Este tema es de vital importancia para mí y para mis estudios, porque corresponde con la tercera fase - las coordenadas. Por alguna razón hay autores, el que se me viene mejor a la cabeza es Umberto Eco, que consideran que se queda fuera del ámbito de la semiótica plantearse la idea de que el significado se monta a partir de que el símbolo referencia a un referente, a algo objetivo. Como decir que para lenguajes científicos como la física, o la medicina, podrían tener todo el sentido del mundo - pero que precisamente por incorporarle a la semiótica ese término eso le dificulta el ser científico. Por eso Eco recomienda usar la idea de interpretante.
Leyendo con atención su idea de interpretante es cierto que encaja, más en concreto, con muchas de las funciones que le atribuye Davidson a los eventos. Aunque Davidson sí se centra en la lógica, y Eco pretende evadirse de ella.
En el juego del ámbito es en donde coincido con él, tenemos un serio problema con el referente: ¿realmente necesitamos que exista el objeto de la cosa en sí? Para Eco el significado recoge un conjunto de convenciones culturales y, por tanto, el interpretante es la base del sentido que adquieren esos constructos. Tiene una buena base, porque funciona tal como lo describe como si fuera el sistema que activa algunas de las cadenas de ADN, en el sentido de que tan pronto como hay unos símbolos fijados en las partes que los seleccionan está la subjetividad cultural.
El principal inconveniento que le veo a ese enfoque, de una solidez increible, es que no permite avanzar la ingeniería en esa dirección: ese lenguaje no está enfocado hacia un prototipo, sino que más bien es un totum revolutum. Él mismo lo comenta: quiere convertir el triángulo símbolo-referencia-referente en una especie de poliedro escandalosamente complejo. Y eso es, por definición, inaceptable: cuando se complican las cosas luego no se puede decir que se está fomentando el lenguaje técnico.
Sin embargo, más allá de las dificultades de adoptar esa postura que, en parte, tengo asumida, veo que por lo menos la obsesión que tenían algunos lógicos que repetir demostraciones porque en ocasiones no hablaban de la referencia, sino del referente - y entonces se montan historietas absurdas... Es decir, ese discurso que aplicaba Eco contra Fregue para apartarlo de la semiótica es exactamente lo que yo le habría dicho a Fregue para que lo apartara de la lógica. El referente no tiene sentido en la lógica, como en la matemática constructivista. Pero en todos los lenguajes formales el referente existe, justamente, porque éstos necesitan establecer un vínculo semiótico. Así que, por un lado, comparto las reflexiones de Eco - pero no desde un punto de vista del ámbito de la semiótica, sino desde el ámbito de la lógica.
Y aquí los razonamientos que usa Eco sobre porqué un unicornio a la semiótica le parece irrelevante el hecho de que no exista, a mí me parece que el lenguaje cultural necesita como "interpretante" aquellos conjuntos que demuestren su utilidad eficiente dentro de la relevancia que supongan sus referencias a la hora de vincularse con referentes. En este sentido coincidiré con Kristeva, para ponerme en contradicción con Eco: el referente es de vital importancia para asumir cuándo un significado ha sido correcto y eficiente.
Yo entiendo que Eco ha querido convertir sus estudios de semiótica en una especie de formalismo; pero si es así, ¿entonces cuándo piensa darle sentido dentro de nuestra cabeza? ¿Es cierto que el lenguaje son como pájaros que revolotean sin ninguna dirección específica? ¿Como si se estuvieran reproduciendo los interpretantes en cualquier clase de sentido?
Los mecanismos que usan nuestro cuerpo para activar o desactivar nuestro ADN en cada célula tiene que ver con las enfermedades, invasiones, etc..., Cada célula aprovecha lo que tiene para sacarle el máximo provecho a su semilla y así lanzar las directivas oportunas sobre las proteínas. Si nos damos cuenta, el ADN bien podría ser el código y ese peri-ADN los interpretantes; pero las energías que gasta la célula, por haber elegido unos interpretantes u otros, tiene que ver con la adecuación de esa elección con una idea de referente: la política más adecuada que debe cumplir la célula para resolverse de la manera más eficiente. Y eso no es cultural, porque trasciende al interpretante - al individuo. La mejor política de gobierno jamás será defendida por un único individuo, eso es infantil - incluso especulo con un posible formalismo matemático que demuestre su imposibilidad.
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Un tipo envía una foto follándose a un pomelo, mientras que al fondo se ve un OVNI. Entonces envía su historia a dos programas de misterio: uno de humor de escépticos y otro serio lleno de ufólogos. La cosa es simple, el que se use el símbolo del hombre como referencia para darle credibilidad al objeto volador de que es un OVNI y no otra cosa obedece a dos posibles interpretantes: el escéptico le da una credibilidad descomunal, mientras que el ufólogo preferiría no mencionarlo si éste es un paraufólogo. Ahora bien, si el ufólogo es más objetivo también le daría relevancia a ese dato - con el problema añadido de que en un programa de televisión no podría salir, por una cuestión de imagen.
Lo curioso del tema es que lo mencionado está basado en la realidad, pues se trata de un "misterio cotidiano"; no es un ejercicio mental que me haya obligado a hacer para refutar a Eco: y es que vemos que la existencia de un referente para que otra referencia adquiera un significado u otro es importante. Y es importante para el trabajo semiótico que describe la propia foto. Lo que es lioso es el trabajo con los interpretantes, la subjetividad cultural provoca una pérdida de información si se centra el estudio en éstos. Hay interpretantes, yo los llamo eventos, pero dependen del significante cuando el lenguaje en el que se trabaja no es constructivista.
Es decir, de la foto debe emerger juicios sintéticos, tales formalismos son producidos a partir de valoraciones culturales que tendrán valor en la medida que realmente sean relevantes. Sin embargo, si la foto fuera un claro montaje, un mero constructo, entonces no tendría sentido hacer juicios sintéticos - se procedería a valorar la correcta combinación como si fuera un proceso de codificación analítico.
Y es que yo le diría a Fregue, si sabes que la foto es un montaje, ¿a santo de qué te interesa saber el referente de cada símbolo colocado en la foto? No ganará credibilidad, ni es interesante para tu estudio sobre la lógica. Porque la lógica se vale de una inferencia formal de información, no se centra en el origen de la credibilidad de la misma. Esto último se suele vincular con la regresión, que para que sea un concepto técnico suele incorporársele muchas restricciones.
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Una vez aclarados estos términos me ha dado por recordar esta mañana cómo en ocasiones a los estafadores les gusta tener todo bien atado. Ayer mismo terminé de simplificar una de mis teorías sobre cómo conseguir la satisfacción booleana y salvar algunas singularidades improbables que no afectan al conjunto de resultados, tras esa simplificación los teoremas puede que adquieran demostraciones más complicadas y, al mismo tiempo, serán más reafirmaciones sobre lo mismo. Una y otra vez vuelvo a tocar ambos temas: lo formal y lo constructivo, cómo existe un principio de complementariedad entre ambos modelos, y este principio se sigue sin comprender. O, peor, no es que no se comprenda, es que fingen no comprenderlo.
Cuando más cerca estuve de hacer oficiales mis resultados rehusé a mantener una relación personal con mi par, y eso fue lo que provocó que me lanzara falsas promesas y se pusiera a mentirme conque activaría el proceso académico, las pruebas, etc. La razón por la cual quería mantener una conversación personal era para activar el proceso de "estafa": es bien sabido que los señores que salen en los periódicos no son los verdaderos autores de sus inventos. Pero lo peor de todo es que no es ninguna estafa, es lo que a muchos les gustaría creer - es peor.
Cuando una persona, como yo, no tiene capacidad para vivir lo único que puede hacer es vender sus inventos. Pero el principal problema es que no hay compradores de inventos, porque en esto es en lo que consiste la mentira del sistema postmoderno. En la modernidad aún había una intención de meritocracia, en la postmodernidad se ha fijado el corporativismo. Y este corporativismo no se mueve bajo estafas, más bien sus integrantes gustan de creer que estafan porque tienen falsas conversaciones con sus estafados.
Algo así me pasó con un amigo al que no veía en mucho tiempo, y que como tal no era tan amigo. Me dijo que le interesaba que yo le hablara de mi libro, que fuéramos a un café, se puso a hablar muy bien de mi libro, incluso dijo que le interesaba comprármelo y que, por ello, me interesaba a mí tomar algo mientras lo discutíamos... Le seguí el juego, y luego no solo me dijo que no tenía interés en comprarme mi libro, sino que además él suponía que yo le estaba invitando a cenar. Obviamente yo no fui estafado, pero se lo dije al barman en aquel momento: "obviamente el barman no tiene culpa de lo que está pasando aquí". Por eso pagué la cena. El muy imbécil se creyó que me había estafado, o que podría haberlo hecho, que es meritorio el hacerlo..., etc. En realidad, simplemente, me había traicionado, mentido..., pero no fue nunca una celada, una trampa, un embaucamiento. Desconozco el término jurídico, porque en Derecho sí importa el referente - y se etiqueta en base a un formalismo cultural. Pero en lo referente a la meritocracia, a la inteligencia, al constructo, lo que hizo no fue estafa porque no hubo embaucamiento. El acto en sí no importa en el lenguaje lógico, sino cómo se combinan los símbolos ingenierilmente.
Así que me tocó un imbécil que tenía que hacerme de par, le dije que quería darle un carácter profesional a todo esto..., y como no podía verse a sí mismo embaucándome entonces no tuvo el control necesario para poder decirme en un momento dado que el invento públicamente sería de otro. Él forma parte del crimen organizado que estructura el sistema académico contra los verdaderos autores para EXTORSIONARLOS y así hacer que la maquinaria postmoderna siga funcionando.
Los autores saben que trabajan bajo un régimen de explotación, pero los que fiscalizan (los medios, la Fiscalía, etc...), no lo denuncian. Y no lo denuncian porque son medios serios: tienen una visión parasocial de cómo funciona el sistema dentro de su RELIGIOSIDAD. El estado postmoderno es una forma de religión donde los ritos buscan perpetuar la mentira.
Tan pronto como se exponen las cosas tal como son, debido a su complejidad, solo los humoristas son capaces de mostrarlas. Pero si no se hace el ejercicio masivo de transformar el valor de lo que se consume, si no se hace el ejercicio de castigar al medio que perpetúe la mentira, entonces todo seguirá igual. Si la Fiscalía no persigue el crimen organizado que se produce en todas las universidades, entonces todas las universidades seguirán cometiendo el mismo crimen organizado que les aporta tanto dinero.
Es todo de una simpleza abrumadora.
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