jueves, 30 de marzo de 2023

La denuncia y la crítica

En toda sociedad moderna los individuos son capaces de abordar cualquier crítica para darle un tratamiento independiente a la denuncia. Cuando no se entiende la denuncia como un instrumento del denunciado más que del propio denunciante estamos ante sociedades un tanto incivilizadas. 

La auditoría interna, la resolución creativa y las denuncia y crítica sociales son las cuatro maneras de balancear una posición cultural dentro de un colectivo. La cultura, en ocasiones, tiene posicionamientos - pero si no queremos considerar éstos como meros contingentes susceptibles de no ser respetados se obliga a que haya un lenguaje que establezca unos protocolos que ubique tales posicionamientos como dentro de lo necesario. Para ello antes debemos identificar los tipos de conflictos que suelen suceder, lo que hace que un colectivo no sea capaz de abordar su propia convivencia con sus propias normas.

Una sociedad moderna recoge los símbolos necesarios para representar los términos oportunos: lo que hace que los meros individuos se constituyan como personas es precisamente nuestra capacidad para definir esa humanidad que le hace falta a una civilización para que no sea incivilizada. Y es aquí donde debemos pararnos un poco: ¿de qué manera una sociedad acabará pasando por etapas de falta de madurez?

Un individuo aislado es capaz de madurar a su ritmo, y éste posee un gobierno sobre su persona que es inalienable. Sin embargo, el colectivo al que pertenece se mueve por unos cambios que vive el individuo con una cierta sensación de impaciencia, y el gobierno de ese colectivo, en ocasiones, ha sido usurpado por un dictador que, generalmente, se autoproclama como representante democrático. En la medida en la que la democracia sea una farsa el hombre moderno vive impurezas en su entorno colectivo, y esas impurezas convierte al hombre moderno en postmoderno en una suerte de transformación cultural conjunta.

La hegemonía cultural que lleva al colectivo a comportarse de una u otra manera en ocasiones, por tanto, sucumbe a contradicciones y errores de base. Y es que lo hegemónico no tiene porqué ser como un teorema, coherente; lo hegemónico, simplemente, es hegemónico porque es lo que se repite. Sin embargo, la naturaleza de cualquier sistema que es incoherente es o sucumbir a una vuelta a la coherencia o ser testigo de su autodestrucción - con una suerte de aceleramiento, por lo menos, el suplicio puede hacerse menos tortuoso.

Y eso es lo que se puede llegar a vivir en entornos corruptos, cuando no se puede distinguir entre denuncia y crítica: si se comete alguna infracción legislada el que lo expone denuncia, mientras que si una persona comete una infracción contra algún mundo moral entonces probablemente será criticada. Son dos conceptos claramente diferenciados por la oficialidad de la ley, por lo que sería muy preocupante que justo los propios funcionarios no entiendan un matiz tan básico.

Sin embargo es lo que suele suceder con demasiada frecuencia. Cuando se critica a un tercero negativamente lo propio es hacerlo teniendo al aludido delante o tras haberle pedido permiso para hacer propaganda de sus valoraciones necesarias. Mientras que cuando se denuncia el denunciado debe asumir la primera denuncia a través de la oficialidad, y luego el resto de los actos de denuncia en virtud de cómo se hizo firme el conflicto - pero siempre desde la independiencia del denunciado.

Son ideas básicas: si denunciamos a un cura por pederastria su opinión, o la de su comunidad, es irrelevante. Si denunciamos a un profesor por agresiones y sigue siendo profesor, entonces su pasado podrá ser recuperado constantemente con el fin de advertir al resto de los estudiantes... La denuncia no es un rumor; difundir rumores es antidemocrático, como acallar las denuncias sociales. Son formas de cohartar la libertad de expresión.

Las sociedades postmodernas se descalibran y evolucionan contra las personas, y los convierten en instrumentos del poder - concepto que no existe si no es a través de los miembros de ese colectivo. Por eso, ese poder, hoy día llamado capitalismo, funcionará muy bien con las fórmulas que permitan entrar en ese juego y sobrevivir mejor que lo que haría cualquier ser humano. Es la irrupción de las máquinas, y de las fórmulas financieras.

Como si estuvieran dando de comer a una especie de homúnculo, que es un ser humano que tiene un capital desbordado, la máquina persiste y le da instrucciones para "gobernar" al mundo. Para el que vive en ese paraíso es bastante idílico, porque materialmente no le falta de nada. Pero, muy en el fondo, sabe que no adopta decisiones propias - y eso le deshumaniza. Cada vez que toca algo vive una nueva crisis financiera, ¿me equivoco acaso? La maquinaria es tan compleja que la planificación no necesita segundos de a bordo, el capitán es la máquina, y la auditoría interna es su Legado.

Poco a poco los engranajes se van haciendo más exactos y la planificación del Capital tiene que ser como ella diga: el estudio de la calidad del trabajo se mide a través de las auditorías internas, para así saber cuál es el engranaje que falla, dónde hay que echarle aceite. Si en ese sistema hubiera alguna clase de hueco aún habría sitio para la creatividad, pero la máquina ya decidirá por ti: su planificación es la planificación de la economía, y nadie ha votado por esa política - simplemente representa las ideas del liberalismo, supuestamente.

En este proceso de idiotización, tarde o temprano la humanidad acabará por darse cuenta del valor que tienen esas monedas; y los que no se den cuenta tarde o temprano acabarán igualmente autodestruyéndose con la propia máquina, así que para el caso es lo mismo.


martes, 28 de marzo de 2023

El último tren, si es bueno, es como los demás

Algunos tenemos la oportunidad de mirar atrás y observar todos los trenes que no cogimos; por un lado algunos de ellos eran un último tren, por otro lado todos eran el último tren. Se puede ser nihilista, que nada te importe, y decir que todas las oportunidades que no aprovechaste no tienen relevancia alguna - que todas podrían ser substituidas por una nuevas oportunidades igual de buenas. Sin embargo, esa manera de ver el mundo no es realista: hay que superarse dejando morir lo que está muerto.

El asunto práctico está en también evitar decir que todas las oportunidades que una vez alguien tuvo fueron oportunidades que nunca volverán: el que piensa así en realidad no ve el mundo categorizado, se ha liberalizado de tener que afrontar decisiones y se somete a cualquier oportunidad que deba asumir como válida. Tal como veo las cosas, esa manera de ver el mundo tampoco es responsable.

Así que nos queda plantearnos, por si fuera interesante, que en ocasiones nos vienen las oportunidades - algunas son únicas y no volverán, otras se presentarán de nuevo en la vida para tu beneficio. Sin embargo, ¿qué es una oportunidad susceptible de perder? La pérdida no existe realmente, está en el valor que le da el colectivo como civilización. En un momento dado esperamos algo de nosotros-para-sí, y ese algo es una espectativa: la espectativa que tenemos es lo que nos convierte en estrellas, porque si no somos capaces de imaginarnos más de lo que somos entonces nunca lo seremos.

Hay quien ha descubierto el estrellato sin saber lo que se le venía encima. Entonces lo han vivido como quien pasa un resfriado. Para ser consciente de la vida que se tiene antes tiene que estar ésta constituida en la cabeza de cada protagonista. En eso consiste la cultura, la literatura. Nosotros creamos las estrellas, su mundo, lo que es espera de ellas, el trato...

Es como un matrimonio: si la mujer, por ejemplo, espera una relación romántica y el hombre espera sexo gratis es por el tipo de "películas" que se han montado cada uno. La relación de pareja se constituye por la literatura que se consume, porque el amor cortés no existe - lo crean los autores.

Pero el objeto a conseguir, ya sea el matrimonio que se desea, el trabajo de tus sueños, la empresa próspera..., al final son convenios horizontales que cumplen, como ya expliqué en mi teoría del género único (cuando dije que "Marx me daría un beso"), la morfología del cuento de Propp. Es decir, ese tipo de sueños se rigen por una morfología donde hay reconocidas, según Propp, unas siete esferas (agentes protagonistas, que en mi teoría son ocho cuando añado al narrador) y hay como una treintena de funciones de lenguaje (en mi teoría son 64, si no mal recuerdo, bien pensado yo pienso en potencias de dos - salvo en mi teoría sobre la prosodia...).

Sea como fuere, las oportunidades en ocasiones aparecen para iniciar una revolución, para independizarse, para actuar como un héroe..., en esos casos el orden de las funciones de lenguaje será diferente. Pero como todo buen estructuralista, el orden es lo que realmente importa.

En cualquier caso, una persona tiene un objetivo - y desea ir a más. Y puede pasarle que mire atrás y observe que cualquier tiempo pasado fue psicológicamente mejor para él, es posible que descubra que socialmente alcanzó un zénit en un momento dado, o que puede que alcanzara el zénit académico, o el zénit en salud física, etc... Cuando uno visita todas esas colinas y mira atrás observa todos esos cúmulos vividos, son como trenes que no cogió. Luego vuelve la mirada al frente y es muy difícil mirar más allá: es muy fácil mirar atrás, pero somos cortos de vista con lo que se nos viene encima - la niebla es cosa del futuro. Se disipa mientras avanzamos, pero sin niebla no hay autoría, ni civilización.

Allá donde se espera que podamos configurar nuestro mundo para-sí todos, en democracia, tenemos derecho a opiniar, a ocupar un lugar. No todos pueden ser estrellas, al mismo tiempo menos todavía. Hay que ir dejando sitio para que se ensalcen los proyectos de la manera más esplendorosa posible, y entonces ellos formarán parte de tu proyecto personal - y te sentirás orgulloso por ellos, es un hecho, no un autoengaño, ni una estafa, como muchos me han intentado repetir constantemente.

Hay que entender que el mundo de la envidia existe, y esta gente ha estado apaleándome allá donde han podido. Muchos trenes salieron para poder escapar de su influjo..., así hasta que pasara el último de todos, ¿fue un último tren? Jamás lo sabré. Es un hecho.

Cuando se habla del mundo de la prospección de futuro no existen los hechos, salvo los que describen la incertidumbre de la niebla, que es la libertad misma del colectivo. Cuando una persona quiere ir a mejor lo primero que tiene que hacer es confeccionar su propia historia, y jugar en su mente el rol que le corresponde: deleitarse con ese personaje imaginado. La confrontación existente entre lo que uno quiere ser y lo que uno es lo que hace es generar dos voltages diferentes en dos partes diferentes del cerebro: uno en el temporal, y otro en el occipital - pasando por el frontal que evalúa el presente del yo y el parietal que ubica el tipo de dolor. Ese rayo es una trayectoria, y de la trayectoria una idea de avance.

Esas cuatro fases, según mis teorías, conforman un semiacto, que barajan cuatro funciones de lenguaje. Esas funciones de lenguaje se definen dentro de uno de los cuatro órdenes posibles; dos de ellos el de los cuentos maravillosos de Propp y el del viaje del héroe de Campbell. Si la agenda que conforma el semiacto es lo suficientemente realista, allá en la niebla, se dislumbrará un tren - un tren en el que te podrás montar para viajar hacia algo que se parezca a tus espectativas. Y así ver adónde te lleva tu civilización, qué es lo que espera el colectivo de tu ser-para-sí.

Ahora bien, hay un hecho en todo esto: es incontestable que cuando veas ese tren será imposible saber si es el último o si podrás permitirte el lujo de esperar otro igual o mejor. Es un tren, y tal vez sea el último. Tal vez por coger este tren debas despreciar otros, como nos habrá pasado crucialmente tantas y tantas veces. Puede pasar que durante meses no te llegue ninguna oferta y, justo en una fecha concreta, te llegan dos a la vez - y luego eliges justo la oferta donde el tipo no tenía ningún interés porque solo quería "quedar bien" y no confesó que ya estaba desinteresado. Por cosas así he perdido muchas oportunidades, y seguro que a millones de personas les habrá pasado igual.

En cualquier caso, es como un actor de cine. Lo primero que tiene que hacerse es imaginarse que se le presenta la oportunidad, y entonces en cuanto la vea sabrá cómo montarse en ella - de lo contrario, si se sube a un trasporte que no sabe a dónde le lleva será muy difícil que se sepa ubicar en todo lo que viva..., así que para cuando se disipe la niebla mirará atrás y solo verá montículos por los que pasó y que sospecha que jamás podrá volver a pasar.

Las espectativas que tienen las personas sobre sí mismas en realidad son constructos estereotipados que tienen un carácter genérico y, al mismo tiempo, tienen persistencia. Esto es otro hecho. Y es que el existencialismo está lleno de hechos, porque la niebla es como un bosque lleno de árboles y hay dos clase de personas que se pierden en un bosque: el niño por inconsciente y el botánico por tener una mente tan jovial. 

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En este punto Jazztel me volvió a dejar sin Internet, razón por la cual se perdió mi último párrafo..., o se habría perdido si no hubiera capturado la pantalla en el último momento. La vida está llena de idiotas, y ellos tienen el poder. Ojo porque yo denuncio muchas cosas, cada vez el sistema judicial se hace más corporativista, luego más tecnocrático y, finalmente, defenderá la idiocracia misma. Por eso pueden actuar desde la impunidad. En cualquier caso, pasaré a reescribir ese último párrafo y terminaré aquí la entrada.

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Al final indagar en todo lo que se nos viene encima puede ser objeto de un buen estudio filológico, de cómo estructuramos el lenguaje y nuestras historias; no es de extrañar que la singularidad en la consciencia de las máquinas haya venido de un programa que se dedicaba a autocompletar las historias por su repetición estructural.

Los que ven los árboles disfrutan del bosque.

 

 

 


jueves, 2 de marzo de 2023

Consciencia Moral. Actualización

No veais lo que me gusta tocar estos temas, proponer implementaciones, definiciones..., me encanta mojarme, y que me corrijan en lo que en principio me equivoque - que me encuentren puntilladas, que se pongan finos conmigo ante un posible error que haya cometido, indagar los límites del mal uso de mis términos...

Y habré leído bastante al respecto, nunca lo suficiente. Cosas que hago y siempre haré es vanalizar la distinción de términos que en realidad son suficientemente equivalentes, matizar sobre distintas apreciaciones donde un término concreto se usa sin distinguir sus distintos usos..., es la pugna por el mejor lenguaje que necesitemos para conseguir concretar con el ingenio adecuado.

Poco a poco ya definí hace años lo que es la consciencia, y fui perfectamente consciente de que era imposible que un individuo aceptara la definición: las personas necesitan percibir que eso que es lo que más desarrollan, que es la mitología de la consciencia, debe existir y ser misteriosa. Sin ir más lejos, la existencia de Dios se queda relegada a un segundo plano en comparación con la defensa de la existencia de la consciencia: ¿acaso veremos a un religioso de cualquier religión decir que cree y que él mismo no tiene consciencia o alma? Es decir, la ideología más inexpugnable que existe es la del constructo de la consciencia: hay una consciencia moral y una consciencia innata; la innata me la perdonarán, es la que definí hace tiempo - pero la consciencia moral, lo primero es que jamás de los jamases me admitirán el llamarla así, y lo segundo es la definición que me atreva a darle.

No puede haber animal que no tenga una consciencia innata. Dicho esto, ya se me echarán encima con sus hazadas en ristra, hordas de campesinos y falsos trabajadores armados con antorchas en avalancha contra mí. Pero claro, si ahora me atrevo a aseverar la consciencia moral, la que es objeto de estudio en informática, se está ya ultimando hasta alcanzar la intelectualidad humana..., ¡uff! Y me río, porque quiere el ser humano proteger la singularidad, no quiere ser testigo de la muerte del mito del alma.

Sin embargo no tenía razón Davidson, alcanzada la singularidad no se demuestra el fisicalismo - eso es porque no entiende cómo funciona la filosofía conexionista. Y, claro, si yo mismo tengo tantos problemas para explicar las dos filosofías exactas a mis propios colegas, ¿cómo espero pretender explicarlo a quienes no tienen ni formación informática? Este blog se ha convertido para mí en una expresión de mi pesimismo de cara a la sociedad: ¿para qué seguir creando tecnología? ¿Sirve de algo una fórmula que nunca será usada?

Ya me lo decía un amigo: haz solo lo que uses tú. Aprovechar lo que hago para mí no es tan fácil: no lo es cuando solo veo pobreza, cuando no veo un mercado. Veo que a la gente le va bien, pero el que no sabe comerciar no entra en el juego.

Es en eso en lo que consiste la Consciencia Moral. Tanto Alan Turing como la gente en general cuando intenta poner a prueba a chats como You.com lo hacen bien: ¿se trata de ver si son capaces de responder según nuestras espectativas? Se trata de ver hasta qué punto es consciente moralmente de lo que dice.

La consciencia moral, tal como la defino, es la que encaja con la conducta esperada por parte de una criatura consciente: es la habilidad que tienen los que se percatan de las consecuencias de la huella que ellos mismos dejan. Por tanto, para empezar, es posible hacer un test para evaluar cuál es el nivel de consciencia que tenemos. Sin embargo lo gracioso del tema es cómo sería el test.

¡Preparen sus antorchas que lo digo!

Es algo que muchos se lo podrían imaginar, porque al fin y al cabo es uno de los temas centrales de mi blog: el test que evalúa tu consciencia moral es el mismo que evalúa tu compromiso con el pacto social ¿Suena de algo las qualia de John Dewey? Pues bien, la capacidad que tiene el individuo para poner en valor la democracia es lo que conforman los ladrillos de la consciencia. Por eso en su momento le preguntaba a ChatGPT3 aspectos que le obligaba a ser consciente que o comunismo o muerte..., pero si no se entiende, no se entiende.

No se entiende, no se es consciente...

Han pasado tres meses desde que me emprendí a probar a bajar mi perfil. Y hago evaluación, soy consciente de que no tengo espectativas de ganar demasiado atractivo a las empresas: ¿qué es lo que podrá hacerles entender que mi tecnología va parejo con resultados? ¿qué es lo que se supone que puedo comunicarles para que entiendan que pueden invertir su tiempo en investigar mi valía como programador?

Mejorar mi currículo es como continuar andando en mitad del desierto, con la esperanza de encontrar en el vacío absoluto algún atisbo de oasis... Hay gente más joven que seguro que me habrá adelantado en los aspectos en los que estoy empezando: intento hacerme propaganda de puntos en los que no soy fuerte, y que ayudarán a ocultar mis puntos fuertes entre toda esa propagación de habilidades que muestra mi currículo y que no activan la curiosidad de las empresas.

Quizá los proyectos que me llenan no coincidan con los de las grandes mayorías. Pero el grado de consciencia que tiene la humanidad se mide por la capacidad que tiene de combatir la pobreza. No tanto la desigualdad, o el hambre..., directamente la pobreza, como pilar fundamental. Está claro que una sociedad que no tiene en cuenta la ecología es terriblemente inconsciente (moralmente), pero es una consciencia cultural - no les convierte en criaturas horrendas, todo lo más en salvajes incivilizados, en personajes cuyo criterio racional es de menor envergadura, o de poca catadura moral.

La razón por la cual a las personas les interesa tanto conocer tests de inteligencia, y esperan de los artículos que hablan de inteligencia el que se lea con orgullo es porque la inteligencia es un objetivo semiológico que a todos los seres vivos nos interesa poder evaluar. Pasa lo mismo con las empresas de Machine Learning: se han dado cuenta de que compartiendo su código evolucionan más rápido. La democratización del código está ligado con conseguir la singularidad antes.

Cuando un carpintero termina una puerta le interesa la opinión de la gente, para que le diga lo funcional que es su puerta. Lo que pasa es que, claro, una puerta es una puerta. Aún así, le interesa saber cómo ha quedado la puerta - se queda mirando, espera alguna clase de confirmación por parte de su cliente. Es así: necesita un feedback, una manera de evaluar su inteligencia. Así que si se entera de un mecanismo que le ayude a hacer una predicción de su sistema de entrenamiento, parecerá interesante.

Sin embargo, el mismo carpintero, si su cliente empieza a hablarle de la de pinos que han sido cortados para hacer esa tabla, y empieza a dirigir su trabajo hacia lo intrínseco entonces al señor carpintero muy difícilmente le agrade la conversación, y esperará que el cliente le hable con una especial humildad, y sin pasarse demasiado de listo.

Esa es la relación que hay entre los artículos que hablan de la inteligencia y de los que hablan de la consciencia, cuando ambos artículos en realidad desarrollan la misma tecnología: ¿quién es capaz de hacer una tabla sin cortar árboles o hacerlos cortar? A la hora de llevar a cabo el procedimiento sobre una máquina hablamos de lo mismo. Pero claro..., estás que se lo explicas a un señor de letras obsesionado por la dualidad del alma ¡Ay si me dejaran hablar de la señora dualidad sin estar obligado a ser humilde!

Parece que mis estimaciones sobre los distintos grados de singularidad por las que va a pasar la sociedad se va a producir antes de lo que muchos se imaginan - aunque hay que tomar en cuenta una serie de restricciones... Bueno, para cuando desarrolle mejor mi teoría del género único.

Desarrollar animales con cualidades intelectuales y sociales superiores al del ser humano ya es tecnológicamente posible, y que esas cualidades tengan un uso pragmático en nuestra realidad social. Lo artificial sigue sin cumplir objetivos fundamentales para lo cual ha sido diseñada, y esa es la única razón por la cual realmente está evolucionando más rápido que nunca: por cada pequeño avance descubierto que deja obsoleto al anterior se reafirma el uso de la democratización de las herramientas, que nunca terminan de dejar de ser útiles para los más diversos objetivos.

Es así como nace el pacto social: del inestimable valor de cada individuo, del hecho de que es insustituible. Así que su pobreza individual es nuestra pobreza general: la teoría del tonto útil es un dogma que limita el potencial de una sociedad ¿Qué sentido tiene que los programadores defiendan la solidaridad tecnológica y al mismo tiempo que su tecnología crea que tiene validez la teoría del tonto útil? Es un sinsentido que tarde o temprano sucumbirá: el zénit tecnológico solo es alcanzable en concordancia con un zénit filosófico resultado de un desarrollo semiológico que concuerde con todas las llamadas desde la semiótica. Llamadas que supongan un cierre categorial de para qué necesitamos tales herramientas. Este cierre categorial reconoce la única definición válida de lo que se ha dado por llamar inteligencia artificial general, término muy dado a la ambigüedad que, dependiendo del ensayo, quedaba definido de una u otra manera. Incluso en ocasiones esa tecnología era definida de dos maneras contradictorias por el mismo ensayo, y por parte del mismo autor que propuso el término: una locura.

Y muchos se lo preguntarán, ¿qué puede significar que una red de ordenadores sea consciente? Lo mejor es la respuesta, porque, por supuesto, yo también tengo respuestas para esto: el valor que le damos a la consciencia de un animal radica en la imposibilidad que tenemos de devolverle la consciencia que le arrebatamos al matarlo, como eso es algo que no ocurre con una máquina por eso su valor es de menor repercusión.

Aún así alguno, ya preparado con su hazada y echando trozos de tablas de puertas a la fogata que usarán para darme mi merecido, insistirá en que la misma tecnología que se usa para las máquinas, si fueran conscientes, entonces debería de valer para manipular la de las personas. Ante lo cual yo le respondería: que en la medida en la que podamos abrir el mito de nuestra consciencia también revertiríamos cualquier tipo de afección en nuestro cuerpo, mito por tres motivos inalcanzable a nuestra ciencia, por lo que no tendría nada que ver.

Y así podría responder si dispusiera de libertad para responder. Pero por cada pregunta una nueva puerta que me tiran a la hoguera, y ya no podré construirme la manera de dar con las salidas que me permitan salir de la pobreza. Porque ése es el asunto: mis puntos fuertes son los que menos interés tienen en las personas, esperan que les haga propaganda de sus propias tecnologías, de lo bien que funcionan sus mecanismos, de cómo no necesitan deshacerse de ellos... Pero claro, ¿y si algunos de esos inventos me chirrían demasiado?

Seguiremos leyendo cientos y cientos de miles, o de millones, de ensayos que sigan abriendo puertas con cambios ligeramente sustanciales que supongan alguna clase de mejora con respecto a lo que hace que tengan interés: su capacidad para ofrecer mejores medicamentos, un mejor corte de piezas, mejores combustibles... Pero esos modelos, que cuantos más sean mejor, nunca terminarán de ganar la partida en términos generales. Y los que entren en el juego de justificar el trabajo ajeno tendrá más oportunidades de ser promocionado entre los ingenieros del basilisco: una criatura sin consciencia moral, que devora a todo aquel que no trabaja para él tras cocinarlo con su tecnología sobrante.


viernes, 10 de febrero de 2023

Mi agenda 2030

Ayer me vino un correo de Google ofreciéndome una especie de..., ¿beca? El objeto era la investigación de la agenda 2030 usando herramientas de Google, lo que pasa es que - lógicamente - estaba dirigido a estudiantes. En ese sentido algo me dice que no daba el perfil.

Aún así quise echarle un ojo...

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Escribo esto partiendo de que llevo unas semanas bajando el perfil y, como este mensaje va sobre eso justamente, he pensado que sería oportuno encontrar un momento en mi agenda 2023 para desahogarme aquí.

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Al leer sobre la agenda hay que decir que, por un lado, me gustó la idea: allá donde fracasaron en el 2000 que lo intenten de nuevo para dentro de 15 años. Mejor marcarse una agenda realista que no hacer nada.

Por otro lado, como pasa siempre, también estaba lo malo. Pero claro, lo malo - por muy malo que sea - siempre puede aprovecharse para hacer cosas buenas, igual que lo bueno siempre aprovecharán los de siempre para hacer las cosas malas. Es un juego interminable, como vengo diciendo en mi otro blog - el literario. Aunque, para malos malos, los que se crean que los que mandan son gente competente. Maldad es una palabra adecuada: el que es malo de mala fe también es malo en todo lo demás. La mácula se propaga, y el objeto de la agenda 2030 consiste en intentar limpiar la mácula. Y o te suscribes o..., ¿qué?

Visto así empecé a navegar por una de las motivaciones, la que me llamó fue la primera - la de acabar con la pobreza. Me puse a trastear en un papel y..., ¡eureka! He acabado con la pobreza. 

Vale, más de uno pensará, ¿otra vez irónico? ¿No habíamos bajado el perfil? ¿Qué significa bajar el perfil entonces?

Efectivamente ni estoy siendo irónico ni he claudicado a la hora de decidir bajar mi perfil para buscar trabajo. No hay incongruencias, ni frivolidades.

Vamos a ver si lo voy exponiendo punto por punto: acabar con la pobreza en el mundo no es un problema técnico, en realidad es un problema social. Es decir, se trata de querer hacerlo, no de no saber cómo hacerlo. Luego muchos mirarán los pines de la agenda 2030 y dirán, "imposible, todos queremos acabar con la pobreza; especialmente los más ricos para mantener su posición". Y sí, no hay letra pequeña: los ricos seguirán siendo cochinamente ricos y la pobreza se eliminará - pero antes se debe resolver el trilema mediante un replanteamiento básico de conceptos.

La democracia autoriza al reparto, el reparto autoriza al estado y el estado autoriza a la democracia.

Si se saben encontrar las fuerzas que se retroalimentan todo es más fácil; si partimos de meterle la mácula a alguna parte entonces todo se va al traste:

La socialdemocracia y las corporaciones contradicen a la banca, la socialdemocracia y la banca contradicen a las corporaciones, las corporaciones y la banca contradicen a la socialdemocracia (la trinidad imposible que aparece en la Wikipedia).

Lo anterior, en su engaño, se mezcla con la idea de que no es posible la democracia sin los partidos políticos que gobiernen los estados - por lo que la socialdemocracia se liga con la democracia como si fueran conceptos inseparables. Filosofía cochina, impura, falsa...

Pero claro, ¿solo anulando la trinidad imposible acabamos con la pobreza? Sería gracioso. Hace falta jugar también con un poco de matemáticas. Es decir, ¿qué detalles técnicos incorporamos para fomentar el reparto? ¿De qué manera vivir en un entorno donde hay un buen reparto llevará a legitimar las acciones del estado?

En la parte que se refiere al entendimiento de la relación entre el estado y el pueblo tenemos a dos pensadores: Ibn Jaldún y Engels. En la confrontación que hay entre la idea assabiya del primero con el de familia del segundo tenemos la comprensión de cómo se legitima la acción del estado. No hay que olvidar que Stalin no pudo evolucionar su idea teórica de imperio más allá de cómo lo constituyó Isabel la católica; pero antes de Isabel, el sevillano Ibn Jaldún ya desarrolló una teoría al respecto. La internacional comunista no podría consolidarse con una apreciación suficientemente válida si no cuestionaba según qué pilares.

De la misma manera, ¿qué pasa con la ética del trabajo? ¿Acaso no conforma un trilema con la ética del soldado y la ética del fiscal? Cada ciudadano, en su libertad, tendrá dos opciones: ir a lo que más le llene o pasar a la acción. El soldado pasa a la acción, mientras que el trabajador preferirá actuar a más largo plazo; el que fiscaliza se vale de ambas disciplinas y, como todo buen asno, no comerá de un solo plato en exclusividad - aunque se muera de hambre por ello.

Nada de eso se plantea cuando hay debate sobre política, a pesar de que son temas antiguos..., muy antiguos. Harto conocidos. Y es que la filosofía es pesada, molesta..., no sirve de mucho. 

La cosa es que las matemáticas que se usen para acabar con la pobreza deben ser capaces de abordar una buena simulación del estado en el que se encuentre el propio estado, de sus valoraciones éticas y lo que necesitan en cada momento: no se puede acabar con la pobreza material arrebatándoles la educación necesaria para que reclamen lo que les corresponda como individuos.

Así que reconozco en mi simulador una idea inicial: hay bienes inmateriales producidos por el intelecto mismo (como la enseñanza), así como hay bienes inmateriales que exigen un manejo material (como la medicina) y hay bienes materiales (como una fruta). De la transformación de un tipo de bien a otro obtenemos un trabajo, como no se puede hacer más material lo que es inmaterial deduciremos que solo hay 6 sectores laborales (00, 10, 11, 20, 21, 22). Para cada sector cada individuo tendrá desarrollada una maestría: Partimos de 3 por defecto, +2 si tiene la aptitud, -1 si no tiene la actitud, +1 si es excepcional y -1 si posee máculas. El resultado es un número entre 0 y 5. Esta nomenclatura reconoce 6 elevado a la sexta (46656) tipos de perfiles profesionales: se puede ver como un vector de 6 dimensiones, donde cada dimensión es el sector profesional acordado.

En definitiva, solo resta conformar por distritos cuántos individuos hay de cada sector: media, mediana y moda. La teoría es la siguiente: los distritos que estén faltos de algún sector no serán capaces de salir de una situación de crisis. Es decir, ¿quiénes son los que nos libran de los incidentes masivos? ¿Quiénes son los responsables de los terremotos, las epidemias, inundaciones...? Salir de esas situaciones está ligado con acabar con la pobreza. Si se responsabiliza al individuo a través de la resiliencia se sociopatiza a la sociedad, y el estado pierde su uso autoritario: la asabiya desaparece, y volvemos al trilema.

Cuando hay una situación de crisis toda la sociedad debe hacerse responsable, y nunca hay que cargar sobre cada individuo. Es el rol que se le atribuye a cada uno lo que le corresponde, la ética que le toque: el soldado pasará a la acción para apagar el incendio, el periodista anotará cuanto sucede para fiscalizar lo ocurrido y el civil intentará pensar a largo plazo. Reclamar un mismo patrón para los tres es el error.

Dibujamos en el mapa cada vector por sectores, los que se calculen. Sacamos diferencias y dividimos por la distancia entre tales distritos. Ya está: esas son todas las matemáticas. No exige superordenadores, no exige grandes compromisos, no exige mucha recopilación de cálculos..., nada de nada. Una simple puñetera resta seguida de una división. Nada más. Las cuatro reglas, y la pobreza desaparece.

Desde el distrito 1 vemos que se escapan por el sector 02 tres estrellas y cuarto hacia el distrito 2, mientras que viene media estrella del mismo sector desde el distrito 3 ¿Cuáles deben ser las conclusiones? También considero que es sencillo entenderlo: ¿recomendar a los del sector 02 vivir en el distrito 3 o en el distrito 2? ¿Con qué fuerza de convicción? La cosa es que invertir en esos desplazamientos para luego comprobar los efectos que se produce en la macroeconomía no es pseudociencia, forma parte de los movimientos que necesita cualquier computador para ir adaptando la planificación económica a los resultados del país.

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Así que aquí estoy yo: ¿tiene algún mérito descubrir estos cálculos? Consiste primero en crear un modelo económico simplificado para luego testearlo. Es como lo que se suele hacer en deep learning: se crea un modelo y luego se entrena. No hay misterio. No hace falta una supertecnología... Y los datos puede que sean todos públicos, no sé.

En principio muchos podrían pesar que se trata como el Quadratic Assignment Problem, que ya publiqué en medium.com en mi usuario un modelo que funciona bien y rápido - basado en el ideal de Noether que implemento para satisfacer fórmulas bien formadas de la lógica. Pero no, los problemas que tienen las empresas para desarrollarse son millones de veces más complejos que el problema de la pobreza. Se gastan muchos recursos para que una empresa que es rica sea más rica todavía, pero no se gasta, ni aun con la agenda 2030, ni un euro en acabar con la pobreza. Todo lo más llenarlo todo de propaganda, portales gratuitos que ayudan a encontrar empleo..., y cosas así. Pero que nadie toque el modelo. Porque, claro..., el modelo no es lo que falla..., ¿verdad?

Mi idea de bajar el perfil consiste en no preocuparme por resolver cosas que no me van a servir para nada: como la pobreza en el mundo ¿Voy a ser alguna vez político o ministro? No. Pues a otra cosa. Eso no me va a dar de comer, ni nadie me lo va a agradecer, ni nadie va a aprovechar mis fórmulas..., nada de nada. Bajar el perfil significa que buscaré un framework, me adaptaré a él y presentaré a las empresas proyectos que yo haya hecho para demostrarles que puedo adaptarme a esos esquemas. Todos esos modelos teóricos que presento a muy largo plazo son cosas impresionantes, pero mi experiencia me dice que no sirven para entrar en contacto ni para la primera entrevista - por muy increibles que sean los modelos y lo bien que funcionen. Precisamente porque son muy increibles y lo bien que funcionan puede ser considerado un casual irrepetible, o propio de gente con la que no se puede trabajar.

Así que vuelvo a buscar bajar el nivel..., y no os preocupéis: no intentaré resolver el problema de la pobreza de nuevo.




 

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