lunes, 30 de diciembre de 2019

Mi refinado mal gusto

No puedo aconsejarle a la gente que acabe sus historias como a mí me gustaría verlas acabadas, más que nada porque tengo comprobado que mis finales no suelen gustar tanto como los finales que esperan otros. A mí me gustó el final de Lost, lo que ocultaba, sus juegos... Me gustó cómo acaba Juego de Tronos, la idea de a qué sucumbe el mesianismo - darle significado a la muerte de una persona que dejó de ser exclava por encima de clanes enteros de inocentes cobardes.

Hay finales que no se comprenden, y me parece normal. Porque sólo son finales de historias inventadas. Invitan a trasgredir valores para que éstos adquieran el color que les corresponde a la hora de aplicarlos en nuestra vida real. Ver los colores reales de los ídolos en ocasiones deslumbra. Y es más que probable que a más de uno no le guste mis propuestas, y me parece mucho más que lícito - me parece esencial que cada autor se mueva por sus intereses, los que ellos mismos defenderían o aquellos por los que darían la cara con una sinceridad plena.

Así que, para desahogarme, este post lo dedicaré para cagarme en el señor Suzuki. No significa nada esta decepción personal, sino simplemente es para desquitarme yo y solo yo con mis demonios más personales. Es decir, es probable que su proyecto lo enfocara por el camino correcto - lo que pasa es que no estoy de acuerdo, y en algún sitio lo tengo que escribir.

Comenzó su obra estelar Shenmue que, por no mantenerse a la espera, por querer obtener una rentabilidad que no llegaría a largo plazo, cuando sí a muy largo plazo, acabó por desacreditar a Sega. No todos los proyectos funcionan a la primera, o rápidamente. No siempre con invertir y echarle ganas se consigue lo necesario. En ocasiones la calidad no se aprecia, y eso lo descubrió el señor Suzuki tras hacer sus dos obras maestras: la historia de un muchacho desubicado en el mundo japonés en el que vivía que, al ver cómo mataban a su padre, emprende una historia de venganza contra las triadas.

La obra de Suzuki adquiría unos claroscuros muy maravillosos: ¿qué habría pasado si en realida el protagonista hubiera sido adoptado? ¿Qué significado podría adquirir la historia si algún giro inexperado convierte al bueno en el malo? ¿Y si la niña china hubiera sido una rival contra la que el protagonista no quisiera combatir pero que se viera obligado a tener que hacerlo para hacer posible su venganza?

Se lee entre líneas a veces unas historias que, a lo largo de toda la zaga, no se terminan de refutar. Y entonces piensas que, posiblemente, estén reservando esos giros para el final. La frialdad de Ryo con su madre, el hecho de que en esa casa viviera uno de los discípulos del maestro de artes marciales, que la niña vinculara a su propio padre con el origen de todo el problema, que ella supiera más que nadie y nunca terminara de desvelar nada, que lo que mueve al prota es simplemente matar por matar, que no sea muy avispado, que su manera de reaccionar siempre fuera de Perogrullo...

Lo único que completaría la obra sería culminándola con los giros más trascendentales.

Luego están los aparentes fallos: el final de Shenmue 2 se vio al malote en el helicóptero, como huyendo ¿Por qué? ¿No le interesaba el espejo? La explicación más lógica era que el protagonista ya le había superado..., pero en Shenmue 3, en esta nueva obra, vemos que las cosas están al revés.

La manera que tuvo de culminar su obra fue dando a entender que Ryo no estaba tan mamado; ya no era un maestro de las artes marciales, y Lan Di ahora volvía a estar muy por encima de él. Eso no tiene sentido: ¿por qué no luchó entonces en la segunda entrega? Y si Lan Di no es el padre de Shenhua, ¿por qué no le contó el padre de Shenhua a Ryo todo lo que necesita saber sobre el espejo? ¿Por qué Shenhua no cuenta la profecía y por qué tiene esa peculiar creencia?

Y eso sólo es el principio de los errores que cometió Suzuki en Shenmue 3. Luego hay una lista mayor: el hecho de que tenía que acabar en plan Double Dragon en combinación con Ren parecía fundamental, pero se le olvida a Suzuki que Ren en teoría no tenía ni media hostia con respecto a Ryo..., ¿no habría sido más lógico hacer que Ren fuera el protagonista de Shenmue 3 y aprovechar para elevarle a la altura de Ryo?

Resulta que Ren es un chino muy avispado cuyas dotes detectivescas son muy superiores que las de Ryo. Es maquinador, astuto..., sabe cómo funciona la moralidad de China y se adapta a la realidad del ambiente. Habría sido el perfecto protagonista, y usar a Ryo como secundario..., haciéndole dar vueltas como PNJ antes de dar con Lan Di.

Por otro lado, mientras tanto, la historia podría contar cómo Lan Di se enfrentó contra un maestro que tenía una técnica ancestral para así dar a entender que dicha técnica podría ponerle en apuros a Ryo. Es decir, volver a progresar a Lan Di en secreto..., mientras avanza una historia tan larga. Para culminar la obra haciendo que la hija de Lan Di se enfrentara contra Ryo y Ren.

Pero no..., nada de eso pasó. Lo elegido me supo a poco, porque la historia se volvió sosa y lleno de inconsistencias en la historia. Pero claro, es posible que a los fans les guste más cómo acabó Shenmue 3 así..., puede que a Suzuki mi historia le pareciera demasiado oscura.

Para eso están los proyectos de los fans..., el crowdfunding, y esas cosas..., puede que les guste a la gente esos proyectos..., a mí..., pues no... Tendrán su punto, en ocasiones tirarán..., pero a mí... Darle a los fans lo que quieren es como claudicar de tu obra. Digamos que mi problema es que tengo un refinado mal gusto. Nada más. Y tenía que desahogarme.



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