domingo, 13 de marzo de 2022

Tolerancia a la inexistencia ajena

- ¡Chsst! ¿A ti también te han castigado?

- ¿Yo? ¿Me dices a mí?

- Sí ¿A quién si no?

- ¡Ah! Pues no, no me han castigado. Me han dado un trofeo.

- ¡Sí, venga!

- Hablo en serio. Lo primero que deberías hacer es distinguir los trofeos de los castigos.

- Estás fuera de la clase, en el pasillo igual que yo. Te han castigado.

- Yo no sé cuál es tu caso, el mío no es un castigo. Me han recompensado.

- Pues yo veo que materialmente estamos igual [lo sé un niño de 10 años no hablaría así, pero no me podéis pedir que reproduzca la conversación al mismo nivel, porque sería más larga].

(Pasa un rato)

 - ¿Y por qué te han dado ese "trofeo"? [él ya sabe que no le voy a preguntar por su castigo por ser un par de años mayor, así que ni se molesta]

- En una conversación con el profesor mi palabra conseguí que fuera la última, de manera que no podía refutarme. Y como había una intención jocosa eso le hizo sentir inferior a mí.

- ¿Y cómo sabes que eso le hizo sentir inferior? Lo más probable es que ni le afectara.

- Porque me ha sacado de clase sin haber hecho nada malo. Eso es un trofeo. Si eres capaz de distinguir los trofeos de los castigos llegará el día en el que no los necesitarás. Simplemente te valdrás de ellos.

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Nunca quedó registrada la conversación entre esos dos colegiales. Pero el menor de los dos terminó una carrera universitaria y le fue relativamente bien para ser español [creo que le fue bien porque le vi con una bata, y la gente que trabaja con bata son gente a la que le va bien la vida, supongo].

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- ¡Oye! ¿Cómo le dices a mi hermana mayor que me castigaron?

- ¡Jajaj! Tienes que practicar lo que te dije. Puede que te castigaran aquella vez, pero ante tu hermana es posible que fuera un trofeo.

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Si hay algo que no aguanto son los sociópatas que dicen tenerlo todo controlado con el fin de sacar información de cara a la ciencia. Hay que tener cuidado con lo que registras: el hecho de que estés ahí supone un cambio - y no puede permitirse el lujo de no reconocerlo. Hace poco leí un documento donde se estudiaba hasta qué punto afecta la maquetación al aprendizaje. Lo único que demostraba el documento es que una persona podía preocuparse mejor que una máquina a la hora de hacer enseñar conceptos... Que en pleno siglo XXI se siga escribiendo documentos así..., bueno, es así como funciona la ciencia. En ocasiones la verdadera innovación no existe, simplemente se repite la constancia de lo de siempre.

El problema es cuando Internet se llena de miles, decenas de miles, cientos o miles de miles de documentos que no dicen prácticamente nada nuevo. Pero se presentan como si fueran innovadores. Es algo que le puede pasar a cualquiera, pero peor es dedicarse a la política: tan pronto como redactan una nueva ley o norma no es ni porque se necesite, ni porque aporte nada - es para dar a entender que esos parásitos sirven para algo. El trabajo de un senado permanente no favorece a llegar a ningún pacto social; pero ya llegará la gente a eso mismo, por necesidad. La orgánica democrática no es un trofeo, es un castigo para el Pueblo.

Al final cuando una idea es demasiado buena lo que suele hacerse es apartar al autor, resulta molesta su existencia. Un montón de ideas pueden resultar muy molestas porque nos recuerdan que alguien es más creativo que nosotros, aunque esas ideas no se hayan puesto de manifiesto con mala fe.

Es lo que pasa con la teoría de Chomsky sobre la creación del lenguaje. Se debe interpretar en oposición al conductismo, pero al mismo tiempo la teoría es demasiado específica como para ser real - hay una carga de la prueba que no ha superado en lo que se refiere a la exclusividad humana. Al fin y al cabo los filólogos suelen ver la gramática como un concepto demasiado gigantesco, cuando ya hay comportamientos análogos en los animales para aspectos que un informático consideraría "gramaticales".

Hoy mismo he visto algo que ocurrió en 2006: un par de gaviotas pegándose un festín a partir de una paloma muerta. Eso tiene un mensaje: cuando una gaviota se zampa una paloma en Cartagena se avecina un cisne negro.

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El asunto es que me reconcome en la cabeza: ¿me vale la pena compartir mis apreciaciones? Todos sabemos que si son demasiado diferentes no es que no sean escuchadas, me concederán el trofeo de ver cómo las intentan refutar de una manera incompetente - como estoy acostumbrado. Y a mí esos trofeos no me dicen nada, no tengo nada que ganar, pero sí mucho tiempo que perder.

 

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