Una fuerte depresión, veo la película "El hombre del norte" por primera vez, se va la ira - pero sigo saturado. Es una triste sensación de que hay ausencia de motivación para la lucha, cualquier día te despistas y te lo arrebatan todo. El mundo social se vuelve una mentira.
Tenía dos opciones: o duermo imaginando que comparto celda en una cárcel o protegiendo los sueños de Taylor-Joy. Y tras probar la segunda opción, que me disculpe su novio - si lo tiene, he comprobado que puede servir como musa para calmar la bestia.
Hay un halo de misterio en las personas que son bilingües, aunque mayormente he creído entender cómo diseccionan el lenguaje - y cómo éste se separa incluso siendo adultos. El poder semiológico que tienen es desconmensurable, y puede servir para adaptarse a nuevos idiomas.
Para mí aprender un idioma nuevo es como viajar. Si viajara volvería a ser creativo. Sin embargo ya no quedan lugares que visitar cuando nunca has ido demasiado lejos. La venganza te consume, la sensación de que podrías dejarte llevar por tu dureza y hacer algo que, en el fondo, no te haría arrepentir - porque algunos ya solo entienden de sacrificar y no albergan recuerdos de la contrapartida: ganar.
Sin embargo, bien puede cualquiera reconformar su vida y no darle tanta importancia a la dureza en sí. Sentir la satisfacción de terminar tus días siendo eternamente duro es un buen final, pero elegir soñar con una figura brillante llena de sutiles imperfecciones te convierte en el jinete de los sueños. Es muy fácil elevar la mirada e intentar encontrar el apoyo que necesitas, pero lo que ya no es tan fácil es encontrar la persona con la que el sacrificio se convertirá en una inversión. Hoy día esa clase de vida, y más aún en un país como éste, es un completo absurdo.
Endurecerse más por el día, y dejarse llevar por las musas por la noche. Para mañana acabaré con mi saturación, así lo he decidido. Ésta es una fase por la que hay que pasar porque la sociedad en la que vivimos no merece más de alguien como yo - ya no tiene atractivo demandarme cosas.
Como pasa con los genios de la lámpara, pueden concederte cualquier deseo - y el que lo pide se cree que lo duro es el deseo en sí. Lo duro para el genio de la lámpara es encontrar un motivo para salir de ella, pues muy probablemente hayan pactado consigo mismos el encerrarse en ellas para que su vida tenga alguna clase de aliciente. Luego observarán desde su cárcel al que les engañó desde el exterior de la lámpara, "¡oh! Has engañado a un genio de miles de años de edad, ¡qué listo!". Yo más bien diría: "bien roleado".
El que viaja en coche o en tren bien podría ser como quien se ha saturado del mundo y ya solo espera de él lo que se ve tras la ventanilla. No esperan parar el viaje en ese crucero, ni conocer nada en especial entre parada y parada. Se cruzarán con personas asentadas en su mundo y a las que podrán los viajeros darles un suvenir que, en el fondo, no tenían la intención de mantener. Y, así, en ese trueque continuo conservar lo único que les interesa: descubrir la siguiente demanda que entre en tu pequeño mundo particular.
Tan pronto como se abandone el cubículo habrá un caballo o yegua, dispuesta a ser montada. Y entonces los sueños serán un reflejo de tus deseos, dolores, intenciones... Problemas que irás resolviendo pensando en quien te acompañe. Pero ir a caballo tiene un coste, una inversión. Y a pesar de que puede recorrer otros terrenos también habrá que sacrificar lo lejos que se llega cuando se es tan duro.
En cualquier caso, algunos ya no podemos elegir. Y me sigue pareciendo el mejor de los mundos posibles, dentro de su inmundicia.
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