miércoles, 1 de abril de 2020

Llega el mayor de los retos

"Pues haber estudiáo", "Pues trabaja en el campo", "Pues haber invertío", "Pues eso es que eres mal empresario", "Al menos eres hombre..."

Son las frases a las que muchos se habrán acostumbrado a decir. Cuando, de todas esas, la única que tiene alguna base es el hecho de que sí, soy un hombre, con todas las trabas que eso supone administrativamente, las discriminaciones a las que me veo sometido, la ausencia de ayudas y, cómo no, de avales o posibilidad de inversión.

Mis estudios son más profundos que los de la mayoría, pero no en el sentido oficial porque ya se encargaron las mafias académicas de sacarme de la carretera. Mis investigaciones no son sólo teóricas, sino también prácticas e innovadoras. Además de útiles y baratas de comprobar. Lo que sí es difícil es encontrar trabajo en el campo: ¿para qué contratar a un blanquito que te "exigirá" pagos a la seguridad social y tendrá contingencias comunes? A saber los motivos, pero el hecho consumado es que dudo que incluso los inmigrantes tengan tantas posibilidades buscando trabajo en el campo. Luego está la inversión: lo hice en Febrero, a principios, sin saber lo que me vendría después. Cuando llegó marzo me eché las manos a la cabeza, pero pensé que el hospital no haría burradas..., me equivoqué. El problema es que el director de la gestión hospitalaria no "hubo estudiao", y lo mismo con el ministro que gestiona la alarma. Si las direcciones no cumplen con las normativas la gestión siempre será un caos.

Y nada de eso me hace un mal empresario. Me hace destacar entre la idiocracia como alguien que va contracorriente. Y en estos momentos no tengo ningún grupo o ideología al que acogerme.

Llega el mayor de los retos para mí: ¿liquidación o aguantar? Este mes va a ser decisivo. Con el hecho consumado de que si el hospital puede saltarse las normativas a la torera sin rendir cuentas ante nadie entonces nunca me convendrá aguantar, pues mi kiosko siempre saldrá mal parado. Me han despreciado, han intentado humillarme psicológicamente..., se habrán reído. Y, lo que es peor, lo hicieron porque había mucho político detrás que no "hubo estudiao". Rodeado de imbéciles, a más no poder.

Puedo tomarme este mes como unas vacaciones lúgubres. Mientras sospecho que los que se apelotonan en el hospital bien podrían estar más expuestos que los pocos que salen del recinto, donde está mi kiosko. Cuando llega la hora de cerrar y llego a casa me quedo en blanco: no tengo nada que hacer. No tengo fuerzas para nada. Estoy muerto.

Todos los proyectos que tengo no tienen ningún valor cuando no tienen destinatario, beneficiario. Ése es el mayor de los retos: buscarle un beneficiario a lo que tenga que hacer. Este mes va a ser un mes muerto y si culmino un producto final perfecto y con lacito en su cajita, y el destinatario vuelve a ignorarlo... Creo que ya no tengo fuerzas para meter nada en ninguna clase de caja.

Me veo hablando solo mientras vengo, con mucha fuerza e ilusión en el desarrollo de conceptos, en la memoria. De cuando hablaba con gente, me relacionaba. Es increible lo que me apego a cualquier clase de clavo ardiendo. No es que estuviera rodeado de aquellos que quisieran apoyarme. Alguno habrá..., justo los que están envueltos en problemas sociales demasiado complejos como para que quiera involucrarme en su mundo.

Puedo dedicar este mes para purgar lo que queda de esta tienda. Para eliminar lo que queda de lo que jamás será vendido. Puliendo y puliendo quizá descubra cuál es el último tramo por recorrer. Pero no basta con decir que debo pensar sólo en mí: es absurdo.

Tengo demasiadas cosas hechas que aportan y hay demasiados escollos humanos a los que les molestaría que se innovara en esos temas.

¿Cuántos habrá como yo?

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Debo admitir que igual que esta vida me ha salido falluta, considerando que es la única, aún no puedo quejarme con respecto a otros cuyo día a día es la indigencia. Y lo estoy pensado: quizá sea este mes cuando se me despejen todas las dudas sobre mi futuro - me refiero a morir en la indigencia.

Estoy poniendo demandas de empleo por dóndesea. Pero sospecho que yo, con 42 años, habré perdido el atractivo para muchos ofertantes.

¿Aprovechar para hacerme un art-book este mes? Algo que me posicione como informático. Que defina mi perfil para aquellos que no saben leer currículos (los que se encargan de decidir el puesto en las empresas).

También he pensado en hacerme un viaje definitivo a Japón..., y marcarme una conferencia. Pero para pegarme el viaje antes tendría que saber si sería capaz de organizarme la conferencia..., porque por correo electrónico no te responden los hoteles. Si ya eres cliente..., ¿cómo haría publicidad de la misma? ¿Con folletos en los campus o en el barrio tecnológico? ¿Dejarían pegar carteles en sus puertas? ¿Contratar a un friki para que los reparta vestido de lolita? ¿Qué pondría el folleto? ¿Cómo se expondría?

Uhmm..., estaba pensando en el anillo único..., mi tesoro... Podría exponer el bitcoin... No. No está bien.

Pienso también en el Mana Project. Si este proyecto sale adelante la economía mundial podría sanearse. Bien podría ver de qué manera aportar algo... O también buscar la manera de apartarme más de ese proyecto, porque está claro que los que quieren joderme lo harán a todo lo que se me acerque.

Y no saben que algunos somos muy vitales para que todo funcione.

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Llega el mayor de los retos: descubrir cuál es. Esperar y ser estoico. Dejar que la vida fluya porque no puedo ser protagonista de lo que sucede. Hay que ser muy idiota como para ser protagonista, porque la gestión se está llevando evidentemente mal. Así que me tocará esperar ¿Acaso puedo elegir?





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