Tres son los elementos necesarios para que se inicie un fuego: combustible, carburante y calor.
El calor es ausencia de orden, el carburante es el medio oxigenado que le ofrece al caos una buena razón para no ahogarse y el combustible, finalmente, es lo que se quema - lo que sostiene la llama a largo plazo.
Los asaltos en EEUU se debe a la ausencia de la autoridad, una autoridad que realmente pueda dirigirse al Pueblo y dar una orden de calma. Pero la gente no habría salido del sofá si no hubiera habido Coronavirus; la pandemia a mostrado el verdadero rostro del presidente: si el país estuviera en su mejor momento la chispa no habría saltado, el fuego se habría ahogado. Efectivamente hace falta un buen leño, algo sólido de lo que agarrarse, y eso ha sido el presunto asesinato de otro negro a manos de otro policía reincidente.
En una sociedad donde las ayudas no llegan los asaltos están a la vuelta de la esquina: primero asaltarán lo guay, después irán a por la comida. El perfil está claro: ya pasó en Rusia antes, sólo que entonces la oposición política estaba dispuesta a jugársela al partido comunista; y podía tener a su disposición al ejército. En ese sentido la revolución se quedará en EEUU a medias; pero la crisis económica que va a vivir EEUU no va a ser medible de ninguna de las maneras.
Los asaltantes no están respetando las distancias por el coronavirus, lo cual puede sonar gracioso, pero es posible que en unos días veamos hordas de zombies asaltar las calles en EEUU. Gente muy cabreada con el sistema y, al mismo tiempo, con un televisor nuevo.
¿Qué hará el señor Trump? ¿Es consciente que él se ha convertido en un grandioso carburante para estas protestas? Todo ese ambiente de odio ha conseguido calar muy hondo en la sociedad, que ya no cree en su presidente. Si la oposición no creyera en la socialdemocracia tendríamos el caldo de cultivo necesario como para que se inicie una Revolución con golpe de estado y todo.
La manera que tienen algunos de reducir la tensión es aumentando la tensión en otros países, quizá para convertirse en un héroe para sus ciudadanos: si es esa la estrategia sólo conseguirán avivar la llama. Es de sentido común. Quizá crean que el fuego se extinguirá en cuanto se termine de quemar la noticia del negro muerto, pero también es posible que, mientras tanto, se generen otras víctimas anónimas o menores..., otros ramajes que sigan alimentando la tensión para provocar pérdidas económicas mucho mayores.
Eso sin contar con el hecho de que los mismos policías que intenten resolver estos asuntos se exponen a ser víctimas de la pandemia.
En unos días veremos cómo se le cae la careta a Trump, y la culpa la tienen los políticos por no haber sido capaces de cumplir con el empeachment.
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