Los ricos y demás burgueses tienen una manera de aspirar a la humildad, cuya ética no afecta en lo más mínimo a la clase más popular, a las masas trabajadoras o de los menos pudientes. Aquí lo evidencio.
Decía muy orgulloso de sí mismo el propio creador de la manzana que no quería ser el hombre más rico del cementerio, que prefería convertirse en alguien que había conseguido hacer algo extraordinario. Ciertamente esa filosofía, desde mi punto de vista, es bastante pobre y tiene muy pocas aspiraciones: el verdadero desafío y las aspiraciones más importantes en la vida es llegar a fin de mes y poder tener un cobijo y salud.
Sin embargo a la clase pudiente se le ha arrebatado el derecho a darse cuenta de qué son las cosas más importantes. Algunos dirán que vienen de clases trabajadoras, que se han hecho a sí mismos... ¡Y cómo pueden estar tan seguros! A mí me sabe muy sospechoso: el rico o aprovechó una oportunidad a modo de golpe de suerte o le arrebató un mercado a otra persona de manera fraudulenta. Enriquecerse conlleva la destrucción de un tejido industrial en la competencia: no son buenas noticias para la economía en general.
Pero no, el liberal no quiere saber de cómo funciona la economía en general: ¿no es mejor que el mundo esté lleno de ricos? Economía básica: si todos fuéramos ricos entonces todos seríamos igual de pobres. No, todos sabemos que los que defienden que los ricos aportan algo positivo al final acaban defendiendo posturas que se alejan del liberalismo, y se van ligando poco a poco en el corporativismo. Es decir, lo que en principio parecería un concepto filosófico importante y con valores positivos (liberalismo) al final se convierte en una manera de ver el mundo como una mafia (corporativismo).
El problema está en la superpoblación. Si fuéramos cuatro gatos entonces hasta la anarquía funcionaría: seguiríamos los esquemas de cualquier ecoaldea y podríamos tirar adelante. Sin embargo, el precio de organizar a grandes masas conlleva tener que aceptar el trabajo colectivo con una planificación de los proyectos en propiedad de un estado controlado por el Pueblo.
Al fin y al cabo, ¿qué le diríamos al rico sobre los problemas de llegar a fin de mes? ¿Lo comprendería? Automáticamente se atribuiría el derecho de que sus pertenencias son suyas, que se las ganó; cuando es hasta probable que muchas sean producto de suertes, premios, herencias..., nada que ver con la meritocracia. Y eso sin contar los distintos tipos de engaño: como corruptelas, ausencia de rigor en las reglas del juego, competencia desleal, estafas, etc...
Luego se aferrarán a su dinero como si representara los méritos de su propietario: en su mayor parte no va a ser así. Y, en la medida de que no va a ser así, por ello tenemos la obligación de que la planificación económica sea propiedad del estado, y no del individuo. Que las empresas sean proyectos previamente tipificados por los legisladores, que se pueda llevar a un tribunal por corrupción a un empresario por no cumplir con los estatutos aprobados por el Pueblo de cara a su empresa, que haya una fórmula para devolver las inversiones y desaparezca la privatización de la ley (las licencias y estatutos firmados en despachos de abogados).
La Ley es Patrimonio del Pueblo, y las licencias que se toman algunos empresarios no son más que deseos a tomar en cuenta.
Al final resultará que será como cuando jugaba al póker con mis amigos, por supuesto con dinero falso previamente repartido de manera más o menos igualitaria. Como no había billetes para todos, en ocasiones alguien acumulaba todos los billetes pequeños, y hacía imposible que se pudiera apostar en pequeño..., salvo que quisieran hacer cambios justos. La pregunta es: ¿esos billetes son propiedad de ese jugador o existe un derecho por parte de todos los jugadores de imponer una norma de planificación que permita la activación justa de liquidez?
- No me quedan billetes de 10, pero tú tienes más de cuatro, te cambio dos por uno de 20.
- No, porque estos billetes son míos.
Cuando se juega con niños estos debates siempre estarán a la vuelta de la esquina: hay que dejarles jugar para que decidan con qué clase de reglas quieren imponer sus victorias. Es decir: se trata de dos tipos de juegos, y darle el poder a las clases pudientes provoca una congelación en la economía.
Por eso la manera que tengo de ver a los que miran su vida como si fuera una especie de carrera hacia..., esos mundos de trascendencia extraordinaria, ese legado excepcional... Cuando yo era pequeño pensaba así, pero eso era porque estaba rodeado de un ambiente que no podía aspirar a más. El ambiente burgués sólo puede aspirar a hacer cosas extraordinarias, cuando los verdaderos actos de economía social reside en que las grandes masas se empoderen y sean cómplices de los resultados masivos.
Algo así pasa con el coronavirus y las puñeteras mascarillas. El 90% de la gente que veo en la calle no lleva mascarilla. Pero hay multas muy cuantiosas para quien no la lleva - la policía sabe que quien redactó esa ley era un burgués, alguien que no tiene ni idea..., están repartiendo magdalenas para un problema demasiado serio. La gente necesita pan, y el coronavirus va a provocar muchas muertes. En 2012 mucha gente murió, pero a nadie le importó. La crisis del 2008 fue larga y muy criminal. Ahora toca multiplicarla por 10, y las mascarillas no dan de comer.
Hay quien piensa que podría aparecer un rebrote. Bien, si fuera así, la manera de manejar los rebrotes no es esa: hay que redactar leyes de acuerdo con el Pueblo. Siempre. Nunca hay que ofrecerles magdalenas, ni palos ni zanahorias. Hay formas más adecuadas de dirigirse al Pueblo para que sea más cómplice: jamás con fuertes multas - eso desautoriza al burgués que lo propone, porque sólo funcionaría con gente como él: con un trabajo fijo, viviendo más o menos bien...
Yo veo esas familias enteras que salen a la calle a hacer vida, que viven de las subvenciones del estado por tener hijos, y son de un estatus social muy superior al mío - porque yo trabajo más de 70 horas a la semana, me clava Hacienda y SS con una tributación del 90% y multas dolosas, no gano sustancialmente nada y me pego caminatas de varios kilómetros porque no puedo pagarme el autobús... Pero el estado no da ayudas a autónomos cuando hablamos de una socialdemocracia y todas las ayudas están condicionadas y no concedidas tras el silencio administrativo aplicado tras varios meses de deliberación..., ¡un absurdo que un burgués ni se imagina!
Por eso volvemos a ver gobiernos que fingen ser de izquierdas, que hacen mínimos avances que nos alejan del franquismo y nos colocan en la extrema derecha o, al menos, a la derecha de Europa en materia tributaria, a la hora de hacer pagar a los menos pudientes, a la hora de perseguir a los bancos, a los que congelan el dinero, etc... Esas cosas no se remedian y nos llenan la boca de puñeteras magdalenas.
Ahora bien, voy a demostrar lo inocente que es la gente que cree que debemos ir a la calle con mascarillas perseguidos bajo multa: para llevar una mascarilla las más buenas pueden ser lavadas hasta 5 veces y sólo pueden ser llevadas hasta un máximo de 8 horas. No me creo que todo el mundo sea tan limpio. Es más, no me creo que haya gente que se crea que todo el mundo es tan limpio. Por tanto, todos estamos de acuerdo que el hacer que un agente ponga multas y obliguen a todos a malponerse la mascarilla provocará que sea como si absolutamente nadie llevara mascarillas.
Con eso lo digo todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario