sábado, 29 de abril de 2023

Leetcode solo sirve para practicar

Quería crearme un portfolio con Leetcode, pero al final he descubierto lo de siempre..., no sirve.

En este caso es porque por un lado favorece a los suscriptores, por otro porque los problemas están sospechosamente implementados, da la impresión de que le ponen un límite demasiado riguroso y, por alguna razón extraña, hay muchos a los que sí les da tiempo a implementar ese código... Y luego están los concursos: las cosas como son, las fechas no tienen porqué coincidir cuando enciendes el ordenador. Y además, tengo una tienda que atender como para estar encima de un cronómetro.

Bueno, quería probar a trastear por ahí para ver si así a un empresario le da por inspirarse y verme como un programador serio. Al final resulta que es posible copiarse de las soluciones para así marcarte el farol de haber resuelto cosas que solo has copiado y pegado.

Algo parecido pasaría con Kaggle, parecería un buen portfolio, pero si me obligan a borrar notebooks debido a una política de quotas entonces tampoco me sirve de mucho. De la misma manera, me resultaría muy fácil copiarme notebooks de otros y así venderme mejor.

Lo que realmente marca la diferencia es que te pongan a examen; y eso es algo que espero que se valore. Porque no existe ningún portal en donde tener un portfolio para programadores.

miércoles, 26 de abril de 2023

No tener una idea clara de lo que se espera de ti

La creatividad puede ser bombardeada de manera continua. Sobretodo en países como España..., y de España para abajo. Es bien sabido que cuando un jefe grita a su empleado en realidad es imposible que consiga mejorar la productividad gracias a eso, ¿acaso el empleado actuó de mala fe y solo a través del miedo podría someterse a los designios de su jefe? ¿Acaso es el miedo lo que hace que un empleado se vuelva más atento?

El juego de la atención se llama ajedrez. Si queremos que una persona preste atención lo que tenemos que hacer es pedirle que estudie las jugadas, que evite salirse de la ortodoxia o que, cuando lo haga, tenga un plan bien definido ¿Se imagina alguien a un patrocinador gritándole a un maestro de ajedrez? Es todo un absurdo: si cambia su percepción del juego es más probable que se desconcentre y juegue peor. Además, es el maestro el que determina cómo estudiar su propio juego - si no, no sería un maestro.

De la misma manera, bien puede parecer que el jefe de una empresa debe decir qué hacer y cómo, como de hecho suele ocurrir con los profesionales que están adaptándose a su nuevo puesto. Se puede ser un experto en el tema, pero aún debe resolverse los problemas de conflicto con el cambio de sociedad a la que se pertenece.

Por eso el miedo sabemos que no funciona, porque a alguien que acaba de entrar, con toda su ilusión, gritarle..., ¿para qué? ¿Para qué infundirle miedo? Si alguien no vale para el puesto se le echa, si tiene potencial entonces se le comunica sus posibles errores. Ahora bien, un lunático que te grita no es alguien con quien quieres discutir, por si termina de írsele la pinza. Es decir, el infundir miedo a base de gritos o insultos es para evitar que tu empleado demuestre que es más listo que el jefe: es una inequívoca muestra de debilidad.

De esta manera, hay formas de violencia en el trabajo; una de ellas podría ser exigir mucho y no ser claros en las especificaciones. Yo recuerdo cuando contraté al dibujante de mi novela que una de las cosas que hacía en ocasiones era ser muy riguroso en que se dibujaran cosas concretas y, al mismo tiempo, muy vago en conceptos inefables que debía decidir cómo expresarlos. De esta manera, cuando no me dibujaba lo que específicamente yo le pedí se lo echaba en cara, pero en la temática en general, las decisiones que adoptaba..., él sabía que no había sido claro yo mismo, así que también asumíamos un deber de aceptación del trabajo tal como él lo presentara, que aceptara su tiempo de estudio y resultados. No hay que olvidar que, en definitiva, le pagaba por obra y sería crucial determinar quién fue responsable de la pérdida de tiempo.

Por ello, si eres vago en las especificaciones también debes ser generoso en los resultados. Forma parte de la deóntica en toda buena clientela a la hora de demandar servicios.

Este mismo planteamiento tiene que ver con la idea de democracia: si a la gente no le interesa las administraciones públicas entonces tampoco su voz y voto debería ser tan influyente en esos temas. Ahora bien, de ahí a que el sistema sea el socialdemócrata - que se basa exactamente en hacer valerse de un interesado que represente cualquier forma de participación ciudadana..., horrible: nos obligan a elegir a nuestro dictador.

En mi caso, llevo décadas desarrollando un currículo, para descubrir tarde que el currículo no sirve para nada. Me basé en la mentira repetida de todos los que hablaban sobre el tema. Era como si en el fondo todas esas personas no creyeran en el sistema actual, y prefirieran formar parte de la propaganda para crear una disidencia controlada. Algo así como: repitamos la mentira común aunque sepamos que así no van a conseguir nada. Visto de esta manera es imposible que los mejores destaquen por encima de los que no son tan buenos.

Por alguna razón que no entiendo, especialmente en España las personas más sádicas, los que más proyectan su odio contra los demás, son los que infunden más confianza. Así, esa gente es la que ocupa los puestos más elevados en recursos humanos: son los que seleccionan quién entra en la empresa.

Recuerdo el vil caso, y no es aislado - es representativo, de una empresa joven llevada por informáticas a las que sus mecenas les habían impuesto como obligación que para contratar a un informático debía hacerlo un señor en concreto. El asunto es que hablando con ese señor, que no tenía ni el más mínimo herbor en informática, además tenía un claro desprecio por el puesto que ocupaba al demostrar el recalcitrante y creativo cinismo que tenía a la hora de hacer la entrevista con el fin de hacer el máximo daño posible al aspirante. Me quedé estupefacto en su momento y se lo comenté a las jefas, después de decirles que yo esa empresa jamás la pisaría. Por una cuestión de coherencia y honestidad, claro.

Durante décadas he hecho muchas entrevistas para ser informático y, por alguna mágica razón, jamás en la vida me han puesto a prueba como informático. Recuerdo la vez que le demandé a mi entrevistador que me hiciera una prueba de informática, que si tenía algún problema con mi supuesto nivel que lo que tenía que hacer era darme un folio, un objetivo a cumplir en una plataforma y, a partir de lo que dejara por escrito, que determinara qué nivel tengo. Sin importar si funciona del todo bien, si está perfecto el código o no..., solo para ver mi nivel. 

Esto es como cuando vas a una entrevista de trabajo para ser traductor de inglés y no te ponen a prueba en inglés ¿Qué sentido tiene?

Como aquel entrevistador se negó a ponerme a prueba yo me negué a seguir esa conversación tan absurda: ¿qué evidencias iba a tener yo de que soy bueno? ¿Cómo iba a tener para todas las plataformas una muestra de mi trabajo, cuando es más fácil copiarse el trabajo ajeno y cambiarle el nombre del autor? ¡Menudo absurdo!

Es por ello que la imagen que tengo de buscar trabajo está ligado a que te exigen muchas cosas, pero lo hacen desde la vaguedad. Es cuestión de que alguien me conozca para que me recomiende. Eso mismo lo he visto en varias ocasiones: prevalece el nepotismo. Y es en los modelos más liberales donde prevalece las decisiones privadas del empresario, que no encajan con su afán de ganar dinero - el empresario, así como todos los acorbatados con los que maneja, busca mejorar la situación de las personas que tiene a la vista. Es decir, la privacidad de las empresas en sus procesos de selección aumenta la brecha de la discriminación del país y el nepotismo, por lo que es más injusto social y económicamente hablando. Es peor tanto moralmente como desde el punto de vista del propio capital.

Pero eso ya lo sabíamos. Lo sabíamos los que no nos tragamos la propaganda, claro.

Esa es la razón por la que en ocasiones, tras un proceso de alto estrés de trabajo, luego vuelvo a lo que vengo haciendo..., y pienso, ¿realmente sirve de algo? Resolver los problemas más importantes sin feedback, para ver cómo te responden los pares de esa manera tan cínica. Para luego ver cómo no pasas ningún proceso de selección, como si mi currículo fuera inventado - o porque en el fondo están esperando encontrar en un desconocido un milagro de mentiras que, al ser imaginativas, serán mucho más fascinantes que mis aportaciones reales.

Este modelo no puede funcionar y tarde o temprano colapsará. Y lo hará porque poco a poco los usuarios (los clientes) irán demandando más y más a sus informáticos, y se habrá eliminado a las personas influyentes con la deóntica necesaria para dirigirse al gran público. No olvidemos el nacimiento de este blog: una crítica a los administradores de Twitter, que me echaron dentro de una farsa. Así que serán los propios twitteros los que acaben con Twitter, considerando lo enormemente cínicos que son sus administradores.


jueves, 20 de abril de 2023

Sadismo y películas de superhéroes

La capacidad para mentir se puede medir.

Hace años, cuando hice el curso de formador de formadores propuse una dinámica de grupo a mis compañeros (como ejercicio), donde me inventé unas reglas especiales. La llamé el gato y el ratón (el título, la verdad, no muy original).

DINÁMICA DEL GATO Y EL RATÓN

Se apartan dos miembros del grupo y se les comunica que uno hará de gato y otro de ratón. Que decidan cuál será cuál. Mientras, se les explica al resto las reglas, que incorpora en otras versiones casos especiales (como que cada vez que el director lo decida el público deberá dirigirse a un jugador distinto).

Las reglas consisten en que hay un tablero de ajedrez que no podrán ver el gato y el ratón, pero sí el director y el resto del público. En el tablero se moverá una pieza que será el ratón, otra que será el gato y habrá una tercera pieza: el queso. Gana el ratón si da con el queso o si el gato da con el queso y gana el gato si da con el ratón.

Los dos jugadores le pedirá al público consejo, pero el público no podrá decirles en qué coordenadas se encuentran: solo hacia qué dirección ir - de pretender describir el tablero que no pueden ver los jugadores.

Este juego no se juega por turnos, ni tampoco se obliga al público a que se defina como de un equipo o de otro, ni tampoco a que mantengan su alienación o su coherencia. Simplemente el gato o el ratón se dirigen al director y éste actualiza el tablero, mientras el público se dirige a ambos jugadores a discreción.

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Esta dinámica genera preguntas: ¿podría jugar una máquina actual tan bien como cualquier humano ya sea como gato, ratón o público? ¿Cómo medimos la capacidad que tiene cualquier integrante para jugar mejor o peor? En principio parecería que se puede mejorar mediante ensayo y error - sin embargo nada más lejos de la realidad: ¿cómo se puede converger a tener mayor capacidad para mentir cuando ese mismo proceso es lo que mejora cada uno de los integrantes?

- La capacidad para transmitir un consejo bueno o malo depende de lo llamativo que sea frente a la masa del público.

- Cuando más llamativo es un consejo más relevante queda y más expuesto a ser desenmascarado.

- Cuando el gato o el ratón se rigen por el consejo que puntúe más por cualquier cosa que se pueda calcular, el público podría tenerlo en cuenta para intentar traicionar.

Así, la convergencia de un método capaz de aprender a jugar a este juego parece tan complejo como determinar hasta qué punto un jugador es mejor o peor a partir de las partidas ganadas. Es decir, si un buen jugador se enfrenta contra un público que lo discrimina entonces sus resultados serán malos. Y, al contrario, un mal jugador que dispone de un público benefactor obtendrá muchas victorias.

Sin embargo, el juego sigue siendo meritocrático; sobretodo porque al final a todos se les puede caer la careta y, si para mantener la credibilidad, se decide siempre dar buenos consejos entonces justo en el último momento siempre estará el jugador a merced de la componente principal de su público y a que éste no cambie sádicamente de bando.

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Se ha estado haciendo un estudio sobre la crítica que reciben las películas de superhéroes, ya sea de Marvel o de DC. Son películas de calidad, así que no se pregunta sobre cosas vanales - además de que las superproducciones están vinculadas con fuertes inversiones. Por un lado hay que admitir que dentro del formato dramático, la epicidad, es algo que siempre existirá. La cuestión es si aguantará mucho tiempo la temática del superhéroe ¿Una mera moda que exigirá descansar por un tiempo?

Cuando leemos las notas que se dan sobre las cuatro temporadas de Marvel por parte de los principales encuestadores, observamos que todos los encuestadores coinciden que la última temporada es la peor valorada tras un proceso de una crecida espectativa.

¿Qué falla (si falla algo)? ¿Guionistas, actores, dirección...?

Es de sentido común que los que menos culpa tienen son los actores, pues cada vez se les pide más a esas estrellas. La dirección suele ser la excusa favorita, porque supuestamente cualquier autor de la obra final queda subyugado a la decisión final de la dirección. Sin embargo, si la dirección fuera criticable entonces podríamos señalar los aspectos técnicos en los que falla - y no afectaría, por tanto, a toda una temporada. O al menos en principio.

Parecería que, al final, como no voy a pagarlo con los productores o los técnicos, la culpa será de la componente literaria en sí misma. Ahora bien, ¿fallan realmente los guiones? ¿Son comedias sin gracia o dramas sin empatía? ¿Cuando nos imbuyen en el miedo nos hace gracia? ¿O es otra cosa?

Como si estuvieran jugando al gato y al ratón DC mueve ficha, luego lo hace Marvel. El público debe posicionarse por un grupo u otro, pero nunca admitirán del todo cuál es su grupo. El cardinal es el ratón, que quiere dar con el queso. El mutable es el gato, que quiere imitar al movimiento del ratón para que no se llegue hasta el queso. El queso es la hegemonía de la empresa y, sí: pueden ponerse de acuerdo para que lo mismo sea Marvel o sea DC quienes ocupen la cartelera, pero las entradas al cine son caras, no todos van a pagarse un mes de streaming tanto en los de Disney como en los de la Warner.

Y en este juego no hay buenos y malos, hay un público al que ganarse. Y en ocasiones la película no llega hasta el queso porque el público no se lo quiere conceder, porque hay elementos contrarios.

Si vemos una película que es copia perfecta de otra entonces pierde el juego, si vemos un héroe menos convincente que otro conocido entonces pierde el juego, si no hay una sensación de movimiento continuo explorando territorio nuevo entonces pierde al público - y perderá el juego tarde o temprano. Pero también, si hace lo que te pide el público entonces tarde o temprano también perderá el juego.

Así que vemos cómo las películas de superhéroes están de capa caída..., ahora bien, ¿lo están? ¿Es posible que el ratón esté jugando bien y que el público le esté dando la razón siempre al gato? ¿Y que cuando el gato juegue como ratón el público también le esté dando la razón al otro gato?

Este perfil tiene nombre: se llama sadismo. Y tal vez a la gente les encanten la última temporada de superhéroes, aunque no lo sepan. Puede que estén disfrutando más que nunca, puede que se estén gastando hasta los últimos de sus ahorros y apurando la crisis real en la que estamos viviendo en estos últimos años por evadirse en el cine..., por proyectar su rabia contra los artistas.

Puede que en realidad las películas de superhéroes estén triunfando ahora más que nunca.

¿Cómo se calcula la mentira en el público? No hay más que ver la cantidad de sadismo que aparece en las redes. Esas ganas de que alguien pague por algo. 

Lo mismo ocurrió con la idea del rockstar. Hubo un tiempo en el que la gente iba a los conciertos, y existía la figura de la estrella entre las estrellas. Es algo que sí que está destinado a desaparecer. A pesar de que un músico, junto con sus artes escénicas y oído musical siempre aporta algo que atrae. La gente tiene un presupuesto y tiene que decidir qué hacer con él. Tiene que autoconvencerse de que hizo una buena inversión, y por eso defienden a su ratón particular. Sin embargo, en ocasiones vemos forofos de fútbol que se ponen a chillarle a sus deportistas, a los de su equipo - supuestamente porque no están haciendo lo que deben.

La figura de la estrella del rock ha ido desapareciendo, no por falta de talento sino porque el público ya no demanda esa clase de figuras. El cine, por otro lado, está dando sus coletazos: es demasiado caro para lo que ofrece, y cuando la gente puede ver todos los contenidos por streaming no se sienten implicados con todo el trabajo y lo acaban viendo como un producto industrial - algo que se hace como de seguido.

¡Con lo que les ha costado pagarse la entrada de cine y el mes, y lo fácil que algunos lo tienen!

¿De dónde viene el éxito de John Wick? Es otro superhéroe. Luego resulta que hacen una secuela de Matrix que estaba bastante bien..., y a la gente no le gusta ¡Pero si estaba el Wick ese! ¡Qué cojones os pasa! Y muchos dirán que es porque se reía de la propia saga, que es porque no sale el verdadero morfeo..., cosas. Ahora bien, ¿os están dirigiendo al queso u os están desviando? 

¿Qué hay que hacer para que se rían de ti? Tienes que dar MOTIVOS para que se rían de ti. Nada más. Tienes que parecer risible, meméticamente débil, freak, tienes que dar gringe, woke, parecer un completo imbécil... O todo lo contrario, tienes que parecer funable, horrible, inmoral, meméticamente despreciable, asqueroso... 

¿Qué tiene que ver esto conque guste más o menos una película? Nada 

¿Qué tiene que ver esto conque puntúe bajo una película? Todo.

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En los tiempos que corren los influencers son los que consiguen más la atención. Las estrellas de cine y de la música han sido substituídos por ellos; cuando éstos no son ni especialmente buenos actores, ni necesariamente buenos músicos. Estos influencers pueden llegar a ser expertos en arte dramático o en música, pero como lo sería un catedrático - eso no está vinculado con la capacidad para producir algo en condiciones de ser vendido.

Los influencers han vencido en la capacidad para dar la cara, para puntuar alto - independientemente de la calidad de su relato. No me sorprende que últimamente el cine esté viendo cómo un enorme gato les arrebata el queso. Sin embargo los parámetros son otros: el gato no de Disney no es la Warner, ni el de la Warner Disney; si no me equivoco el gato son los mismos influencers que hablan de cine. Para bien o para mal, son ellos los que empujan al público a ocultar el queso. Y esto que postulo se puede calcular, como la mentira. Y el cálculo es mediante la cantidad de sadismo que hay en una opinión.

- ¿Te fijaste si en la película medieval había un café de Starbucks?

- ¿Te diste cuenta del peluco que tenía el indigente?

- ¿Viste la marca del sujetador de la indígena?

- ¿A que las cadenas de los esclavos parecían de plástico?

- ¿Le encontraste sentido a la conversación sin palabras del protagonista con el villano?

- ¿Cuánto metraje le sobraba a la película?

- ¿Te dio gringe cuando viste al héroe reir?

...

Está más que estudiado, hay muchas patentes sobre sadismo. Ahora bien, lo que digo es que el que realmente vive la película no se obsesiona por cosas que son imposibles de ver. 

Al final podemos observar que la capacidad para mentir se puede medir: consiste en tener aptitudes para el sadismo. No basta con tener la actitud de un sádico, con ganas de hacer daño: lo que hace realmente daño es que realmente hubiera un café de Starbucks, que la película fuera lenta o que diera gringe el héroe. Por eso, la misma capacidad para mentir está asociada por la aptitud efectiva de un buen sádico.

No hace daño el que quiere, sino el que sabe cómo hacerlo. Y, por el momento, las máquinas no tienen tecnología para saber hacer daño a la humanidad..., por el momento.



lunes, 17 de abril de 2023

La singularidad de la producción tecnológica

Poco a poco ya importa menos que seas buen programador, y tampoco es cierto. Parece que, para cuando se den cuenta, se revalorarán los programadores de videojuegos y los administradores de empresa. Ése, posiblemente, sea el siguiente boom tecnológico: el que vincule a las empresas que centren su atención en estos dos grandes sectores de cara a la informática, junto a los expertos en Pandas y matemáticos.

Es decir, poco a poco se va diversificando la idea de lo que es un programador para dejarle sitio a la máquina aquello de lo que ya es experta. Hay cosas por las que antes se necesitaban librerías que no terminaban de funcionar del todo bien - y había competencia. Ahora mismo, como ya se sospechaba que tarde o temprano ocurriría, lo que vemos es una nueva gama de productos ya consolidados.

Esto nos lleva a una fase fundamental de la creatividad: el agradecimiento. Cuando una persona es agradecida consigue consolidar sus ideas en la cabeza para marcarlas como "válidas", razón por la cual esa persona no necesitará volver a revivir pensamientos que no necesita y tendrá las ideas mejor estructuradas.

Esto mismo está pasando con la tecnología: están apareciendo muchos productos Open Source que permite la investigación de temas que sí son de relevancia. Ese estado de agradecimiento provoca que los expertos ya no tengamos que preocuparnos de tener que resolver algo que ya está resuelto, y nos debemos centrar en las otras dos grandes ramas: la dirección de la producción y la programación creativa.

Hoy día los chats inteligentes no son capaces de imaginar un juego, y de mejorar su interfaz y sus reglas para hacerlo más divertido. Sin embargo estos planteamientos, que son triviales para cualquier niño, no son metafísica - no es como la llamada "inteligencia artificial". Es fácil de calcular y determinar hasta qué punto estamos trabajando con algo "divertido". Y es por ello que para cuando la máquina reconozca esta capacidad para hacer simulaciones habrá alcanzado el último nivel de singularidad aunque, como ya mencioné en su momento, existe una singularidad alfa por la cual el programador es el primero en percatarse de que la máquina ya es capaz de hacer estas cosas...

Y es que el problema está hoy día en el tema de "para qué usar estos productos" y no tanto el cómo hacerlos. Es un problema de producir, un problema de crear proyectos útiles. El ser humano no es tan imaginativo como para saber aprovechar todas las posibilidades. Y los que son muy imaginativos no tienen tantas ideas rectilíneas en la cabeza como los que han dedicado media vida en intentar resolver lo que ya está resuelto.

Ese proceso de volverse agradecidos supone dejar a los programadores con el pie cambiado, y ahora hay que empezar a replantearse los proyectos humanos de manera que se puedan organizar con roles idóneos para producir la nueva tecnología - aprovechando los productos gratuitos.

La situación actual deja a las personas con una sensación de deseliquilibrio de Nash en lo referente a qué política seguir de cara a la producción: da la impresión de que hay que adoptar decisiones, porque no se termina de encontrar una solución local óptima.

 

Tierra: Día 19/07/24 punto de inflexión

Ayer se produjo el punto de inflexión a escala mundial. Dependiendo de lo que hagan y no hagan los gobiernos tras lo sucedido ayer las dos c...

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