En el camino inexorable hacia la idiocia conjunta aquellos que sean conscientes del deterioro de la sociedad mantendrán con orgullo su forma de ser y, como dije en la anterior entrada, eso provocará que sus procesos creativos ironicen más y más, y no haya sitio para la inapreciable trasparencia.
Podemos intentar mirar atrás y comprender de dónde viene el miedo a compartir, el bloqueo. Puede el líder de la camada dormir toda una noche de seguido, si no fuera porque algo le despierta en mitad de la noche: se trata de la sensación de que el depredador está cerca, esa criatura a la que aún no se le ha dado caza y que acecha en la noche. El sueño reparador es el que digna a preparar nuevos mundos y a cumplir las espectativas humanas, pero antes que lo social y lo cultural es la propia supervivencia y la seguridad. Cuando el depredador acecha ataca la ansiedad, una sociedad que provoca ansiedad es la que nos atosiga con depredadores que no terminan nunca de ser cazados. Entonces las gentes pasan a consumir más, a querer informarse de esa pornografía en los medios - la prensa pornográfica. Cada vez aumenta más la ansiedad por lo que no es importante, y eso desvía la atención de aquello que naturalmente deba ser lo primordial.
Tras haber cazado al león, la criatura de las cavernas ya podría dormir tranquilo. Sin embargo, sus parientes no le han reconocido aún el mérito. Aquello que te despierta en mitad de la noche y no te permite hacer realidad tus sueños es que aún no te han dado el reconocimiento de haber acabado con el depredador, y es entonces cuando se entra en un proceso de depresión. En una sociedad donde se atosiga tanto a la gente para generar cuadros de ansiedad la depresión no debería de ser posible: porque la ansiedad bien entendida queda anulada por las medallas conseguidas por la depresión. Es ahí donde entra el poder del orgullo y la capacidad que tiene el individuo para dirigirse a los suyos con una mirada experta, con una vestimenta diferente de una filosofía más amplia.
Hasta que no llega el apoteosis puede que la criatura no pueda crear por sí misma. Entonces llega la celebración ante el verdadero héroe o heroína, y se castiga al falso héroe. No habiendo sitio para la ansiedad, ni para la depresión, nuestro personaje puede que no pueda dormir por las noches, su bloqueo provendrá de un recuerdo intruso que le hará desconfiar de la calma; como la vez en la que apareció el león. Y es que en ocasiones es natural bloquearse con el objetivo de ponerse alerta, reprimir la creatividad solo para otear con más atención, por miedo a que aparezca de nuevo. Se trata de una microdepresión, o depresión no zanjada; una fobia puede incomodar hasta el punto de hacerse patológica ¿Quién no asociaría la calma de la noche con la aparición de una nueva criatura al acecho después de todo lo sufrido? Eso es debido a que todos han celebrado la terminación de algo que no debe haber terminado necesariamente; no infunde confianza aquellos que te dan la razón como alguien especial y, al mismo tiempo, te ningunean cuando insinúas que el problema puede reaparecer.
Pero peor que acabar con una fobia es el otro lado que se le superpone: que hayas tenido alguna clase de deleite en el proceso de acabar con el depredador. Si no tienes un mal recuerdo de cuando fuiste a la guerra es porque algo en ti quedó pervertido. La perversión es una pequeña incitación a ver la calma de la noche como una oportunidad para acabar con otro león. Mientras sea util ese proceso creativo permitirá conformar una nueva vocación en el individuo, sin embargo la perversión no es más que un desvío de las intenciones; una manera de desahogarse por un lugar demasiado tétrico. La perversión es la invitación a una nueva historia, porque supone la ruptura de una prohibición que encierra al protagonista en una situación de necesidad. La princesa que necesita salir de los muros del castillo aun teniéndolo prohibido lo hace por la pervertida manera que tiene de buscar aventuras y relacionarse con un príncipe. Es una manera natural de arrancar historias dentro de su falsedad, de bloquear lo que quiera que sea lo que importe.
Pero, claro, ¿qué es lo realmente importante? Eso también lo desarrollé. De hecho, esta entrada técnicamente era para aclarar conceptos que ya han sido dichos ¿Hacia dónde dirigiré mi mirada a partir de ahora?
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A mí lo que realmente me bloquea son mis errores. Es aquello que hace que me autoexplote. Ayer me vino el adaptador que pedí, y no me vale; pero lo que sí que no me vale es confiar conque vaya a poder devolverlo. No quiero tener que pasar de nuevo por la tortura del pedido - prefiero no confiar en ese proveedor y tragarme mi error. Y el asunto se queda ahí, ¿qué pasa cuando tú eres el propio león? ¿Quién te colmará de honores cuando estás solo? ¿De qué tendrás miedo cuando pretendas volver a enfrentarte? ¿Sobre qué has podido sentir algo de deleite en tu lucha contra ti mismo? Nada te satisfará lo suficiente cuando el rival te conoce mejor que cualquier clase de apoyo externo.
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