El calor y la falta de oxígeno mientras hago kilómetros de mi casa al trabajo o del trabajo a mi casa con la mascarilla me retrotraen a cuando justifiqué hace más de dos décadas cuál debía ser el sentido científico al tema del determinismo y el papel de la filosofía.
No me gusta e insisto en ello cómo cada vez la gente está más polarizada. Lo escatológico avanza junto con el fracaso de los medios para difundir cultura. Poco a poco los cobardes que saldrán perdiendo optarán por incendiar o destruir los baluartes que sean puntos calientes. Puede que no sepan cuáles son..., puede que sea producto de ensayo y error, pero mientras estén en el poder seguirán fríos por un lado y, por el otro, alimentando más y más las redes clientelares que se institucionalizan en los poderes públicos.
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Justo antes de cumplir la mayoría de edad tuve la oportunidad de cuestionar a un determinista, pues esa clase de ateísmo no iba conmigo: ¿qué es el ánima?
- ¿Acaso cuando te pellizco no sientes dolor?
- Es evidente, estoy determinado a sentir dolor.
- ¿Y qué haces con tu sensación de libertad? ¿Ésa sí es falsa y el dolor no?
La consciencia, según quise definirla en la universidad, era esa función mental que nos hace creer que tenemos consciencia. Y, en ese punto de autenticidad, algo queda para salir de esa paradoja. Pero difícilmente se puede introducir un caracter falsario sin más a esos términos.
El papel de las personas que aseguran que el cerebro es exclusivamente un circuito eléctrico se me antoja demasiado antropocentrista: ¿cómo es posible que se vean capaces de entender el diseño humano?
- Como que no es un diseño.
- Si no es un diseño entonces no es modelable, por lo que no es inteligible.
Y acepto que el humano no tiene diseño, pero no se puede establecer límites a lo que tenemos en frente porque eso sólo niega el principio antrópico, el único principio contrario al antropocentrismo:
- ¿Entonces qué ciencia es la que estudia las tiradas de dados en el casino?
- ¿La física?
- La estadística.
Cuando negamos el papel que desempeñamos en este mundo nos volvemos locos intentando comprender qué clase de experto es el que toca a la hora de resolver un problema. Si se me funde una bombilla no necesitaré un electricista, igual que si se me sobrecarga un enchufe no llamaré a un físico. Ahora bien, el físico no sabrá arreglarme el enchufe.
¿Alguien se cree que el jugador de dados necesita calcular el ángulo de giro del dado y la fuerza del mismo? Eso forma parte de algo que llamará azar: la ciencia sólo existe debido a la existencia de un hecho objetivo, una medición sobre el mismo y su interpretación por parte del científico. Sin una persona que haya visto la medición no habrá interpretación del hecho dentro de un modelo y, por tanto, el discurso científico no tendría sentido.
¿Pretende el médico pensar que su tarea se acerca al del físico o al del químico? Entonces verá bombillas y botones que se encienden y se apagan sin ningún orden o concierto. En estos últimos años se sigue enfocando de esa manera..., ya se darán cuenta de cuál es el límite. O quizá, para cuando nieguen el límite, sabrán afrontar lo que trasciende a esos conocimientos.
Podemos imaginarnos a un hombre con cientos de agujas clavadas en su cráneo jugando al baloncesto mientras los neurólogos fotografían su cerebro ¿Alguien cree que jugará igual? ¡Claro que no! Aquí tenemos un ejemplo clarísimo de principio de incertidumbre.
- Resulta que todos estamos determinados por lo físico.
- ¿Por qué?
- ¿Por qué qué?
- En los dos sentidos: ¿por qué vectores está determinada nuestra ánima y por qué piensas eso?
La carga de la prueba la tiene el que defienda el determinismo en el cuerpo humano, porque nos consta de la existencia de elementos que interpretamos constantemente y que no se atienen a ninguna clase de formulación.
¿Acaso la neurología no debería de inclinarse hacia el campo de la psicología, la que estudia el comportamiento humano? Y la psicología evolucionar hacia la filología, la que estudia la evolución cultural. Ésa sería la naturaleza de los azares del individuo y su correspondiente capacidad para la interpretación.
Al fin y al cabo, defender una postura sin un hecho objetivo al que adherirse, sin una medición o una persona que interprete dicha medición, sólo nos lleva al campo de la especulación, el dogma...
- Cuando tenemos una habitación oscura donde sólo hay individuos hablando entre sí sin opción a poder observar ningún instrumento de medida la ciencia que estudia los hechos objetivos es la propia filosofía.
Detrás de la ceguera de los hechos sólo puede emerger la trascendencia del lenguaje si realmente se quiere seguir un camino convergente, coherente, recto a su manera, único..., hacia lo único objetivo sea lo que sea.
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En esta sociedad que vivimos cada vez hay más personas hablando y la habitación en la que nos encontramos está cada vez más y más oscura. Muchos, bajo los esquemas de la necedad más absoluta, han confundido la negritud de su alma con un camino que les podría llevar a una vida más ventajosa. Sin embargo lo único que hacen es confundir a más personas.
A este paso, ocurrirá como en otros universos cuando las ratas se acaban comiendo las unas a las otras. Se convertirá en material desechable.
Pero la pregunta que realmente me hago es: ¿qué es lo que pasa en los medios de comunicación? ¿Qué ocurre con aquellos que fingían amar la filosofía? ¿qué pasa con el poderoso que tiene herramientas para otorgar trofeos y medallas? ¿qué pasa con aquellos que juraron protegernos y les pagamos mes a mes por ello? ¿qué pasa con los iconos que se dejaron a la vista para poder ser entendidos?
Sí..., ¿qué pasa con el mensaje y el futuro que queramos dejar a los que nos sigan?
Lo vemos en las redes sociales, en las ruedas de prensa..., habitaciones negras - completamente negras. Y cada vez más y más hablan desde esas estancias para contaminar al mayor número de personas.
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