domingo, 8 de marzo de 2020

Singularidades

En todo sistema complejo existen singularidades, momentos que rompen los esquemas continuos y convencionales para que se describa una naturaleza mucho más auténtica.

El mundo real es simple, pues es lo que experimentamos. El mundo imaginado es simple, pues es lo que podemos asumir. Lo auténtico es lo único que se ubica entre lo real y lo imaginado, y es mayormente inconcebible. De vez en cuando experimentamos la autenticidad, y es entonces cuando toca asumir lo inimaginable, pues tiene aspecto de irreal.

Mientras esté en activo el coronavirus no habrá OVNIS. Y no es una crítica a los que se encargan de describir el misterio. Mayormente, la naturaleza de los OVNIS (y de los OSNIS) es una naturaleza más psicosocial que resultado de una observación objetiva. Y esto no desmerece la visita con lo extraordinario, ¿acaso no es esa la mejor manera que tienen de visitarnos? Es decir, pensar que una civilización superior se dignará a acercar su nave para pedir permiso para aterrizar en uno de nuestros hangares es exactamente lo último que se hará.

Colonizar supone generar una singularidad, igual que es bastante singular otras tantas experiencias que se viven en la Tierra. La colonización más absurda es la que pasa por llegar y entrar en contacto; el físico debe preparar el terreno para otras formas de llegada y, acto seguido, comentarlo con el político. De una forma o de otra las señales que se dejen ver tienen que tener un formato específico.

Un ejemplo claro es lo que pasa con la informática y la singularidad de la llegada de la humanidad en los robots. Ya habré teorizado al respecto, para empezar a tocar bajo una limitación de diez páginas qué puede significar la llegada de tal singularidad de cara a los DDHH. Es decir, si no somos capaces de comprender la carta de la ONU entonces no estamos a la altura de comprender la singularidad que se podría producir en las máquinas. Y si no somos capaces de apreciar tal singularidad entonces nunca la viviremos; más bien alguien señalará al rey desnudo, y para entonces ya estaremos invadidos.

Lo mismo pasa con las empresas que gobiernan nuestra bolsa. En otro artículo que escribí comenté que eso que separa a robots de humanos es algo que no nos corresponde apreciarlo en las máquinas que se diseñan de manera antropomorfa. Que parezca físicamente humano no quiere decir que sea la única maquinaria capaz de superar la singularidad. De hecho, es más bien una distracción. Los robots que tienen apariencia humana tienen menor carácter que cualquiera de nuestras mascotas vivas, pero cuando observamos las máquinas que manipulan la bolsa e invierten en binarios la cosa cambia. La máquina dice "¡compra!", o dice "¡vende!"..., mientras no veamos que eso nos condiciona a toda la sociedad hasta el punto de que nosotros nos convertimos en sus mascotas es posible que se supere la singularidad (o ya se haya hecho) y antes de que nos demos cuenta ya seamos víctimas de los designios de una máquina.

La singularidad, por tanto, no es algo que llega, sino en parte debemos de buscarla. Si tenemos un modelo poco ortogonal de cara a esa singularidad entonces pasará de largo y nuestras mediciones no serán capaces de asumirla.

Durante siglos la humanidad ya ha sufrido otros "coronavirus", y nunca había pasado nada. Moríamos como perros, pero no sabíamos el porqué. Ser conscientes tiene un precio: se llama miedo. Gracias a eso podremos aprender un poco cómo funciona la realidad de la evolución, eso que decía Morfeo: la pastilla roja o la pastilla azul.

Por ejemplo, una de las singularidades, más allá de que las máquinas alcancen la cualidad de estar vivas, es la capacidad de las máquinas para ser conscientes. Está claro que quien controla a un ser vivo, por una cuestión de principios termodinámicos básicos, no puede ser sino otro ser vivo. Pero, ¿cómo se supera el test de la consciencia? Tendríamos el test de Turing. Lo que pasa es que ese test es demasiado específico con su doble ciego: ¿es posible superar la singularidad por otro medio sin que nos demos cuenta, como estoy diciendo en este post? Pues sí: las máquinas serán más inteligentes que las personas cuando sean capaces de conducir sus coches, o de hacer críticas de películas como si fueran frikis. No hace falta más. Y para conseguir algo así ya hay una fecha aparentemente razonable: como unos 10 años.

La cosa es: cuando los coches autónomos estén a la altura de saber conducir sin especiales limitaciones entonces la película que se monten los mismos será resultado de su capacidad para extrapolar todo lo que hayan aprendido para saber cómo conducir, y para esto hoy día no hay tecnología: pues aborda lo mejor de las dos grandes filosofías de las exactas, la gris y la blanca.

Cuatro pastillas, como en la dominancia cerebral de Herrmann.

Herrmann nos trajo su modelo cerebral por el año 2000, han pasado 20 años y ha predominado la llamada "perspectiva de género". Así que no: no me creo que en 10 años tengamos máquinas capaces de conducir un coche. Hay que comprender cómo funcionan las mentes científicas, y cómo funciona la singularidad. Haría falta que ocurrieran hechos singulares. Algo que ayudara a hacer prevalecer el entendimiento de nuestra caja de calcio, aunque eso suponga tener que aceptar que la mayoría de las mujeres desean hacer cosas sociales como ser enferemera o profesora de instituto, y que la mayoría de los hombres desean hacer cosas más objetivas como ser médico o componer música.

Han pasado unos 20 años y se sigue sin aceptar las cuatro partes del cerebro. Me supongo que los neurólogos no tienen ese problema, pero los que diseñan coches autónomos no se imaginan cuatro filosofías matemáticas - todo lo más dos, las que yo puse en mi libro, y aún así no me parece que haya ganas de seguir adentrándonos en los matices oportunos. Le digo a cualquiera que una pregunta puede tener dos respuestas diferentes exactas y se me queda mirando como si yo estuviera loco.

Y es extraño. Hace falta mucho más para que cuando se produzca la singularidad se sepa apreciar para afianzarla y convertirla en fórmula.

Yo, por mi parte, me veo peleándome con los funcionarios - que son unos acosadores en este país. Los de Hacienda pueden hacer lo que les dé la gana y sin rendir cuentas por las tonterías que finjan justificar a la hora de citar la ley. Aún no me explico que una persona como yo, que no gana nada, y que lo poco que ahorra, representa un porcentaje ínfimo con todo lo que tengo que pagar a la seguridad social en concepto de autónomo. Y esos hijos de puta, cuando no tengo ni mercaderías ni inventario, ni nada, quieren que pague un porcentaje de lo que gano al terminar el año. No me llega ni en bruto al sueldo mínimo en ningún mes del año, y aún así fingen - porque tienen mis mismos datos - que eso no basta para eximirse de pagar IRPF. Así que, en su fingimiento, me multan de manera grave. Todo es una farsa. Y si lo hacen es porque saben algo que no sé: que los jueces le darán la razón por cualquier clase de motivo asqueroso y oculto.

La singularidad que acabaría con mis problemas con Hacienda pasaría por cometer un delito de verdad y que acabara en la cárcel. Así me libraría de tener que asumir más esas tonterías, además de que libraría a Hacienda de unos inspectores corruptos ¿Por qué acosan a los que no tienen ni ganancias, ni propiedades, ni futuro? En cuanto lo pienso me vienen imágenes de..., me bloqueo y no puedo intentar meterme en burocracia, en papeles que me dan la razón - pero que ellos, en su prevaricadora forma de ser, negarán con cinismo mientras usan palabras como que lo que presento son "excusas".

¿Por qué se acosa al débil?


Merecen morir.


Esto es cualquier cosa menos una democracia. Y si no entendemos lo fundamental, entonces no vamos a ninguna parte.





Todo esto me bloquea.
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También me recuerda los dos tipos de economía imaginaria que se producen en España: cuando la corrupción es convencional, se trabaja para tributar de menos y se tiene unas ganancias superiores a lo que se declara. Pero existe otro tipo de corrupción que es bastante habitual en países socialdemócratas y que representan la verdadera singularidad para los estudiosos de la economía: lo que genera los verdaderos cisnes negros. Me refiero cuando la economía imaginaria es negativa.

Resulta que hay veces en el que el empresario declara más impuestos de lo que en realidad trabajó. No será mi caso, por supuesto - si yo lo hiciera sería para no tener que relacionarme con esos hijosdeputa que son los funcionarios. Pero no, me refiero que en ocasiones se declara en las facturas unos movimientos que no se producen.

Tales movimientos corresponden para conseguir unos rappels y descuentos que, en realidad, no debieron producirse porque el tamaño de los pedidos eran mucho más pequeños. Es entonces cuando el representante se puede llevar un pico, así como el propio cliente. El cliente se lleva sus beneficios en especias, para compensar lo que tiene que pagar de más en el IRPF o impuesto de sociedades; mientras que el representante se puede marcar un farol ante su empresa dando a entender que vende más de lo que vende.

Luego los economistas se llevan las manos a la cabeza porque dicen que los intermediarios no tienen suficiente margen; por supuesto el margen depende de esa economía imaginaria, cuando es negativa. Porque cuando es positiva el margen es inmenso. Entonces los agricultores se preguntan cómo es posible que haya tan poco control, que haya tanto intermediario que no compense... Como si en los procesos intermedios hubiera tanto trabajo, tanto envase, tanto... No hay nada. Lo que hay es mucha economía imaginaria negativa.

Nos podemos imaginar cómo funciona. En mi tienda podría vender una caja de patatas a la semana. Y estas cajas podrían caducar a las 8 semanas. Entonces me ofrece el proveedor 10 cajas por el precio de 6. No le valdría la pena, a las 8 semanas le devolvería 2 y él saldría perdiendo. Pero claro, bien me puede dar las 6 cajas y cobrármelas como 6 cajas, y apuntar que me dio 10. No me valdría la pena porque tendría que declarar mis beneficios al IRPF. Así que, para compensar, podría regalarme unas cajas que compense la apariencia de aumento de ganancias.

Así el capitalismo puede fingir que funciona: está sobredimensionado, como si consumiéramos más de lo que consumimos.

Y digo una cosa, yo nunca lo he hecho, pero sé que se hace. Al menos en España. Pero dudo que sólo en España. Los representantes son unos putos vagos y les gustan fingir que trabajan. A esa gentuza no les persigue Hacienda, ni el ministerio de Trabajo. Los funcionarios prefieren perseguir a gente como yo. Con las mismas crean empresas pantalla para que puedan fingir que realizan todos esos movimientos, que realmente generan un enorme valor añadido, etc..., cuando en realidad el PIB está en este sentido sobredimensionado.

Si ya de por sí se sobredimensiona el PIB por la inversión de binarios, o porque los bancos pueden generar deuda, además tenemos la corrupción de los intermediarios - que no son perseguidos desde las administraciones. Cualquier día el presidente de la empresa hace balance y descubre que en realidad era pobre; claro chaval, se llama economía imaginaria negativa: tu empresa ha estado sobrefacturando sus ventas. Todo un peligro para la economía en general.


España no está preparada para cisnes negros. Sus funcionarios no se encargan de centrar su mirada en la dirección oportuna. Ya veremos qué sucede.



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