viernes, 3 de abril de 2020

Ni un alma

Hoy, a las 8 am, era un día esplendoroso. El sol enrojecido había encontrado los colores de los edificios, de los automóviles. Los charcos mohosos de las carreteras y las aceras relucían esplendorosamente. Parece que en estas latitudes esa era la hora punta, o una de ellas.

Ayer a la misma hora quizá no me fijé. Quizá había nubes, o éstas acosaban mi cabeza. Con un chute de cafeína procuré salir de casa y se me cruzaron varias ideas por la cabeza. Entonces, llegado a caminar lo suficiente, una idea intrusa se me cruzó por la mente y, mientras iba rumbo a mi kiosko, se me escapó una inocente risotada. Un tanto muda, sí. Pero quien estuviera cerca la habría oído, y el crugir de mis huesos provocó un movimiento claramente visible a distancia.

Había un coche de policía cerca. Había decidido mantener la compostura y seguir caminando, pero el pensamiento intruso volvió a fulminarme y el conductor se me quedó mirando. Ya me había parado la policía otras veces en estado de alarma, pero nunca me había parado un coche yendo al trabajo, como ocurrió ayer.

Que si adónde iba, que si tal..., todo normal. Entonces cuando dije que iba a abrir mi tienda de móviles el policía se preguntó si ese negocio se permitía..., eso me estremeció: ¿a santo de qué paran a la gente si van de indocumentados? Sin perder la compostura fui respondiendo y, entonces, me pidieron "los papeles" ¿Los papeles? Era la primera vez, y nunca hubo anuncio de que hubiera de ir "con papeles". Nunca me habían pedido "papeles". Yo era autónomo, no me iba a conceder permiso..., y claro, todos los "papeles" que tuviera los tenía en la tienda, no encima.

Al final me dejaron pasar, pero me dijeron que tenía que llevar "papeles". Algo. Claro, viniendo de un agente que no sabe que las telecomunicaciones tienen permiso para abrir, pues nada..., yo le seguí el juego y pensé en los médicos que ni sabían que había que tener papeles y que iban en mi misma dirección.

Pero no, hoy mismo, con "papeles" en la cartera, lo estuve pensando. Se me ocurrió que era como en la universidad: cuando el profesor pone unas restricciones para entregar un trabajo. Entonces yo entregaba tal "trabajo" y cuando la mayoría había decidido incorporar de motu propio una serie de añadidos entonces el profesor incorporaba tales añadidos como requisitos básicos.

Así, si ciertas mayorías iban con papeles, cuando el estado no había establecido ninguna normativa al respecto, corríamos ciertas minorías el peligro de no llevar ninguno. Y todos saben que los que siempre buscarán tener papeles de muchos tipos serán los que quieran saltarse la normativa. En este juego lo hago con desventaja. Pero, por otro lado, a mí no me han multado aún.

Para cuando llegué hasta la altura de las banderas de la universidad de Cartagena observé cómo la bandera de la región estaba cosida y aguantada por la española; para que haya o no viento siempre esté mostrándose. Esto iba en contraposición contra la pequeña bandera rojigualda de un balcón que hondeaba alegremente mientras, al mismo tiempo, la enorme bandera de la comisaría se mantenía impasible y triste. Me reía de lo chovinistas y burros que son en la región de Murcia con su nacionalismo parásito contra el interés general.

Los murcianos habían conseguido "convencer" a los madrileños que los nacionalistas éramos los cartageneros. Que esas cosas se curaban con ese tipo de comportamientos: cosiendo banderas. Y no será lo peor que se haya visto, claro.

Justo cuando enderezaba la mirada se me cruzó un coche de policía, que no se detuvo ante mí. También es cierto que se me cruzó por la mente echar una risotada ante el espectáculo bochornoso de la política de la región en lo referente a las banderas... Pero no pasó.

Una autoridad oscura que no se atiene a la ley vigente, que no aplica con rigor las normas y que se le permite saltarse normativas de básico cumplimiento siempre estará en entredicho - y no es lo más adecuado para gobernar. Y no hablo de la policía de Cartagena - hablo del Gobierno. Que yo haya puesto en conocimiento del Gobierno que, en pleno estado de alarma, un hospital haya cerrado a cal y canto las puertas de emergencia y no haya una respuesta inmediata sobre qué normativa han aplicado para hacer tremenda barbaridad es lo que me parece preocupante - no tanto que unos funcionarios armados se puedan permitir el lujo de ponerme una multa arbitraria y que, por arbitrariedades judiciales relativas a cómo funciona lo contencioso en la región, encima deba de pagar las costas judiciales para cuando me librara de la multa.

En pleno estado de alarma es cuando las autoridades deberían de andarse con más ojo sobre qué normativas hay vigentes.

Pero hoy me he dado cuenta de que igual que ayer había mucho movimiento, hoy he tenido la suerte o el prestigio de observar que había muchos menos coches, menos personas andando..., estando hoy el día mucho más esplendoroso.

Asímismo, al llegar al hospital, observé que ya habían empezado a repartir/prestar mascarillas lavables para aquellos que entren al centro hospitalario. Por supuesto, aun estando yo en el recinto no hay ninguna de esas para mí..., no me quejo, me hace gracia, como siempre. Pero al menos han resuelto, a buenas horas, algunas EPI's que contradecían las decisiones adoptadas varias semanas antes... Vamos, que ahora el interior del recinto hospitalario, en lo que se refiere a contagios, puede que sea ALGO más seguro que si estuvieras en el exterior.

Todo eso gracias a las mascarillas prestadas.

Pero, aún así, cuando entro al cuarto de baño, no hay mascarilla para mí. Y no me quejo, porque, de hecho, me parecen innecesarias cuando se tiene cultura - pero sólo daba una nota de color al cinismo de la dirección.

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Aún así los poderes intermedios se saltan algunos protocolos en virtud de cuál es mi función en el hospital - y me permiten el paso al cuarto de baño con un control más laxo, otro me ofreció guantes al tener él de sobra, etc...

Sea como sea, hoy ha sido un día hermosísimo nada más salir de mi casa y me siento..., un privilegiado al poder tener derecho a pasearme durante kilómetros para contemplarlo mientras camino, como siempre, a marcha de legionario.

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Y es que ayer tomé una decisión: probé este mes a enchufarme a Disney+. A ver qué tal. Y encontré un documental que me dejó estupefacto sobre el verdadero rostro de Walt Disney: resulta que los ingenieros de Disney influenciaron a los ingenieros japoneses antes de que el partido comunista revolucionara Japón.

Es decir, el sistema Toyota tiene un antecedente: la creación del Disneyland Tokio. Y eso era algo que no sabía. Un visionario japonés, debido al arraigo histórico de las películas de Disney, decidió poner toda la carne en el asador y arriesgarlo todo y más para conseguir traer Disneylandia a Japón. Y curiosamente fue un acierto, primero a largo plazo y después..., para cuando esos ingenieros se quedaran en el paro..., sospecho que a muy largo plazo.

Ese espíritu de trabajo que tenían los de la secta que vestían de rojo y que se juntaron muchos ingenieros y cosas así..., se observó dentro de la empresa Disney - fue el secreto de su éxito. Por un lado, Disney inició un proyecto absurdamente soso pero, como se rodeó de críticos con ganas de aportar y no hubo toxicidades aparentes, el proyecto se fue transformando al mismo tiempo que se iba construyendo. Me parece fascinante esa manera de tirarse al vacío y tejerse el paracaídas mientras tanto.

De no haber conseguido su objetivo, no sabríamos de Disney. Pero tampoco del sistema Toyota. Por lo que tampoco de la Calidad Total. Puede que la revolución del mercadeo se hubiera quedado en la nada. Puede que entonces yo, de adolescente, no hubiera tenido suficiente peso con mis consejos de calidad y entonces nadie me hubiera hecho caso - y nadie habría sabido de mí. O habría hablado bien de mí.

Eso fue lo que me maravilló siempre de Japón. De hecho, fue la Sirenita y sus ojos descomunales los que provocaron el nacimiento del manga, con el sello japonés de la idea que tienen de lo que es una imagen en movimiento...

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Escribo esto y no veo ni un alma. Parece que la gente se mueve por picos de días, creía que era por la lluvia. Quizá es cierto que ayer los policías estuvieron espantando a la gente. No lo sé. Hay una manera correcta de hacer las cosas, nos lo dice la historia, y es en torno a hacer las cosas como exactamente se hayan establecido que se tienen que hacer. Cuando dejamos que hayan iniciativas no cubiertas siempre se les puede permitir a los profesionales que se muevan dentro de sus competencias. Pero también hay que ser inflexible con aquellos que no aportan nada bueno - ser un mal gobernante te puede llevar a tu empresa al fracaso.

Hay que aprender de los grandes porque, para cumplir con las espectativas, hay que cumplir con los estándares.

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Vale, acabo de darme cuenta: si no hay un alma es porque hoy es el día de la patrona de la ciudad - y he abierto el negocio. Me la estoy jugando..., ya veré cómo salgo de ésta. Pero hasta ahora nadie me ha dicho nada.


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