En el último año de instituto me ocurrió un hecho inconcebible. Tenía un colega que solía sacar máximas notas en todo, y él se veía a sí mismo como un tipo importante - y un referente para todos. La verdad es que ahora estoy pensando que esto mismo me pasó, de hecho, también en el ámbito del colegio, familiar, etc..., así que si he elegido esta anécdota creo que es porque es la más llamativa.
El caso es que cuando alguien consigue logros académicos, o de cualquier tipo, cuando el propio sistema meritocrático es tóxico lo único que consigue es crearse una imagen de sí mismo que no existe. Por tanto, en una ocasión, debido a un asunto personal que no viene al caso, le canté las cuarenta por algo que hizo..., y éste, ahora viene lo bueno, se sintió frustrado y me dio un puñetazo.
Que un adolescente de entre 17 y 18 años le pegue un puñetazo en la cara a otro puede ser muy duro, y podría provocar daños graves incluso después de caer al suelo. Sin embargo esto no es una historia de resentimientos por daños producidos por un golpe - ni aun morales. La sorpresa me la llevé yo: no solo tuve que esperar el golpe, sino que además probé a dejar que me diera y a penas tuve que desviar mi cara ante el movimiento de su puño. Tras el golpe, me aguanté la risa solo para preguntárselo - al fin y al cabo me resultaba imposible de saber: ¿era eso un "puñetazo"? ¿Lo había fingido?
Para cuando volví a insistirle en la pregunta un colega había venido corriendo para "auxiliarme". Sin embargo no necesité en absoluto su ayuda..., porque no salía de mi asombro: realmente a "eso" ese compañero lo llamaba "dar un puñetazo". Y claro..., eso provocó que ambos nos riéramos en su cara.
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De vez en cuando nos llevamos sorpresas para cuando el que tiene el poder hegemónico da muestras de su verdadero poder. Tanto tiempo montando propagandas sobre lo peligroso que es y, como es lógico, de tanto alardear al final resulta que no era para tanto. Tanta propaganda sobre lo maravilloso que es y al final resulta que ni llega a lo meridianamente normal. Quizá porque, en el fondo, solo supone un verdadero peligro quien se prepara realmente para ello - no quien basa su poder en el miedo.
Lo vemos en las películas de miedo que son muy típicas de EEUU: un bicho con poderes mágicos, principalmente - como si fuera una divinidad. Pero..., ¿y por qué no un karateka enfurecido - como sería propio de los thrillers de kung fu chinos? ¿Por qué no ha funcionado la temática del criminal que se hace poco a poco como pudo haber sido la precuela de Psicosis? ¿Es posible que el imperialismo yankie sea incapaz de imaginarse un miedo sin propaganda - como con fundamento?
Y tenemos llamativas excepciones: como el miedo que infunde Parque Jurásico, o los propios Gremlins. Sin embargo, que el monstruo racionalmente haya estado creciendo su poder dentro de un enfoque gótico..., a lo Sweeney Todd, no es muy común. Es quizá como un 1% de las películas de miedo que han dado con la fórmula. El estilo thriller no se entiende cuando el que da miedo va progresando, porque el villano que es el monstruo debe tener poderes suprahumanos - de alguna manera.
El problema es que eso no es muy real. Y lo vemos en la guerra de Ucrania: el país con la industria más poderosa para la guerra es el que gana la guerra. Y Ucrania hace tiempo que perdió la guerra. Ahora Rusia no para de recibir golpes de mentira en la cara por parte de la OTAN. Rusia no necesita la ayuda de China, o valerse de movilizar sus recursos.
Cuando se tiene una idea falsa de sí mismo y lo conviertes en violencia..., intento imaginármelo: pruebas a no aceptar la derrota, supongo, y lo vuelves a intentar ante la mirada atónita de tus dos compañeros. Y entonces el ridículo es incluso mayor. Casi que da hasta pena, y hay que darle consejos para que dé el golpe con más ergonomía, y que no olvide respirar al unísono. Pero claro..., ¿qué pasa con su orgullo?
Un tiempo después vuelve a dirigirme la palabra, al fin y al cabo fue él solo quien se quiso humillar. El mundo vuelve a reestructurarse, pero antes tiene que haber constancia ante todo su medio ambiente que la realidad no es como parece.
Si los de la OTAN no pueden ser los matones del barrio entonces ya va siendo hora de que se desarticule. Por ejemplo, Gorvachov hizo algo maravilloso para la URSS: desarticuló el COMECON - y con ello la hegemonía moral de necesitar una OTAN. Si no existiendo el COMECON la OTAN no está a la altura entonces la humillación es supina.
Luego está el papel de Europa en todo esto: vamos a seguirle el juego a EEUU y vamos a perder cualquier relación con Rusia, encarecer nuestros productos y enriquecer a la capital del imperialismo... ¿Dónde está el plan realmente? No hay plan. Se trata de un acto de traición. Lo saben ellos, lo sabemos nosotros..., lo saben todos. Es más fácil sobornar a un criminal que esperar que toda la población se vuelva cómplice. El modelo europeo es tan terriblemente corrompible que, cualquier día, algunos de estos señores intentarán dar un puñetazo a alguien en la cara y verán que no consiguen hacer nada.
Cuando esta gente se cree que está en situación de superioridad se van creyendo su propia propaganda. Eso mismo, por ejemplo, me ha ocurrido hace poco: ¿para qué voy a participar en concursos sobre intepretación de las señales EEG? Siempre fue mi sueño..., pero he necesitado consultarlo con la almohada para darme cuenta de la farsa en la que me estaba metiendo: el país anfitrión de ese concurso telemático es famoso por crear interfaces que falsean datos para hacer creer que los ganadores sacan peor puntuación... ¿De qué me sirve dar soluciones que será objeto de uso solo por "las élites"? Y claro, ¿quiénes son las élites?
Ojo a lo que son las élites: ¿son los más brillantes? ¿Son los más capaces? Desaparecerá por completo esa teoría de la conspiración en cuanto se les ponga un micrófono: el foro de Davos era mucho más prestigioso cuando nadie sabía que estupideces se contaba en él. Es decir, el secreto del éxito de la propaganda está en que no se demuestre la enorme incapacidad mental que reina en esos forums.
Pero no..., que nadie les diga la verdad. Podrían recibir "un puñetazo"....
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Siempre surgirá a alguno la pregunta: ¿qué habría pasado si hubiera fingido que el golpe me había dado? O, como en ocasiones suele demandárseme, ¿qué habría pasado si hubiera tenido yo que pedirle disculpas por ser demasiado duro? Pues bien, no hay nada más peligroso que un tonto motivado: así emergió la segunda guerra mundial, de un ejército que no se sintió realmente derrotado - que se veía triunfante.
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