Tu cuenta, @kiiroi, ha sido bloqueada por incumplir las Reglas de Twitter. | ||||||||||||||||||
Específicamente, por los siguientes motivos: | ||||||||||||||||||
Incumplir las reglas que prohíben fomentar el suicidio o las autolesiones. | ||||||||||||||||||
No puedes fomentar ni promover el suicidio o las autolesiones. Si
recibimos una denuncia de que una persona está amenazando con suicidarse
o autolesionarse, podemos tomar una serie de medidas para ayudarla; por
ejemplo, podemos comunicarnos con la persona y ofrecerle algunos
recursos, tales como la información de contacto de nuestros socios en
temas de salud mental. Si estás teniendo pensamientos en torno a las autolesiones, el suicidio o la depresión, te animamos a que hables con alguien para pedir ayuda. Nuestro Centro de seguridad incluye una lista de recursos que puedes consultar sobre diversos temas, como la depresión, la soledad, el abuso de sustancias, la enfermedad, y los problemas económicos y de relación. Estos recursos se pueden consultar aquí: https://about.twitter.com/ Recuerda que hay personas que se preocupan por ti y que no estás solo. |
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Te informamos que los incumplimientos reiterados pueden provocar la suspensión permanente de tu cuenta. Ve a Twitter ahora para solucionar el problema con tu cuenta. |
Acabo de recibir este mensaje que me ha sorprendido bastante. En cuanto lo he leído me ha dado una peculiar impresión irónica, pues había dejado los últimos veinte minutos de la película Inland Empire para echarle un ojo al correo y entonces es cuando me encuentro este mensaje. Es como si la maldición de esa película me hubiera atrapado a mí dándome la gran patada de las redes sociales. Es, cuanto menos, no sé: ¿mágico?
Por supuesto, dudo que esa fuera la pretensión oculta de David Lynch, en plan conspiración ultra. No. Lo que voy a hacer va a ser aprovechar el hecho de que ya no estoy en Twitter para sustituirlo al completo. Me ofrecen borrar un mensaje que no era sino una respuesta a unos niñatos que se habían abalanzado contra un par de mensajes que yo había escrito - y a los que dudo que jamás pueda volver a acceder (salvo que me cree un usuario troll, y la verdad es que paso por completo).
Twitter me ofrece borrar ese mensaje tan problemático que provoca suicidios. Sin embargo, para poder bloquear una cuenta hace falta un ser humano detrás; no es cierto que absolutamente todo se deje al amparo de una máquina. Como extraordinario que soy en informática, puedo explicar perfectamente porqué el algoritmo (tipo deep learning) me señaló como fomentador de suicidios. De hecho, ni se me pasó por la cabeza que los coeficientes de correlación podrían señalarme a mí; pero ahora que me ha pasado, tiene sentido - y puedo aprovechar este blog para explicar justamente esas cosas: qué se encuentra en los límites de la racionalidad, la consciencia, el entendimiento.
Sin embargo, una y otra vez volvemos a lo mismo: quien me ha bloqueado es un humano, quien seleccionó el mensaje y lo tildó de fomentar el suicidio es un humano. Pues bien, está claro que no voy a borrar nada - tendrán que ser ellos los que lo hagan; y además he recomendado rotar a los administradores españoles de Twitter. Vamos, que recomiendo que echen al responsable por no cumplir con el más básico de los códigos deontológicos - en consideración con algo que también veré cómo desarrollo en este blog, porque es muy peculiar de explicar.
No me gusta escribir entradas largas, así que iré cerrando por aquí para irlo desarrollando en otros días. Y sí: se me hace raro no volver a ver las noticias por Twitter, no volver a hablar a esas personas que conocí exclusivamente en esa red social, verme completamente aislado del mundo - en consideracción de que mi experiencia me dice que es literalmente imposible que nadie se fije en mis blogs, y, por supuesto, renunciar a mostrar mis poemas, mi literatura, a las masas, así como mis denuncias sociales o mis consideraciones tecnológicas. Me apena no poder enterarme de conferencias a las que dudo que jamás hubiera podido asistir, o los distintos eventos que se producen en el mundo artístico y que, de otra manera, me resultaría imposible saber. Me quedo fuera, es lo único que sé. Pero no estoy triste. Estoy enrarecido, como envuelto en el interior de la película de Lynch. De una especie de extraño misterio, como envuelto en una nube reiterativa llena de cristales donde se cruza el espacio y el tiempo con relaciones sociales que jamás volveré a vivir.
Me río ahora con los comentarios de algunos usuarios de Twitter, decían: "sería una pena que borraras tu cuenta...", y se reían, confirmaban ese comentario ¡Cuánto poder tienen los administradores de Twitter! Pueden elegir quién está y quién no. Pueden censurar lo que no sea de su agrado. Pero, lo más importante, es radicalmente imposible saber quién adoptó esa decisión para poder vigilar que realmente la empresa Twitter está actuando diligentemente.
Yo, por lo pronto, no voy a tragar.
Nos leemos, sucedáneos.
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