martes, 2 de junio de 2020

Acoso atroz y legal

Tras ver los primeros capítulos de la miniserie de Netflix sobre el caso Epstein he comprobado cómo todos los acosadores se parecen sospechosamente tanto.

Es decir, lo que dejé en la universidad era prácticamente el mismo perfil. Entonces yo los consideraba el equivalente a unos fans frustrados - y quizá no me equivoque. La pederastria lleva parejo alguna clase de idolatría, en este caso hacia la belleza de la juventud o la inocencia. Es decir, los monstruos y psicópatas cuando ven a una criatura inocente no la desprecian, en el fondo siente una extraña admiración de la que no quieren desprenderse ni aceptar.

He observado ese perfil de cerca, examinando a mis acosadores; para determinar el rasgo común dentro de toda su variabilidad. En su momento consideré que esa envidia ponzoñosa que tenían contra mi integridad física y mi futuro académico debía de ser porque mi manera de pensar era "jovial", un aire nuevo y renovado que, además, era rebosante de atención activa y escepticismo ante lo que no comprendía. Era mi mejor teoría.

Poco a poco intento plantearme que en realidad se puede que los rasgos comunes con Epstein sobrepase a que deban ser empastillados por las mismas sustancias, es decir: se trata de un problema del comportamiento, no de una enfermedad.

Los profesores que me agredieron fueron diagnosticados, para intentar paliar su condena, de depresivos maníacos obsesivos y, como añadimiento, sexuales. Tomaban unas pastillas genéricas que, según parece, lo diagnostican los psiquiatras para refrenar los impulsos de los neurotransmisores a casi la totalidad de las enfermedades psiquiátricas tengan la naturaleza que tengan..., es decir, en lo que se refiere a la "cura" no parece que se pueda aportar gran cosa.

No hace falta decir que el encanto que tienen esos psicópatas incorpora el poder convencer a los jueces y demás instituciones para que miren a otro lado. Se trata de gente bastante mediocre que no debería de tener responsabilidades. Y algo así observé en Epstein: también consiguió un puesto en la universidad sin tener título. Sin embargo, en cuanto empezó a dar problemas perdió su trabajo en EEUU - en España habría sido promocionado, como es el caso de la Universidad de Murcia.

Ser un monstruo criminal que pervierte jovencitas no es un impedimento para ser funcionario en España, que no tengas título es poco relevante, que en las clases te inventes las fuentes o que tengas listas negras de alumnos no te va a quitar el puesto..., de hecho, técnicamente nada te va a quitar el puesto; salvo que a juez le dé por levantarse con el pie izquierdo y un dragón rojo de poya gigante le roce al señor magistrado por detrás de la oreja justo al tomar el café con su miembro viril bien mojadito.

Los grandes países, absolutamente todos, han tenido que pasar por una purga de funcionarios. Por eso España está a años luz de ser un país decente, todo lo más mediocre.

¿Por qué en España no tenemos casos como en EEUU de Epstein? Porque cuando ocurren testimonios en plan "Bar España" la realidad de nuestro pueblo está tan lejana de la realidad oficial que suena demasiado increíble. Eso, mezclado con testimonios que sí serán dudosos, hace que todo el paquete sea cuestionable..., pero no todos los testigos tienen que haberse inventado nada. Y sí..., tenemos cunetas y niños que no aparecen en ningún registro porque no han visitado la escuela. O porque han ido a la escuela de manera esporádica y no oficialmente.

España es maravillosa para hacer desaparecer niños. Y eso los políticos lo saben. Pero, según parece, los abogados y fiscales no. Y claro, ¿por qué no pensar que los fiscales también lo saben? ¿No conocen su país?

País mediocre.

Epstein fue expulsado del ambiente universitario porque no tenía título, algo que era fácil de comprar en EEUU - por lo que eso le convertía en un paleto de barrio. Así que encontró a alguien que era como él: otro estafador. Y no era de extrañar que consiguiera hacerse una fortuna y no fuera perseguido por ello. De ahí que acabara siendo multimillonario: las estafas Ponzi son el alimento sustancial de los fracasados que necesitan justificar sus acortadas comisiones financieras. Sólo hay que jugar con el modelo Rockefeller a la hora de invertir: comprar y vender, nada más. El modelo financiero no está pensado para levantar nada: está pensado para ganar dinero, especular con la calidad del modelo económico.

Mientras unos ricachones destrozan la industria de EEUU, el país lo externaliza todo: deuda a países que se convertirá en los activos que justificarán las apariencias. Sin embargo, lo que son realmente es una pandilla de acosadores atroces.

El acosador atroz intenta meterse en tu mundo más personal, como buen fan que es, también intentará invadir el mundo académico. Se observan acosadores en el entorno profesional, para dominar a quien sea más débil, pequeño o inocente. El feminismo radical intenta fingir que no existen esos acosadores, y dicen que lo que pasa es que son "varones". El perfil del acosador suele ser el de un hombre, pero también hay mujeres; y cuando una mujer acosa a su hijo es probable que luego el hijo se vuelva acosador atroz - así que hay que llamar a cada cosa por su nombre.

En el mundo de la investigación también se observan esos acosos: donde el que manda disfruta de destruir psicológicamente a sus acólitos, ya sean hombres o mujeres el acosador o la víctima. La política es lo más habitual y gráfico, ahí el acoso se hace patente y se comercializa para crear estadísticas que permita medir quién es el más mezquino del partido.

Y, por supuesto, en el mundo del ocio, con esas sectas del aburrimiento extremo (masones y satanistas) no dudarán en mezclar ficción con realidad, poco a poco sustituirán el muñeco de gomaespuma por una persona de verdad..., a saber.

Ya he vivido comportamientos peculiares cuando jugaba a rol. Hay una manera de jugar a rol de manera tóxica: donde se trata a unos jugadores con desprecio en todo lo que proponen o dicen. Ese es el preludio de todo acoso psicológico: admiran tanto a ese jugador que le ponen un baremo que lo endiosa. Después ese jugador es probable que proyecte ese trato con terceros, otros más pequeños o más novatos.

El acosador atroz tiene tal nivel de afán que necesitará invadir todas las esferas: personal, académico, profesional, investigación, política y ocio. Necesita estar en todos los ámbitos porque, bien visto, admiran a su víctima, se sienten altamente atraídos como fanáticos que son, y necesitan poseerla como un fetiche.

La víctima idónea debe ser alguien vulnerable. A ser posible que ya haya sido vapuleada por otros acosadores atroces. Las víctimas de estos acosadores suelen instintivamente agachar la cabeza y someterse, tienen cierta tendencia a perdonar lo imperdonable y a no perdonar lo futil. Estas debilidades son aprovechadas por los acosadores, que ven su mundo de manera trascendente - sin admitir en ningún momento algo que salta a la vista: están manipulándoles.

La manipulación es un concepto diferente que la relación social. La manipulación es una relación social que trabaja con los qualias de la víctima. No reconocer los qualia nos obliga a tener que definir manipulación como una forma de traición y, de ahí, a un conjunto de premisas altamente complejas que, en ocasiones, no reconocerán distintas formas de comportarse que muchos activistas llama "manipulación".

Es por ello que debemos andarnos con ojo: cuando una persona está jugando a usarnos como si fuéramos máquinas tenemos a un manipulador. Y bien podemos observar que se autojustifica autodenominándose nuestro maestro o mentor. Es importante comprender que eso es lo que necesita ser el acosador atroz: de ahí que las empresas familiares y equivalentes deban estar en nuestro punto de mira. Son sospechosas de fomentar comportamientos manipuladores, obsesivos y controladores.

El perfil a perseguir no es el del "varón". Eso es un muñeco de paja, o simplemente una manera de controlar la disidencia. Es cuestión de comprobar qué pasaría si las acusaciones contra Epstein fuera de "machismo". Es posible que si hubiera recibido esa clase de acusaciones el propio pederastra se hubiera librado de más de una investigación. Esto es debido a un principio básico: si la ley es estúpida, oficiosamente, más de un juez no la acatará. Así de simple.

Observamos en España aberraciones judiciales como el caso de la Arandina, caos en los casos que ponen en entredicho la profesionalidad de los jueces..., dicho por alguien que no ha estudiado derecho, pero que desde mi posición puedo observar con una claridad muy diáfana la mediocridad de tales jueces (y periodistas) al defender afirmaciones contradictorias y sinsentidos.

Ya digo que lo mejor que nos podría pasar a este país es que hubiera una purga de funcionarios. Que nos quedáramos con la mitad, para acto seguido poner a interinos con esa señal de aviso: "los echamos por motivos legales, así que ojo".

Allá donde se admitan los abusos jamás veremos democracia.

"Señor magistrado X, hemos comprobado que en la fecha Y acometió de una falta grave en su fallo N por la razón Z, debido a que el acto de presunta prevaricación ha prescrito se ha considerado revocar su concurso salvo que nos sea enviado un informe sobre qué clase de actos llevará a cabo para resarcir a las víctimas de su abuso atroz y pueda demostrar que lo acata una vez aprobado".


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