jueves, 27 de julio de 2023

La siguiente ola será más calurosa

Las matemáticas que son necesarias para poder adivinar con certeza de que el cambio climático no es para tanto son las mismas que serían capaces de crear un holograma aprovechando las mismas moléculas que se encuentran en la atmósfera..., un despropósito de lo más absurdo. Aún así, no faltará el negacionista de turno que, al no comprender la repercusión del cambio climático se ve capacitado como para asumir riesgos.

Donde la gente se verá más afectada por el calentamiento no es donde hace más calor, sino donde la temperatura suele ser normal. Entre otras cosas porque existen fuertes riesgos de que culturas que no conocían los huracanes empiecen por conocerlos y esto es mucho más grave de lo que parece.

Igual que un mal sistema financiero no está preparado para la aparición de una crisis económica (como la que se producirá con el coltán, o con las tierras raras), también una cultura desvinculada de la meritocracia será incapaz de afrontar los retos de urgencia que están destinados a ocurrir.

Yo, por mi parte, tras haber resuelto los problemas cercanos a la asignación de recursos, como el problema de la asignación cuadrática, o la satisfacción lógica booleana..., entre otros, sé que si los expertos no ven en mis máquinas una manera de sacarle provecho entonces para cuando hayan sido necesarias no podrán usarse de manera urgente. No estoy seguro, pero creo que más no puedo hacer. Al fin y al cabo he ofrecido gratis, y está subido a Internet, mis fórmulas y explicaciones. Más trasparente imposible.

De vez en cuando me vienen propuestas de publicar en revistas, pero claro: ¿para qué? ¿Acaso voy a poder vivir de las conferencias? Esas utopías no me llevan a ninguna parte: no tengo un medio para comer. Aún seguimos con lo mismo, y es demasiado importante. Quítale a un científico la seguridad, subsistencia, su desarrollo personal y cultural y olvídate del científico. Es de sentido común.

La solución puede pasar por la agenda 2030. Pero no funcionará para el negacionista de turno al que le encante las teorías de conspiración. Si para el 2030 no hay soluciones factibles la siguiente fecha será el 2045, y entonces ya habrá que asumir pérdidas que superan cualquier clase de previsión. Y el siguiente año será el 2052. Y, para el último intento: 2062, la explosión del hito de la muerte de la tecnocracia.

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Mientras tanto la corrupción de los gobernantes inherente al modelo socialdemócrata designará los recursos públicos a los familiares y amigos de los gobernantes y altos funcionarios - todos cargos políticos. Ninguno representativo del país, por supuesto. Esos recursos son los que deben resolver tecnocráticamente la agenda del 2030 - estamos muertos.

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Me pregunto si, con esta ola de calor, alguien se dignará a entrar a mi tienda. En cualquier caso, no estoy muy ilusionado con mis investigaciones: ¿de qué ME sirven? Ni tampoco con buscar algún nicho de mercado ¿acaso existen? No creo que encuentre trabajo a mi edad y no veo ninguna luz al final del túnel - todo lo más la reflexión de un youtuber: Rubius contó cómo en ocasiones se encuentra con gente de veinte años que le para en la calle y le dice que él le marcó la infancia, gente que avanza, que son actores, que acaban en el estrellato..., mientras él sigue congelado en el tiempo.

Desde hace décadas me percaté de que eso mismo. Y hoy me entero de la muerte de Sidney O'Connor. Los que vivimos congelados en el tiempo mantenemos recuerdos de cambio continuo, y sobretodo sensación de muerte. Lo único que persiste son los proyectos y, cuando son las personas, no pueden evitar hacerte sentir congelado. O mueren o te congelan. No le deseo esa sensación climática que te deja un tan mal sabor de boca.


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