Historias que pasan desapercibidas

Las historias de amor, para mí, no es un género. Así como los dramas... Está claro que las películas de miedo suelen tener técnicas propias que disfrazan los arquetipos en los que están envueltas. Hoy hablaré de uno de esos disfraces...




Me he levantado con un autobús promoviendo el cambio de la ley de violencia de género. Para ello han asociado la imagen de Hitler maquillado con la violencia de género, y su derogación ha sido solicitado exclusivamente al marco de los partidos de derechas. Ante esa publicidad ha habido reacciones de lo más variadas desde el espectro de la izquierda.

Mientras yo sentía esto.

En toda la historia de la literatura siempre ha existido un grupo de historias que se han repetido. Además de haberse convertido, en ocasiones, en las historias de máximo éxito..., ya sea en China, Japón, Europa... Se trata de saber cómo se explica la relación entre dos hermanos que entran en conflicto, a pesar de saberse superiores a cualquier clase de rencilla entre ellos.

La jugada suele repetirse de la misma manera: dos hermanos y una mujer, uno se marcha a la guerra para, presuntamente, morir. Entonces el hermano que era más poquita cosa, al cuidar de la mujer, acaba quedándose con ella. Un tiempo después el hermano macho alfa vuelve de entre los muertos y no tiene autoridad para reclamar su antigua vida.

Supongo que la historia se repetirá de distintas maneras, con distintas variaciones. Puede que se fuera el que fuera poquita cosa, puede que se fuera el más romántico..., poco importa. Se trata de una de esas historias que parecen ser de amor, cuando en realidad es una historia de amor fraternal.


Para representar la diferencia entre ambos conceptos hay tonos de condescendencia en la melodía y la historia es una lucha por demostrar quién es el macho alfa. Ahora bien, ¿es correcta esa manera de afrontar esos conflictos?


En la película EEUU le demuestra a Japón que los macho alfa son ellos. Se nota que sólo se sabe afrontar los conflictos de una única manera. Y todos lo aceptamos: hombres y mujeres sin excepción.

Mientras, volveré a ver la gente juzgar a un autobús que esconde un argumentario más allá de falsos debates con el fin de dividir al socialismo en España. Las encuestas volverán a decir que ganarán los partidos de izquierda, y esos que tanto alardeaban ante los encuestadores se quedarán en casa por no enfrentarse a los machos alfa que dicen pensar por la clase trabajadora.

Voy a decir cosas que me son evidentes:

1. Una ley que vulnera los DDHH debería de enseñarse en todas las facultades de Derecho o perseguirse desde la ONU. No existen términos medios.
2. Una ley que promueve el denunciar pero que no reduce los asesinatos es una ley que denuncia asuntos no vinculados con los asesinatos, a priori.
3. Una ley que se sabe que ha sido motivo de asesinatos hace que, combinado con lo anterior, se descubra que los motivos por los cuales se mata a las mujeres no tiene nada que ver con lo que dice esa ley, a posteriori.

Vulnerar la presunción de inocencia convierte al individuo en un dios, al hacerle valedor de su deber de vigilancia por encima de los segundos seres. Martirizar a un sector de la población le puede hacer inmune a cualquier juicio que le hagan los segundos seres por sus impurezas, al estar muy por encima de quienes no poseen el deber de vigilancia de los de primera categoría.

Esto ya se ha debatido en España y se hizo firme desde el Supremo que no se vulneraba ningún derecho fundamental. Sin embargo, como la firmeza viene del Supremo español, es posible que aún el presidente se pueda desdecir..., al fin y al cabo La Constitución Española es la Primera Ramera de España. Así vamos.

Justicia sucedánea

para un país de mentira