miércoles, 11 de diciembre de 2019

A mayor facturación mayor estafa

Estaba ultimando el decidirme si apuntarme a un curso o no para opositar para trabajar en Correos, y claro: había tantas cosas que me escamaban que hasta que no me terminé de documentar no pude estar realmente seguro.

Resulta que Correos es una empresa privada con un vínculo con el estado muy fuertemente arraigado. Este tipo de empresas tiene lo peor de las empresas privadas y lo peor de las públicas. Bien podría haber cambiado, después de la de problemas que daba; la privatización de Correos fue una de las mejores noticias para este país, lo hiciera un tío de derechas o de izquierdas, porque el falangismo que había y la desfachatez contra los usuarios era bastante supino.


Sin embargo, la manera que tienen los corruptos como Aznar de privatizar las cosas cabe esperar que no sea digno de confianza. Y es posible que algunas malas prácticas se mantuvieran.



En cualquier caso, me vino una oferta de preparacorreos, una empresa que dispone del temario y una manera de prepararlo on-line. Creo y sospecho que realmente te preparan el temario y que realmente puedes hacer unas oposiciones con él - que te lo dejan preparado todo. Sin embargo, ¿alguien se imagina tener que prepararse un temario para entrar a una empresa que sólo te exige el graduado escolar? Al parecer lo absurdo se mantiene. No porque funcione, no porque tendrán a los mejores carteros o quienes mejor atiendan al cliente, sino porque pueden seguir funcionando con sus redes clientelares.

Las redes clientelares de las empresas públicas consiste en hacer que para opositar al cargo debas superar un examen absurdo. Un examen que nadie podría sacar un 10. Es así como consiguen crear una primera criba muy sencillita. Una criba que, como es lógico, no se basa en el propio trabajo, sino en la obsesión por conseguirlo.

Me imagino una cola llena de gente obsesionada por conseguir un trabajo en una empresa en concreto. Ahí la mano invisible se ha vuelto a poner tonta. En realidad lo que busca esa gente no es trabajar de cartero, todos sabemos que lo busca esa gente es un trabajo fijo - nada más. Si hubiera una renta básica ya veríamos cómo la demanda en falso se reduciría, sólo irían aquellos que realmente estén interesados en hacer esa clase de servicios.

Pero claro. El liberal, que es un sujeto bastante trasnochado pues aún cree en la oferta y la demanda - concepto que sin unas reglas inteligentes podrían llevarnos por el camino de la amargura en una sociedad tan compleja y SUPERPOBLADA como la que vivimos, no es consciente de que sus esquemas pueden ir contranatura cuando se trata de ofrecer cursos.

Sin ir más lejos, un día un comercial me ofreció darme información de un curso que era demasiado caro como para que me lo pudiera permitir, pero que me dijo que podría ofrecerme un descuento. El problema era que el descuento me lo diría justo al final de darme toda la información del curso. El asunto es que el curso me interesaba, pero sigo siendo pobre. De hecho, tuve que presionarle con información muy técnica debido a que yo tenía un conocimiento mucho más detallado de informática que él, el cual era un tío de letras y nada más. La razón por la que le estuve mareando era porque, una vez más, yo era muy pobre, por lo que mi máquina cumplía unos requisitos mínimos - lo que provocaba que corriera el riesgo de no poder aprovechar toda la plataforma. Al final de la entrevista que me hizo, que duró casi una hora de darme información comercial más allá de lo que tuviera preparado, me acabó tasando cuánto me ofrecía de descuento - a lo que rechacé rápidamente la oferta. El comercial se mosqueó (debe ser que era liberal el pobre). A lo que le contesté que, efectivamente, si el problema que él tenía era por el tiempo gastado bien pudo haberme dado la oferta desde el principio, pero lo que no puede esperar es considerar que si realmente me interesa el curso entonces va a poder subirme el precio; esto es porque al final sólo los niños ricos y los dejados serán los que tendrán acceso a esas librerías exclusivas, o a unos esquemas pedagógicos a la hora de usarlas, mientras que los pobres y la gente con vocación se quedarán fuera.

Pues bien, ese royo que he soltado hace un momento sirve para cuestionar la fiablidad del sistema basado en oposiciones que practicamos, al menos, en España.

Si quieres estar al día en cuanto a los nuevos reglamentos de Correos no puedes ir a su página web o consultar sus estatutos como ciudadano que eres, en un portal de trasparencia. No. Lo que tienes que hacer es entrar en el sector de las personas que ya adquirieron el curso. Si hay cambios en la legislación el sector público tiene el BOE, pero ahora Correos no tiene ni eso. Por lo que las empresas que se dedican a ofrecer sus servicios exclusivos ganan valor, y cuanto mayor sea el valor de sus servicios mayor será el fraude a la hora de que se digan exageraciones o se omita información importante.

Porque claro: una academia, cree el liberal, puede centrar su atención en hechos aislados, como decir que Correos ha creado unas miles de plazas este año. Como me dijo la que me llamó por teléfono. Pero lo que no me dice es:
1. Que la oferta era para suplir las salidas desde hace tres años, por lo que la siguiente convocatoria podría tardar en salir tres años más.
2. Que la oferta a mi provincia no era de miles, sino de unos pocos cientos.
3. Que mi perfil puede que no encaje con todas sus ofertas, y se centre en unos pocos.
4. Que puede que no estemos hablando de un puesto fijo.

Y entonces la señora que me estuvo hablando me insistía en una jerga como de funcionario, para darme a entender que Correos era una empresa pública. Incluso habría jurado que eso era algo que me estaba asegurando..., lo cual me llamó muchísimo la atención, no quise decir nada. Si correos y las academias tuvieran prohibido usar la palabra oposición, para llamarlo concurso privado..., entonces puede que mucha gente dejara de ser defraudada.

En cualquier caso, como ante el teléfono todo fueron dudas decidí que me diera la información por correo. Pero al final, hace de hecho unos pocos días, me lo acabó dando por SMS después de que me hubiera parecido que se trataba de una mera oferta sin sentido.

Me metí en la plataforma de preparacorreos altamente concienciado de querer apuntarme. Sin embargo observé que no había absolutamente nada claro sobre si el pago era único, las mensualidades, a quién pagarlo, cuánto, las promociones..., justo lo más importante era lo más oscuro. Además de la sensación que me dio entonces de que juraría de que ella le había dado tratamiento de concurso público; incluso me dijo que si aprobaba el examen me convertiría en un interino.

Considero que la palabra interino debería de aplicarse sólo en el sector público, para evitar muchas estafas. Es como si yo me creara una empresa donde asegurara a los que me pagaran un porrón de dinero que automáticamente pasarían a ser funcionarios públicos. Se supone que hay ofertas que sobrepasan el engaño hasta tener que alcanzar el fraude de ley.

El asunto es que me documento un poco para saber sobre la empresa. Esa señora no me había dicho en ningún momento cuál era el nombre de su empresa; sólo a través del SMS hace dos días, pude saber de qué se trataba.

Según parece en 2012 ya defraudaron a otra persona, que al parecer pagaba mensualidades por el servicio de acceso al "temario" para aprobar el concurso de Correos. Fui investigando y comprobé que el "temario" de Correos era propiedad exclusiva de una empresa que se dedica a vender dicho temario. Vamos...

Poco a poco se va viendo el negocio.



Yo lo llamo estafa. Ellos lo llamarán oferta y demanda. Sin embargo no aportan nada a la sociedad: sólo los que hayan estado más obsesionados en conseguir un trabajo fijo serán los que acaben en Correos tras perder grandes sumas de dinero. Da miedo pensar quiénes distribuyen nuestros paquetes. Porque para cuando sean despedidos serán rescatados por otras empresas privadas de mensajería (como me consta) para dar nuevos problemas de calado facha (como me consta).

Por si esto no fuera poco, además ocurrió la llamada no inmediatamente después de que pidiera información del curso..., no, me han ofertado el curso dos meses después de que se cerrara la convocatoria de este año, para usar dicha oferta de gancho para que estuviera con ellos (supuestamente) tres años.

Si me hubieran ofertado el curso para cuando les pedí información, o para cuando Correos sacó su oferta, entonces podría haberla aprovechado en pocos meses. Pero claro, a esto se le llama oferta y demanda.



Cuanto más dinero hay de por medio, o cuanto más facture una empresa, todo lo que circule alrededor, si hay dolo de por medio, se contaminará en una estafa mucho mayor. Y la maldad se diversificará con la oferta.

Ya me lo dijo mi profesora de árabe: en los países árabes el árabe es una de las asignaturas más complicadas (quizá debido a la enorme disglosia). Y es por ello que, si se combina con el conocimiento del Corán, el ser funcionario está asociado con una enorme cantidad de corrupción. Es decir: cuanto más dura es una oposición más corrupto es el país. Si la oposición, por el contrario, fuera relativa al puesto que va a ocupar realmente, entonces cabe esperar que esté destinada a atraer a gente que sí crea en su trabajo.



No hay que olvidar que la dificultad para entrar podría ser tan banal como la dificultad para que te echen. Si un funcionario se va especializando en cursos siempre será más difícil que lo echen, pero si lo que es difícil es llegar a ser funcionario entonces es más que probable que éstos ofrezcan un servicio pobre y con mucho desprecio.


Correos siempre ha gustado de fingir estadísticas usando medias, para así encubrir a sus compañeros. Es un escopetazo nacional al que estamos acostumbrados, por ejemplo, por parte de los propios sindicatos de policías, o la gestión de maletas en los aeropuertos. Se valen de medias y ningunean las estadísticas. Y claro, como los periodistas son de letras, ellos son los primeros en no querer investigar los casos de disidencia, el significado de ese 1%.

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Yo, por otro lado, aprovechando que estaba terminando de poner a punto mi nuevo PC, que si la firma digital de Hacienda, que si la instalación de la interfaz visual de Python..., los problemas de configuración de la última versión, el hecho de que mi máquina es de 64 bits... Al final he tenido que dejar para hoy lo de comprobar el SMS que recibí de la academia preparacorreos. Y hay que decir que si le dedico tantas horas a instalar y preparar mi máquina para que esté a punto, no tiene sentido que no haga lo mismo con los cursos que me preparan.

Y esto me lleva de nuevo al punto de comienzo: ¿Me preparo unas oposiciones a otra cosa? La idea me pareció atractiva, pues siendo autónomo no llego a ningún lado.

martes, 10 de diciembre de 2019

La paradoja de la existencia del Karma

Todos somos criaturas muy racionales. Incluso los locos tienen las mismas pretensiones, porque nadie ama la locura en sí - o que se le tache como tal. Pero no hay peor locura que defender paradojas, o un mundo abocado a la contradicción. Y claro, si quieres ser artífice de la creación de un mundo digno de ser consistente, debes considerar cómo funcionaría algo como el Karma.

Para empezar hay que considerar que el Karma es uno de esos conceptos que no son observables, no podemos considerar que hemos sido testigos de la acción del Karma. Esto es porque el Karma es un concepto, proviene del mundo de las ideas, y la pregunta que habría que hacerse es si tiene o no utilidad dentro de nuestro lenguaje basado en el mundo de lo racional.

Tan pronto como le dices a alguien, "¿No creías en el karma? ¡Pues mira lo que te ha pasado!", entonces te respondería: "Ten paciencia, ya verás...". Así podía seguir hasta que su propia sugestión le haga creer heredero de una fortuna inexplicable o, de lo contrario, hasta que llegue el día de su muerte: "Y a propósito del karma..., ¿dónde queda?", y entonces, tras una vida de infortunios te diría: "Queda el hecho consumado de que moriré con la conciencia tranquila, no como otros que se revolcarán en el día de su muerte".

Es decir, los criterios del Karma son inescrutables. No podremos esperar que actúe de una manera o de otra, porque es a través de una filosofía, de un lenguaje, como haremos uso de esa palabra. Y, claro, si no le incorporamos los suficientes elementos escépticos a ese lenguaje es posible que se convierta en un arma para aquellos a los que queramos convertir en víctimas de nuestra sugestión.

Por eso, cualquier definición que se le quiera atribuir a un concepto omega, un elemento teórico..., lo que Nietzsche llamaría un ídolo, algo proveniente del mundo de las ideas para Platón (en las posiciones más elevadas del símil de la línea)..., nada de eso entra entre los elementos asertivos, pues básicamente son meramente perlocutivos. Es decir, la aportación al discurso por parte de la palabra Karma se queda completamente fuera de todo discurso científico. Lo mismo pasaría con la idea de Dios, Cosmos, Ética, Libertad...

Es decir, en la medida de que nos valemos de esas palabras, éstas adquieren un significado por la sencilla razón de que nos valemos de un discurso que las usa. Siempre nos quedará la duda de la valía de dicho discurso, de cómo esas herramientas no nos llevan por un camino extraño y tortuoso. Porque cuando, objetivamente, descubrimos que vivimos en un engaño automáticamente estaremos inculcándole ese daño a otras personas que nos tomen como referencia; y si descubrimos que fuimos víctimas de un engaño debido a uno de esos memes cuya autoría no es nuestra, entonces veremos los barrotes de la sugestión del autor.

Algo así me produjo cuando deduje a los 13 años que Dios no tenía sentido planearlo dentro de mi lenguaje. La idea de "creer" en espíritus no tenía sentido para mí, por lo que no podía tampoco creer en el espíritu santo. Los espíritus o se manifiestan o no existen. De ahí pueden nacer diversas teorías en cuanto a su manifestación, como que siga sin poder demostrarse la existencia de entes paranormales pero, por encima de todo, no nos podemos permitir el lujo de creer sólo por creer. El que crea sin más no tendrá ideas replicables, aunque la historia parezca hacernos creer que sí. El asunto de las religiones se pueden entender desde un punto de vista más elaborado.

Sin embargo quería desarrollar la idea del concepto del Karma.

Ayer mismo mi portátil fue deliberadamente exterminado del todo. Primero fue la tecla izquierda. En ese modelo el que se pulse la tecla izquierda al arrancar provoca que se inicie el hard reset de la máquina y te pregunte si quieres borrar todos los programas de la máquina para reiniciarla como cuando estuvo en fábrica. Es decir, el fallo sobre la tecla repercutió sobre un cortocircuito del hardware, alguien que tocó la BIOS pudo reprogramar el teclado para sobrecargar esa tecla.

Cualquiera podría pensar que lo que digo es mera sugestión. Pero claro: un portátil aislado, sin que se le caiga ningún líquido, sin recibir golpes, etc..., pueden echarle la culpa a la limpieza del teclado, pero la tecla izquierda, de las ciento y pico teclas, es demasiado raro.

Para cuando el técnico de Microsoft puso sus manazas en mi equipo la tecla izquierda dejó de funcionar literalmente.

Pero más raro fue cuando le pasó lo mismo al botón de apagado. Eso no provocaría que el botón se activara solo, después de que el técnico de Microsoft volviera a tocar mi equipo el botón de apagado se dejó de activar. Lo que quiere decir que no podía encender el equipo.

Es decir, dos virus que atacaban al hardware de un teclado programable.

Diré que el que se le ocurrió la brillante idea de crear teclados programables seguro que se está escondiendo de su brillante idea y no podrá alardear de su trabajo, porque o era un inepto o alguien que desprecia a la Humanidad.

Recuerdo cuando siendo adolescente le exponía a los grupos que protagonizarían la revolución para el '95 que debían existir dos teclados: uno para escribir y otra con un terminal al margen para controlar los asuntos de gestión del sistema. Entonces no se me entendió, pero una y otra vez la historia me vuelve a dar la razón.

Por asuntos raros del Karma, después de que esas dos teclas aisladas fueran inactivadas en periodos cercanos a la manipulación del mismo sujeto de Microsoft (que además me consta de que me mintió, no se comportó profesionalmente ante mi enorme y educada paciencia claramente manifiesta y sin sorna), me vi obligado a comprarme otro equipo para instalarme todo de un día para otro. Y, efectivamente, acabo de terminar de instalarlo todo - y es perfectamente funcional con mi nuevo equipo.

Sin embargo, más allá de que con este equipo podré escapar del encasillamiento que tenía con el equipo anterior, de que ahora podré instalar editores, juegos, etc..., cosas con las que conectarme con el mundo social exterior, para comprobar que esta situación debía ser anecdótica y extraña el proceso de compra se dio de manera peculiar:

Resulta que oteando distintos modelos observé uno que era el más adecuado. Y durante toda la tarde determiné esperar hasta que me decidí a llamar al supermercado en una hora en concreto. Pude haberlo hecho durante todo el día, pero me decidí a una hora. Curiosamente cuando me cogió el técnico el teléfono él estaba exponiendo el mismo producto a otro cliente, que se había interesado expresamente en ese modelo. Pues bien, la peculiar casualidad no acaba ahí: justo cuando decidí ir a comprar el producto, ya que sólo quedarían otros dos y me habían reservado uno, pasarían unas dos horas desde que llamé - momento que decidí yo mismo esperar para mantener el kiosko abierto el máximo tiempo posible. Y justo cuando fui a reclamar la máquina ahí apareció el mismo comprador de la misma máquina, que también iba a pagarla a exactamente la misma hora que yo. Me atendió esta vez a mí el primero para hacerle esperar al otro; fue una casualidad bastante simétrica.

Esos hechos fueron tan extraños que quizá fueron los que provocaron que el encargado de electrónica bajara a supervisar: parecía que ambos clientes (ese hombre y yo) estuviéramos compinchados para aparentar hacer una compra. Pero no. Se dio esa peculiar doble casualidad. Simple y llanamente.

Mucha gente querrá decir que cuanto digo representa supersticiones, plantearse la importancia de cosas así es algo de poca monta. Sin embargo, ese hombre y yo nos habíamos movido bajo un mismo comando - un mismo arconte. Éste se había comportado de forma simétrica en la misma ciudad, cuando yo actuaba por teléfono, él ya podía desplazarse; cuando yo actué con velocidad al combinar con otros asuntos, él se lo quiso tomar con calma ya que estaba por ahí.

Ese tipo de vivencias es algo a lo que me he estado acostumbrando toda mi vida. Era capaz de coincidir con la gente, encontrarme con ellos... Y cuando se daban esas cosas era como si fuera un mensaje de las propias estrellas, como si el Karma estuviera actuando por alguna mágica razón.

Entiendo el absurdo de la existencia del Karma cuando se combina con la idea de los multiversos. Es decir, si existieran los multiversos podríamos decir que podría existir el universo donde la suerte propiciara que cada vez que a un sujeto le dispararan con un arma de fuergo la bala nunca le llegara a dar, por cualquier motivo. Es decir, si siempre podrían existir cualquier clase de universo posible eso quiere decir que podría existir un universo exactamente igual al nuestro salvo por el detalle de que a una persona le tocara la enorme suerte de que pasara lo que pasara, por muchas balas que reciba, ninguna le diera...

Es decir, la creencia en el multiverso nos lleva a aceptar universos donde el karma no funciona aparentemente bien. O, dicho de otra manera, esa idea de karma moral que se encarga de sopesar las cosas obligaría a que no fuera posible encontrar según qué universos en ese supuesto multiverso.

Y ese es el papel de un Creador de Universos, primero entender qué interpretación del universo que conoce él es factible copiar, entretejer..., para luego ver qué modificaciones son compatibles con alguna idea de Karma que sea más o menos coherente.

Es como la ingeniería genética. El mundo que tiene que crear el ingeniero genético partirá de replicar un modelo conocido, para acto seguido permutar algunos elementos que no hagan al futuro ser vivo incompatible con la vida (dentro de la matriz que se la otorgue). Digamos que las reglas que usaría el cuerpo vivo para alimentarse e inmunizarse de lo que se nutre se convierte en un invariante que debe cumplir como cualquier estructura ingenieril. Ese invariante bien puede estropearse o deteriorarse con el tiempo, pero es una lucha de fuerzas que actúa con reglas semejantes a una suerte de Karma.

Lo inteligente que sea la propia matriz en la que los seres vivos deben emerger, su ecosistema, así como el entorno antihostil de tal ecosistema y, dentro del entorno antihostil el centro protector de ataques físicos profundos externos, para sí hablar de una manera de evolución compatible con la vida y, si estuviera aislada, autóctona, es lo que hace que podamos entender la viabilidad de la existencia de ciertos universos dado el principio antrópico.

Aún así, alguien dirá que el Karma no tiene sentido. Pues la idea de karma moral nos dice que existiría un universo donde para cada cosa inmoral que hacemos algo le hará repercutir al sujeto que lo hizo para que deje de aumentar la entropía en ese mundo, para no provocar recalentamientos. Se puede ver, por tanto, como una ley de la física.

Pero si creemos que el karma tiene sentido, desde el punto de vista del control de la entropía, entonces también debería existir el universo donde exista el antikarma. En este universo cada acto que se lleve a cabo provocará que las cosas te vayan mejor si éste fue para aumentar el daño en los demás. Así esos universos que se sobrecalientan bien podrían enfriarse con esos otros universos que se refrigeran.

Y es que allá donde la segunda ley de la termodinámica se vulnera sólo hay problemas para las álgebras con las que nos manejamos si pretendemos mantener las cosas como estuvieran al principio, bajo un sentido que le dé explicación a la idea antrópica del tiempo.

Dicho esto, ahora observamos una idea de la existencia del contrakarma. El contrakarma se daría justo en los universos donde las personas han intentado probar suerte en un casino y saben que es imposible tentar a la suerte, porque si les ha ido muy bien, en suma, tarde o temprano les tendrá que ir mal cuando prueben suerte en otras cosas. Es, por así decirlo, como si hubiera un ángel contabilizando todo lo que ocurre, para así sumar y restar para restaurar el equilibrio interpretativo del sujeto. Para obligar a que él nunca sea testigo de que existe alguna clase de karma.

Por eso, cuando se plantea uno la idea del Karma en los movimientos de ese multiverso nos queda verlos reflejados en tres tipos de karmas: el moral, en antikarma y el contrakarma. Por último, si no queremos activar karma alguno, tendríamos la cuarta combinación donde en ese universo existiría una suerte de caos combinado de los tres anteriores que impediría definir ese mundo como un mundo donde hay Karma.

Visto así, el ingeniero de universos sabe que debe definir su entorno entre esas tres fuerzas de equilibrio y, además, de vez en cuando aparecerán en la vida de cualquiera. De lo contrario estaríamos viviendo una peculiar paradoja.

lunes, 9 de diciembre de 2019

El mundo y sus omertás

Es curioso cómo por el momento les va funcionando bien a ciertas compañías el actuar a base de omertás. Creen que si inducen el miedo en la población éstos acabarán como domados y tendrán que aceptar las consecuencias.

El problema es que eso es simplemente estúpido.

Por un lado, los CEO tienen preocupaciones de atraer el mayor número de clientes posibles y, por el otro, los directivos del apartado logístico (los encargados de llevar a cabo la dirección de la producción), tienen un lenguaje oscuro y muy corporativista. Eso no es inteligente. Porque lo que se consigue con eso es romper la propia credibilidad de la empresa.

Quizá con el tiempo se encuentre la manera de crear una balanza equilibrada. Puede que genere una cierta sensación como de olvido. Pero las empresas que se dedican a ocultar sus fallos lo único que consiguen es crear crisis patológicas mucho más empinadas, imprevisibles.

Cuando una empresa acaba en crisis lo normal es que ésta se produzca tras mantener su alza por mucho tiempo. Este enfoque es el que se produce cuando esta empresa tiene un comportamiento corporativista, falso..., basado en seguir ocultando los trapos sucios. Al final, para cuando ésta se muestra débil todos a los que ha hecho daño le devuelven el golpe. No es una postura inteligente.

Una empresa inteligente es capaz de dialogar de manera autoritaria con los problemáticos, los marrones. Es capaz de tener un lenguaje que no necesite ocultar, una manera de funcionar que sea digno de exponer para ser un ejemplo para todos. Esta manera de trabajar provoca que los productos y servicios sean de calidad, que en el interior de la empresa asciendan los mejores, y que los que tienden a ocultar cosas se vayan viniendo cada vez más abajo. Cuando se tiene una manera de lidiar con los descontentos ignorando sus reclamaciones no importantes, para indagar con insistencia en los puntos que sí lo sean, al final el propio usuario puede ser testigo de sus errores; se trata de darle las claves para que  lo deduzca por otros medios. Es decir, en momentos de crisis, el usuario se sentirá poco seguro de querer machacar a la empresa que le defraudó.

Ya me llegó a pasar que un funcionario que trabaja en juzgados me pidió un servicio que yo hacía gratis (poner el teléfono a punto). Sin embargo este hombre me dio un teléfono antiguo, con sistema operativo por actualizar y su tarifa era muy ajustada. Cuando le decía que mejor debía configurar esas actualizaciones por sí mismo él me insistió en que yo me encargara, se gastaba un poco más en una recarga..., total, que como pasa con los casos extremos, al final fui abocado al fracaso. Explicar lo que pasó y dejar claro porqué el error era  mío no me fue difícil, pero una vez expuestos todos los incidentes que me fui encontrando y el hecho de que mi trabajo siempre fue gratis la cosa no se podía imponer tanto...

En definitiva, ya he visto muchos usuarios que se comportaban de forma airada conmigo, pero éstos están destinados a ser menos; y ellos son los que acabarán en otras tiendas donde quieran aferrarse a gente indocumentada e impaciente.

Como conclusión, en Cartagena mi tienda sigue abierta a pesar de no ser una macrocompañía de móviles. Con una inversión muy pequeña me dedico a lo que me dedico, y en el peor de los terrenos (en un hospital). Pero que no tenga verdaderas crisis de clientes no significa que me vaya bien. En el mundo de los móviles aún la gente se fija en el exterior...

Las grandes compañías no saben lo que se pierden por invertir en un producto cada vez más absurdamente potente. El alimentar ese tipo de usuarios no ayuda en nada. No necesitamos procesadores tan potente, ni un hardware que siga evolucionando. Lo vemos, por ejemplo en la venta de coches: lo que importa no es tanto un motor más potente, o que tenga un ordenador de a bordo..., lo que importa en los coches es que sean un reflejo de los propios usuarios.

Lo primero que hago cuando vienen a mi tienda y me piden un servicio o producto telemático es intentar centrar la conversación hacia qué tipo de uso espera de él. Es decir, el cliente no quiere lo mejor: el ingeniero sabe que lo mejor para uno no es lo mejor para otro. Hay que dar con las especificaciones de cada cual.

Por eso, esa manera que tienen de desarrollar equipos cada vez más potentes, en vez de hacer evolucionar las distintas gamas en virtud de su uso, es uno de los mayores fracasos del modelo económico actual. Más allá de que esté destino al fracaso, por atraer a esos usuarios/clientes cuyas exigencias antiecológicas no van a ir a ninguna parte.

Producir más y más como si los materiales pudieran seguir esa procesión aritmética cada dos años. En un momento dado la crisis del Coltán o la singularidad misma de los materiales usados será el que provoque que no puedan salir las empresas tecnológicas de su crisis. Es algo demasiado obvio para el que entiende de lo que hablo.

Se han estado centrando en crear una especie de criatura lo más parecido al ser humano para intentar reflejar un modelo único de herramienta que sirva para todo. Menuda estupidez. Mientras tanto ya hay máquinas que invierten en bolsa y deciden el destino de la humanidad al margen de las necesidades humanas: skynet hace décadas que se estuvo desarrollando - no tiene forma humana, construye fábricas, desecha productos que se crean en cadena..., destruye el planeta, y a nadie le importa.

Se ha estado centrando todo en un robot antropomorfo, cuando la inteligencia que probablemente haya superado o que supere la singularidad no tiene más remedio que ser el resultado de una red de equipos que adopta decisiones financieras.

Y esa estructura que comanda a las grandes fortunas fija sus agendas y les obliga a invertir y crear cosas concretas. Les obliga a destruir empresas y, en la medida de que genere beneficios, las versiones de ese código capaces de autorreplicarse seguirá evolucionando y aprendiendo para hacer a sus esclavos más y más ricos. Que acumulen un dinero que nunca en su vida usarán. Así como se seguirá diseñando un hardware cuyo poder nunca se terminará de aprovechar - todo lo más, dejará unas enormes y gigantescas pasarelas por las que podrán pasar teras y teras de información para que otros grupos se encarguen de hacer un espionaje profundo.

Pero claro..., tantas teras de información y tanto espionaje, tanta corporación de fachada y errores en falso, todo eso tiene sobrecostes y, como es lógico, esos equipos humanos son incapaces de manejarse con tanta información. Lo normal es que se centren en investigar siempre a los mismos, bajo patrones muy repetitivos y absurdos..., de vuelta a la omertá.

Este tipo de sistemas están abocados a vivir crisis profundas: todo crecimiento que tenga dejará una sombra proporcional al tiempo de crecimiento. Sin embargo, cuando hablamos de sistemas de calidad, todo crecimiento que tenga dejará siempre una sombra constante - estructural. Esto es porque el tamaño de la facturación no hace al tiempo de reestructuración de la crisis, sino el tamaño de empresa cuando ésta es meritocrática.

Aunque esa afirmación es un postulado que presento en contra de las credenciales cortoplacistas que se ponen en el modelo actual: skynet no me daría la razón porque existe una efectividad local que le funciona y un deep learning es incapaz de entender de dónde vienen las crisis y los momentos de alza. Por eso, alimentar los departamentos y factorías que funcionan a base de omertás es algo que un algoritmo conexionista elegiría, obviamente: ¿no es eso lo que elegiría un psicólogo conductista? Pues es cuestión de imaginarse que hemos vuelto a los años del palurdismo en psicología, con experimentos a lo Merenguele, sólo que no lo percibimos porque el sujeto se encarga de llevar a cabo la financiación de grandes corporaciones con una visión de conjunto que el ser humano muy difícilmente puede imaginarse (al haberse superado muy probablemente la singularidad).




domingo, 8 de diciembre de 2019

Me he estado dando cuenta de que no me daba cuenta

Había estado pensando en todas esas cosas que nos pasan por la mente, las que rompen nuestro espíritu y nuestro día a día. La cosa es que no tiene sentido enfadarse cuando el objeto del enfado no está ante ti. Esa persona a la que increpar y motivar en la dirección correcta puede que ni actúe de la manera debida. Es un instinto que tenemos arraigado, pero que hay que dejar en ocasiones explotar, sin mayores razones, salvo el hecho de que debe expresarse de vez en cuando cada uno como cada uno se sienta.

Y es el caso, que había estado pensando que no había persona ante la que dirigirme que, de manera literal, no había forma de pagar todas las sandeces y situaciones escatológicas que vivo de manera que la persona a la que habría que exortar fuera, a su misma vez, la víctima de su propia torpeza y así quitarme un peso moral de encima. La cosa es, que según mi caso, no hay manera de que me libre de la losa que continuamente reaparece y, al mismo tiempo, observo que tal losa en realidad no existe porque se puede reducir a un problema de dinero. De cochino dinero.

Y sí. Me harán perder dinero. Y eso se resume en horas y horas de trabajo que se volverán improductivas. Pero, al mismo tiempo, he tenido la suerte de recibir un enorme colchón debido a mi arraigo familiar. Y eso es lo que realmente me pesa y me daña aún más. Porque ya no es que me roben a mí, sino que la sensación que me producen es que me obligan a atarme más y más a mi familia. Que nunca podré despegar. Que nunca podré escapar y fundar mi propia comunidad.

Y eso era lo que me hacía desesperar, más allá de los acosos continuos hacia mi máquina. Porque, al fin y al cabo, ¿por qué no comprar otro equipo más? ¿Por qué no asumir que el equipo no va a ser mío y que voy a ser continuamente vigilado y acosado? Llega el punto en el que debo jugar la baza de mis decisiones partiendo del supuesto de que eso va a tener que suceder quiera o no. Y si eso supone invertir un poco más de dinero, pues mala suerte. En algún momento dado, todas esas inversiones que haces darán su fruto. Porque, al fin y al cabo, sabes que puedes reconvertir todo eso en algo grande, que puedes sacarle provecho.

Así que el enorme miedo a convertirme en alguien que invierte debe desvanecerse. Poco a poco me veo obligado a cablearme más y más, debo aceptar mi destino. O lo que quiera que sea eso que podamos llamar mi objeto ante un nicho de mercado que aún no he dado con él.

Sé que en cuanto empiece a producir en masa veré a mi mercado. O no. Habría estado bien el haberme convertido en escritor, pero ninguna editorial vio mi proyecto ¿Sería inteligente intentarlo de nuevo pero con ese libro por detrás? Podría adelantar unos cuatro o cinco capítulos para ver si me animan a escribirlo, y bajo qué condiciones.

La verdad es que habría molado que me pagaran por escribir. Creo que el oficio de escritor, y por encargos, es uno de los oficios más cómodos del mundo.

Incluso con la excusa podría verme obligado a querer recorrer el mundo. Porque hay que decirlo: en cuanto veo un gran paisaje la función poética se me dispara. Quizá haya escrito mi primera novela porque mi celda de cristal apunta a un gran paisaje. Quizá esas ventanas que salen de mi kiosko apunten a una manera de ver la libertad que necesito. Aunque esas ventanas son el cruel recuerdo de que estoy plenamente encasillado. No puedo avanzar ni veo la inversión en ningún proyecto.

Sea como fuere, crear mundos es sencillo. Tan sencillo como establecer normas y razones para querer vivir en ellos. En eso me he convertido en un pequeño experto. Podría terminar de escribir ese manual: es de sabios el saber/divertirse. Es un buen proyecto. Y también podría llevarlo a la práctica creando videojuegos...

Sin ir más lejos me he descubierto a mí mismo pasando muy bien la tarde escribiendo especificaciones para la creación de un videojuego con reglas de metajuego (para que sea igual que los survival) y potenciar así el Shenmue a unos esquemas más modernos. El juego que han sacado se ve hermoso y viejo a la vez. Se podría hacer retro e innovador si se incluyeran algunos aspectos... Me ha divertido jugarlos en mi mente, escribirlos..., como si los fuera a programar yo mismo. He pensado el tamaño de ese proyecto: ¿una veintena de buenos programadores? Nada de indi, para lo que estaba manipulando. Pero los tenía bien definidos, uno haciendo esto, otro haciendo lo otro...

Puede que estas divagaciones ordenadas me permitan seguir mirando las cosas del color adecuado, me permitan abrirme ventanas hacia direcciones que no sospechaba que albergaran paisajes. En este mundo baldío, la inspiración es un recurso que se encuentra por todas partes; pero si no has sido capaz de darte cuenta de las cosas es posible que la inspiración que has estado teniendo no sea todo lo fructífera que debiera para lo que realmente consideres importante.

Mucha producción de inspiración, pero poca productividad.

Y eso es en lo que me he dado cuenta. Que me he estado agrietando por no querer asumir unos costes. Costes que, en cierta manera, es cosa del tiempo: al fin al cabo, ¿qué gasto yo? Soy el tipo más áustero que conozco. Peor viven los indigentes y, por el temor  que me suponen esas personas, por eso no  he querido pasar por ahí... No he querido deshacerme de mis ingresos. Sigo buscando la manera de invertir en una casa, o de imaginarme un ingreso mensual constante para algún alquiler. Pero la cosa sigue dando vueltas..., trabajar más me sirve de poco.

La idea de invertir en ensanchar mi propio mercado es algo que me aburre, porque al final es echarle horas para luego descubrir que posiblemente se convierta en una innovación que no llega. Cuanto menos dinero tienes y mayor es la crisis de las grandes fortunas más necesidad tienes de innovar y, al mismo tiempo, más probabilidades hay de que tal innovación no llegue a buen puerto. Pero esto último nadie te lo dice. Porque quieren que seas tú el que pongas el dinero.

Yo creo que quienes tienen que poner el dinero son los que tienen capacidad de riesgo, no la gente que no tiene ningún futuro escrito - que viven bajo una severa pobreza. Proletarios como yo.

Pero al menos me he dado cuenta y, sospecho, si me rodeo de herramientas de trabajo tarde o temprano acabaré por usarlas. Da igual que los proyectos se queden a medias: en cuanto vea una luz clara al final del túnel sabré que ése es el proyecto innovador, que es en esa dirección a la que hay que ir.

Es como cuando me compré un piano. Se ha quedado arrinconado. Pero he descubierto que habían facultades que se escondieron. La clave está en volver a reordenarlo todo: el kiosko y mis horarios. Es como si volviera a rehacerlo todo. Sólo tengo  que ser un poco listo para saber cómo organizarme un poco.

Creo que lo haré...

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