Desde hace unos días unas nubes tremendamente sospechosas se han posado en la ciudad de Cartagena. Algunos ya sospechábamos que se trataría de contaminación..., un cielo naranja, fuera de época, nubes que no dejan ver el sol... Hoy mismo he visto la confirmación: una lluvia de barro asqueroso en gotas que chispeaban. No fue necesario sacar el paraguas, porque al terminar la caminata el pelo lo tenía completamente seco. Pero al mirar el pantalón negro de cuero..., estaba lleno de motas de barro. Asqueroso. En cuanto tenga ocasión me iré a la ducha.
Creo que ese es el precio que tenemos que pagar por la guerra. Hace varias semanas se oían unos ruidos molestos durante la noche, continuos..., provenientes del muelle. Como si se tratara de una forja que hacía ecos a kilómetros. Era la trompeta de la muerte de aquellos que nacieron en Ucrania y que jamás volverán a sus casas. El sonido de guerra de soldados rusos autoreprimidos que serán embestidos por una población civil desenfrenada.
Cuando un soldado está dispuesto a la lucha el oficial es el que le pone freno cuando ésta ya está perdida. Lo contrario es lo que no funciona: ni el soldado debe decidir dejar de luchar, pues sería un cobarde, ni el oficial debe actuar con temeridad con sus hombres.
Lo que sucede en Ucrania es una guerra sucia donde parece que no hay cuartel en el bando ucraniano. Y eso es algo que se está viendo a miles de kilómetros de allí, donde las fábricas tiñen de naranja el azul de los metales y del cielo mismo. Espero que se levanten las sanciones contra Ucrania y contra Rusia cuanto antes. El yugo de las lamentaciones debería recaer sobre los políticos que deciden contra el Pueblo, tanto el ucraniano, como el ruso o el europeo.
Aún más, la guerra económica ya se está librando a escala casi mundial. América está preparando sus recursos, y EEUU se ha autoconvertido en filtro del continente para redefinir el imperio y el sometimiento de los pueblos. La enorme debilidad de la economía de EEUU frente a China ha provocado que quisieran promover una expansión de la OTAN más allá de lo que el propio Biden habría tolerado años atrás si lo hubiera hecho Trump. Todo una farsa, en la que Putin ha querido entrar.
Se está ensuciando más y más todo el ambiente, y nos va a afectar a todos. Todo porque unos señores quieren jugar al juego de las sillas. No tienen un papel dentro de ninguna democracia; el Pueblo puede autoorganizarse, como hicieron los camisas negras ucranianos en su tiempo. Los políticos son la clase parásita que necesita hacerse valer, y fingir que es imposible ninguna otra forma de gobierno.
Instituciones, políticas ejecutivas, urnas para elegir a quién colocar entre dos opciones posibles, sindicatos para luchar contra empresarios y, por lógica, grupos de empresarios que tendrán por objeto defraudar en los contratos laborales... Solo a un perturbado se le ocurririría llamar a eso democracia o pacto social.
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