Algo muy arcaico y que ya no se lleva es usar esa clase de expresiones: ir a tomar unos chatos. Pero por eso he querido rescatarlo, para evocar a algo que ya no se lleva mucho en el mundo social que veo. Hace años inicié un estudio de qué grande debía ser el corpus de una máquina para poder abordar una conversación completa, se trataba de un estudio filológico de lo que hace sound; no importaba si uno era capaz de tener más conversación de la que usaría, sino que al menos toda idea que quisiera expresar pudiera hacerlo. Entonces rescaté una treintena de preguntas de un estudio de los años sesenta..., y cuando intenté mantener una conversación con un amigo que estudiaba psicología no me hizo mucho caso, tampoco encontré una manera de seguir por ahí...
Los fundamentos los sigo defendiendo: si esas preguntas fueron suficientes como para provocar que dos desconocidos acabaran bajo una notoria probabilidad en boda, entonces también estaría vinculado con la capacidad para superar el test de Turing. Hoy día, con la llegada de los transformers, plantearse esa manera abaratada puede que esté fuera de lugar - pero seguiré algunos de esos esquemas.
Una conversación enfrenta a dos personas, éstas querrán cuestionar a la que tienen delante para considerar si la información que te vierte es de mayor o menor valía. Cuando te percatas de que necesitas escuchar sus valoraciones, cuando te enganchas, se podría decir que has encontrado a un amigo.
Bien se puede regir uno por los experimentos de Skiner: vale más un azar de beneficios y placebos a que te dopen directamente con la mejor golosina. Pero que se incorpore la palabra azar, o caos, no implica que no haya una fórmula detrás. Así que urge la duda: ¿cuál es la raíz de una conversación que conquiste?
Desde mi punto de vista, toda conversación victoriosa centra su actividad en uno de los siete factores expuestos por Sun Tzu en el arte de la guerra, se ramifica hacia los 17 puntos de la agenda 2030 y se constituye según todos los principios expuestos en la Carta de los Derechos Humanos. Cuando un individuo se sale de estos esquemas lo que tiene no es una conversación, sino una mera propaganda, dictadura, imposición, nota informativa, anunciación, etc..., o incluso menos que eso: basura, spam, publicidad no deseada, etc...
Una conversación victoriosa es un intercambio de mensajes que aportan una ventaja azarosa a cualquiera de los participantes, al confrontar planteamientos y complementar experiencias y puntos de vista.
Cuando partimos de la raíz de una conversación tenemos una manera de iniciarla de manera que sepamos que va a desembocar en una fructifera conversación entre las dos personas, siempre y cuando ambas estén dispuestas psicológicamente a mantener la conversación sin dictaduras, fanatismos, anunciaciones, etc...
Las 7 raíces de una conversación victoriosa son:
1. El tiempo. [Nos afecta] El clima y el ambiente del entorno. La realidad del cambio climático, y cómo nos afecta. Lo que hacemos y lo que no tiene nada que ver con lo que hacemos. Cómo reaccionamos ante esos cambios y si ayudamos a terceros a afrontarlos. La energía que nos es asequible, y si no es contaminante. Cómo nuestro ambiente es un lugar sostenible. Medidas que se toman para el consumo responsable. Qué tal la vida submarina y las acciones que se toman por el clima.
2. El terreno. [Le sacamos provecho] El negocio y tus propios recursos. Cómo te va el trabajo decente y tu crecimiento económico. La existencia de conflictos entre ricos. Lo que compensa a un rico o a otro. Las guerras de la manipulación. Paz, justicia e instituciones sólidas.
3. El enemigo. [Nos damos de golpes] ¿Qué harías si fueras presidente? La idea que se tiene de reparto. La existencia de gente pobre. Cómo se estructurarían los ministerios. Quién tiene derecho a tener qué. La meritocracia. La reducción de las desigualdades sociales. Igualdad de género. Hambre cero. Agua limpia y saneamiento.
4. La doctrina. [Deóntica] ¿Qué es para ti la ética? Ciertos actos por necesidad conlleva a tener que hacer cierta clase de cosas. Aquello que haces te define por decidir actuar de una manera o de otra. Idea de trabajo y de asociación, el contrato que se tiene con la sociedad a la que se pertenece.
5. El mando. [Ejemplo] ¿Qué clase de influencer serías? La comunidad y amigos. Meritos personales, concursos y premios. Equipo que te sigue tus pasos, fans.
6. La disciplina. [Reacción] Accidentes cometidos, enfermedades. Urgencias y estado de salud personal. Qué hay que hacer si sucede una desgracia.
7. La moral [Costumbres]. ¿Qué haces para divertirte? Lo que suele hacerse, lo que uno se divierte. La conexión cultural y su desarrollo. Películas e historias. Compartir cultura. Planes de organización de fiestas o bromas.
Ciertamente, la persona que sea capaz de dominar las siete raíces siempre tendrá todas las conversaciones ganadas y será el alma de cualquier comitiva.
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