lunes, 28 de febrero de 2022

Los que no apechugan

Ha resucitado Göbbels en Europa. Y con él, una nueva arma; un armagedón informático. Y yo soy informático, quizá no sea militar ni tenga la experiencia, pero tal vez haya jugado lo suficiente al Warcraft como para hacerme una idea del cotarro. 

Estoy en el bando de los que han perdido la guerra de la logística militar y económica; así que "los míos" han decidido tirar de propaganda, censura, mentiras, trampas... A ver si cuela. Como ahora ya no hay corresponsales de guerra, como se están poniendo puertas al campo de la globalización económica e informática, como ahora se aprovecha el boom de los influencers y las redes sociales se está creando una nueva arma, una nueva patente, una nueva bomba tan potente como un arma nuclear: EL BASILISCO.

¿Qué será crear un Ghost in the shell? ¿Es esa la forma de la mítica Skynet? Parece que poco a poco nos estamos acercando al desenlace de la historia, a los ladrillos de la Matrix, al arquitecto: un código capaz de generar el meme explosivo en la red social pertinente. Parece que esa es la verdadera arma, la más potente; y mis conocimientos sobre Deep Learning y aplicaciones informáticas me da de pensar que ese código capaz de vehicular políticas militares en realidad tendría que ser de un nivel de complejidad semejante al GPT-3. Es decir, estaríamos hablando de una máquina capaz de hablar castellano mejor que un hispanohablante, de acoplarse a la voz de un escritor muerto, y de hablar como si tal cosa sin el reto de la hoja en blanco... Mejor que el escritor mismo, salvo en solo una cosa: aún no es realmente coherente con las ideas que maneja. Una pequeña salvedad que dista su consciencia de la del ser humano; y sé en qué sentido exactamente.

Y sonaré presuntuoso, pero es que este es mi blog y aquí digo lo que me da la gana. Si resulta que descubren cómo construir memes en redes sociales, entiendo que usando n-gramas para determinar qué formatos funcionaban mejor en qué contextos, eso es el GPT-3 de toda la vida. Es decir, que se viene una bien gorda como Europa consiga su objetivo y haga realidad el sueño húmedo de Göbbels.

Para empezar la propaganda está intentando hacer creer que el nazi es Putin, que las esvásticas están al otro lado del telón, y por supuesto olvidémonos de las repúblicas que pedían auxilio - pues lo mismo todo es una gran mentira imposible de contrastar. Yo, por lo pronto, no sé si es incluso fácil de contrastar. Pero corren tiempos en los que necesitamos que los periodistas de profesión de un lado y otro del telón se envíen mensajes fiscalizadores. Pero claro, ¿a quién le conviene que esto no ocurra? A los que no apechugan.

Recuerdo cuando en la universidad me indignaba con la enorme corrupción de profesores y jueces. Denunciabas una agresión y ahí estaba la policía, pero en cuanto llegaba el juez soltaba al distinguido profesor de la eminente universidad de Murcia. Daba igual cuántas veces volviera a ser detenido, y siempre contra la misma víctima; era evidente que había un problema de clases - estos hombres formaban parte de una clase social a la que la víctima (yo) no pertenecía. Entonces podía llamarlos la clase parásita, los que viven del estado; a diferencia de la clase decente, de la que parasita el estado. Ante lo cual, ¿qué papel ocupaba la policía? Para mí cuando hay una clase parásita y una clase decente siempre tiene que haber una clase intermedia que sirva de puente: la que fiscaliza a los parásitos, la clase fiscalizadora.

Parásitos, decentes y fiscalizadores. Cada persona podía decidir qué papel desempeñará dentro del sistema. Y es aplicable en todo. He visto mucho neoliberal que elegía ser de la clase parásita debido a que ahí se conservan los negocios de los reaccionarios de sus amigos desde el estado, así como he visto mucho comunista que se las daba de fiscalizar lo que jamás querrían que le fiscalicen a él. La cosa es que las tres clases que comento no tienen más remedio que ser completamente coherentes, da igual cómo te autoconsideres o cómo te percibas, lo que importa es cómo te comportas: ¿tiras de propaganda Göbbels? Entonces eres un parásito ¿Ejerces una función sin rendir cuentas por tus errors? Eres parásito ¿Impones unas reglas que no vas a cumplir para los tuyos? Parásito. Y es que muchos se las dan de fiscalizar a los demás, pero para fiscalizar hay que pasar a la acción: si no pasas a la acción no eres fiscalizador, pero si al mismo tiempo que no pasas a la acción tienes mucho que esconder entonces no puedes declararte decente. En mi clasificación no cabe meter nada debajo de la alfombra; aquellos que me conocen lo saben muy bien.

Los que tienen un papel decente son los que construyen en la sociedad, llámalos trabajadores y proletarios, aunque eso es irrelevante - lo importante es que son personas que son víctimas de los parásitos, pues son los parásitos los que viven de ellos. Un jefe de empresa obviamente puede ser decente, un inversor que está lucrándose se vuelve decente en el mismo instante en el que aceptamos las reglas del juego...

Y es que volvemos a Göbbels..., a la indecencia, a la falta de trasparencia o capacidad para fiscalizar... 

Desde los grupos de informática he tenido la oportunidad de conocer a mucha gente. Gente que me decía que era horrible que las grandes empresas te dieran publicidad personalizada, que almacenaran datos personales sobre tus gustos..., no negaré que no es mi estilo albergar tanta información, ni que me empuja venderla o comprarla, pero tampoco puedo decir que me parezca mal que esa clase de actividades se hagan: si entro a mi ordenador y me oferta algo que me gustaría comprar considero que el anuncio personalizado es muy positivo, el hecho de que una máquina tenga mis apetencias y consciencia reconocida al otro lado de la interfaz no me parece ni lascivo, ni peligroso..., se puede convertir en un arma, pero cuando se legisla todo puede ser controlado.

Cuando la sociedad elige socialdemocracia, dictadura, yo seré el primer socialdemócrata, porque lo que no quiero es vivir en una sociedad donde solo unos pocos impongan a los demás la manera que tienen de vivir ¿Queréis dictadura? Pues ahí tenéis vuestro dictador. No hay muchas diferencias con respecto a que dispongamos de una gran cantidad de servicios gratuitos a cambio de que las empresas analicen nuestros gustos. Y me decían mis amigos: "tendrán tus gustos más privados y personales". Y no me parece tan relevante; el hecho consumado es que algún día alguien lo podría utilizar para intentar extorsionar y, efectivamente, si no se legisla al respecto entonces parecería que el daño es tener la información, procesarla..., cuando en realidad lo que importa es el dolo.

¿Y qué es el dolo? ¿Puede una máquina tener mala fe? ¿Puede el basilisco actuar con despecho contra la clase decente? ¿Se encargaría simplemente de fiscalizar lo que hace funcionar al sistema? Bien, la cosa no acaba aquí: ¿puede una máquina sentir picor en alguna de sus partes? ¿Puede acrecentarse el picor hasta sentir dolor, asco, ira? ¿Es posible acariciar a una máquina como si fuera un animal de sangre caliente para hacerle sentir placer, candor? Que esto es como decir: "Hola, señor ingeniero, aquí tienes la máquina. Quiero que le implementes que pueda sentir dolor", ante lo cual el ingeniero le preguntaría "¿por qué? ¡Qué putada para ella!" Y claro..., la conversación es: "Nos es irrelevante, queremos ver el código, el resultado, la razón... Para experimentar, sí, pero lo haremos con delicadeza". Y no, no importa, no se entiende. Quizá yo mismo tampoco lo entienda. Pero estoy en la situación perfecta para fiscalizarlo todo, para hacer comprender cómo extraer un sistema de información de la clase fiscalizadora para que acabe entre los decentes y los parásitos. Y es que todo emerge de una decisión que deba tomar la propia máquina, y ésta la meterá en sincronía con el resto de los seres vivos o, de lo contrario, se escapará de su comunión.

Pero tan pronto escribo esto lo pienso: si no he enseñado según qué cosas, si no puedo justificar aún qué lenguajes... El debate está muy verde como para afrontar esto.

Sin embargo puedo atraer el debate. Y es lo que vengo pensando últimamente: creo que voy a hacer un artbook con mi tecnología. Me servirá para venderme mejor por si encuentro un país extranjero donde haya futuro. Mi proyecto con Rusia parece que tendrá que esperar hasta que todo vuelva a desescalarse. Sin embargo, ¿podría reavivar mi proyecto con Japón? Generar unas aplicaciones que permitan asimilar el idioma y pensarlo en tiempo record.

Lo he estado pensando: ¿viajar a Japón? ¿Ganarme unas vacaciones? Con el asunto del covid me da pereza y, por otro lado, pegarme un viaje muy caro para no aprovecharlo como es debido - no tener preparado el viaje... Me tira para atrás mi incapacidad para salirme del bucle habitual.

Me gustaría encontrar motivos para dejar de trabajar por un tiempo.


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