lunes, 21 de septiembre de 2020

Tibios y la tolerancia a la opulencia

Volveré a tomar el tema de la radicalidad (to be extreme) como concepto diferente del extremismo (to be radical).

Aunque no es de uso cotidiano, considero opuestos el ser radical a ser extremista, pues el radical se opone a la tibieza y al extremismo y se centra en la rigurosidad de los términos dentro de su aplicabilidad. El extremista ve a todos como tibios, el tibio ve a todos extremistas y, por supuesto, el tibio es el falso tolerante, cuando sí relativista extremo - mientras que el extremista es el falso riguroso, cuando sí aplicador de la razón pura kantiana contra los intereses de la propia ética.

Recuerdo una conversación de coña con una amiga e mitad de un grupo, hablábamos sobre quiénes eran más guarros - si los hombres o las mujeres. El tema se extrajo de la determinación de quién podía dar lecciones a quién sobre cómo ir a hacer el número 2: si ella a mí o yo a ella. Y, de manera deportiva, le dije una cosa:

- Te puedo demostrar que las mujeres sois más guarras estadísticamente que los hombres, así que lecciones las justas.

- Eso es imposible.

- Pues te lo aseguro. Y puedo hacer lo siguiente: si me dices, me arrepiento Juanma, en realidad nosotros somos las más guarras, entonces dejaremos esta conversación por zanjada y no se hable más.

- ¿Y por qué iba a hacer eso?

- Así conseguirás que no ponga sobre la mesa algo que os dé muy mal sabor de boca, no tendré que demostrarlo y se quedará en el aire nada más. Es la mayor victoria que podrías conseguir. Pero tendrás que decir que sois las más guarras, y la conversación se zanjará aquí.

Obviamente las mujeres que estaban escuchando se fueron calentando, no iban a admitir algo así. Pero mi antigua amiga, mi ex, mi compañera..., se le veía en los ojos: no era un farol. Yo no estaba buscando que claudicaran, mi éxito sería rotundo para cuando ella admitiera que quería saberlo y yo le ofreciera     LA VERDAD aun habiéndole advertido.

Por otro lado, un tema tan absurdo como "cierto grupo se puede demostrar que es más guarro que su grupo análogo" no podía ser salvo una salvaje frivolidad. Y la curiosidad..., ¡ay la curiosidad! Así que se buscó la manera de encauzar el engaño:

- ¿Y qué entiendes tú por guarro o guarra? Eso puede ser relativo.

- Entiendo por una persona guarra no la que va al cuarto de baño, porque eso es de gente limpia al necesitar ir, sino aquellas personas que mezclan lo limpio con lo sucio. No quienes generen mácula, porque todos cagamos, sino quienes maculen lo que no se espera que esté sucio.

Y en ese momento una limpiadora quiso meter una especie de órdago o envite...

- Yo soy limpiadora y os puedo decir perfectamente quién de los dos es más guarro.

A lo que le respondí:

- Perfecto, puedo admitir que las tazas de los hombres están siempre en peor estado, que cuando un hombre tiene menos de donde ensuciar aún así es capaz de cagarse hasta en las paredes. Incluso he visto, al salir del cuarto de baño, cómo muchos ni se lavan las manos; vicio que no tengo entendido que compartan muchas mujeres. Aún así, partiendo de estas premisas y estos conocimientos en mente llegaremos a la deducción de que las mujeres son más guarras que los hombres. Ahora bien, admitidlo y no tendré que poner de manifiesto la demostración. No tendré que provocar la situación de que termine demostrándolo, de que deje un momento para la réplica y que no haya nadie capaz de responder.

De esa manera, humildemente, mi ex se dirigió a mi y, aprovechando el silencio tras la tormenta de "¡no lo somos!", "es un farol" o "acepta el desafío"..., al final me dijo: "adelante, demuéstralo".

Y efectivamente, aunque el escenario no me lo inventé yo, pues fue producto de mis intercambios culturales callejeros, donde se puede encontrar desde al más sabio al más absurdo..., expuse:

- Imaginad chico y chica en una casa a solas. Ambos han decidido hacer el amor. Pero antes a la chica se le ocurre ir al cuarto de baño a preparse. Le pide que espere un momento al chico, y ahí está ella: se limpia, se prepara, se acicala... Se queda un buen tiempo y, con la excusa, puede que hasta se cambie de ropa. Entonces le dice al chico, "ahora tú, prepárate". Y el chico, en el mejor de los casos, va al cuarto de baño, se mira al espejo, se la mira para ver si no tiene pelos, se despeja la cara y en nada, o tras fingir que hace algo, sale igualmente. Dicho esto, ¿cuál de los dos es el más guarro?

Aquí hice la debida pausa dramática.

- Pensad cuál de los dos es el que le come el culo al otro. El uno se comerá un culo esponjoso y limpio; mientras que la otra se tragará hasta las bacterias del culo de todos los tíos que cagaron en la misma letrina.

Y así fue como concluí mi ejemplo de que es tan guarro el que piensa de tal manera como el que tibiamente se hace el inocente. El inocente no es inmaculado por su tibieza, sino por su rigurosidad.

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En una ocasión un profesor de instituto me preguntó qué opinaba sobre la opulencia en la izquierda.

- Tú que aparentas ser marxista, ¿se puede ser opulento y ser rico siendo de izquierdas?

La pregunta tenía intríncolis, porque él sabía de amistades que yo tenía; podía echarme en cara tales amistades, el porqué me mezclaba con todos sin excepción y cómo conseguía tales objetivos si realmente yo fuera una persona que defiende lo que defiende...

- Para responder esa pregunta habría que distinguir al de pensamiento riguroso del tibio, el que se toma las cosas en serio del que no. Entiendo con condescendencia una persona normal, un empresario que lleva una vida convencional y que no es muy culto. Con su poca cultura le ofrecen vivir en la opulencia y, al mismo tiempo, cree que debe votar a la izquierda porque tiene una línea de pensamiento más cercano a ese discurso. No seré yo quien le juzgue por no pararse a pensar para qué podría usar mejor su dinero. Puede ser mal empresario y, al mismo tiempo, tener una empresa próspera debido a que estuvo donde debió, a que aprovechó alguna oportunidad.

- Entonces, perdonamos a los incultos...

- Voy más allá. Entiendo que en ocasiones debemos vivir entre la opulencia para no perder el contacto con otros empresarios que sólo toman en cuenta a los que viven como ellos. Es como el que se casa no porque crea en el matrimonio o en Dios, sino porque cree que la sociedad donde vive podría ir contra sus hijos al llamarlos bastardos. Por lo que, si vivimos en una sociedad opulenta o necesitamos de ella, en ocasiones es pertinente generar esa apariencia.

- ¿Y si no tienes ese tipo de ocupaciones? Tú, por ejemplo, sólo eres un estudiante de instituto.

- Efectivamente, no me verás consumiendo cosas caras. Pero es más, suele pensar el hombre de derechas que tiene opción política cuando su problema es cómo se mueve en la opulencia y, por tanto, no percibe la realidad de quien no está a su nivel. Y, claro, ¿un obrero de derechas? Si no tiene condescendencia por la opulencia ajena sólo le resta pretender vivir los lujos ajenos comiendo con los ojos. Es como la diferencia entre Florida y Cuba: el cubano se siente orgulloso de lo poco que tiene ante sí, mientras que el de Florida se enorgullece de lo poco que ve del ricachón que pasa ante él.

- ¿Conclusiones?

- Entiendo que defender políticas de derechas sucumbe en la mera fachada. En la izquierda uno puede defender políticas más o menos planificadas. Pero no podré fiarme de un político o economista que viva entre lujos, que no sepa ser frugal. El economista de derechas que haya buscado alianzas entre los lujos recibirá mi condescendiente validez por su coherencia; el de izquierdas que siga sus pasos tendrá el más profundo de mis desprecios.

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En cualquier caso, visto lo visto, la socialdemocracia ha generado unas impresiones que imposibilita a muchas personas el comprender lo que significa libertad, o participación política. Es como si todo tuviera que decidirse en unas urnas..., todo se vuelve más y más tibio. Hasta el punto de que poco a poco sólo se nos permite decidir el color de las cortinas. Y es ahí donde estamos.


domingo, 20 de septiembre de 2020

El meme egoísta

Tengo en mi mano unas nuevas líneas de investigación, que podría fulminar fácilmente si no fuera porque todo esto lo hago para mí en exclusividad. Nada cambia, ni nada hay. No hay manera de sacarle partido a nada de nada.

Lo podemos observar en el gen egoísta de Dawkins, cómo las personas actúan según los principios de supervivencia de sus genes... Y, si bien podemos sostener esta tesis, también podemos evolucionarla para alcanzar a explicar las incongruencias culturales - incluyendo los sesgos cognitivos, si no estoy del todo equivocado.

Si combinamos mi teoría del género único con el gen egoísta, ya sólo hay que montar un sistema de tablas que definan los roles del género; lo he estado probando y tiene sentido: si una sociedad con muchos o pocos hombres y pocas mujeres es difícil que sobreviva, si una sociedad con muchos o pocos hombres y muchas mujeres es fácil que sobreviva, entonces ¿qué rasgos culturales se replicarán con más probabilidad?

Esos rasgos culturales se clasifican por actuar de manera correlacionada con evitar la muerte de tu especie o con fomentar nuevos miembros de la especie. Es decir, se trata de provocar la duplicidad de sus propios genes: y la manera de clasificar nuestros roles es en 23 pares como expliqué en mi blog.

El objeto es el conformar una historia y, a través de su morfología, adivinar los roles (que en mi blog de luces y espectros llamaba arcontes) que aparecen y la polarizan dentro de los cuatro géneros.

Ése es el papel de la consciencia: nos montamos con lo que percibimos una película, determinamos si ya la hemos visto para saber cuál será su final; pero no nos gusta lo que siempre es igual, nos aburre. Buscamos la manera de no repetir experiencias, porque eso generaría muestras poco representativas de cara a la regresión de un modelo representativo.

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Puede que más de uno aprecie unos rasgos deterministas en esta teoría. Sin embargo se equivoca. El determinismo, dentro de la filosofía ontológica, es una forma de religión encubierta. Y eso lo podemos deducir en el mismo instante en el que recordamos qué es lo que es idiosincrásico de una religión: Una religión, más allá del dogma que defienda, sostiene que la ética de mantener un rito vincula al convocante en comunión con alguna clase de magia. Es decir, una religión se puede definir como la justificación irracional del rito. Si no hay rito, no hay religión. 

Y para entender qué diferencia un rito de un experimento (científico) es posible que alguien piense que el objeto del experimento es inferir nuevo conocimiento, como pensando que el rito no tiene tal objeto. Sin embargo ése no es el enfoque nos ayudará a encontrar un rasgo diferenciador importante. El rito, a diferencia del experimento, mediante el áscesis también buscará un conocimiento superior haciendo acopio de la voluntad, sin embargo lo que lo diferencia es la falsación.

Un experimento se cuestiona mientras que el rito se mantiene. 

Así, es posible que sepamos de procedimientos que se mantienen y que son imposibles de cuestionar y, al mismo tiempo, no son ritos. Me refiero a las recetas de ingeniería: los procedimientos y algoritmos son creaciones que se diseñaron para conseguir un objetivo, y para ello se valen de los recursos que tienen a su alcance. El rito, a diferencia de un algoritmo, aunque también tiene un objetivo a conseguir no es cuestionado por el abuso de los recursos y no se busca su optimización por ello.

Es por ello que lo que diferencia realmente al rito del algoritmo es que la obsolescencia del algoritmo existe debido a que se vincula con la innovación. En la medida de que sea cuantificable objetivamente la mejora que aporta el algoritmo podrá acabar siendo obsoleto, cuestionado. El rito no se cuestiona por necesitar panes a repartir, sino más bien se cuestiona al feligrés que no puso los panes necesarios para alcanzar un objetivo intangible.

Dicho esto, observamos la teoría determinista tan peculiar que se defiende desde una de las corrientes del ateísmo. Cuando Aristóteles no cuestionaba la posible existencia de la máquina que no era movida por otra máquina, a diferencia de Platón, no parecía que considerara necesario entablar comunicación con semejante mecanismo, pues éste bien podría ser hasta ininteligible para un mero humano. Por lo que aquello que más distinguía las teorías era la imposibilidad de aplicar rito alguno para alcanzar la reminiscencia. Es decir, Aristóteles ejercía de ateo.

Pero, al mismo tiempo, parecería lógico que todo ser vivo fuera una mera máquina y, por tanto, que no existiera libre albedrío. Alguno dirá, "el dolor existe": lo que nos volverá seres sintientes. Pero si sentimos obraremos en base a esos sentimientos, su pugna con la razón, etc... Aquel que dice que no tenemos libre albedrío, sino que somos algo así como espectadores de nuestros sentimientos lo que en realidad hace es no aprovechar la idea de ética que usa el abogado cuando condena al criminal.

¿Y de qué nos sirve una ética que no aprovecha para juzgar? 

Esa es la diferencia entre el lenguaje científico y el lenguaje religioso. El lenguaje científico es algo que se cuestiona y, como producto de ingeniería, debe ser útil. Moverse bajo la pretensión de que somos meras máquinas sintientes y sin libre albedrío nos lleva a que nuestros actos no se justifican por ese lenguaje - de lo contrario no podríamos juzgar a la gente por sus maldades, al ser meras máquinas.

¿Cómo juzgar al espectador de una película de miedo si no tiene derecho ni a cambiar de canal? 

Es por ello que el lenguaje del ateo determinista es un lenguaje que no es útil. Y todo lenguaje que no sea útil no es científico, sino que se mantiene por tradición, como un rito más. La cosa es que todo rito que se mantiene debido a un dogma no es más que un rito religioso.

Por eso comentaba que mis teorías no podrían ser útiles si al final sucumbimos en que el animal sólo es una máquina sintiente. La primera gran verdad del budismo es la existencia del dolor, la seguna la sabiduría que lo define y la tercera la ética que usamos... Si desvinculamos el sentimiento de la ética entonces nos cargamos la libertad y, de ahí, el juicio y la necesidad de la moralidad.

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El patriarcado, según tengo calculado, es el meme que evita la muerte de la mujer o que vincula con más fuerza a la mujer con la reproducción. Son ideas que se pueden deducir a partir de un buen desarrollo de teoría de juegos: no se trata de que el hombre sea "superior" a la mujer, como dice la mala costumbre del habla creada por la propia sociedad patriarcal (para desviar la atención y así evitar que podamos luchar contra él). Se trata de una fórmula que condiciona a la mujer y martiriza al hombre, para convertir al varón en el eje de la mayoría de nuestras epopeyas.

Y no es cierto que en una sociedad avanzada aún debamos usar la fórmula de proteger a las mujeres: ya no vivimos en las cavernas. De hecho, no sólo estamos superpoblando el planeta sino que hasta somos capaces de editar el genoma. Lo que quiere decir que no necesitamos someternos a las restricciones cavernarias de los modelos patriarcales (ya sea tribales o de la sociedad) para sobrevivir.

Somos capaces de configurar los memes egoístas de manera que nos satisfaga a nuestros propios intereses: porque la felicidad se encuentra cuando el sujeto aspira a conseguir lo que está destinado a tener en su mano.


jueves, 17 de septiembre de 2020

Cuando te preguntan un imposible. El autoengaño

Hay como dos tipos de preguntas cuya respuesta es un imposible: puede ser porque el sujeto no quiere que le respondas o porque no hay respuesta aceptable. Cuando no se quiere que se responda ya comenté en una entrada que una técnica posible es usar una analogía con algo común, y cualquier analogía a cualquier cosa es válida - pues siempre es factible postular símiles o ironías para cualquier par de conceptos.

Sin embargo en ocasiones la pregunta puede ser del tipo: qué es la vida, la consciencia, la inteligencia, la mente, la atención, la percepción, el tiempo, la interpretación, el significado, etc... Entonces la primera reacción que debe adoptar el que debe responder es preguntarle "¿Para qué quieres saberlo?".

Si se salta uno esa cuestión, o simplemente si se pretende responder sin saber la motivación, entonces no se le podrá pillar cometiendo uno de los dos autoengaños.

Si ante el para qué te responde: "por curiosidad" o cualquier cosa que se le parezca, entonces la manera de responder es como lo haría un filósofo. Es decir, se dedicará a mostrar la historia de todas las personas que han estado replanteando la pregunta y encontrándole matices, pero siempre sin llegar a nada. De esta manera el receptor tendrá la oportunidad de ver satisfecho cómo su planteamiento puede mejorarse hasta el punto de no necesitar seguir pensando, porque ya lo han hecho otros por él.

Está claro que yo no acostumbro a responder de esa manera. Porque para hacerlo hace falta dos cosas, una la tengo (poesía, capacidad de síntesis), pero la otra suele ser documentación. Y yo no me documento para ejercer de "psicólogo" - o de pedante.

Cuando te responden que lo quieren saber para ejercer mejor su trabajo, o cualquier cosa que se le parezca, entonces sabes que están esperando una teoría al más puro estilo F=M·a. Con sus tres postulados importantes, y una explicación que sea relevante para lo que necesite. En un ambiente de amigos es poco probable que realmente le interese que le des fórmulas, incluso en un ambiente de medios o instituciones de divulgación tecnológica (porque no vivimos en un mundo meritocrático).

Si ocurre que tienes los postulados pero crees que no habrá manera de hacerlos llegar entonces deberás renunciar a la autoría para lanzar alguna clase de analogía y que el receptor ate cabos por sí mismo. De esa manera no podrá acusarte de no poner sobre la mesa una afirmación relevante - la responsabilidad de la relevancia cuando se escucha una analogía la tiene el receptor, no el emisor.

La técnica que yo practiqué en mi adolescencia una vez y vi que dio resultados fue la siguiente:

- A ver, Dato, ¿qué es la vida?

- OK, te lo digo, pero antes debo preguntarle algo a Javier. Javier, ¿recuerdas la última respuesta concreta que le diste a alguien? La primera que te venga a la mente.

- No...

- Pero esa no me vale. Una respuesta más o menos corta a una pregunta que te hicieron, por muy trivial que sea. Si puedes decirla, si no, di otra...

- Patatas con conejo.

- Bien, mira: la vida son como las patatas con conejo. No puedes esperar que esté hecha para ti, como tampoco lo estuvo para el conejo que tuvo que morir por satisfacerte. Pero alguien tiene que cazarlo, alguien tiene que recolectar las patatas y alguien tiene que cocinarlo todo y ponerlo en el plato. Independientemente de que no somos capaces de hacer que los conejos se reproduzcan, así como las patatas, esperamos que el ciclo se mantenga - porque no hay ingeniería detrás de todo este proceso.

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Es decir: delante de las narices de quien pregunta se le pide a un tercerlo que dé una respuesta que, con respecto al tema central, tendrá caracter arbitrario - siempre y cuando sea algo concreto. Recuerdo que mis compañeros de clase aceptaron el reto de preguntarme más conceptos abstractos como esos... Y siempre conseguían una respuesta concreta que les podría servir en su vida real, en su ética personal.

Ante una respuesta tan zen muchos considerarían que la pregunta no ha servido para su propósito, porque no tiene el caracter conclusivo que esperaban. O porque querían una definición que abordara los temas más teóricos del término. Si es eso lo que te responden es entonces cuando se llega al autoengaño: supuestamente lo que querían era escuchar un histórico de preguntas sin respuesta, no una manera efectiva de responder la pregunta.

De la misma manera, si empiezan a plantearse el tema en cuestión dentro del plano de lo teórico ya nos diría Kant que la razón pura no es capaz de alcanzar sus objetivos. Así que no se debe esperar, para ciertos términos, ninguna resolución que sirva para nada concreto. Quien espere a partir de la historia de la filosofía sobre la ontología del ser resultados fácticos y concretos vive un autoengaño también.

En ocasiones leemos escritos existencialistas, por ejemplo, que sucumben en una visión del mundo que obliga a plantearse dilemas éticos y enfoques que sucumben en una política bien definida. Sin embargo, no es compatible responder una pregunta imposible con abordar los dilemas que salpicarán de ella. Sartre empezaría desarrollando el tema de la nada, pero para que desemboque en resoluciones éticas debe evadirse del concepto para tocar temas más concretos: como el para-sí. De esta manera un ejemplo de ser definido para-sí lo tendremos en Simone de Beauvoir cuando manifiesta que es cada mujer la que debe preocuparse de definir su idea de mujer (sin tocar el tema de lo que es una mujer en sí, que hay mucho paleto por ahí por Internet). Por lo que la filosofía debe desembocar en planteamientos zen.

Sin embargo no se puede crear las analogías oportunas, o los ejercicios mentales, o los planteamientos de historias, sin tener una idea de qué es lo más importante - lo más relevante.

Cuando citamos a los estudiosos no nos preocupamos por responder la pregunta, así establecemos el límite de lo estudiado para generalizar el sentido del término requerido. Hace falta documentarse.

Cuando frivolizamos con una analogía que es muy específica para darle uso a la pregunta no le damos respuesta completa, pero le ofrecemos una síntesis práctica que debe aprender el receptor. Hace falta experiencia.

Cuando exponemos los postulados directamente a modo de teoría lo que hacemos es cegar la realidad a partir de nuestro modelo para que podamos manejarlo a nuestro antojo. Newton no explicó íntegramente lo que era la gravedad, pero en su tiempo hizo un avance suficientemente paradigmático. Aquí hace falta creatividad.

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Los criterios que se pueden usar para encontrar analogías y dilemas es mediante la analogía a unos postulados que consigan la máxima funcionalidad. Una técnica que uso pasa por atribuir los términos más espirituales con el concepto más trivial posible de la ingeniería. La parte explicativa la tiene que dar la justificación de la analogía.

Significado = Codificación

Reificar el significado = Pensar (es falso dilema dar el significado por reificado)

Mente = Partes{Codificación} (conjunto formado por conjuntos de codificaciones)

Consciencia = Correspondencia entre mente y mente usando un algoritmo de parada.

Inteligencia = menos gradiente de la entropía con respecto el tiempo.

Entropía = temperatura·volumen·microestados 

temperatura = velocidad de la máquina 

volumen = número de procesadores 

microestados = espacio de trabajo

etc...

Si se diera directamente estos postulados la mayoría los tomaría como irrelevantes o incoherentes, cuando el objeto de todo postulado es reducir la relevancia y aumentar la incongruencia para conformar un modelo recibir esa clase de críticas genéricas es como no decir nada.

lunes, 14 de septiembre de 2020

ExtrAvertidos

Me viene un correo ofertándome volver a ser editor de artículos. Y, la verdad, se me cruzó por la mente... Mientras fui articulista tecnológico era constante: un día de documentación, otro de edición y pruebas y el tercero para publicarlo. Era constante y me era gratificante, en la medida de que intentaba ponerme el listón a una altura razonable: tocar los temas que consideraba interesantes.

Ya que no podía publicar artículos porque los journals de prestigio no me quieren reconocer mi tecnología, por lo menos escribir sobre la tecnología actual, documentos, etc... Y añadirles mi punto de vista como coloreando la realidad con los cristales de mis gafas.

Pero la realidad es que nunca he tenido gafas. Esas gafas que en ocasiones me pongo para proteger el sol de la vista ya están muy gastadas, y se rompen con facilidad. Bueno..., se rayan. Siempre lo he sospechado: mi punto de vista es posible que deba ser perfeccionado, que se quede obsoleto.

Sin embargo las estadísticas dicen lo contrario: hay artículos cuya brillantez sobrepasa los límites de la imaginación de muchos y que no han sido ni leídos a penas, otros al parecer ahora se están redescubriendo y, efectivamente, los artículos más imperecederos veo en las estadísticas que no se estropean con el tiempo. Mi visión, mis gafas, no son tan malas como me pienso.

Algunos de mis artículos sólo consiguieron buena audiencia al principio; pero allá donde he puesto mi tecnología como colofón final parece que he conseguido una audiencia permanente. Así que puedo hacerme una idea de cuál es el perfil de mi mercado: cuál sería mi nicho de mercado si fuera articulista tecnológico. Yo sería el divulgador que presenta cómo están las cosas hoy día, que hace publicidad de grandes inventores o científicos, y luego sintetiza todo el artículo en la última parte haciendo un remate que, al principio, no se comprenderá pero que, con los años, renacerá entre los lectores.

Hay mucho por descubrir entre mis artículos. Así como mis críticas políticas ocultas, o mis propuestas filosóficas y éticas o morales. Y sé que prevalecerá esa manera de escribir porque no hay nada más molesto como ver cómo todos van en una misma dirección hacia la caída de un acantilado.

Pero leo ese correo ofertándome ser escritor ¿Escritor? ¿Es ese otro grado diferente? No me suena. A mi me llamaban de muchas maneras, y luego se podía ascender a otra. La palabra "writer" creo que es otro nivel. Y el caso es que me sentí bien porque no me ofrecía ser escritor por un artículo, sino por todos. Pero entonces recordé cuando me inventé una palabra en el instituto..., y dije que escribiría un libro sólo para explicar esa palabra.

- ¿Pero tú sabes que no existe la palabra extravertido? Querrás decir extrovertido.

- Tampoco existe la palabra eXcéptico, ¡y mira cómo la usas en clase!

- ¿No decías que escribirías un libro explicando el significado de esa palabra? ¿Cómo piensas estructurarlo?

- Sencillo. El primer capítulo será para explicar el contexto en el que nos situamos en lo que se refiere a un comportamiento extrovertido, y cómo los filósofos y psicólogos tocaban ese término.

- ¿Extrovertido ahora?

- Sí, primero hablamos de la extroversión: cómo ha sido vista a lo largo de la historia. 

- ¿Y después?

- En el siguiente capítulo empiezo a analizar el papel de la extroversión desde el punto de vista de las cuatro grandes verdades del budismo: considerando el dolor de no serlo, la sabiduría del que ejerce ese papel, la ética y su propio código de cara a los que sean extrovertidos y, por supuesto, el arte o belleza de aplicar correctamente el término. En la medida de que estas cuatro grandes verdades sean bien definidas la palabra extroversión será entendida al completo al terminar el segundo capítulo.

- Pero la palabra no es extroversión, es extraversión.

- Efectivamente, entonces es cuando empiezo a hablar de los pensadores más controvertidos y cómo repercutieron en la historia. Estos librepensadores acababan mal en la historia por lo que hacían y cómo pensaban. Y, por tanto, se trataría de hacer un repaso histórico...

- ¿Entonces?

- En el cuarto capítulo es cuando defino la palabra extraversión: son los extrovertidos más controvertidos porque incorporan en su última palabra algo que podrían ahorrarse para mejorar socialmente. El extravertido es, por tanto, una figura quijotesca y, desde un punto de vista teórico, desarrollaría el término relacionándolo con otros términos técnicos que provengan de la psicología.

- Lo cual nos lleva al quinto capítulo, ¿o sólo van a ser cuatro?

- No, por supuesto: debe haber un capítulo por lo menos para citar a los pensadores más extravertidos y analizar en su vida si realmente les valió la pena ser así. Podría citar a Quevedo, y de cómo acabó sus últimos días en una cárcel sin ver cumplido su sueño de perder la hidalguía para hacerse con unas tierras. En este punto hablaría del honor y la posición de superioridad en la que se sitúan algunos autores. Su persistencia con los años, su perdurabilidad...

- Y acaba el libro. Salvo que le quieras poner un epílogo.

-  Yo creo que el capítulo quinto es para analizar el término desde el punto de vista filosófico mezclándolo con corrientes existencialistas, platónicas, kantianas... Estamos diciendo que un sujeto está dispuesto a añadir una frase final sólo por orgullo, sabiendo que podría destruir su propia imagen. Y que eso que añade y que muy pocos entienden es lo que lo hace eterno y, al mismo tiempo, un paria.

- Ahora sí, pero no sé que te queda para el epílogo.

- En el epílogo acabaría diciendo que no es necesario aprenderse o usar esta palabra nueva. Y que si fuera interesante usarla entonces el epílogo sobra, al ser producto de alguna mala extraversión. En ocasiones la gente cree que hace lo correcto sólo porque suena controvertido, pero sólo los visionarios tienen derecho a ser controvertidos. Y, o se tiene ventaja en un área, o no puedes permitirte el lujo de ser extravertido. Quevedo era un gran poeta, Tesla un gran inventor... Tener la última palabra que rompa los esquemas establecidos es un privilegio que sólo se comparte con los necios siendo el tiempo el único juez.

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Sigo pensando que medium es una red social de divulgadores técnicos que me ha puesto un techo de cristal y aunque doble el número de artículos "extravertidos" no creo que doble los ingresos. Porque esta gente creo que hace trampas en las estadísticas, o simplemente me harán ilegibles algunos artículos para que no gane demasiado.

Deberían de aprobarse leyes que regulen las redes sociales. Porque en cuanto triunfa una red social automáticamente se monta un monopolio, y no tiene porqué ser una empresa próspera si se encarga de vender ilegalmente información a sus financiadores. Las redes sociales pueden ser peligrosas si tienen administradores corruptos al ser impunes.

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El extravertido es la persona que vierte una información de más justo al final porque cree que es importante ponerlo de manifiesto aunque le suponga una vergüenza a corto plazo, pero que en el fondo sabe que es útil tenerlo presente.

Sin embargo nunca es útil inventarse palabras nuevas que varían en una sóla letra, especialmente una vocal o consonantes de sonido parecido, porque no suena autoritario. Tiene pinta de error.


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