oir hablar de la objetivización del debate y de su carácter científico? ¿Por qué no está dispuesto a empezar de cero y replantearse algunos de los conceptos que tiene preconcebido?

Es como cuando hablo con un giliprogre, que se nota que es como de manual, repite y grita mucho porque no sabe de lo que habla y, por tanto, no pone nada en cuestión. Es como si todo fueran líneas rojas.

¿Hay gente en ese Think Tank capitalista que actúe desde la ciencia y la objetividad en vez de actuar desde el fanatismo ultraconservador y chovinista? No me consta, o quizá murieron en las Torres Gemelas.



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