viernes, 15 de marzo de 2019

Estoicismo

Se puede ser estoico con los de tu tiempo y completamente innovador con los que vengan en épocas venideras. Cuanto más te revuelves en la red más te atrapa en su interior.




Aún no sé hasta qué punto voy a quedar al margen por todo cuanto haga, hasta qué punto voy a tener que quedarme mirando mientras siguen intentando hacer las cosas de una manera tan rudimentaria. Lo mejor que podemos hacer algunos es pensar: puede que viva para ellos algún tipo de delirio, que no sea necesariamente por alguna clase de mezquindad.

Hay veces en el que lo mejor que se puede hacer es quedarse mirando, dejarse llevar. Más que nada porque si no puedes hacer nada, ¿para qué preocuparse? Esos concursos donde se encuentran a los mejores programadores..., algo me dice que, al final, en alguna fase, automáticamente será como si no sirviera absolutamente para nada. Así que tampoco vale la pena.

Me pregunto cuántos más volverán a pasarse por la tienda, si las vacas flacas cuando vuelvan lo harán como viene pareciendo: no parece que pueda dedicarme a nada en España ¿Entonces? ¿Cuál es el plan? No hay plan, no hay sociedad, no hay destino... Lo que sí hay es un gran cúmulo de mentiras sobre la posibilidad de encontrar trabajo: la búsqueda activa durante años de cualquier tipo de trabajo que me ofrezca la posibilidad de darme estabilidad ha sido completamente nefasta. Y lo peor son las ayudas del estado: todas son temporales.

En otro tiempo, muchos habrían considerado que los mejores países donde estar estarían en Sudamérica y, por lo que vemos, nunca un país es seguro donde quiera ponerle el ojo EEUU ¿Entonces?

Hace poco observé cómo se podría desarrollar técnicas de cálculo que hace años habría considerado imposible y, combinado con formalismos lógicos, ahora veo las matemáticas con un constructivismo muy diferente. Supongo que me servirá para meterlo en mis novelas de ficción. Para inspirar a futuras generaciones, generaciones limpias.

Cuando veo las conferencias que explican el papel de la ciencia actual y la filosofía que hay que adoptar para afrontarla, observo que, de mis documentos, los que se han publicado no significan absolutamente nada para nadie. Son demasiado molestos. Mientras, veo que siguen dándose de hostias con afirmaciones matemáticas que no les van a dar ninguna clase de resultado. La mayoría de las afirmaciones exactas no son prácticas. Pero poco importa que llegue alguien y, como con un bisturí, procure separar algunos teoremas para desdoblarlos.

Yo me lo pregunto: ¿cuántos años necesita un matemático para comprender que sus afirmaciones, una vez mezcladas, le lleva a situaciones contradictorias? El ya difunto Jesús Mosterín, experto y máximo conocedor de la lógica de Gödel en España, veía las matemáticas desde el punto de vista del formalismo; y las separaba de la ciencia empírica - para dar a entender que hasta ahora ni un sólo teorema matemático se ha desdecido. Su imagen de la exactitud y de la verdad no encajan con mi experiencia. Pero a nadie le importa.

Me pregunto, por tanto, ¿qué pasará con el alumno díscolo que fue asesinado en un lago por contravenir a su maestro griego en su creencia de que la raíz cuadrada de dos fuera racional? ¿Acaso los pitagóricos no defendían principios matemáticos? ¿Por qué la verdad es mucho más que la coherencia y las matemáticas no pueden aspirar nada más que ser coherentes, no contraviene esto a la matemática aplicada o la ingeniería?

Estas serían preguntas ortodoxas que no comprendería. Lo malos son las preguntas heterodoxas que realmente ni serían planteables ante tal cúmulo de despropósitos.

El asunto es que los delirios los tengo yo. Que las evidencias estén a la vista implicaría a que cualquier inteligencia de cualquier país quieran encontrarme y me hagan alguna oferta. Pero no, como los pocos que leen esto supondrán: ni una inteligencia de ningún país me ha ofrecido nada. Ningún departamento científico. Nadie. De ahí que las perspectivas que tengo con respecto a mi trabajo no tengan otra que ser como delirios. Si no fuera porque me consta de que no lo son.

Delirios fueron mis trabajos sobre teoría de números ¡Ésos sí fueron delirantes! Me habría gustado no haberme equivocado tantas veces: es avergonzante. Pero luego tenía aportaciones que podían ser usados en criptoanálisis; y las que tienen que ver con criptología pueden usarse para crear dinero digital. Es decir, incluso entre delirios obtengo resultados prácticos.

Pero luego tengo mis otras máquinas: máquinas que resuelven. Con el tiempo he descubierto que mis conclusiones sobre la independencia de variables estaba muy verde. Pero, en el fondo, siempre me imaginaba que su desarrollo seguiría siendo polinomial, como más adelante formalicé. Es decir: en los aspectos que no están bien desarrollados no hay un verdadero problema.

Ahora estoy pensando en reescribir mi demostración de que las clases NP y P son diferentes. Mis aclaraciones y explicaciones de que NP no significa que los problemas sean fáciles de verificar no es algo que haya conseguido calar para ellos, y están completamente consolidadas en mí. Y luego tengo que plantearme cómo enfocaré el teorema de Matiyasevich en virtud de la función exponencial que usa Julia Robinson de una manera formalista. Son muchas cosas que no puedo explicar a un matemático, salvo que le dé prolongadas introducciones..., así que ¡cómo voy a explicárselas a un filósofo!

Pasan los años y sé que muchas personas podrían salvar la vida, pero sólo me queda mirar a otro lado. No hay otra. Mantenerme con mis delirios, pero para mí solo.







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