jueves, 2 de enero de 2020

Estructuralmente sometido

He querido jugar a ese juego..., el de probar suerte. Pero no la ha habido. Veré si poco a poco lo consigo: pero parece que esta exclusa es la que uso para evitar hablar solo. Y esta misma mañana me he visto sorprendido por un cliente, que me ha pillado casi vociferando.

Mi memoria me impide recordar qué era de lo que yo hablaba, qué necesitaba sintetizar en voz alta. Da mala imagen. No me gusta. Estoy acostumbrado a que la gente me mire mal por ello, y no tengo el sentido del ridículo adecuado para la contradicción que supone admitir que pueda escribir esto mismo en un blog.

Sigo sin verlo nada claro. Tal vez me haga youtuber, no por el dinero - eso está claro - sino para tener una excusa para hablarle a una cámara y así desahogarme. En cualquier caso algo no funciona: estoy limitado estructuralmente a tener que escribir o emitir mensajes.

No descartemos que me ponga a escribir la secuela no confesada de mi novela "Luces y Espectros", porque la sinopsis la tengo preparada; podría darle forma a partir de lo que ya tengo previsto. Pero claro: ¿para qué hacer otra novela? Podría hacerla gratuitamente pública. Me podría valer la pena, al fin y al cabo sigo sin esperar ganar dinero. Y una y otra vez reaparece el mismo problema: la incapacidad para ganar dinero. Para ubicarme en este mundo, independientemente del talento, el esfuerzo, la inversión, las ganas, etc... Este medio que observo es un lugar yermo y muerto. No veo la manera de hacer nada sin que me llegue un ataque de aburrimiento total, y esas imágenes de que lo que hago no va a ninguna parte porque no encaja con ninguna realidad coherente de un futuro factible.

Y vuelvo a mi castigo habitual. A mi cárcel de cristal.

¿Cómo puede visualizar cambios quien ha sido encorsetado con una visión que no va más allá de su día a día? Lo sigo pensando, y realmente parece que seré feliz si acabo en una prisión. Es el único futuro con final coherente que encuentro: al menos veré los barrotes. Es asumir un destino que me parece razonable.

Este mundo se me hace más soportable cuando veo que se hacen grandes obras de ficción. Significa que las cabezas están bien amuebladas. Que si alguien dice algo no se les explotará las cabezas.

Por ejemplo, ¿y si digo que con 130000 euros al año una persona vive con una extremada holgura? ¿Podría la gente ver como su cabeza explota? ¿Y si digo que la vivienda debería de ser accesible, que todos deberían de tener derecho a una vivienda sin tener que pagar por ello? ¿También podrían explotar algunas cabezas?

La idea de tener que asumir que muchas cosas que usamos provoca la esclavitud de países lejanos no sé si acabará por hacer explotar cabezas. La idea de que muchas personas no puedan crearse autoempleo, o que la legislación no nos permita compartir trabajo o recursos comunitarios cuando es lo habitual en los inmigrantes..., ¿todo eso explota la cabeza?

Y luego está esas cosas que explotan muchas cabezas: que las feminazis sean machistas ¡BOOOUM! O que el Supremo, al aplicar la "perspectiva" de género, en realidad lo que está aplicando es una "perspectiva" Patriarcal. Claro, ¿qué es la perspectiva? No es ni doxa ni episteme: consiste en que si no desarrollas un lenguaje compatible con el mío entonces te catalogaré como conspirador del Mal.

Si a mí me da por decir que el sistema Patriarcal mata a más hombres que mujeres, o si me da por decir que los feminicidios no tiene nada que ver con el Patriarcado, sino más bien con el afán dominador del mismo meme - pero puesto al revés, entonces sí que le explota a todo el mundo la cabeza.

Si se me ocurre citar películas donde se expone la cultura de lo que defiendo entonces, para evitar que se les explote la cabeza, procederán a etiquetar tales películas de todas las formas del Mal posibles. Por eso, yo nunca hago eso. Ya paso de argumentar usando las obras de otros. No quiero que a la gente se le explote la cabeza o vayan tocando los huevos ajenos en su lugar.

Intentar hablar con una persona es tremendamente complejo sin que se le explote la cabeza. Le dices que la manera que tiene supone un mecanismo de alienación de una palabra; y la palabra suele ser "tolerancia", "libertad", "derecho a votar"..., le das la oportunidad de que desarrolle su argumento: la pregunta de tercer grado es "¿por qué dices que yo estoy contra X?" Y entonces, alguno aún balbucea un poco, otros vuelven a repetir la monserga alienante..., pero están a punto, les dices: "pero eso implica que eso que haces va contra X" y se les explota la cabeza.

Saben que son incoherentes. Tremendamente incoherentes. Pero tienen razón ¿Por qué? Porque de lo contrario se les explotaría la cabeza.

Yo ya he renunciado. No puedo salvo comprender en qué clase de mundo estoy. Estoy en Westwood. He pagado un billete a modo de condena. Y acepto mi condena, como tienen que hacer los condenados, voluntariamente. Porque de lo contrario la condena podría ser mayor, porque los que me condenan, si tuvieran que asumir mi inocencia, se les explotaría la cabeza.

Esta historia no es producto de mi propia creación. Y los robotitos no están bajo mi mando. Es cierto que no me pueden hacer nada, que soy Bruce Lee y esas cosas, pero no es justo. Yo no he pedido esto ni para mí ni para nadie. Esta historia se ha montado de esta manera por la sencilla razón de que siempre me he negado a aceptar cualquier clase de corporativismo o enchufismo, ya sea a mi favor, como en contra de otras personas. Y mi pena es vivir en esta distopía tan cara diseñada para mí, que sucumbe a un mundo donde haga lo que haga siempre haré mal.

Y quien no lo entienda..., en cuanto lo intente se le explota la cabeza.

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