miércoles, 2 de agosto de 2023

El enemigo declarado es la serendipia

Abres la tienda como siempre y descubres que no funciona Internet. Ves que sí le funciona al móvil, pero no lo capta bien el laptop. No has cambiado nada de la configuración, ni has hecho cambios. Así que sabes que la culpa no es tuya. Cuando intentas hablar con los proveedores de Internet te marean un poco..., y acabas suponiendo que se trata de un caso puntual - caso puntual que no sabemos qué lo ha producido ni si se va a repetir. Tampoco hay intenciones de darme pistas sobre lo que pudo pasar.

Al final me doy cuenta de lo enormemente afortunado que soy: al menos sé que no es algo que haya hecho yo. Es decir, si hubiera cogido el móvil, o lo hubiera usado de manera diferente, tal vez estaría pensando que podría haber sido algo que toqué y que cambió la configuración. Pero el hecho de que no tocara absolutamente nada lo que me dice es que, efectivamente, las decisiones que tomo que son externas no deben repercutir.

Es la serendipia lo que provoca un aumento de probabilidades a que la persona se crea teorías de conspiración. Cuanto más se mueva una persona en pretender cambiar las cosas y adaptarse es probable que otro ataque externo, otro fallo puntual, vuelva a sabotear sus recursos. Puede ser un apagón de Internet de media hora, como me pasó a mí, pero la cosa es que no hay responsabilidades - nadie se hace responsable.

Si yo usara el móvil de manera más activa pensaría que podría ser un producto que instalé, algún virus que se metió por alguna actividad mía..., pero no. No es el caso. Si me quedo sin Internet es por algo externo, no por algo que no haya configurado bien.

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Podría echarle la culpa al Windows 10, así que reseteé la configuración de Internet - y no cambió nada. Me puse a tocar el antivirus y le quité influencia. Aunque para cuando toqué el antivirus ya funcionó. También funcionó para cuando me llamó la proveedora de Internet..., casualidades. Si quisiera darle un sentido a la casualidad me amargaría con teorías que son un sinsentido, sería como esos religiosos que gustan de buscarle una causa a todo: sufriría el síndrome de Donaldson..., "existen las causas mentales". Yo a eso lo llamo enfermedad mental.

Pero en mi afán por descubrir qué es lo que provocó que me quedara sin Internet en mi conexión de Wifi bien podría pensar en un ataque que provocara una denegación de servicio, en una nube por la que pasaría el sistema operativo y que pasó de largo..., no sé. Me habría gustado dar una respuesta, porque lo único que conseguí sonsacar a la compañía que me daba Internet es que la velocidad de bajada que tenía era normal y que lo que me había pasado no había coincidido con una incidencia de ellos. Esto es, una incidencia significa que ese agente actuó de alguna manera como para pensar que su huella fuera la posible causante. Una vez más la serendipia podría haber sido el demonio y haberles hecho a ellos una mala jugada haciéndoles creer que una posible incidencia que tuvieran fuera la responsable.

Sin embargo es más fácil pensar en los hechos puntuales, en posibles circunstancias que en ocasiones suceden por un periodo prolongado debido a la situación anómala en la que vivimos ahora. En estas circunstancias las aplicaciones de seguridad suelen comportarse de la manera más retorcida, y las compañías de ética dudosa (Microsoft, Apple, etc) suelen hacer por la patria (por el enemigo) acciones constitutivas de delito - que ningún fiscal perseguirá. Por eso no vale la pena pensar qué ha podido pasar..., todo lo más tomar nota porque es la primera vez que me sucede: me reconoce el Wifi pero el ancho de banda ha sido raptado en un 99%. Y eso ha provocado que mi negocio se volviera no funcional. Se trata, por tanto, de un acto de sabotage. 

Pero nadie me ha ayudado a acotar el problema.

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Por culpa de esta circunstancia mi agenda se posterga. Voy sobrado y el mundo no me agradecerá mis aportaciones de todas formas. Prefiero ver el mundo de manera positiva a tener que afrontar el día a día con la triste sensación de que se aprovechan de mí. Es algo que me pasaba en la universidad: se me acercaba un compañero, me hacía una pregunta y, a medida que le respondía (de la única forma posible y de manera asertiva), éste se volvía más impaciente, gritón y un tanto faltón - hasta obligarme a repetirle: "me has preguntado X y la respuesta es Y1, Y2...". Luego no te dan las gracias porque te desprecian como individuo, te han convertido en un objeto.

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De vez en cuando el touchpad se me atora ¿Será por la calor o es el sistema operativo? Asímismo se combina conque las tareas no permiten cambiarse de contexto - y es que el Windows no para de meterle procesos y más procesos, desvinculado con las limpiezas de registro que le hago, o con volver a resetear el equipo para que vuelva a las versiones primigenias... ¿Libertad? Cuando pueda pasarme a Linux sin que afecte a mi empresa.

Según parece el equipo adopta decisiones de sabotage cuando percibe según qué movimientos en el touchpad. Resultado: al 99% de la gente no le funciona. Pero, ¿despedirán a los que tocan esos controladores? No. Nunca hay responsabilidad. Ya lo expliqué en su momento: poco a poco nos acercamos a la idiocracia, de la mano de la tecnocracia, debido a la ausencia de responsabilidades. Y eso lo veremos con las más grandes empresas. Ahora el logo de Twitter es la X que tanto le gustaba a Musk... Hace gracia, en su mente suena mejor.

Cada cinco minutos vuelve a desactivarse el touchpad... Veré si lo limpio de alguna manera. Esto irá a peor, os lo garantizo.


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