Algunos ya no somos tan niños, y cada vez da más miedo tratar con alguien que puede destrozarte por todos los lados. Esa autoridad que a todos nos gusta tener y poder defender siempre puede ser víctima de un tipo que sea lo suficientemente listo. Pues bien, hoy acabo de marcarme un nuevo punto de inflexión: ya tengo mi primera versión estable de adquisición del lenguaje desde un punto de vista descriptivo.
Tengo mis sospechas, pero si realmente funcionara entonces podría aplicarlo incluso con lenguas muertas y completamente desconocidas. Y, lo mejor, que podría competir con GPT-3 sin necesidad de corpus formados por millones de palabras, ni de grandes procesadores...
Cualquiera me escucha y se pensará que estoy como loco. Pero claro, eso es lo que significa reinventarse cuando eres una persona que no para de inventar cosas cada vez más potentes - aunque no se te sean reconocidas. Incluso los prototipos más acacharrados representan una innovación incuestionable. Aún así, me he estado preocupando de mostrar ingenios que no sean muy "afilados". He querido jugar al juego de la imagen en este mundo tan políticamente correcto.
Por el momento no solo tengo ese bicharraco en ciernes..., o en el horno, no sé qué decir sobre el estado en el que se encuentra..., sino que además tengo planes para aquellas cosas que había que ir haciendo para implementar los cuatro géneros literarios, la capacidad para afrontar dialécticas marcadas por unos cuatro tiempos. Todos mis artículos, y aportaciones en blogspot, han sido coherentes al respecto. Otra cosa es que se comprendan.
Sin embargo urge la gran duda, ¿para que pueda ser respetado me conviene no ir divulgando la máquina o, por el contrario, el no enseñarla podría dejarme por un fantasma?
Esa máquina podría ayudarme a confeccionar un marco que permita aprender un idioma extraño en tiempo record; es cuestión de imaginarse cómo podría probar textos y más textos hasta que mis formulitas les dén el visto bueno en lo que se refiere a la generación autónoma del lenguaje natural. No tendría, por tanto, que enseñar la máquina, sólo la programación de unidades temáticas del metalenguaje que uso para enseñar el marco del lenguaje.
Pero aun así, si yo fuera otro tonto otro gallo cantaría ¡Cuántos listillos habré visto que repetían la misma cosa aburrida y conseguían gracias a eso el éxito! Para el neoliberal de hoy día ser sharp significa tener una corbata y lucir palmito mientras le lames el culo al más poderoso sin que lo parezca.
Y el problema no es que no sepa lamer culos, es que se me queda la lengua empaladada..., ¡es asqueroso! Prefiero la indigencia, la cárcel..., no sé, lo que esta sociedad tenga preparado para alguien como yo. Pero está clara una cosa, si no pruebo a crearme esa programación de enseñar L2 de un lenguaje como el ruso entonces tal vez..., no tenga un perfil que ofrecer. O puede que pruebe a apearme justo donde estoy, que empiece a ponerme una corbata, que de manera inercial aprenda a trabajar con dos o tres Frameworks como para tener un lenguaje y pruebe a ofertarme en un país extranjero sin más tras limpiar mi currículo y crearme un portfolio en condiciones con cosas simples que pueda tener ya hechas.
Se me antoja tan..., aburrido. No es un reto, es..., como picar piedra. Pero si me pongo a picar piedra..., demostraré que tengo músculo para hacerlo. En cierta manera es justo, porque no tengo mecanismos para aseverar que sí soy capaz de hacer algo tan absurdamente trivial. Podría parecer que mis capacidades psicológicas me impedirían trabajar de esa manera - razón por la cual no podría lucir palmito.
Pero claro..., tengo entre manos algo tan gordo y..., y lo que no he contado..., y resulta que tengo que parecer otro niño tonto, que no me pega ni con cola. ARGAGGGGGGGGGGGGGGG
Nada ¿Es la ansiedad una forma de aburrimiento? ¿Es acaso una demostración de cómo se fusiona la actitud con la aptitud? La cosa es simple, si me pagan trabajo, si no lo hacen no veo que me vayan a tomar en serio...
Estudiaré cuándo apearme para empezar a invertir en mí como producto y reciclarme para el mundo laboral.
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