viernes, 14 de febrero de 2020

Han necesitado medio año

Han necesitado medio año para que se redescubra mi tecnología. Medio año desde que abandoné medium. Se ha vuelto a buscar las páginas, una en la que explicaba desde el punto de vista histórico el significado de NP y P, lo que es la eficiencia en informática, etc..., y otro que intenta enfocar las matemáticas desde un punto de vista que rompería los esquemas históricos, de nuestra civilización, al menos.

Hasta entonces sólo eran releidos durante todos estos meses los mismos artículos, una y otra vez; sin provocar un aumento o reducción del número de subscriptores. Que, dicho sea de paso, no tendría sentido que aumentaran los subscriptores después de haber anunciado que abandonaba la publicación. Es como si me conocieran muy personalmente, y supieran que sólo soy un condenado endemble que mucho prometer y después nada..., pues el asunto es que esta vez sí - no pienso volver.

Espero.

Las promesas son ideas fáciles de mantener, pero aún más fáciles de romper. Sobretodo cuando afloran una gran cantidad de sentimientos, relaciones, conexiones... Ahora bien, si sospecho que en esa publicación tengo un claro techo de cristal, un límite que no me permitirán sobrepasar entonces, ¿por qué me lo iba a plantear? Está claro que si debo buscar ser reconocido debe ser en un sitio donde no le pongan puertas al campo.

Y paradógicamente es en ese justo donde he tenido más posibilidades de ser reconocido. Si es que...

Pero aún así han necesitado medio año para reconocerlo.

Luego hay otras publicaciones donde, en secreto, también se me cita. Y digo en secreto porque parece que represento la peste o, ¡vete tú a saber! Algo se está cociendo. Pero desde mi punto de vista todo sigue igual. Y, lo que es peor, lo que se cuece va tan lento como sospechoso. El hecho de que nadie se moje de verdad a poner mi nombre en la palestra es todo lo que necesito saber: mis enemigos deben ser más fuertes que mis aliados, o que las duras consecuencias de no desarrollar mi tecnología.

Y esos que son mis enemigos estoy seguro que son esos grupos masónicos, agencias de inteligencia, miembros de think tanks y otras instituciones oscuras que jamás admitirán que me conocen en algún sentido ¿Acaso van a admitir los del NSA mis intercambios de correo cuando apareció la renovación de los sistemas de firmas digitales y el Keckak... (o como coño se escriba)? Me han tratado como si fuera un novato, o poquita cosa - y me parece normal, pero si el trato no se vincula con las palabras el que se comporta así tiene un problema de disonancia cognitiva. Y ya dije en su momento que ante asuntos que afectan a la seguridad no se debería frivolizar de esa manera.

La lentitud puede ser peligrosa.

Luego me pasó con los de cierta moneda..., la verdad es que me da la impresión de que son casi agentes del caos. O son unos vagos en el fondo.

Sin embargo mi impresión no es que deba esperar en absoluto nada de ellos. Yo era el que les decía que tenían que tener ciertas espectativas sobre mí y, en cuanto he dado muestras de lo lejos que puede llegar la tecnología, me ignoran. Debieron haber esperado algo de mí. Ahora ya no tengo esperanzas por lo que veo. Sólo hay indicios de los clásicos buitres que se pasean por lo que en otros tiempos sería un festín. Un festín donde alguien introdujo veneno, como en la obra de Shakespeare.

Y ahora me envuelve otra duda, y algo huele mal en la Tierra. Ser o no ser. Tengo una tecnología que desarrollar, pero no tengo ni la motivación ni la creencia de que aunque consiga reinventar la informática y la eficiencia absolutamente nadie me haga caso e, incluso, el challenge es posible que antes de admitir que mi algoritmo funciona se autocolapse para decir que no acepta más intentos.

Llevo toda la vida observando cómo cambian las reglas a mitad del partido. En todas las instituciones en las que habré participado..., o en aquellas donde más ha repercutido mi futuro por ello. Una completa distopía. Puro sadismo por parte de los protagonistas. Y el silencio de los que se las daban de ser aliados. Así como mi incapacidad para saber sondear el alcance de esa especie de conspiración.

Se ha abandonado la sala del trono y sólo se ven cadáveres. La ciencia ha muerto, y sólo queda de la tecnología los restos de aquello que las hermandades estén dispuestas a comprender. Los buitres revolotean y han recibido como advertencia comer de los cadáveres, pero respetar sus estómagos - que son puro veneno. Como si el virus se transmitiera, nadie puede decir mi nombre.

Sin embargo, algún buitre leonado me ha mascado. Hay indicios..., ¿morirá y espantará al resto de los buitres por ello? Lo dudo. Pero al menos me habré cargado a uno o dos.




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