Pitorreos provenientes de la administración del hospital, que tienen servicio Wifi gratuito para los guardias, pero que no quieren compartir su fibra con el locutorio del hospital ¿La razón? Lo resumo: discriminación porque según parece la última empresa de Cartagena que trabaja en el hospital de Cartagena es la mía. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, Jazztel ha hecho oídos sordos y ha ido desactivando el servicio de Internet - además de que a principios de mes me dejó sin teléfono.
Al fin, tras el consejo de un buen amigo, me he terminado de decidir: me he puesto de alta en una compañía de móvil que, al parecer, ofrece megas ilimitados a buen precio. Así que ahora funciono con un táctil..., táctil que de todas formas necesitaba para los enseres de las firmas digitales y aplicaciones que, poco a poco, se irán imponiendo cada vez más.
Así que, con la excusa, ya tengo un teléfono táctil también. Y, con su centro Wifi, tengo la cobertura que no me daba Jazztel. Sé que es una victoria..., pero me siento sucio porque en realidad nada de esto está bien: me cortaron el servicio de manera dolosa, ellos lo saben, yo lo sé...
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Mi apatía debería de haberse mermado tras haber cerrado ciclo. Pero aún queda la desinstalación del locutorio, y la devolución del rooter. Por razones prácticas lo conveniente será postergarlo hasta la fecha final, para cuando se muestren las cartas. Yo, por mi parte, tendré que ir a darle instrucciones a mi banco.
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Las redes sociales funcionan bajo una suerte de burocracia de la que el estado no va a querer encargarse: cada vez todo lo que tiene que ver con la tecnología está ganando en dejadez. Y ojo: tan pronto como algunos se quejan de que cada vez hay menos profesionales de un sector, ningunean la aparición de nuevos profesionales de otro sector. Hay un claro proceso hacia la tecnocratización desde el corporativismo con ciertos halos de idiotez: nadie ve más allá de sus narices. Son gente que controla perfectamente su mundo, pero quiere aferrarse a sus torpezas y rasgos de ineficiencia, en vez de acoplarse a los nuevos tiempos.
Y es que todo está enmarañándose cada vez más - y estamos viviendo un momento perfecto para ver cómo se encubre la maraña hasta dentro de varias décadas o se resuelve para que cuando emerja "el verdadero problema" la sociedad pueda salir de ahí.
Hoy, esta entrada, se va a convertir en la más bestial si consigo transmitir la bestialidad que pretendo: hablo de que en cuatro décadas, que probablemente no viva para contarlo - o sí, ocurrirá algo grave. Sin embargo, mi capacidad agnóstica de precisión es tal que no sé de qué se supone que estoy hablando y, al mismo tiempo, sé que uno de los puntos de inflexión se están viviendo ahora con la huelga de actores, guionistas y directores. Si las decisiones que se adopten de cara a esta huelga son capaces de sobrevivir cuatro décadas y, al mismo tiempo, esas decisiones no son defensoras de la "modernidad", el avance de la civilización, el reconocimiento de los derechos fundamentales y los deberes colectivos..., pues arderá Francia.
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Me imagino yo de viejecito viendo los edificios arder, junto al mío, mientras río como un perturbado debido al alzheimer: "os lo dije, wuah wuah wuaaahahaha".
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Cuando intento abrir un tema en Youtube observo que no tengo correspondencia: el corporativismo obliga a la gente a callar, la tecnocracia hace someter al fan por debajo del influencer y la idiocia consigue trolear la meritocracia allá donde emerja. En su tiempo me bloquearon permanentemente de Twitter, y también abandoné Youtube hace tiempo al comprobar la deriva de los administradores. Estamos hablando de plataformas donde se censura el diálogo, la discusión constructiva..., porque quizá una máquina lo haya tildado de no contructiva - o porque un catedrático así ha decidido que eso no era constructivo.
El exceso de paternalismo ha substituido al niño liberal que hacía bulling para forjar su imperio. Pero como no se ha comprendido que el debate no es entre buenos y malos, que hay que conformar una síntesis más inteligente, a falta de saber confeccionar una buena contratesis allá donde corresponda por cada trilema formado, las partes se sentirán alienadas por los primeros influencers que monopolicen el debate para hacerlo completamente bipolar.
Mi locutorio no tendrá acceso porque no hay diálogo que permita defender mi posición, porque ante los actos de discriminación el débil siempre pierde. Estas palabras, quizá por ser consideradas minoritarias, no ganarán peso. En otros años mediaba ante empresarios y trabajadores, poniendo en su sitio a explotadores y sindicatos. Porque, tan pronto como el mediador no debe ser justo, lo que sí debe hacer es encontrar todos los caminos que lleven a las partes a poder acercarse - si quieren. Encontrar los caminos sinuosos donde se vean todos los recovecos y los problemas que han sido planteados por todas y cada una de las partes por muy estrechos que puedan parecer.
Sin embargo hay afluencias imposibles de sostener debido a la hipocresía que representan:
- ¿Nos vendiste tu imagen? Pues entonces podemos hacer con ella lo que queramos.
- Cuando vendí mi imagen los videojuegos solo eran capaces de hacer gráficas absurdas.
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- Reclamamos nuestro derecho a ganar más cuando generamos más.
- ¿Y asumiréis las pérdidas por las que está pasando el sector ahora mismo cobrando aún menos?
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- No queremos ser substituidos por unos vagos incultos.
- Pues estos vagos quintuplican tu productividad.
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Me pregunto cuántos elementos irán surgiendo, máxime cuando debería de haber cierta cobertura para proteger la imagen de las personas, la dignidad de su trabajo y proyectos, así como entender qué es lo que quiere la gente, estar dispuestos a reinventarse y ser un ejemplo a seguir a la hora de ser consecuentes.
Habría que preguntarse porqué el guionista no está dispuesto a adaptarse a las nuevas tecnologías, o porqué es tan importante depender del trabajo para vivir. Sobretodo cuando poco a poco se demuestra que se puede automatizar lo más turbio.
Al final yo mismo he tenido que adaptarme..., y tengo un extraño pesar en mi pecho por todo lo que voy a perder. Pero las tecnologías siempre arrasan con lo anterior. Y tarde o temprano se tenga o no razón las burocracias y las maquinarias gigantescas de las corporaciones te acaban engullendo. Lo único que no debemos perder es el norte de los Derechos Humanos:
En una conferencia un imbécil que era catedrático de veteatomarporculo decía que con las nuevas tecnologías deberíamos asumir que la protección de datos se hará imposible, que todos tendremos nuestros datos expuestos. Puedo hablar desde el conocimiento real de la informática: eso que dijo era simple y llanamente mentira - si nuestros datos se quedan expuestos es por una decisión corporativista, por la derrota en este debate tan importante de las nuevas tecnologías. El que nos vende la tecnología no puede imponernos cambios sustanciales en lo fundamental.
Sin ir más lejos: el hombre moderno descubrió la industrialización, y la desidia judicial presupuso que el pago que había que hacer era la explotación - que entonces era ilegal. Pero los jueces se sometieron, y se pusieron de perfil. De ahí emergió el marxismo, con su necesidad de ser revisado.
Eso es lo que hace que perdamos la humanidad.
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